Diferencia entre revisiones de «Un mundo feliz»

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El uso de drogas de placer se ha convertido en el pilar de la sociedad, y los ciudadanos toman regularmente tabletas de soma, una droga que hace que los consumidores de la droga sientan una felicidad absurda. Todos los niños se crean por embriones cultivados en laboratorios, y el destino de cada individuo es determinado mucho antes de su nacimiento.
 
Controlados estrictamente, los niños practican [[juegos sexuales]] entre ellos desde su más tierna infancia (un concepto del propio [[Sigmund Freud]]: la sexualización infantil) con el total consentimiento de los adultos, sin que éstos intervengan en dichos juegos, a excepción de reprender al que no quiera participar en ellos. Ese proceso elimina los conceptos de [[enamoramiento]] y seducción en su [[adolescencia]] y los de los noviazgos y compromisos sentimentales en su madurez, extirpando radicalmente la idea de crear una [[familia]] estable. Esto crea en ellos un comportamiento mecánico, impasible e indolente que perdura a lo largo de toda su vida, satisfaciendo sus necesidades sexuales sin negativa ni resistencia alguna por ambas partes, pero también sin afecto ni [[amor]] en sus relaciones, prevaleciendo un básico e instintivo deseo sexual pasajero que consuman con una enorme apatía.
 
[[Lenina Crowne]], una empleada de [[laboratorio]] en el centro de incubación y acondicionamiento de Londres, es un ser conformista, la personificación de la nueva sociedad. Es atractiva, elegante, promiscua y su visión de la vida es producto del adiestramiento. Bernard es la antítesis de Lenina. A pesar de ser miembro de la casta superior de los Alfas, Bernard no es feliz con su vida y le desagrada la sociedad. Se siente profundamente inseguro de sí mismo y, aunque no lo sabe, es objeto de burla por parte de los demás debido a su rechazo hacia las normas sociales.