Diferencia entre revisiones de «Abderramán III»

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Cuando el viejo emir Abd Allah murió a los 72 años de edad, la sucesión tomó un cariz inédito, puesto que no recayó en ninguno de los hijos del difunto, sino en su nieto Abderramán. Aunque las fuentes presentan el hecho como algo normal, dada la preferencia del difunto emir por el hijo de su primogénito, el asunto debió de ser algo más complejo. Ibn Hazm señala que el nuevo emir fue designado por una asamblea, aunque desgraciadamente omite más detalles; y aunque las fuentes señalasen que sus tíos acudieron gozosos a la proclamación, lo cierto es que pocos años después algunos de ellos conspiraron para derrocarlo. Es muy probable, por tanto, que en la designación de Abderramán como heredero jugaran un papel importante las intrigas palaciegas urdidas en torno al lecho del emir moribundo.
 
En cualquier caso, Abderramán III sucedió a su abuelo el [[16 de octubre]] de [[912]]<ref>1 de rabi I de 300 H</ref> cuando tenía poco más de veintiún años. Heredaba un emirato al borde de la disolución, y su poder no iba mucho más allá de los arrabales de Córdoba. En el norte, el [[Reino de León|reino asturleonés]] continuaba la [[Reconquista]], dominando ya la frontera del Duero con el concurso de los mozárabes que habían huido del cruel dominio andalusí. LUIS JAJAJA En el sur, en Ifriqiya, los [[fatimíes]] habían proclamado un califato independiente, susceptible de atraer la lealtad de los muchos musulmanes justificadamente molestos con el yugo omeya. En el interior, por último, los muladíes descontentos continuaban siendo un peligro incesante para el emir cordobés, por más que alguno de los focos de rebeldía se hubieran ido debilitando. El más destacado de los rebeldes era [[Omar ibn Hafsún]], quien desde su inexpugnable fortaleza de [[Bobastro]], en la serranía de [[Ronda (Málaga)|Ronda]], controlaba gran parte de [[Andalucía]] oriental.
Pepe Blanco Romero 2B
 
En cualquier caso, Abderramán III sucedió a su abuelo el [[16 de octubre]] de [[912]]<ref>1 de rabi I de 300 H</ref> cuando tenía poco más de veintiún años. Heredaba un emirato al borde de la disolución, y su poder no iba mucho más allá de los arrabales de Córdoba. En el norte, el [[Reino de León|reino asturleonés]] continuaba la [[Reconquista]], dominando ya la frontera del Duero con el concurso de los mozárabes que habían huido del cruel dominio andalusí. LUIS JAJAJA En el sur, en Ifriqiya, los [[fatimíes]] habían proclamado un califato independiente, susceptible de atraer la lealtad de los muchos musulmanes justificadamente molestos con el yugo omeya. En el interior, por último, los muladíes descontentos continuaban siendo un peligro incesante para el emir cordobés, por más que alguno de los focos de rebeldía se hubieran ido debilitando. El más destacado de los rebeldes era [[Omar ibn Hafsún]], quien desde su inexpugnable fortaleza de [[Bobastro]], en la serranía de [[Ronda (Málaga)|Ronda]], controlaba gran parte de [[Andalucía]] oriental.
 
Desde el primer momento, Abderramán mostró la firme decisión y una constante tenacidad para acabar con los rebeldes de al-Andalus, consolidar el poder central y restablecer el orden interno del emirato. Para ello, una de las medidas que tomó fue introducir en la corte cordobesa a los ''saqalibah'' o [[eslavo]]s, esclavos de origen europeo, con la intención de introducir un tercer grupo étnico y neutralizar así las continuas disputas que enfrentaban a sus súbditos de origen árabe con los de origen [[Etnia bereber|bereber]].