Diferencia entre revisiones de «Sermón»

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Los obispos miraban el ministerio de la predicación como muy propio de su dignidad y en su presencia no solía predicar ningún [[presbítero]]. Estos predicaban en ausencia del obispo en la iglesia metropolitana y comúnmente en las iglesias parroquiales. A veces, varios presbíteros uno después del otro, hacían su exhortación al pueblo después del canto del Evangelio en la misa y finalmente, el obispo. Si el presbítero por poca robustez no podía predicar, el [[diácono]] leía algún sermón u homilía de los [[Santos Padres]]. En casos extraordinarios podía el obispo permitir que algún clérigo de menores o algún seglar de singular fama, virtud y ciencia predicase públicamente en la iglesia con arreglo a lo dispuesto públicamente en el [[concilio IV de Cartago]] pero nunca a las mujeres por santas y doctas que fuesen.
 
El predicador solía al comenzArcomenzar implorar brevemente el auxilio divino, saludar al pueblo y concluía con la alabanza o invocación a la [[Santísima Trinidad]] y con alguna oración. El predicador solía estar sentado aunque se levantase algunas veces. Los oyentes en algunas provincias estaban sentados y en otras, de pie. A veces, el auditorio interrumpía al orador con aclamaciones cuya costumbre deseaba abolir San Crisóstomo pues como decía [[San Jerónimo]] ''el llanto de los oyentes es elogio del orador sagrado''.
 
Los predicadores solían llevar preparado lo que habían de decir mientras que los más ejercitados improvisaban. Algunos notarios copiaban muchas veces los sermones valiéndose para ello de notas o abreviaturas.<ref name=ref_duplicada_1>Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat (1906-1914)</ref>