Diferencia entre revisiones de «Absolutismo»

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En principio, de acuerdo con la teoría absolutista el Rey debía manejar los hilos de la [[iglesia]] y ser el jefe temporal de la misma. En la práctica, de nuevo, el poder de la iglesia era demasiado grande como para tomar sus riendas de manera tan radical, y aunque algunos monarcas como [[Enrique VIII]] de Inglaterra, consiguieron hacerse con el control absoluto sobre la misma, la mayoría de las monarquía europeas mantuvo su influencia sobre la Iglesia de una forma mucho más venal y sutil, en el caso de las naciones católicas reconociendo tácitamente la supremacía del papado en cuestiones religiosas. No obstante, el prestigio del monarca hacía que en la práctica manejara la parte administrativa y todo lo relacionado con las riquezas de la iglesia, mientras que la parte de la fe y la creencia religiosa eran atribuidos al [[clero]].
 
A partir de [[Luis XIV]] de [[Francia]], se impuso una economía [[Mercantilismo|mercantilista]] en donde la riqueza del estado estaba respaldada por metales preciosos como el [[oro]] y la [[plata]]. La economía estaba tremendamente regulada y sometida al control real, y aun rezumaban privilegios y leyes feudales: exenciones fiscales para la nobleza, el clero, y algunos gremios, monopolios comerciales (compañías de las indias,...), fundación de manufacturas reales... Todas las medidas económicas se centraban sobre todo en garantizar e incrementar los ingresos del estado, de ahí la necesidad de controlar todos los aspectos, a fin de potenciar al máximo la capacidad recaudatoria del estado. La sociedad, estamentada, conocía pocas formas de ascenso social, salvo la entrada en el clero o la compra de cargos venales al servicio del rey ([[nobleza de toga]],...).a veces
 
Este régimen, para poder funcionar y asegurar su continuidad, debía contar con un [[ejército]] que apoyara incondicionalmente al rey, para a su vez apoyar y mantener el sistema monárquico en orden y controlar cualquier tipo de revueltas contra éste. Las revueltas dentro de los regímenes absolutistas europeos, aunque hoy en día olvidadas, fueron relativamente comunes. El régimen debía contar con una [[burocracia]], con ministros y funcionarios públicos cuya supervivencia en el cargo dependía únicamente de la voluntad del monarca, y que estaban a cargo del correcto funcionamiento de la Administración, para que así se mantenga el poder monárquico. Un grupo de [[Embajador|embajadores]] se encargaban de los tratados comerciales, de guerra, y matrimoniales, ya que todos los reyes europeos se casaban entre ellos para asegurar las coronas reales. A partir del fin de la Guerra de los Treinta Años, el concepto de equilibrio de poder dio un nuevo impulso a los ministerios de asuntos exteriores, y las embajadas dejaron de ser enviados informales para adquirir auténtica relevancia dentro de los regímenes absolutistas. La clave para el sostenimiento del régimen era la construcción de un [[sistema tributario]] fuerte que pudiera mantener en pie todos los gastos del Estado y del monarca, así como también la flota, el ejército y la [[burocracia]]. Sus instrumentos iban desde la recaudación de impuestos directos, indirectos y extraordinarios hasta el establecimiento de Compañías comerciales (Compañías de Indias), o manufacturas reales cuyos beneficios pasaban a engrosar las arcas del estado. En resumen, el objetivo del absolutismo es la concentración del poder del estado y monopolio de la autoridad en la persona del rey.