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El principio de una nueva técnica artística, el comienzo de la verdadera abstracción en Venezuela, se iniciará entre los años 40' cuando pinta ''Las Cafeteras'', serie de cuadros en los que el uso de la línea hace casi desaparecer por completo el objeto dejando únicamente su referencia.
 
Este [[venezolano]] vivió algún tiempo en París, donde tuvo contacto con nuevas formas artísticas. Sus obras, diversas y modernas se encuentran en varios países actualmente.
 
== Biografía ==
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En 1948 Otero es incluido en la muestra Les mains ebloués de la célebre Galería Maeght en París. A mediados de enero de 1949 regresó a Caracas. Las obras producidas en Francia se expusieron en el Museo de Bellas Artes, en el Taller Libre de Arte y en el Instituto Pedagógico de Caracas, provocando polémicas. En una reseña de la época, Guillermo Meneses comentaba: "La pintura de Otero ha de asombrar, necesariamente. Es distinta a todo lo que habíamos visto en nuestro país. Y, además, ofrece una sensación de quien está seguro de sí mismo [...] Podríamos decir que las líneas, las formas, los objetos han sido profundizados, llevados hasta la honda atmósfera enmarcada que no existe jamás en la realidad: el propio espíritu, la propia pasión, el fino cerebro del artista" (1949, cit. en 1982, p. 36).
 
Regresó a París en 1950 y junto a Pascual Navarro, Mateo Manaure, Carlos González Bogen, Perán Erminy, Rubén Núñez, Narciso Debourg, Dora Hersen, Aimée Battistini y J. R. Guillent Pérez editaron, en marzo de 1950, la revista Los Disidentes, alrededor de la cual se articuló un grupo del mismo nombre. Desde esta publicación propugnaron las tendencias del abstraccionismo, la puesta al día de los artistas [[venezolanos]] en París y atacaron los lineamientos académicos de los viejos maestros y las ideas reaccionarias que guiaban las artes plásticas, los salones y los museos en Venezuela.
 
Una nueva serie de su producción artística se inició en 1951, las Líneas de color sobre fondo blanco. En estas obras Otero se aleja del objeto y la representación para aislar la expresión pura de las líneas que ya estaban presentes en las cafeteras. En 1951 participa en el Salón des Realités Nouvelles en París, viaja a Holanda y bajo los preceptos del Mondrian inicia sus Collages Ortogonales, barras horizontales y verticales que se entrecruzan sobre un fondo de color en una relación cromática serial. La primera obra de este período se presentó en la exposición Espace-Lumière, de la Galería Suzanne Michel (París, 1952). Ese año regresa a Venezuela y participa en la experiencia colectiva de la "Síntesis de las Artes Mayores" organizada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva en los espacios de la Ciudad Universitaria de Caracas, proyecto que constituyó "el primer gran conjunto de arquitectura y arte que se erige en América Latina" (Marta Traba, 1994, p. 83).
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Entre 1955 y 1960 trabajó en la etapa de los Coloritmos, tablones verticales pintados al duco. Otero trabajó esta serie con pintura industrial aplicada con compresor y plantillas sobre láminas de formica alejándose de esta manera de las calidades pictóricas para insistir en las puramente compositivas. En 1956 el Museo de Arte Moderno de New York adquiere el Coloritmo N.° 1. Este año Otero es incluido en la representación venezolana a la XXXVIII Bienal de Venecia con 5 obras. Los Coloritmos tendrán repercusión latinoamericana y le merecerán a Otero reconocimientos en Barranquilla (1957) y Sao Paulo (1959).
 
Con motivo del desacuerdo con los criterios manejados en la entrega de premios del XVIII Salón Oficial Anual de Arte [[venezolano]]Venezolano, en 1957, sostuvo una célebre polémica con Miguel Otero Silva defendiendo el abstraccionismo y la modernidad. Hasta ese momento Alejandro Otero había publicado artículos combativos que habían despertado polémicas, como la que sostuvo con Mario Briceño Iragorry en 1952, pero en esta ocasión, Otero Silva y él usaron las páginas de El Nacional y El Universal, para revelar que a los abstraccionistas se les reprochaba una tendencia cuyo "signo es la evasión" y el "frío invernadero de una fórmula repetida" (Otero Silva, 1957, cit. en Alejandro Otero, 1993, p. 145).
 
Interesado en el teatro, Otero realizó la escenografía para El Dios Invisible, de Arturo Uslar Pietri (Teatro Nacional, 1957), experiencia que repetirá con las escenografías de Calígula, de Albert Camus (Teatro Municipal, 1958) y Fuenteovejuna, de Lope de Vega (Ateneo de Caracas, 1966). En esta última el artista no dudó en crear un escenario de estructuras puras en contraste con los vestuarios de época.
 
En 1958 obtuvo el Premio Nacional de Pintura en el XIX Salón Oficial Anual de Arte [[venezolano]]Venezolano con su Coloritmo N.° 35. "En ese instante la pintura abstracta, la pintura no objetiva, queda no solamente reconocida oficialmente, lo cual ya había tenido lugar al participar en salones anteriores, sino que resultaba premiada como expresión de una de las principales corrientes de nuestro lenguaje plástico. Este hecho hubo de revolucionar el concepto estético del mensaje pictórico, dentro del pronunciamiento genérico de las diferentes tendencias que venían revisándose desde años atrás en Venezuela" (Alfredo Boulton, 1972, III, p. 178). Participó, ese mismo año, en la reformulación conceptual de la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas que, a partir de ese momento, se llamó Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, institución en la que reinició actividades docentes. Se desempeñó como Coordinador del Museo de Bellas Artes entre 1959 y 1960.
 
Otero participa en 1959 en la V Bienal de Sao Paulo donde su serie de los Coloritmos queda consagrada. A finales de 1960 viaja nuevamente a París, donde permaneció hasta 1964. En este período su obra sufrió profundos cambios al abandonar el riguroso y colorido abstraccionismo geométrico de los Coloritmos en la serie Telas Blancas, desarrollada a partir de 1960 siguiendo los postulados de la monocromía. En estas obras, el color prácticamente desaparece. Lo único que subsiste es la aproximación a la forma plástica en superficies monocromáticas de naturaleza informalista y factura pastosa.
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En 1973 Otero comenzó a trabajar en la serie de pintura Tablones, "una variante de las 'líneas de color sobre fondo blanco' de 1951, o como las obras preparatorias de los Coloritmos. Pero más 'espaciales' que éstos y en "puro color" (José Balza, op. cit., p. 122). En los Coloritmos, Otero había incluido el blanco como color pero en los Tablones éste se vuelve elemento organizador. En 1975 asistió como invitado especial a la XIII Bienal de Sao Paulo, Brasil, donde presentó un audiovisual con películas, 1.000 diapositivas y 11 pantallas sobre sus investigaciones artísticas.
 
El Estado [[venezolano]] donó, en 1976, la escultura Ala Solar al Gobierno colombiano. Esta fue instalada frente al Centro de Administración Distrital en la avenida Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá. Junto con Miguel Otero Silva y Manuel Espinoza, introdujo el proyecto de creación de la Galería de Arte Nacional, que inició sus actividades en 1976, año en que Otero realizó, en México, dos exposiciones individuales. En esa oportunidad donó la obra Casa Solar para ser colocada en la entrada del futuro Museo Rufino Tamayo, artista que al referirse a Otero expresó "hay en él una especial inquietud en descubrir nuevas posibilidades plásticas [...] pero lo más importante es que, en cada experimento que ha realizado, ha resuelto cosas, las ha convertido en hechos definitivos. Creo que es un precursor, alguien que se adelanta a los movimientos que vendrán" (El Nacional, Caracas, 31 de enero de 1976).
 
En la sede del Centro de Información y Turismo del Gobierno de Venezuela en Nueva York, se presentó el audiovisual Presentation and scale models of sculptures by Alejandro Otero. Fue nombrado Presidente de la Comisión Especial de Artes Plásticas del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC). Con motivo del [[Bicentenario de los Estados Unidos]], el Gobierno [[venezolano]] ofreció a este país la escultura Delta Solar. La donación fue aceptada por el Congreso de Estados Unidos. La obra se instaló, un año después, en el jardín oeste del Museo del Aire y del Espacio, en Washington, lo que significó un alto reconocimiento a la trayectoria del artista.
 
Otero participó, en 1977, en el proyecto concebido por la Corporación Olivetti para rendir homenaje a Leonardo da Vinci y a un artista contemporáneo que resumiera algunas claves de la filosofía de la empresa, como la relación entre el espacio y los sueños de los hombres, la integración de la técnica con los elementos de la naturaleza. Esto le permitió presentar su Estructura Solar, un paralelepípedo conformado por 54 aspas y más de 10 metros de altura. La obra fue instalada en el patio de honor del Castello Sforzesco en Milán, lugar donde Leonardo proyectó realizar un monumento ecuestre a Ludovico Sforza. En 1980 la obra fue colocada permanentemente en el Palacio Olivetti en Ivrea, Italia. En 1979 ilustró el libro de Orlando Araujo Alejandro Otero, el niño que llegó hasta el sol (Caracas, Ediciones María di Masse, 1979).
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* 1959: Mención Honorífica, V Bienal de Sao Paulo.
* 1960: Primer Premio, II Salón Interamericano de Pintura, Barranquilla, Colombia.
* 1964: Premio Nacional de Artes Aplicadas (compartido con Mercedes Pardo), XXV Salón Oficial Anual de Arte [[venezolano]]Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas.
* 1966: Premio de Esmalte (compartido con Mercedes Pardo), Muestra Internacional de Artesanía Artística, Stuttgart, Alemania.
* 1991: Mención Honorífica post-mórtem, XXI Bienal de Sao Paulo