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== El sitio ==
Las negociaciones se llevaron a cabo entre Saladino y Balián a través de la mediación de Yusuf Batit, uno de los clérigos [[Iglesia Ortodoxa|ortodoxos orientales]], que habían sido reprimidos en gran parte bajo dominio [[Iglesia Católica|cristiano latino]] y sabía que tendría más libertad si la ciudad se volviese a manos musulmanas. Saladino prefería tomar la ciudad sin derramamiento de sangre, pero dentro se negaban a abandonar su ciudad santa, asegurando que la destruirían en una lucha hasta la muerte en vez de verla entregada pacíficamente. Así comenzó el asedio.
 
El ejército de Saladino se enfrentó a la [[Torre de David]] y la Puerta de Damasco. Sus arqueros hostigaban continuamente las murallas con sus flechas. Las maquinas de asedio se arrastraron hasta las paredes, pero fueron empujados de nuevo cada vez. Por días, las escaramuzas se lucharon con pocos resultados. El [[26 de septiembre]], Saladino trasladó su campamento a otra parte de la ciudad, en el Monte de los Olivos, donde no había puerta desde la que los cruzados pudieran contraatacar. Las paredes fueron machacadas constantemente por máquinas de asedio, catapultas, mangoneles, [[fuego griego]], ballestas y proyectiles. Una parte de la pared estaba minada, y se derrumbó el [[29 de septiembre]]. Los cruzados no pudieron expulsar a las tropas de Saladino fuera de la brecha, pero al mismo tiempo, los musulmanes no pudieron penetrar en la ciudad. Los musulmanes eran mucho más numerosos que los cruzados, y como antes sólo había unas cuantas docenas de hombres capaces de llevar armas y defender las murallas, no era posible encontrar más hombres incluso en el caso de la promesa de una enorme tasa.
 
Los civiles estaban en gran desesperación. De acuerdo con un pasaje escrito por Ernoul, posiblemente un escudero de Balián, en continuación del Antiguo del francés [[Guillermo de Tiro]], el clero debía organizar una procesión descalzo alrededor de las murallas, como había hecho el clero fuera de los muros en la [[Primera Cruzada]], en [[1099]]. En el [[Monte Calvario]], las mujeres cortaron el cabello de sus hijos, después de la inmersión profunda del mentón en las cuencas de agua fría. Estas penitencias tenían por objeto sacar la ira de Dios fuera de la ciudad, pero "… Nuestro Señor no se dignó a escuchar las oraciones o el ruido que se hizo en la ciudad. Por el repugnante hedor de adulterio, de la extravagancia y del pecado contra la naturaleza, Dios no dejo lugar a sus oraciones."