Diferencia entre revisiones de «Ernesto Giménez Caballero»

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Poco después de publicar, en 1927, ''Los toros, las castañuelas y la Virgen'', afirmación esteticista de los valores castizos, fundó la más importantes de las revistas de vanguardia españolas, ''[[La Gaceta Literaria]]'', en la que colaboraron [[Federico García Lorca]] y [[Salvador Dalí]] y, en general, lo mejor del 27 español, de derecha y de izquierda.
 
Giménez Caballero fue también uno de los primeros intelectuales españoles en abrazar abiertamente las ideas [[fascismo|fascistas]], de las que se sentía el «Precursor hispanida». Participó de forma destacada en la fundación de las [[JONS]] y en el nacimiento del [[Falange Española|movimiento falangista]]. De su caletre salió la idea de unificar el falangismo con el tradicionalismo. Intelectualmente brillante, fue uno de los más excéntricos ideólogos del fascismo español. Intentó desarrollar un pensamiento anejo al fascismo que se presenta como alternativa del [[liberalismo]] o de las experiencias revolucionarias, donde el pueblo latino intenta trascender tanto al materialismo socialista como a las doctrinas individualistas. Aunque renuente a utilizar el término fascismo en la década de los veinte, su pensamiento irá basculando objetivamente hacia un «fascismo panlatino» que sirva las bases para un fuerte nacionalismo español, en obras como ''Genio de España'' (1932) o ''La nueva catolicidad'' (1933). Cuando las tropas de Franco entraron en [[Barcelona]], Gimenez Caballero, propagandista del nuevo regimen cubrio de insultos a [[Cataluña]], si bien [[Dionisio Ridruejo]] abogo por el respeto al uso del catalan en los medios de comunicacion del franquismo. A [[Jose Maria Gil Robles]] lo califico como "vaticanista sin ninguna fuerza genital".
 
Tras la [[Guerra civil española|guerra civil]], su acción política se orientó, forzado por las circunstancias, al terreno diplomático. Ocupó la agregaduría cultural en la embajada española en Paraguay, luego en Brasil y en 1958 fue nombrado embajador en [[Paraguay]], cargo en el que se mantuvo durante 14 años hasta su retiro. Era una forma elegante de mantenerle apartado de la política española.