Diferencia entre revisiones de «Literatura de Venezuela»

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[[Archivo:Arturo Uslar3.jpg|thumb|150px|Arturo Uslar Pietri. Fotografiado por Alejandro Toro Camacho en su casa al norte de Caracas.]]
 
Con una abundante producción literaria, no sólo dentro del plano de la novela sino también en otras categorías genéricas, destaca la labor de [[Arturo Uslar Pietri]] y [[Miguel Otero Silva]]. Estos autores se consideran como pertenecientes al canon literario venezolano y se constituyen en autores clásicos del Siglo XX. Arturo Uslar Pietri, quien ganó el premio “Príncipe de Asturias” en España y el “Premio Rómulo Gallegos” en Venezuela con su novela ''La visita en el tiempo'', se ha constituido en un punto de referencia dentro de la producción novelística nacional. Es uno de los autores de mayor difusión dentro y fuera del país e incursionó en diversos géneros, siempre de manera destacada. Sus novelas se caracterizan por una estructura anecdótica de marcada influencia vanguardista y por una recurrente temática histórica, que algunos estudiosos de su obra han visto como señal de una búsqueda de las raíces de la venezolanidad, desde una perspectiva universal, no obstante, enfocada también hacia la búsqueda de lectores ajenos a la idiosincrasia nacional. Debido a su abundante producción de alta calidad literaria, Uslar es un autor indispensable para el estudio de las letras venezolanas. De igual manera ocurre con Miguel Otero Silva, quien tras una ardua labor periodística en Venezuela, se dedica a la creación literaria. Fundador del diario ''El nacional'', este importante novelista se vale de una visión aguda y crítica para abordar la realidad del país a través de sus obras. Tal como sucede en ''Casas Muertas'' o en ''Cuando quiero llorar no lloro''.
 
 
=== Precursores de la novela contemporánea ===
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A partir de entonces han prevalecido como ejes temáticos lo rural: ''En virtud de los favores recibidos'' ([[1987]]) de [[Orlando Chirinos]]; las sagas familiares: ''El exilio del tiempo'' ([[1991]]), de [[Ana Teresa Torres]]; las memorias y la narrativa de los cambios petroleros, en Milagros Mata Gil; la mirada sobre el mundo de la violencia y la marginalidad: ''Calletania'' ([[1992]]), de [[Israel Centeno]] y ''[[Caracas Cruzada]]'' ([[2006]]), de [[Vicente Ulive-Schnell]]; la revisión de la guerrilla desde una mirada contemporánea: ''Juana la roja y Octavio el sabrio'' ([[1991]]), de [[Ricardo Azuaje]]; las relaciones con la [[música]] popular: ''Si yo fuera Pedro Infante'' ([[1989]]) de [[Eduardo Liendo]]; las nuevas novelas históricas: ''La tragedia del generalísimo'' ([[1983]]), de [[Denzil Romero]]; la mirada sobre el amor y la diáspora, ''El libro de Esther'' ([[1999]]) , de [[Juan Carlos Méndez Guédez]]; la revisión de la memoria del país: ''Falke'' ([[2005]]) , de [[Federico Vegas]]; la exploración del viaje hacia un norte simbólico, ''El niño malo cuenta hasta cien y se retira'' ([[2005]]) , de [[Juan Carlos Chirinos]]; la exploración en el miedo contemporáneo al dolor, ''La enfermedad'' ([[2006]]) , de [[Alberto Barrera Tyszka]]; la indagación paulatina en el fragor urbano contemporáneo, ''Latidos de Caracas'' ([[2007]]) , de [[Gisela Kozak]]; y la reconstrucción de la infancia, ''El abrazo del Tamarindo'' ([[2008]]) , de [[Milagros Socorro]]; entre otros. Muchos de estos escritores han evolucionado, tanto en la temática como en la expresión narrativa. Tal es el caso de Ana Teresa Torres, que ha explorado la novela erótica y la novela policial, que tenía pocos intentos, salvo quizá "Los platos del Diablo", de Eduardo Liendo. Y Milagros Mata Gil, quien buscó la autobiografía ficcionada y la novela histórica, como "María de Majdala: otra versión del anathema", donde mezcla profundos conocimientos teológicos, un lenguaje lírico y la intención de rescatar la vida femenina en el siglo I de nuestra era.
 
== El cuento ==
=== El modernismo y la generación del 18 ===
En los comienzos de la cuentística venezolana, las revistas como [[El cojo ilustrado]] juegan un papel fundamental para la difusión de las obras de los escritores dedicados a este género. El modernismo y el realismo dominan el panorama literario del país. Las mismas corrientes literarias que marcaron las pautas literarias de la novela influyen en las narraciones cortas. Muchos autores se dedican a ambos géneros, tal es el caso de Manuel Díaz Rodríguez, quien escribió [[cuento]]s modernistas; [[Luis Manuel Urbaneja Achelpolh]], quien creó cuentos de corte costumbristas, entre otros. ''Cuentos grotescos'' de Rafael Pocaterra es una obra capital para comprender la evolución de la [[narración]] corta venezolana de esta época. Con la llamada generación del 18 el realismo se ve robustecido con el contenido social de las nuevas tendencias, sin desdeñar el criollismo. Aunque la del 18 fue una generación fundamentalmente de poetas, tuvo proyección en el campo de la cuentística. Estuvo influenciada por movimientos europeos, en especial por el cuento ruso. Fuera de grupos literarios y de movimientos definidos, [[Julio Garmendia]] escribió cuentos con un particular estilo, que le ha consagrado como uno de los principales cuentistas venezolanos. Entre su obra cabe destacar ''Tienda de muñecos'' y ''La tuna de oro''. Obras de fina factura que se anticipa a la temática fantástica que tendría lugar después.
 
=== El cuento vanguardista ===
En [[1928]] surge la generación de vanguardia caracterizada por su rebeldía y por un extremado gusto por la [[metáfora]] y el lenguaje [[barroco]]. En el marco de los postulados de la vanguardia y a partir de la década del 50 son significativos los nombres de Guillermo Meneses y [[Gustavo Díaz Solís]]. El premio de cuentos del diario El Nacional se constituye en una institución legitimizante de la labor de los jóvenes cuentistas. Uno de los cuentos más celebrados e influyentes dentro de la narrativa venezolana a partir de su publicación hasta nuestros días es ''La mano junto al muro'' ([[1952]]) de Guillermo Meneses. Relato cuya trama está dominada por lo psicológico, la interioridad de los personajes y la ambigüedad de una estructura anecdótica circular. Meneses es uno de los escritores que más ha influenciado a las nuevas generaciones, junto con Gustavo Díaz Solís, quien se dio a conocer al ganar el premio literario de la revista ''Fantoches'', con su cuento ''Llueve sobre el mar'' en [[1943]]. Muy importante para generaciones posteriores es su cuento ''Arco Secreto'', en el que la anécdota esta tejida por un discurso de resonancias contemporáneas. En los años sesenta y setenta las experimentaciones formales que atravesaron la novela también influyeron en los cuentos. La experimentación lúdica exacerbada con el lenguaje es una de las características fundamentales de la obra de [[Oswaldo Trejo]]. La experimentación formal y genérica se hace presente en la obra de [[Alfredo Armas Alfonso]], especialmente en ''El Osario de Dios'', libro conformado por cuentos cortos de anécdotas que se conectan, apelando a un género intermedio entre el cuento y la novela. En realidad, casi toda la obra literaria de este autor conforma un corpus que algunos críticos han planteado como una gran novela fragmentaria, como la realidad. Alfredo Armas Alfonzo, como William Faulkner, escribió muy específicamente sobre una región geográfica, la Cuenca del Unare, a la que conformó según sus recuerdos, nombrando la fauna y la flora con las palabras regionales. Milagros Mata Gil, quien ha estudiado a fondo su obra, lo considera "un demiurgo" de la Cuenca del Unare, cuyo eje es Clarines.
 
=== El cuento contemporáneo ===
A partir de los años ochenta, la cuentística nacional retoma la anécdota, que se hallaba diluida en medio de los juegos con el lenguaje y el extremado experimentalismo, para de esta manera recuperar a los lectores comunes que en los años 70 se habían alejado del género.
A finales de los 80 prevalecen los relatos que se centran en temáticas como la música popular, el cine y la cultura de masas. También se retoman los relatos de aventuras, el policial, la ciencia-ficción. Algunas veces se nota un descuido discursivo producto del afán de contar, pero en los años noventa, los cuentistas, al igual que los novelistas, han logrado contar una historia interesante sin descuidar los aspectos formales del texto, manteniendo así un alto nivel literario y estético. Tal es el caso de las generaciones de cuentistas entre los que se destacan: Silda Cordoliani, [[Ricardo Azuaje]], Antonio López Ortega, [[Juan Carlos Méndez Guédez]], [[Rubi Guerra]], [[Israel Centeno]], [[Juan Carlos Chirinos]], [[Luis Felipe Castillo]], [[Milagros Socorro]], [[Dina Piera Di Donato]], [[Slavko Zupcic]], Rodrigo Blanco Calderón, Fedosy Santaella, Yady Campo, Salvador Fleján, Roberto Echeto y Enza García Arreaza.
 
== El ensayo ==