Diferencia entre revisiones de «Atahualpa»
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| fecha de defunción = [[26 de julio]] de [[1533]]
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'''Atahualpa''' (''[[quechua]]'': ''Ata-wallpa'') fue el decimotercero gobernante [[inca]], y aunque tuvo sucesores nombrados por los españoles es considerado como el último emperador incaico. Nació en el Antiguo Reino de Quito, (Ecuador) en la provincia de Imbabura, Cantón Ibarra, Parroquia urbana de Caranqui el 20 de marzo de [[1497]].
Cuando [[Huáscar]] se coronó en [[Cuzco]] como emperador le causó mucha preocupación la simpatía de su hermano con el ejército, motivo por el cual le ordenó que se presentara en Cuzco. Atahualpa, convencido por sus generales de que si iba sería muerto, decidió organizar un ejército norteño y se declaró Inca en la ciudad de [[Quito]]. De esta manera se dio inicio a la famosa [[Guerra de subversión inca|guerra civil inca]].<ref>María Rostworowski, ''Historia del Tawantinsuyu'', pág. 174–175</ref>
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}}</ref> Escogió ser ahorcado después de [[bautizo|bautizarse]] como [[cristiano]]; la otra opción era morir quemado si no se bautizaba.
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En lo que atañe al lugar de nacimiento de Atahualpa, diferentes cronistas han escrito dándole un determinado origen, lo que ha propiciado una controversia evidente a pesar de que historiadores serios han expuesto su criterio definido. El destacado historiador Neptalí Zúñiga, sostiene con fundamentos que la duda del verdadero orígen de Atahualpa proviene de la historiografía peruana, que ha determinado dos corrientes: la de los historiadores peruanos que refuerzan la opinión de Cieza de León que otorga a Atahualpa origen cuzqueño y la de otros historiadores sureños que no niegan su quiteñidad. El mismo Zúñiga señala a los cronistas españoles que argumentan la quiteñidad de Atahualpa: Pedro Pizarro, Francisco de Jerez, Pedro Sancho de la Hoz, Miguel de Estete, López de Gómara,
Cristóbal de Molina, Antonio de Herrera y Miguel Cabello de Balboa, y luego transcribe (Zúñiga) el criterio que tienen al respecto cada uno de éstos: “Pedro Pizarro afirma que Huayna-Cápac tuvo a Atahualpa de una india hija del señor principal de esta provincia de Quito”; Francisco de Jérez, que “Cuzco viejo (Huayna-Cápac) dejó por señor de la provincia de Quito apartado de otro señorío principal de Atahualpa, y el cuerpo está en la provincia de Quito, donde murió, y la cabeza lleváronla a la ciudad del Cuzco”; Miguel de Estete, que “la naturaleza y el asiento de Atahualpa era la provincia de Quito, desde donde él vino contra su hermano”; López de Gómara, que Huayna-Cápac gustó de las mujeres y que después de conquistar el Reino de Quito por las armas, se “casó con la señora de aquel reino y tuvo de ella a Atahualpa y a Illescas”. Cristóbal de Molina, al referirse a la descendencia de Huayna-Cápac, afirma que Atahualpa fue hijo de una india natural de la provincia de Quito. Agustín de Zárate al tratar de la descendencia de Huayna-Cápac, expone que en Quito tomó de mujer a una india, hija del señor de esta tierra, naciendo Atahualpa, hijo de gran predilección. “Al morir había dispuesto que la provincia de Quito, conquistada por sus armas, quedase para Atahualpa, pues había sido de sus abuelos”. Antonio de Herrera, al relatar la guerra entre Atahualpa y Huáscar, dice del primero: “…y fué a la Provincia de los cañaris a persuadir a aquella gente, que fuese de su parte, dando a entender que no pensaba dar a su hermano pesadumbre, sino hacer otro Cuzco en el Quito, donde nació”
Finalmente, nos dice Zúñiga: “En síntesis, la historia nuestra debería aceptar -sin lugar a polémica alguna- definitivamente la quiteñidad de Atahualpa, no por razón sentimental de los ecuatorianos, sino en mérito al gran número de documentos comprobatorios que han exhibido tanto los diligentes cronistas de Castilla como los modernos historiógrafos. “Atahualpa nace en Quito, escribe Zúñiga, en 1497*. Sus padres fueron Huayna-Cápac y la reina Paccha. Nació probablemente en este año, puesto que –según afirma González de la Rosa- “consta de la reconquista de ese Reino poco antes de 1494 y confirma la diferencia de 6 años o poco más que 5, que hay entre los dos hermanos."
El destacado historiador contemporáneo Jorge Salvador Lara, es también explícito al referirse a la quiteñidad de Atahualpa, cita a Antonio de Herrera de Tordecillas, cronista mayor de las Indias, quien escribe al respecto: “Que es la Ciudad de San Francisco de Quito a donde nació Atahualpa, Emperador del Perú." También cita Salvador Lara al cronista Oviedo y Valdez que comenta: “El grande Inca-Shyri es quiteño, el mismo Atahualpa lo confesó”. Pero el propio criterio que Salvador Lara tiene de la nacionalidad del heredero del Reino de Quito lo resume así: “Las palabras textuales de Atahualpa zanjan en forma terminante la discusión, originada en equívocos acogidos por unos pocos cronistas. La mayor parte, empero, de éstos, están acordes en que Atahualpa es quiteño. Así lo ha comprobado en voluminoso estudio, Pío Jaramillo Alvarado, que menciona citas de veinte cronistas castellanos de Indias y de varios historiadores, inclusive dos eminentes peruanos, como González de la Rosa y Riva Agüero.
Otro destacado historiador ecuatoriano, Luis Andrade Reimers es aún más exacto en determinar el lugar de nacimiento de Atahualpa: Caranqui. Sostiene esta versión respaldado en la Primera Parte de la crónica de Cieza de León (cap. XXXVIII) en que consta que la madre de Atahualpa era natural de Caranqui. En la Segunda Parte de su Crónica dice Cieza de León que era una india quilaco, llamada Tupa Palla. Andrade Reimers aclara lo expuesto por el cronista español: “Si tenemos en cuenta que en el Cuzco con el nombre genérico de “quillacos” eran denominados todos los habitantes de la región de Quito (en donde estaba incluido el pueblo de Caranqui) ambas denominaciones coinciden respecto al lugar de origen de Atahualpa”.
Andrade Reimers, en el mismo artículo de El Comercio (Luis Andrade Reimers, ¿Nació Atahualpa en Caranqui ?, artículo publicado en El Comercio de 9 de diciembre de 1990) al citar a Jerez recalca que en la obra de éste, editada en 1534, consta que oyó de “labios de Francisco Pizarro en Cajamarca como recién dicho por el propio Atahualpa que él era natural de una provincia más atrás de Quito, o sea Caranqui. Tal testimonio, nos dice Andrade Reimers, pesa mucho más que lo que Cieza de León pudo escuchar de testigos anónimos y parcializados”.
Al respecto, el propio Atahualpa, declara en la prisión de Cajamarca, cuando fue interrogado por el lugar de su origen, contestó textualmente: "Soy natural de las tierras de CARANGUE; y, por sus padres: "Hijo de mi padre señor Huayna - Cápac y de mi madre la Princesa Paccha Duchicela" (Montesinos).
== Juventud ==
Son varios los cronistas que coinciden que Atahualpa nacido en noble cuna, posiblemente el 20 de marzo de 1497, era el preferido de su padre. Quizás esta preferencia amorosa en un guerrero rudo y padre de innumerables hijos se debía a que en la tierna figura de Atahualpa, veía el conquistador inca al guerrero que debía reemplazarlo con dignidad y suficiencia. Por tanto, el entrenamiento y la educación recibidos debieron ser rigurosos y sistemáticos. Destacados guerreros y amautas debieron inculcarle a ser sobrio ponderado y sensato; ser preciso en el tiro de la flecha, eficaz en el lanzamiento de la honda, hábil en el manejo del hacha, diestro en el uso mortífero de la lanza, sagaz para defenderse e inteligente para tomar decisiones.
Benjamín Carrión resume en una percepción aproximada lo que pudo ser sus primeros años de vida y la formación física, espiritual y guerrera de Atahualpa: “Su nacimiento y su vivir en la dura y agria serranía de los pichinchas, había dádole fortaleza de músculo, agilidad y poder para el camino; las heladas del páramo inhumano habían curtido su piel. Era ancho y bien formado de hombros; de estatura más bien alta, como lo son los indios de los hatún puruá y carangui, cuya sangre corría por sus venas. Tenía el rostro grande, hermoso y feroz, los ojos encarnizados en sangre. Su mirada, su cara toda, eran de una impasibilidad de piedra”.
En [[Quito]], [[Huayna Cápac]] encargó a Atahualpa el mando de una campaña militar para someter a los punaneños (del [[Golfo de Guayaquil]]) quienes se negaban a pagar sus tributos.<ref name="Espinoza 1997:105">Waldemar Espinoza, ''Los incas'', pág. 105.</ref>
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