Diferencia entre revisiones de «Sueño»

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[[Archivo:Alice par John Tenniel 25.png|thumb|250px|Ilustración de [[John Tenniel]] de ''[[Alicia en el País de las Maravillas]]'' (1865)]]
En muchas culturas se atribuye un valor profético al sueño, concebido como un mensaje cifrado de origen divino que es necesario desentrañar. Esta creencia se encuentra, por ejemplo, en la [[Biblia]] (donde [[José (patriarca)|José]] interpreta los sueños del [[Faraón]]: ''[http://www.biblegateway.com/passage/?search=Gn41:1-36;&version=60; Génesis 41:1-36]''). En Grecia la [[oniromancia]] fue una actividad habitual: aún hoy se conserva un manual de interpretación de sueños, el de [[Artemidoro]], del [[siglo II|siglo II&nbsp;d.&nbsp;C.]] Sin embargo, uno de los filósofos de la Grecia antigua, [[Heráclito]] (h.540-h. 480 a.C), sostuvo hacia el 480&nbsp;a.&nbsp;C. que los sueños no tienen significado alguno fuera de los pensamientos de la persona que los evoca.<ref>Así interpreta Isaac Asimov (''Historia de la Ciencia y los Descubrimientos'', Ariel, pág. 49) el fr. 89 D-K: «que para los que están despiertos hay un mundo u ordenación único y común o público, mientras que de los que están durmiendo cada uno se desvía a uno privado y propio suyo» (tr. de A. García Calvo).</ref> En este sentido, Heráclito se anticipó por muchos años al pensamiento científico que intenta explicar en qué consiste el proceso del sueño en los organismos humanos y animales.
 
Pero tambien es de consaiderar que algunas personas experimentan una especie de De-ja-vú en la cual sueñan algo y sucede luego, en algunas personas se cree que es un don y se asocia con la clarividencia. Las repeticiones de los sueños se pueden hacer frecuentes.
 
A principios del siglo XX, [[Sigmund Freud]] retoma la cuestión desde una perspectiva racionalista con su ''[[La interpretación de los sueños]]'' (1900). Esta obra se convirtió en uno de los libros más influyentes del siglo XX. Al principio tropezó con una enconada resistencia, pues el [[psicoanálisis]] representaba un enorme reto para la tradición occidental. Los trabajos de Freud llamaban la atención sobre las zonas marginales del ser humano: la irracionalidad y el sexo. Freud muestra que el [[inconsciente]] (y no la [[conciencia]]) es la parte de nuestra psique que ordena todo nuestro pensar y sentir. Según sus palabras: "El yo no es el señor de su propia casa". El análisis de los sueños es para él la ''via regia'' de acceso al [[inconsciente]]. Los [[psicoanálisis|psicoanalistas]] posteriores, ortodoxos o no, persisten en este posicionamiento.