Diferencia entre revisiones de «Revolución de 1934»

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En [[Principado de Asturias|Asturias]] la CNT mantenía una postura más proclive a la formación de [[alianza obrera|alianzas obreras]] que en otras zonas de España. De esta manera esta organización y la UGT habían firmado en marzo un [[s:Pacto CNT-UGT de Asturias|pacto]] con el que estuvo de acuerdo la [[Federación Socialista Asturiana|FSA]], federación del PSOE en Asturias, fraguando la alianza obrera plasmada en la [[Unión de Hermanos Proletarios|UHP]] surgida el mes anterior. A La UHP se le irían uniendo otras organizaciones obreras como el [[Bloque Obrero y Campesino|BOC]], la [[Izquierda Comunista]] y finalmente el [[Partido Comunista de España|PCE]].
 
Los mineros disponían de armas y dinamita y la revolución estaba muy bien organizada. Se proclama en [[Oviedo]] la ''República Socialista Asturiana'' y se ataca a los puestos de la Guardia Civil, las iglesias, los ayuntamientos, etc., estando a los tres días casi toda Asturias en manos de los mineros, incluidas las fábricas de armas de [[Trubia]] y La Vega. A los diez días, unos 30.000 trabajadores forman el ''[[Ejército Rojo]]''. Hubo actos de pillaje y violencia no achacables a la organización revolucionaria. Pero la represión fue muy dura donde los revolucionarios encontraron resistencia. Desde el gobierno consideran que la revuelta es una guerra civil en toda regla, aún desconociendo que los mineros empiezan a considerar en [[Mieres]] la posibilidad de una marcha sobre Madrid.
 
El gobierno adopta una serie de medidas enérgicas. Ante la petición de Gil-Robles comunicando a Lerroux que no se fía del jefe de Estado Mayor, general [[Carlos Masquelet|Masquelet]], los generales [[Manuel Goded|Goded]] y [[Francisco Franco|Franco]] (que tenía experiencia al haber participado en la represión de la huelga general de [[1917]] en Asturias) son llamados para que dirijan la represión de la rebelión desde el Estado Mayor en Madrid. Estos recomiendan que se traigan tropas de la [[Legión española|Legión]] y de [[Regulares]] desde Marruecos. El gobierno acepta su propuesta y el radical [[Diego Hidalgo]], ministro de la Guerra, justifica formalmente el empleo de estas fuerzas mercenarias, en el hecho de que le preocupaba la alternativa de que jóvenes reclutas peninsulares murieran en el enfrentamiento, por lo que la solución adoptada le parece muy aceptable.