Diferencia entre revisiones de «Hipatia»

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El propio Sinesio manifiesta con elocuencia la devoción que Hipatia despertó en sus discípulos: en la carta 16 de su epistolario la saludaba como ''"madre, hermana y profesora, además de benefactora y todo cuanto sea honrado tanto de nombre como de hecho"''.
 
=== Egipto al comienzo del siglo V ===
[[Archivo:Cyril of Alexandria.jpg|thumbnail|El patriarca Cirilo de Alejandría en un icono.]]
 
Egipto era sede de una de las comunidades cristianas más importantes del Imperio, y el [[Patriarca de Alejandría]] gozaba del máximo prestigio e influencia, junto a sus colegas de [[Patriarcado de Jerusalén|Jerusalén]], [[Patriarcado de Antioquía|Antioquía]], [[Patriarcado de Constantinopla|Constantinopla]] y [[Patriarca de Roma|Roma]]. Sin embargo, la teórica primacía de Roma no se traducía en autoridad suprema. Durante los siglos IV y V los conflictos doctrinales y las luchas de poder entre los patriarcados, en especial entre Alejandría y Constantinopla, fueron constantes.
 
[[Teodosio I el Grande]] había convertido el llamado [[catolicismo]] en religión de Estado por el [[Edicto de Tesalónica]] de [[380]], imponiendo la [[ortodoxia nicena]]. Ello provocó la reacción tanto de los paganos como de las distintas interpretaciones del cristianismo, ahora oficialmente convertidas en [[herejía]]s a perseguir y erradicar. A lo largo de las décadas siguientes tuvieron lugar grandes controversias y disputas entre las distintas facciones de cristianos, que llegaron en ocasiones a la violencia. Los filósofos [[neoplatónicos]] como Hipatia pronto fueron objeto de fuertes presiones. Algunos se convirtieron al cristianismo, pero Hipatia no consintió en ello, a pesar de los consejos de sus amigos, como [[Orestes (prefecto)|Orestes]], prefecto imperial y alumno suyo, que se había bautizado en Constantinopla antes de ir a desempeñar su cargo en Egipto. A pesar de su paganismo, Hipatia contó con la estima y protección de estas élites intelectuales cristianas, e incluso 120 años después de su muerte el historiador [[Sócrates Escolástico]], muy valorado por su imparcialidad,<ref>(Casado Ruiz de Loizaga 2006: 50).</ref> la consideraba, a pesar de su religión, un ''"modelo de virtud"''. Orestes se dejaba aconsejar por Hipatia en los asuntos políticos y municipales,<ref name=repetida_2 /> y la ''Suda'' confirma que Hipatia fue popular como consejera de las más altas magistraturas de Alejandría: ''"Vestida con el manto de los filósofos, abriéndose paso en medio de la ciudad, explicaba públicamente los escritos de Platón, o de Aristóteles, o de cualquier filósofo, a todos los que quisieran escuchar (...) Los magistrados solían consultarla en primer lugar para su administración de los asuntos de la ciudad..."''.<ref name=repetida_3 />
 
Por entonces el enérgico patriarca de Alejandría era el [[copto]] [[Teófilo de Alejandría|Teófilo]] (385-412), que, según Sinesio de Cirene, tenía tanta influencia entre las clases altas de Alejandría como la propia Hipatia.<ref>Fitzgerald, A.: ''Letters of Synesius of Cyrene''. Londres, 1926. ([http://www.geocities.com/hckarlso/sletter12.html Carta 12] [en [[Idioma inglés|inglés]]]).</ref> Gozaba de un inmenso poder, y en [[391]] obtuvo del emperador Teodosio una orden para demoler los templos paganos de su ciudad, entre ellos el Mitreo y el Serapeo, lo que provocó sangrientos disturbios entre paganos y cristianos.<ref>''Hist. Eccl.'', V, 16.</ref> Se supone que fue entonces cuando fue saqueada, o al menos vaciada, su biblioteca, sucesora de la gran Biblioteca de Alejandría. En [[416]], el teólogo e historiador hispanorromano [[Paulo Orosio]] vio con mucha tristeza los restos de la biblioteca del Serapeo, afirmando que ''«sus armarios vacíos de libros fueron saqueados por hombres de nuestro tiempo»''.<ref>''Historiarum Adversum Paganos'', V, 15, 18.</ref> Hipatia evitó enfrentarse con Teófilo, cuyo gran enemigo fue el [[Antioquía del Orontes|antioqueno]] [[Juan Crisóstomo]], discípulo de [[Libanio]] y [[patriarca de Constantinopla]], quien pretendió someterle a su autoridad.<ref>''Hist. Eccl.'', VI, 2 ''seqq''.</ref> Teófilo obtuvo su gran victoria sobre Crisóstomo en el [[Sínodo de la Encina]], en [[403]], logrando su deposición y exilio.<ref>''Hist. Eccl.'', VI, 15.</ref>
 
A pesar de todo cuanto se dijo en su contra, tras estos disturbios el episcopado de Teófilo trajo consigo a Alejandría una tranquilidad social desconocida durante la mayor parte del siglo IV, pletórico de tumultos sangrientos. Además, Teófilo edificó una serie de grandes y lujosas construcciones, que asombraron a sus contemporáneos, escandalizaron a sus enemigos,<ref>[[Paladio de Helenópolis]] lo acusó de hallarse poseído de ''"una locura faraónica"'' (''Dialogus de vita Ioannis Chrysostomi'', 6).</ref> y le granjearon las simpatías de la clase trabajadora, que encontró empleo y sueldo.<ref>(Haas 2006: 295-6).</ref>
 
Teófilo falleció el [[17 de octubre]] de [[412]], y por su sucesión compitieron el arcediano Timoteo y [[Cirilo de Alejandría|Cirilo]], hijo de una hermana de Teófilo.<ref name=repetida_4>''Hist. Eccl.'', VII, 7.</ref>
No era una querella baladí por motivos puramente religiosos, ya que el influyente patriarcado alejandrino era capaz de interrumpir los envíos de grano a la capital imperial y gozaba de una riqueza inmensa, que había permitido a Teófilo realizar sus construcciones. Además, Egipto acogía una de las mayores y más organizadas comunidades cristianas del Imperio. Abundancio, el comandante de las fuerzas imperiales en Egipto (''dux militum Aegypti''), apoyó a Timoteo en contra de Cirilo, ya que la corte imperial pretendía ahorrarse problemas evitando la elección de otro militante anticonstantinopolitano como Teófilo. Sin embargo, Cirilo logró el patriarcado gracias al buen recuerdo dejado por su tío (que llegaría a ser santo de la [[Iglesia Copta]]) y a la antipatía de los alejandrinos hacia todo lo que viniera de Constantinopla.
 
El episcopado de Cirilo muestra una notable continuidad con la política de Teófilo: presión contra los paganos, herejes y judíos, conservación del apoyo de las grandes comunidades monásticas, cultivo de la alianza con Roma y oposición por todos los medios a la creciente influencia del Patriarcado de Constantinopla, íntimo aliado del trono imperial.<ref>(Norman 2006: 6).</ref> Empezó por perseguir a los [[novaciano]]s, a pesar del edicto de tolerancia que había promulgado hacia ellos Teodosio el Grande en [[381]]. Se apoderó de todos sus objetos sagrados, y quitó al obispo novaciano Teopompo todas sus posesiones.<ref name=repetida_4 /> Comenzó así una serie de enfrentamientos y una amarga hostilidad entre el Patriarca de Alejandría y el prefecto imperial Orestes, que veía en el poderoso obispo un detractor del poder y autoridad absolutos del Emperador.
 
Durante los motines antijudíos que tuvieron lugar en esos años, azuzados por Cirilo,<ref>Quien escribió, por ejemplo, una homilía contra los judíos (''Hom''. 1.4.10.20-21.29).</ref> Orestes trató de proteger a los hijos de Israel, pero, tras una serie de incidentes de gran violencia, Cirilo logró expulsarlos y permitió que sus bienes fueran robados por la multitud.<ref>''Hist. Eccl.'' VII, 13.</ref> Con todo, los crímenes de los judíos contra los cristianos también estaban muy extendidos, y en general imperaba por entonces en Oriente Próximo un odio visceral entre ambas confesiones religiosas.<ref>''Hist. Eccl.'' VII, 16.</ref>
 
Orestes informó al Emperador de las acciones del Patriarca, y, a juzgar por el relato de Sócrates Escolástico,<ref>''Hist. Eccl.'' VII, 14.</ref> debió solicitar la deposición y destierro de Cirilo, el cual buscó entonces la reconciliación con el prefecto imperial, a lo que éste se negó. Llegaron entonces 500 monjes procedentes del [[Wadi Natrun|Desierto de Nitria]] para proteger a su Patriarca, y provocaron una sedición. Al ver al prefecto, que circulaba en un carro, se abalanzaron sobre él llamándole adorador de ídolos y pagano, e insultándole. El prefecto gritó que era cristiano y que le había bautizado el propio Patriarca de Constantinopla. Uno de los monjes, llamado Amonio, hirió a Orestes de una pedrada en la cabeza, por lo que fue detenido, torturado y muerto. Cirilo enterró su cadáver en una iglesia y le tributó honores de mártir, con lo que la ruptura entre el Patriarca y el representante imperial fue total.
 
=== La muerte de Hipatia ===