Diferencia entre revisiones de «Arte»

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El término arte procede del [[latín]] ''ars'', y es el equivalente al término [[idioma griego|griego]] τέχνη (''téchne'', de donde proviene ‘[[técnica]]’). Originalmente se aplicaba a toda la producción realizada por el hombre y a las disciplinas del saber hacer. Así, artistas eran tanto el [[cocinero]], el [[jardinero]] o el [[Arquitecto|constructor]], como el [[Pintura artística|pintor]] o el [[poeta]]. Con el tiempo la derivación latina (''ars'' -> arte) se utilizó para designar a las disciplinas relacionadas con las artes de lo estético y lo emotivo; y la derivación griega (''téchne'' -> técnica), para aquellas disciplinas que tienen que ver con las producciones intelectuales y de artículos de uso.<ref>Omar Argerami: ''Psicología de la creación artística'' (p. 23-30). Buenos Aires: Columbia, 1968.</ref> En la actualidad, es difícil encontrar que ambos términos (arte y técnica) se confundan o utilicen como sinónimos.
 
=== Evolución histórica del concepto de arte ===
En la [[Arte y cultura clásica|antigüedad clásica grecorromana]], una de las principales cunas de la [[civilización]] [[Occidente|occidental]] y primera cultura que reflexionó sobre el arte, se consideraba el arte como una habilidad del ser humano en cualquier terreno productivo, siendo prácticamente un sinónimo de ‘destreza’: destreza para construir un objeto, para comandar un [[ejército]], para convencer al público en un [[debate]], o para efectuar mediciones [[Agronomía|agronómicas]]. En definitiva, cualquier habilidad sujeta a reglas, a preceptos específicos que la hacen objeto de aprendizaje y de evolución y perfeccionamiento técnico. En cambio, la [[poesía]], que venía de la [[Inspiración artística|inspiración]], no estaba catalogada como arte. Así, [[Aristóteles]], por ejemplo, definió el arte como aquella «permanente disposición a producir cosas de un modo racional», y [[Quintiliano]] estableció que era aquello «que está basado en un método y un orden» (''via et ordine'').<ref>Tatarkiewicz (2002), p. 39.</ref> [[Platón]], en el ''[[Protágoras (diálogo)|Protágoras]]'', habló del arte, opinando que es la capacidad de hacer cosas por medio de la [[inteligencia]], a través de un aprendizaje. Para Platón, el arte tiene un sentido general, es la capacidad creadora del ser humano.<ref>Beardsley-Hospers (1990), p. 20.</ref> [[Casiodoro]] destacó en el arte su aspecto productivo, conforme a reglas, señalando tres objetivos principales del arte: enseñar (''doceat''), conmover (''moveat'') y complacer (''delectet'').<ref>Tatarkiewicz (1989), vol. II, p. 87-88.</ref>
 
[[Archivo:Jan Vermeer van Delft 011.jpg|thumb|left|250px|''[[El arte de la pintura|Alegoría de la pintura]]'' (1666), de [[Johannes Vermeer]].]]
Durante el [[Renacimiento]] se empezó a gestar un cambio de mentalidad, separando los oficios y las ciencias de las artes, donde se incluyó por primera vez a la poesía, considerada hasta entonces un tipo de [[filosofía]] o incluso de [[profecía]] –para lo que fue determinante la publicación en [[1549]] de la traducción [[italia]]na de la ''[[Poética (Aristóteles)|Poética]]'' de Aristóteles–. En este cambio influyó una mejora en la situación social del artista, debida al interés que los nobles y ricos prohombres italianos empezaron a mostrar por la [[belleza]]. Los productos del artista adquirieron un nuevo estatus de objetos destinados al consumo estético y, por ello, el arte se convirtió en un medio de promoción social, incrementándose el [[mecenazgo]] artístico y fomentando el [[coleccionismo]].<ref>Tatarkiewicz (2002), p. 43.</ref> Surgieron en ese contexto varios tratados [[Teoría|teóricos]] acerca del arte, como los de [[Leon Battista Alberti]] (''[[Leon Battista Alberti#El De Pictura (1436)|De Pictura]]'', 1436-1439; ''[[Leon Battista Alberti#De re ædificatoria (1450)|De re aedificatoria]]'', 1450; y ''[[Leon Battista Alberti#El De statua (1464)|De Statua]]'', 1460), o ''Los Comentarios'' (1447) de [[Lorenzo Ghiberti]]. Alberti recibió la influencia aristotélica, pretendiendo aportar una base científica al arte. Habló de ''decorum'', el tratamiento del artista para adecuar los objetos y temas artísticos a un sentido mesurado, perfeccionista. Ghiberti fue el primero en periodificar la [[historia del arte]], distinguiendo antigüedad clásica, periodo medieval y lo que llamó “renacer de las artes”.<ref>Beardsley-Hospers (1990), p. 44.</ref>
 
Con el [[manierismo]] comenzó el arte moderno: las cosas ya no se representan tal como son, sino tal como las ve el artista. La belleza se relativiza, se pasa de la belleza única renacentista, basada en la [[ciencia]], a las múltiples bellezas del manierismo, derivadas de la [[naturaleza]]. Apareció en el arte un nuevo componente de [[imaginación]], reflejando tanto lo fantástico como lo [[grotesco]], como se puede percibir en la obra de [[Pieter Brueghel el Viejo|Brueghel]] o [[Giuseppe Arcimboldo|Arcimboldo]]. [[Giordano Bruno]] fue uno de los primeros pensadores que prefiguró las ideas modernas: decía que la creación es infinita, no hay centro ni límites –ni [[Dios]] ni el hombre–, todo es movimiento, dinamismo. Para Bruno, hay tantos artes como artistas, introduciendo la idea de originalidad del artista. El arte no tiene normas, no se aprende, sino que viene de la inspiración.<ref>Tatarkiewicz (1991), vol. III, p. 367-368.</ref>
 
Los siguientes avances se hicieron en el [[siglo XVIII]] con la [[Ilustración]], donde comenzó a producirse cierta autonomía del hecho artístico: el arte se alejó de la religión y de la representación del poder para ser fiel reflejo de la voluntad del artista, centrándose más en las cualidades sensibles de la obra que no en su significado.<ref>Bozal (2000), vol. I, p. 21.</ref> [[Jean-Baptiste Dubos]], en ''Reflexiones críticas sobre la poesía y la pintura'' (1719), abrió el camino hacia la relatividad del [[gusto]], razonando que la estética no viene dada por la razón, sino por los sentimientos. Así, para Dubos el arte conmueve, llega al [[espíritu]] de una forma más directa e inmediata que el conocimiento [[Razón|racional]]. Dubos hizo posible la [[Democracia|democratización]] del gusto, oponiéndose a la reglamentación [[Academia|académica]], e introdujo la figura del ‘genio’, como atributo dado por la naturaleza, que está más allá de las reglas.
 
[[Archivo:The Tribuna of the Uffizi (1772-78); Zoffany, Johann.jpg|thumb|300px|''El tribunal de los Uffizi'' (1772-1778), de [[Johann Zoffany]].]]
En el [[romanticismo]], surgido en [[Alemania]] a finales del siglo XVIII con el movimiento denominado ''[[Sturm und Drang]]'', triunfó la idea de un arte que surge espontáneamente del individuo, desarrollando la noción de genio –el arte es la expresión de las emociones del artista–, que comienza a ser [[Mito|mitificado]].<ref>Beardsley-Hospers (1990), p. 65.</ref> Autores como [[Novalis]] y [[Friedrich von Schlegel]] reflexionaron sobre el arte: en la revista ''Athenäum'', editada por ellos, surgieron las primeras manifestaciones de la autonomía del arte, ligado a la naturaleza. Para ellos, en la obra de arte se encuentran el interior del artista y su propio lenguaje natural.<ref>Givone (2001), p. 65-66.</ref>
 
[[Arthur Schopenhauer]] dedicó el tercer libro de ''[[El mundo como voluntad y representación]]'' a la [[teoría del arte]]: el arte es una vía para escapar del estado de infelicidad propio del hombre. Identificó [[conocimiento]] con creación artística, que es la forma más profunda de conocimiento. El arte es la reconciliación entre [[voluntad]] y [[conciencia]], entre objeto y sujeto, alcanzando un estado de [[contemplación]], de [[felicidad]]. La conciencia estética es un estado de contemplación desinteresada, donde las cosas se muestran en su pureza más profunda. El arte habla en el idioma de la [[intuición]], no de la [[reflexión]]; es complementario de la filosofía, la [[ética]] y la religión. Influido por la [[filosofía oriental]], manifestó que el hombre debe liberarse de la voluntad de vivir, del ‘querer’, que es origen de insatisfacción. El arte es una forma de librarse de la voluntad, de ir más allá del ‘yo’.<ref>Beardsley-Hospers (1990), p. 68.</ref>
 
[[Richard Wagner]] recogió la ambivalencia entre lo sensible y lo espiritual de Schopenhauer: en ''Ópera y drama'' (1851), Wagner planteó la idea de la “[[obra de arte total]]” (''Gesamtkunstwerk''), donde se haría una [[síntesis]] de la poesía, la palabra –elemento masculino–, con la [[música]] –elemento femenino–. Opinaba que el [[lenguaje]] primitivo sería [[Vocal|vocálico]], mientras que la [[consonante]] fue un elemento racionalizador; así pues, la introducción de la música en la palabra sería un retorno a la inocencia primitiva del lenguaje.<ref>Bozal (2000), vol. I, p. 370-373.</ref>
 
A finales del [[siglo XIX]] surgió el [[esteticismo]], que fue una reacción al [[utilitarismo]] imperante en la época y a la fealdad y el materialismo de la [[era industrial]]. Frente a ello, surgió una tendencia que otorgaba al arte y a la belleza una autonomía propia, sintetizada en la fórmula de [[Théophile Gautier]] “[[Parnasianismo|el arte por el arte]]” (''l'art pour l'art''), llegando incluso a hablarse de “religión estética”.<ref>Eco (2004), p. 329.</ref> Esta postura pretendía aislar al artista de la sociedad, para que buscase de forma autónoma su propia inspiración y se dejase llevar únicamente por una búsqueda individual de la belleza.<ref>Beardsley-Hospers (1990), p. 70.</ref> Así, la belleza se aleja de cualquier componente [[moral]], convirtiéndose en el fin último del artista, que llega a vivir su propia vida como una obra de arte –como se puede apreciar en la figura del [[dandy]]–.<ref>Eco (2004), p. 333.</ref> Uno de los teóricos del movimiento fue [[Walter Pater]], que influyó sobre el denominado [[decadentismo]] [[Reino Unido|inglés]], estableciendo en sus obras que el artista debe vivir la vida intensamente, siguiendo como ideal a la belleza. Para Pater, el arte es “el círculo mágico de la existencia”, un mundo aislado y autónomo puesto al servicio del [[placer]], elaborando una auténtica [[metafísica]] de la belleza.<ref>Givone (2001), p. 114.</ref>
 
[[Archivo:Courbet LAtelier du peintre.jpg|thumb|left|250px|''[[El taller del pintor]]'' (1855), de [[Gustave Courbet]].]]
Por otro lado, [[Charles Baudelaire]] fue uno de los primeros autores que analizaron la relación del arte con la recién surgida era industrial, prefigurando la noción de “belleza moderna”: no existe la belleza eterna y absoluta, sino que cada concepto de lo bello tiene algo de eterno y algo de transitorio, algo de absoluto y algo de particular. La belleza viene de la [[pasión (emoción)|pasión]] y, al tener cada individuo su pasión particular, también tiene su propio concepto de belleza. En su relación con el arte, la belleza expresa por un lado una idea “eternamente subsistente”, que sería el “alma del arte”, y por otro un componente relativo y circunstancial, que es el “cuerpo del arte”. Así, la [[Dualismo|dualidad]] del arte es expresión de la dualidad del hombre, de su aspiración a una felicidad ideal enfrentada a las pasiones que le mueven hacia ella. Frente a la mitad eterna, anclada en el [[arte clásico]] antiguo, Baudelaire vio en la mitad relativa el [[arte moderno]], cuyos signos distintivos son lo transitorio, lo fugaz, lo efímero y cambiante –sintetizados en la [[moda]]–. Baudelaire tenía un concepto [[Neoplatonismo|neoplatónico]] de belleza, que es la aspiración humana hacia un ideal superior, accesible a través del arte. El artista es el “héroe de la modernidad”, cuya principal cualidad es la [[melancolía]], que es el anhelo de la belleza ideal.<ref>Bozal (2000), vol. I, p. 324-329.</ref>
 
En contraposición al esteticismo, [[Hippolyte Taine|Hippolyte-Adolphe Taine]] elaboró una teoría [[Sociología|sociológica]] del arte: en su ''Filosofía del arte'' (1865-1869) aplicó al arte un [[determinismo]] basado en la [[raza]], el [[contexto]] y la [[Periodización|época]] (''race'', ''milieu'', ''moment''). Para Taine, la estética, la “ciencia del arte”, opera como cualquier otra disciplina científica, basándose en parámetros racionales y empíricos. Igualmente, [[Jean Marie Guyau]], en ''Los problemas de la estética contemporánea'' (1884) y ''El arte desde el punto de vista sociológico'' (1888), planteó una visión [[Evolucionismo|evolucionista]] del arte, afirmando que el arte está en la vida, y que evoluciona como ésta; y, al igual que la vida del ser humano está organizada socialmente, el arte debe ser reflejo de la sociedad.<ref>Givone (2001), p. 102-104.</ref>
 
La [[Historia de la estética#Estética sociológica|estética sociológica]] tuvo una gran vinculación con el [[realismo pictórico]] y con movimientos políticos de izquierdas, especialmente el [[socialismo utópico]]: autores como [[Henri de Saint-Simon]], [[Charles Fourier]] y [[Pierre Joseph Proudhon]] defendieron la función social del arte, que contribuye al desarrollo de la sociedad, aunando belleza y utilidad en un conjunto armónico. Por otro lado, en el [[Reino Unido]], la obra de teóricos como [[John Ruskin]] y [[William Morris]] aportó una visión [[Funcionalismo|funcionalista]] del arte: en ''Las piedras de Venecia'' (1851-1856) Ruskin denunció la destrucción de la belleza y la vulgarización del arte llevada a cabo por la sociedad industrial, así como la degradación de la [[clase obrera]], defendiendo la función social del arte. En ''El arte del pueblo'' (1879) pidió cambios radicales en la economía y la sociedad, reclamando un arte “hecho por el pueblo y para el pueblo”. Por su parte, Morris –fundador del movimiento [[Arts & Crafts]]– defendió un arte funcional, práctico, que satisfaga necesidades materiales y no sólo espirituales. En ''Escritos estéticos'' (1882-1884) y ''Los fines del arte'' (1887) planteó un concepto de arte utilitario pero alejado de sistemas de producción excesivamente tecnificados, próximo a un concepto del socialismo cercano al [[corporativismo]] [[Edad Media|medieval]].<ref>Givone (2001), p. 112-113.</ref>
 
[[Archivo:Snowdance.jpg|thumb|200px|Representación de ''[[El cascanueces]]'', de [[Piotr Chaikovski]].]]
Por otro lado, la función del arte fue cuestionada por el escritor [[Rusia|ruso]] [[Lev Tolstoi]]: en ''¿Qué es el arte?'' (1898) se planteó la justificación social del arte, argumentando que siendo el arte una forma de comunicación sólo puede ser válido si las emociones que transmite pueden ser compartidas por todos los hombres. Para Tolstoi, la única justificación válida es la contribución del arte a la [[fraternidad (filosofía)|fraternidad]] humana: una obra de arte sólo puede tener valor social cuando transmite valores de fraternidad, es decir, emociones que impulsen a la unificación de los pueblos.<ref>Beardsley-Hospers (1990), p. 73.</ref>
 
En esa época se empezó a abordar el estudio del arte desde el terreno de la [[psicología]]: [[Sigmund Freud]] aplicó el [[psicoanálisis]] al arte en ''[[Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci]]'' (1910), defendiendo que el arte sería una de las maneras de representar un deseo, una pulsión reprimida, de forma sublimada. Opinaba que el artista es una figura [[Narcisismo|narcisista]], cercana al niño, que refleja en el arte sus deseos, y afirmó que las obras artísticas pueden ser estudiadas como los [[sueño]]s y las [[enfermedades mentales]], con el psicoanálisis. Su método era [[Semiótica|semiótico]], estudiando los [[símbolo]]s, y opinaba que una obra de arte es un símbolo. Pero como el símbolo representa un determinado concepto simbolizado, hay que estudiar la obra de arte para llegar al origen creativo de la obra.<ref>Givone (2001), p. 108-109.</ref> Igualmente, [[Carl Gustav Jung]] relacionó la psicología con diversas disciplinas como la filosofía, la sociología, la religión, la [[mitología]], la [[literatura]] y el arte. En ''Contribuciones a la psicología analítica'' (1928), sugirió que los elementos simbólicos presentes en el arte son “imágenes primordiales” o “arquetipos”, que están presentes de forma innata en el “subconsciente colectivo” del ser humano.<ref>Givone (2001), p. 110-111.</ref>
 
[[Wilhelm Dilthey]], desde la [[Historia de la estética#Estética cultural|estética cultural]], formuló una teoría acerca de la unidad entre arte y vida. Prefigurando el [[Vanguardismo|arte de vanguardia]], Dilthey ya vislumbraba a finales del siglo XIX cómo el arte se alejaba de las reglas académicas, y cómo cobraba cada vez mayor importancia la función del público, que tiene el poder de ignorar o ensalzar la obra de un artista determinado. Encontró en todo ello una “anarquía del gusto”, que achacó a un cambio social de interpretación de la realidad, pero que percibió como transitorio, siendo necesario hallar «una relación sana entre el pensamiento estético y el arte». Así, ofreció como salvación del arte las “[[ciencias del espíritu]]”, especialmente la psicología: la creación artística debe poder analizarse bajo el prisma de la interpretación psicológica de la fantasía. En ''Vida y poesía'' (1905) presentó la poesía como expresión de la vida, como ‘vivencia’ (''Erlebnis'') que refleja la realidad externa de la vida. La creación artística tiene pues como función intensificar nuestra visión del mundo exterior, presentándolo como un conjunto coherente y pleno de sentido.<ref>Bozal (2000), vol. I, p. 379-380.</ref>
 
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