Diferencia entre revisiones de «Dictadura»

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El magistrado supremo recibía los nombres de "dictador" y "senador del pueblo" (''dictator, magister populi'' ) y ejercía su autoridad por espacio de seis meses a lo sumo, período en el que quedaban en [[suspenso]] todos los procedimientos ordinarios, los magistrados, incluso los [[Tribuno de la plebe|tribunos de la plebe]] se abstenían en el ejercicio de su jurisdicción. Nadie podía criticar, censurar ni discutir las órdenes del dictador. Para demostrar su superior magisterio, el dictador marchaba precedido de 24 [[lictor]]es, frente a los 12 que acompañaban a los cónsules.
 
De la traducción del título de "magister populi" como capitán de [[infantería]], por analogía con el ''magister equitum'' que el dictador nombraba como su lugarteniente para capitanear la [[caballería]], parece inferirse que en un principio el cargo estaba destinado a hacer frente a crisis militares que difícilmente podían abordarse con el mando conjunto de los dos cónsules anuales. No obstante, con posterioridad afirman tanto [[Cicerón]] como [[Claudio]] que la represión de revueltas civiles también pudo ser una de las causas por las que se instituyó la dictadura, y aunque ésta no estuviera en su origen, llegó a ser función del cargo como atestigua, por ejemplo, el nombramiento de un dictador durante las revueltas causadas por las leyes Licinias (367 a. C.). También parece que se nombraron dictadores para asuntos menores con ocasión, por ejemplo, de la celebración de juegos o festivales o la organización de las elecciones al [[senado]].by Mrskeleton007
 
 
Aunque a lo largo del tiempo las atribuciones del dictador se fueron ampliando, entre ellas se encontraban el hacer la paz y la guerra y condenar a muerte sin posibilidad de [[apelación]]. No podía, sin embargo, disponer del [[Tesoro Público]] sin la autorización previa del pueblo, ni abandonar [[Italia]], y estaba obligado a rendir cuentas de sus actos tan pronto terminaba en el ejercicio de su autoridad. Además, durante su mandato se hallaba bajo la vigilancia de los [[tribunos de la plebe]] que conservaban toda su autoridad y que, cabe esperar, se ocuparían con esmero y escrupulosidad en la tarea de poner coto a la ambición y prepotencia de los tribunos, especialmente cuando uno de ellos concentrara en sus manos todos los poderes.