Diferencia entre revisiones de «Pitágoras»

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Pitágoras nació en la isla de [[Samos]] en el año 582 a. C. Siendo muy joven viajó a [[Mesopotamia]] y [[Egipto]] (también, fue enviado por su tío, Zoilo, a [[Mitilene]] a estudiar con [[Ferécides de Siros]] y tal vez con su padre, [[Badio de Siros]]). Tras regresar a Samos, finalizó sus estudios, según [[Diógenes Laercio]] con [[Hermodamas de Samos]] y luego fundó su primera escuela durante la tiranía de [[Polícrates de Samos|Polícrates]]. Abandonó Samos para escapar de la tiranía de Polícrates y se estableció en la [[Magna Grecia]], en [[Crotone|Crotona]] alrededor del 525  a. C., en el sur de [[Italia]], donde fundó su segunda escuela. Las doctrinas de este centro cultural eran regidas por reglas muy estrictas de conducta. Su escuela (aunque rigurosamente esotérica) estaba abierta a hombres y mujeres indistintamente, y la conducta discriminatoria estaba prohibida (excepto impartir conocimiento a los no iniciados). Sus estudiantes pertenecían a todas las razas, religiones, y estratos económicos y sociales. Tras ser expulsados por los pobladores de Crotona, los pitagóricos se exiliaron en [[Tarento]] donde se fundó su tercera escuela.
 
Poco se sabe de la niñez de Pitágoras.[[Archivo:[[Archivo:Ejemplo.jpg]][[Archivo:[[Archivo:Ejemplo.jpg]]''''''Texto en negrita'''''Texto en cursiva''''']]]] Todas las pistas de su aspecto físico probablemente sean ficticias excepto la descripción de una marca de nacimiento llamativa que Pitágoras tenía en el muslo. Es probable que tuviera dos hermanos aunque algunas fuentes dicen que tenía tres. Era ciertamente instruido, aprendió a tocar la [[Lira (instrumento musical)|lira]], a escribir poesía y a recitar a [[Homero]]. Había tres filósofos, entre sus profesores, que debieron de haber influido a Pitágoras en su juventud.
El esfuerzo para elevarse a la generalidad de un teorema matemático a partir de su cumplimiento en casos particulares ejemplifica el método pitagórico para la purificación y perfección del alma, que enseñaba a conocer el mundo como armonía; en virtud de ésta, el universo era un cosmos, es decir, un conjunto ordenado en el que los cuerpos celestes guardaban una disposición armónica que hacía que sus distancias estuvieran entre sí en proporciones similares a las correspondientes a los intervalos de la octava musical. En un sentido sensible, la armonía era musical; pero su naturaleza inteligible era de tipo numérico, y si todo era armonía, el número resultaba ser la clave de todas las cosas.