Cerro Nutibara

colina de Colombia
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Cerro Nutibara
Tipo Público
Ciudad Medellín, Colombia
Área 33 ha
Altura 80 m sobre el nivel
de la ciudad
Fecha de apertura 1930
Administrador Instituto de Deportes y
Recreación -INDER-[1]
Visitantes por confirmar
Dirección Calle 30A Nº 55-64
Horario 6:00 a.m. á 12:00 p.m.
365 días al año

El Cerro Nutibara es una pequeña formación montañosa ubicada en la ciudad colombiana de Medellín, en el centro geográfico del Valle de Aburrá, en la margen occidental del río Medellín, en medio de la zona urbana, y es uno de los pocos ecosistemas que se conservan en localidad. Con sus 33 ha de extensión y ochenta metros de altura sobre el nivel de la ciudad,[2]​ ofrece una importante panorámica sobre toda la urbe.

Está delimitado por el Norte con la calle 32D y la Avenida 33; por el occidente con la carrera 65; por el sur con la calle 30A y por el Oriente con el puente que une la Avenida del Ferrocarril con la Avenida Guayabal.

En su cima se encuentra el Pueblito Paisa, una alegoría a los municipios de la Región Paisa construido en 1977. También se encuentra el Teatro al Aire Libre “Carlos Vieco” con una capacidad de 3.800 espectadores,[2]​ levantado en homenaje al compositor Carlos Vieco Ortiz. Y por último, también se encuentra allí el Parque de las Esculturas, creado en 1983,[2]​ el cual es una exposición permanente de esculturas elaboradas por once artistas nacionales e internacionales e instaladas en el entorno natural del cerro, y donde los visitantes pueden apreciar este arte en un corto recorrido por sus laderas.

Historia

Durante los siglos XVIII y XIX, cuando Medellín era conocida como la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria a orillas de la quebrada Santa Elena, el cerro Nutibara no era parte del paisaje de este pequeño poblado. En esa época era identificado como el "morro Marcela de la Parra", nombre de la propietaria de esos terrenos "remotos" en el otro lado del río Medellín. Con ese nombre se le identificó hasta que una familia de apellido "Cadavid", pasó a ser su nuevo propietario, adquiriendo el nombre: "El Morro de Los Cadavides". Así se le conoció incluso hasta dos años después de que el Municipio de Medellín lo comprara en 1927 por el costo de $50.000 pesos, a la sociedad del Matadero Público y Feria de Medellín, con la finalidad de destinarlo a un parque recreativo, conservando sus características ecológicas, para una ciudad que continuaba creciendo y poco a poco lo estaba envolviendo en su incipiente trama urbana, por lo cual fue oficialmente el primer cerro tutelar de Medellín.

En 1929 la Sociedad de Mejoras Públicas -SMP-, le propuso al Concejo Municipal cambiar el nombre del cerro, haciéndolo menos privado y más público, pero que a la vez, se identificara con la región. Aunque la primera iniciativa para buscar el nuevo nombre fue el de abrir un concurso, finalmente los miembros de la Junta de la SMP escogieron el nuevo apelativo, entre los que se encontraban: Cerro de los Alcácerez (el nombre que obtuvo más votos después del escogido), Cerro Aburraes, Cerro de Ayacucho y Cerro de Bárbula.

Con la escogencia del nombre de "Nutibara" se quiso hacer homenaje a uno de los más rico y poderoso de los Caciques del departemento de Antioquia, cuyos dominios se extendieron por casi todo el occidente, desde la Sierra de Abibe hasta el río Cauca, reconocimiento que en aquel momento le hacía la Academia Antioqueña de Historia en sus trabajos de investigación.

Transformación del cerro Nutibara

Después de que se le hiciera el cambio de nombre, en 1930, el Municipio autorizó a la Sociedad de Mejoras Públicas para que trabajara en la elaboración de diseños y planos para la construcción de un parque recreativo en el cerro, propuestas que debían ser presentadas y aprobadas por el Concejo.

Para el año de 1939 se aprobó el plano "Nutibara Futuro", que incluía el trazado y construcción de vías internas y externas para facilitar el acceso, glorietas, kioscos, siembra de árboles, parqueadero, lago, cascadas, puentes rústicos, senderos peatonales, miradores y un restaurante en su cima.

 
Ladera norte del Cerro Nutibara.

Fue así como para el mes de agosto de ese año, ya se habían sembrado los primeros 510 árboles, frente a los 60 mil que soñaba con sembrar don Ricardo Olano. En este año también se comenzó la construcción de la primera carretera que se convirtió en la principal, cuya entrada se hizo por la calle 30A, vía que fue iluminada por la Empresa de Energía Eléctrica en el año de 1955.

Dentro de esta serie de trabajos que realizó la SMP en compañía con el Municipio de Medellín, se cuenta la construcción del primer tanque de agua, entre los años de 1940 y 1943, con el fin de surtir de agua al cerro.

Para el año de 1951 el Municipio decidió entregarle el cerro en comodato a la SMP, que en adelante se encargaría de su administración y de las obras destinadas a la construcción de un parque o paseo público. Aunque en el mes de octubre de ese mismo año se inauguró el primer restaurante, obra que fue adelantada con la colaboración del municipio, dieciséis años después, en 1967, el Alcalde de ese momento solicitó a la Personería cancelar el contrato con la SMP, por su incumplimiento, es decir, para la fecha, la Sociedad no había iniciado las obras de construcción del parque público. Desde entonces, el cerro ha sido manejado por el Municipio de Medellín.

Desde 1930, la Sociedad de Mejoras Públicas trató de diseñar un parque público para hacer del Cerro Nutibara un atractivo turístico y distintivo de la ciudad. Solo hasta 1975, con motivo del tricentenario de Medellín, el Instituto de Crédito Territorial, el SENA y el Banco Central Hipotecario decidieron unirse para financiar la construcción de un pueblito antioqueño con todas las características tradicionales.

 
Ladera oriental del Cerro Nutibara.

Como toda gran obra, el Pueblito Paisa tuvo también un acontecimiento que marcó su inspiración y que años después se materializaría. Este hecho tuvo lugar en el año de 1969, cuando la Fábrica de Licores de Antioquia, realizó una exposición de flores a la que llamó "Pueblito en flor". Su escenografía se basó en la construcción de una réplica de pueblo antioqueño, con calles y plaza principal, en el que se expusieron las flores de la temporada. En un comienzo, las autoridades pensaron en comprar aquella escenografía que había sido realizada por el club de jardinería, sin embargo, la inconsistencia de los materiales, pues habían sido sólo fachadas falsamente unidas, no permitieron concretar ningún negocio.

Sin embargo, la idea se había gestado y en adelante los esfuerzos estuvieron enfocados a su realización. Al cabo de dos años el municipio sacó a licitación la elaboración de los planos para la construcción de una réplica de pueblo en la cima del cerro Nutibara, concurso que fue declarado desierto en dos oportunidades.

Entre tanto, en el año de 1974, se procedió con la construcción del restaurante-Mirador, que estuvo a cargo de la firma I. y L.H. Forero, sitio en donde actualmente funciona el restaurante en el primer piso y la galería en el segundo. Una vez terminadas las obras, el Mirador le fue entregado a un particular en calidad de arrendamiento con la condición de que éste adelantara, entre otras, las obras del típico pueblo antioqueño.

 
Alumbrados navideños en el Cerro Nutibara.

Al año siguiente, con motivo de la celebración del tricentenario de Medellín, el entonces gerente general del Instituto de Crédito Territorial, Pedro Javier Soto Sierra, le transmitió la iniciativa al arquitecto Julián Sierra Mejía, quien en adelante se apropiaría del proyecto y lo concretaría con unos planos y diseños que fueron trabajados de la mano con Planeación Municipal y la Junta de Educación, Cultura y Recreación del Municipio. Entre las primeras cosas que se acordaron fue la de dividir el proyecto en zonas: una urbana y otra rural.

El señor Soto Sierra, quien a la vez hacía parte de las Juntas Directivas del Sena y Banco Central Hipotecario, impulsó la financiación de la parte urbana del proyecto recogiendo $1.500.000 pesos, que fueron aportados por estas tres instituciones, mientras que el particular -(que tenía en arriendo el Mirador), se encargaría de la zona rural, que abarcaba la construcción de la continuación de la "calle Real", la tienda caminera con su correspondiente trastienda y cocina típica, un trapiche, un establo y una herrería, las que serían destinadas a la venta de comida típica, complementada con un cafetal, cañaduzal y platanal. Sin embargo, el particular nunca cumplió con las condiciones del contrato (las referentes a las obras que debía realizar), frustrando esta parte del proyecto, y después de enfrentar un largo y conflictivo proceso jurídico, la Administración recuperó el control sobre el cerro en el mes de abril de 1978.

Fundación del Pueblito Paisa

Después de aprobados los planos, elaborados por el arquitecto Julián Sierra Mejía en abril de 1976, se procedió con las obras que estuvieron bajo su cargo, del Departamento Técnico de Turantioquia y del Municipio de Medellín.

Iniciados los trabajos, empresas privadas entraron a refinanciar el proyecto, debido entre otras cosas, a que el presupuesto planteado se había quedado corto. Es así como Coltejer, Compañía Colombiana de Tabaco, Compañía Nacional de Chocolates, Noel y Suramericana, le inyectaron recursos, a los que se les sumó la pintura que aportó Pintuco.

 
Pueblito Paisa

Aunque la estructura portante de la iglesia y las casas no deja de ser la réplica de un pueblo antioqueño de 1900, su creador, el arquitecto Sierra quiso imprimirle un toque de realismo, adquiriendo materiales de construcción y objetos que databan de esa época.

En abril de 1976 muchos de los habitantes del antiguo municipio de El Peñol, demolían sus viviendas para dar paso a la Represa. Así que el arquitecto Sierra se desplazaba hasta el pueblo para adquirir aquellos materiales de demolición y saldos como puertas, ventanas y chambranas. Igual destino corrieron los materiales y buena parte de los enceres de la antigua casa de Ejercicios Espirituales del San Vicente, ubicada entre la Avenida Oriental y la carrera Chile y las calles Barbacoas y Argentina, demolida también entre 1976 y 1977.

 
Iglesia del Pueblito Paisa en diciembre.

Es así como la puerta de acceso a la iglesia del Pueblito Paisa, era la puerta de entrada de la Casa de San Vicente, lo mismo que el altar en madera, objetos que databan de los años veinte aproximadamente. La pila bautismal, de cerca de cien años, es originaria de Sonsón; y el Misal en latín, data de 1840; los pupitres de La Escuela y la cama que hay en la Casa Cural, datan de finales del siglo XIX y comienzos del XX, igual que las sillas de la barbería los cuadros y los implementos de la cocina.

Y como todo pueblo que se respete tiene fuente y monumento a algún ilustre personaje, el Pueblito Paisa no fue la excepción y para el mes de diciembre de 1977 se le encomendó al maestro Gustavo López, la elaboración de un busto en bronce del máximo exponente de la literatura antioqueña: Tomás Carrasquilla, obra que fue entregada en los primeros meses del año siguiente, tiempo en que Empresas Públicas de Medellín, dotó al cerro de un transformador de 7.6 kilovatios.

Finalmente y después de una inversión total de $2.100.000, el 3 de marzo de 1978, el Pueblito Paisa fue inaugurado y entregado a la ciudadanía por el alcalde de entonces, el doctor Guillermo Hincapié Orozco y la directora de Fomento y Turismo, la señora Mariluz Nichols Vallejo.

Con el paso de los años sin embargo, tanto las administraciones municipales como algunas empresas privadas, han estado interviniendo el Cerro con el fin de hacerlo más cómodo a los visitantes y lograr así una mayor apropiación de parte de los antioqueños por uno de los más importantes pulmones del Valle de Aburrá.

Para el año de 1985, el periódico El Mundo y la cadena radial Caracol, se unieron para regalarle al Cerro la señalización de los espacios más importantes con vallas en acero inoxidable. Así mismo, en este mismo año, se le encomendó a la artista María Villa, la realización del Viacrucis para el Templo, que consistió en catorce pinturas al óleo sobre lienzo, de 40 x 50 cm cada uno, obra que fue entrega da a comienzos de 1986 y que se exhibe al lado de las pinturas del Corazón de Jesús y Santa Teresa, también de la maestra, fallecida en Medellín en 1991. También en ese mismo año, se construyeron dos nuevos senderos peatonales, uno para ascender al cerro desde la entrada de la calle 30A y otro que va desde la escultura del Cacique Nutibara, hasta el teatro Carlos Vieco, caminos que fueron iluminados al año siguiente por las Empresas Públicas de Medellín.

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Creación del Parque de las Esculturas

El Gobierno Nacional (1982-1986) tomó la decisión de convertir al Cerro Nutibara en un gran centro cultural y dotarlo de un parque de esculturas, el que imprimió una nueva dinámica a este sitio para que traspasara su condición única de "reserva" en búsqueda de una verdadera identidad con vigor y fuerza propia.

En un tiempo record de 15 días, en diciembre de 1983, los artistas invitados dieron vida a uno de los proyectos culturales más ambiciosos de la ciudad. Fue una idea del entonces Presidente de la República, el antioqueño, nacido en Amagá, Belisario Betancur Cuartas. El Museo de Arte Moderno de Medellín -MAMM-, lo promovió, la Administración Municipal, lo acogió y lo realizó con la colaboración de algunas empresas privadas de la "Ciudad de la Eterna Primavera".

El parque recoge una de las expresiones escultóricas colectivas más importantes de la década de los 80 del siglo pasado. Las 10 esculturas son de corte modernista y abstracto, son la expresión inconfundible de lo que hoy se llama arte participativo. Son obras abiertas, a través de las cuales el público puede contemplar la ciudad moviéndose a sus pies e integran al hombre con el paisaje.

Escultura Cacique Nutibara

 
Cacique Nutibara obra de José Horacio Betancur

La primera obra escultórica monumental que se hizo especialmente para decorar el Cerro Nutibara, fue la Madremonte, del maestro José Horacio Betancur, en el año de 1953. Desde su entrega, la Madremonte estuvo expuesta los primeros meses en la Casa de La Cultura, y luego en el cerro Nutibara, hasta el 27 de marzo de 1986, cuando fue trasladada al Jardín Botánico, en cambio por la escultura del Cacique Nutibara, del mismo maestro.

Esta escultura, realizada en el año de 1955, es de concreto patinado, pesa cuatro toneladas y mide 3 m de alto, por 2.90 m de ancho. La figura la conforma el Cacique Nutibara, acompañado por una guerrera y un puma a los pies, como símbolo de su valentía y poder.

Antes de que se ubicara definitivamente en el costado occidental de la cima del Cerro, el Cacique Nutibara estuvo exhibido en la Plazuela que lleva su nombre, luego en el jardín del arte de Laureles, de doña María Antonieta Pellicer de Vallejo, quien fue mecenas del maestro. En el año de 1963 fue trasladado por vez primera al Cerro Nutibara, en donde estuvo hasta 1970, cuando fue llevado al Jardín Botánico, en donde permaneció hasta el 27 de marzo de 1986, cuando regresó definitivamente al Cerro que hace honor a su nombre.

Diferentes áreas del Cerro Nutibara

Pueblito Paisa

 
Pueblito Paisa.

El Pueblito Paisa es la representación del marco de la plaza de un típico pueblo antioqueño de comienzos de siglo XX. Para su composición se pensó en la construcción de la iglesia, cuya blanca espadaña sobresale del terracota de los tejados de barro de las casas de arquitectura entre colonial y vernácula de una y dos plantas, entre las que se encuentra la Casa Cural, la Alcaldía, la Escuela, la Barbería, la Fonda, la Tienda, la Casa Típica y las restantes viviendas que complementan la plaza empedrada.

Área total: 435 m² que se dividen de la siguiente manera:

  • Área Capilla: 105 m²
  • Área Escuela: 80 m²
  • Área Alcaldía: 32 m²
  • Área Casa Cural: 47 m²
  • Área Estanco: 12 m²
  • Área Barbería: 12 m²
  • Área Botica: 12 m²
  • Área Vivienda Segundo Piso: 75 m²
  • Área Casa Artesanías (5): 60 m²

Parque de las Esculturas

El parque de las esculturas creado en 1983 por iniciativa del ex presidente colombiano Belisario Betancur Cuartas, el Museo de Arte Moderno de Medellín coordino el montaje de una exposición permanente de esculturas elaboradas por 10 artistas nacionales e internacionales para ser instaladas en el entorno natural del cerro y donde los visitantes pueden apreciar en un corto recorrido por las laderas del cerro.

Parque de las Esculturas del Cerro Nutibara
  Titulo de la obra: Sin titulo
Artista: Carlos Rojas (Colombia)
Técnica: Concreto y acero pintado
Dimensiones: 6 x 10 x 10 metros
Titulo de la obra: Sin titulo
Artista: Alberto Uribe (Colombia)
Técnica: Concreto reforzado y coloreado
Dimensiones: 4,50 x 7,0 x 7,0 metros
 
  Titulo de la obra: Construcción
Artista: Manuel Felguérez (México)
Técnica: Hierro y concreto
Dimensiones: 4,0 x 6,70 x 12 metros.
Titulo de la obra: Sin titulo
Artista: Julio Le Parc (Argentina)
Técnica: Fibra de vidrio ensamblada en aluminio
Dimensiones: 6,50 m y 2,70 m de altura
 
  Titulo de la obra: Estructura como vegetal
Artista: Carlos Cruz-Díez (Venezuela)
Técnica: Concreto y plantas
Dimensiones: 3,0 x 20,0 x 10,0 m.
Titulo de la obra: Torre
Artista: Edgar Negret (Colombia)
Técnica: Aluminio ensamblado y pintado
Dimensiones: 4 metros de altura.
 
  Titulo de la obra: Signos aleteando al espacio
Artista: Otto Herbert Hajek (Alemania)
Técnica: Concreto pintado
Dimensiones: 6 metros de altura.
Titulo de la obra: Construcción
Artista: Jhon Castles (Colombia)
Técnica: Tubería de acero
Dimensiones: 3,80 metros de altura.
 
  Titulo de la obra: Sin titulo
Artista: Sergio de Camargo (Brasil)
Técnica: Mármol pulido
Dimensiones: 0,70 x 0,70 x 0,70 m y
0,50 x 1,26 x 0,50 m.
Título de la obra: Sin título
Artista: Ronny Vayda (Colombia)
Técnica: Hierro y vidrio
Dimensiones: 2,40 x 3,60 x 1,50 metros
(esta obra no se encuentra en el Cerro Nutibara[3]​)
 
Otras esculturas del Cerro Nutibara
  Titulo de la obra: Tomás Carrasquilla (Busto)
Artista: Gustavo Lopez
Técnica: Bronce
Titulo de la obra: Guillermo Zuluaga "Montecristo" (estatua)
Artista: Luz María Piedrahita
Técnica: Bronce
 
  Titulo de la obra: Cacique Nutibara
Artista: José Horacio Betancur
Técnica: Concreto patinado
Dimensiones: 3 m de alto x 2.90 m de ancho

Teatro al Aire Libre “Carlos Vieco”

 
Teatro al Aire Libre Carlos Vieco.

También se encuentra el Teatro al Aire Libre “Carlos Vieco”,ubicado en la ladera norte del Cerro Nutibara, inaugurado en 1984, su diseño estuvo a cargo del Departamento de Diseño de Planeación Metropolitana y la concha acústica fue obra del arquitecto Oscar Mesa, tiene una capacidad de 3.800 espectadores, se levantó en homenaje al compositor Carlos Vieco Ortiz, músico nacido en Medellín.

Ofrece todo tipo de espectáculos populares. Cada año, en el mes de junio, se convierte en el epicentro de los recitales del Festival Internacional de Poesía. También son frecuentes los conciertos de rock.

Referencias

  1. Dato del INDER como responsable del Cerro Nutibara
  2. a b c Alcaldía de Medellín (2003), Medellín, Guía Turística y de Desarrollo Urbano, Impreso por Especial Impresores, Medellín, pp. 52, 75, 77. ISBN 958-33-5064-8
  3. presentaba un estado de deterioro, fue retirada y se desconoce su paradero.

Bibliografía

  • Muñoz Zapata, Mauricio (2006). «Cartilla del Cerro Nutibara». Impreso por Fundación Ciudad Don Bosco, Medellín. ISBN 958-655-920-3. 

Véase también

Enlaces externos