Terra preta

Suelo antropogénico del Amazonas
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Terra preta ("tierra negra" en portugués) es un término que se utiliza para referirse a un tipo de suelo oscuro y fértil encontrado en la cuenca del Amazonas. También se le denomina "tierra negra del Amazonas" o "tierra negra india". En portugués, la expresión completa es tierra negra del indio o tierra negra de indio.

Archivo:Terra Preta crop.jpg
A la izquierda, un oxisol pobre en nutrientes, típico de la cuenca amazónica; a la derecha, oxisol transformado en terra preta fértil.

La terra preta se diferencia claramente de los suelos rojizos o amarillentos que predominan en la Amazonia (oxisoles) y que se caracterizan por su escasa fertilidad. La terra preta parece haber sido obra de las culturas indígenas que habitaron la región antes de la llegada de los europeos.

La fertilidad natural de este suelo y su alta capacidad para retener carbono lo han convertido en la década de los 2000 en objeto de varios programas de investigación sobre agricultura sostenible.

Composición y propiedades

La terra preta consiste en una compleja mezcla de:[1]

  • suelo "natural" (amarillo y estéril, en el caso de la Amazonia)
  • carbón vegetal
  • fragmentos de objetos de cerámica
  • desechos orgánicos como residuos vegetales, heces animales y huesos de pescado
  • varios miles de microorganismos diferentes

La terra preta es muy fértil y esto representa una anomalía respecto a los relativamente estériles suelos de la Amazonia.[2]​ Mientras que los suelos amazónicos normales requieren periodos de barbecho de entre 8 y 10 años, con la terra preta pueden bastar 6 meses de descanso para que la tierra se recupere. Se conoce al menos un caso en el que un suelo de este tipo ha estado en cultivo continuo durante más de 40 años sin aporte externo de fertilizantes.[3]

La gran fertilidad de la terra preta se explica principalmente por su alto contenido en materia orgánica y nutrientes como nitrógeno, fósforo (200-400 mg P/kg), potasio y calcio. Además el carbón vegetal reduce significativamente la pérdida de nutrientes a causa de la lluvia.[3]

Existe una gran diversidad de composiciones de terra preta y para clasificarlas se han propuesto dos grandes familias: la terra preta propiamente dicha, muy oscura y con gran contenido de cerámica y restos animales, y la terra mulata, de color más pardo, con menos restos de origen humano y que normalmente se extiende sobre grandes superficies que rodean las parcelas de tierra negra.[4]

Localización

Se han hallado parcelas de terra preta en toda la cuenca del Amazonas, principalmente en Brasil a lo largo de las orillas del río y en su desembocadura, en la isla de Marajó.[5]​ Más recientemente se ha identificado el mismo tipo de suelos en zonas de Ecuador, Perú y Guayana Francesa[6]​ así como en el continente africano, en Benín, Liberia y Sudáfrica.[2]

Las parcelas promedian las 20 hectáreas, pero se han encontrado algunas con hasta 350 hectáreas de extensión.[2]​ La superficie total cubierta por tierra preta podría representar entre el 0,1% y el 1% del total de la cuenca amazónica.[4]

La terra preta forma estratos de en torno a 50 cm de espesor, pudiendo alcanzar los 2 m de profundidad en algunos casos. Esto contrasta con el resto del suelo de la Amazonia, cuya capa fértil superficial tiene como máximo 20 cm de espesor.[3]

Origen

Origen antropogénico

La teoría más aceptada actualmente es que la terra preta amazónica es el producto de la actividad de las sociedades humanas que habitaron la región antes de la llegada de los europeos.[3]​ Las dataciones por carbono-14 han arrojado fechas comprendidas entre el 800 a. C. y el 500 de nuestra era.[7]

La prueba más clara de su origen antropogénico es la presencia de cerámica en su seno. Otro indicio es que las parcelas de terra preta suelen coincidir con poblados humanos actuales o pasados.[7]​ No está claro, sin embargo, si los indígenas precolombinos diseñaron y fabricaron intencionadamente esta tierra para mejorar la fertilidad del suelo o bien fue un producto involuntario de sus asentamientos.[3]

Debido a su elevado contenido de carbón vegetal se cree que estos suelos podrían ser el producto de una técnica indígena denominada «tala y carbonización» (slash-and-char en inglés), consistente en someter la madera a una combustión incompleta a baja temperatura. Esta técnica es diferente de la «tala y quema» usada por los agricultores brasileños actuales, en la cual la madera se quema completamente dejando sólo cenizas en el suelo. Las cenizas son arrastradas fácilmente por el agua de lluvia, quedando el suelo desprovisto de nutrientes y estéril. Con la carbonización, por el contrario, el carbón vegetal formado retiene los nutrientes y conserva la fertilidad.[1]

Regeneración biológica

El geógrafo William Woods ha descubierto al menos un caso en el que la terra preta es capaz de regenerarse con el tiempo. En una finca de Brasil los campesinos extraen la tierra negra para venderla como abono a las explotaciones vecinas pero se han dado cuenta de que, si dejan una capa de unos 20 cm en el suelo, al cabo de 20 años el estrato de terra preta vuelve a alcanzar su espesor inicial. Woods cree que este fenómeno es debido a los microorganismos que habitan en la terra preta.[1]

¿Civilización amazónica?

 
La cuenca del Amazonas en un mapa español de 1562

El conquistador español Francisco de Orellana fue el primer europeo en descender el río Amazonas en 1542. Su cronista, Gaspar de Carvajal, informó que la zona estaba densamente habitada, sugiriendo niveles de población y urbanización superiores incluso a los actuales. Casi un siglo más tarde, en 1639, una nueva expedición capitaneada por Pedro Texeira confirmó estas observaciones.[8]​ En palabras del cronista de la expedición, el jesuita Cristóbal de Acuña:

Casi con las primeras vistas de aquella parte de América que hoy tiene el nombre de Perú, nacieron en nuestra España, aunque por confusas noticias, encendidos deseos del descubrimiento del gran Río de las Amazonas, llamado por error común, entre los pocos vistos en la Geografía, río del Marañon, no solo por las muchas riquezas, de que fue siempre sospechoso; ni por la multitud de gente que mantenían sus orillas, ni por la fertilidad de sus tierras, y temples apacibles de su habitación, sino principalmente, por entender, con no pequeños fundamentos, que él era la única canal, y como calle mayor, que recorriendo por el riñón del Perú, se sustentaba de todas las vertientes que al mar del Norte tributaban sus encumbradas cordilleras.
Cristóbal de Acuña, Nuevo Descubrimiento del río Amazonas

No obstante, las expediciones de las décadas siguientes no encontraron rastro de esta civilización y con el paso del tiempo el relato de Carvajal pasó a ser denigrado como pura fantasía. La existencia misma de una civilización en la Amazonia ha sido calificada de imposible por historiadores como Betty Meggers con el argumento de que el estéril suelo amazónico es incapaz de soportar cultivos agrícolas de forma duradera.[1]

En las últimas décadas han aparecido, sin embargo, varios indicios que, junto al origen antropogénico de la fértil terra preta, parecen indicar que efectivamente existió una civilización en la cuenca del Amazonas antes de la llegada de los europeos. El etnólogo Michael Heckenberger ha señalado la existencia de una aristocracia hereditaria en el seno de algunas tribus amazónicas actuales, una anomalía para una sociedad sin cultura agraria sedentaria.[1]​ El lingüista William Balée ha notado que un grupo indígena de los Llanos de Moxos (en la Amazonia boliviana) que vive sobre una parcela de terra preta designa cultivos como el maíz y el algodón mediante palabras que tienen al menos 2000 años de edad.[1]​ El arqueólogo Clark Erickson ha hallado restos de una vasta red de caminos amplios y rectilíneos así como de extensos cultivos en terrazas también en los Llanos de Moxos.[9]

Si efectivamente existió una civilización con gran población en la Amazonia, ello implicaría que en algún punto entre los siglos XVI y XIX debió sufrir un declive catastrófico que la hizo desaparecer casi por completo. Una posible explicación sería la catástrofe demográfica en América tras la llegada de los europeos, que pudo mermar dramáticamente una población no inmunizada contra las enfermedades europeas.[1]​ Otra teoría afirma que los pueblos indígenas se vieron forzados a adaptarse a una vida nómada para protegerse del colonialismo. Esto pudo hacer menos atractivos algunos beneficios de la terra preta, como su capacidad para auto-renovarse, debido a que los granjeros debían moverse para estar seguros. El paso a la técnica de la «tala y quema» pudo ser entonces una adaptación a la nueva situación.[cita requerida]

En cualquier caso, si esta civilización existió no ha dejado restos de grandes construcciones, probablemente porque construían en madera, al ser la piedra escasa en la Amazonia.[cita requerida]

Otras teorías

Los primeros investigadores occidentales en describir una tierra amazónica oscura, fértil y con abundantes fragmentos de cerámica fueron James Orton (1870), Charles Hartt (1874) y Herbert Smith (1879).[4]​ A partir de entonces se formularon diversas teorías sobre su posible origen, entre ellas:[3]

  • producto de los volcanes de los Andes (Camargo, 1941)
  • sedimentación de lagos del Terciario (Falesi, 1974)
  • sedimentación de lagos recientes (Cunha-Franco, 1962).

Hoy en día estas teorías se consideran erróneas y han sido abandonadas en favor de la teoría del origen antropogénico.[3]

Aplicaciones actuales y futuras

La FAO ha analizado las implicaciones productivas y culturales de la terra preta y ha sugerido que la misma podría servir de base para desarrollar nuevos modelos de agricultura sostenible en la actualidad.[2]

La terra preta contiene más carbono que el suelo amazónico normal (150 g C/kg frente a 20-30 g C/kg) y además sus estratos son muchos más espesos. Por ello, la cantidad de carbono almacenada en una hectárea de terra preta es mucho mayor que la de una hectárea de suelo normal. Dado que el almacenamiento de carbono en el suelo es uno de los mecanismos clave para la reducción de la concentración de CO2 en la atmósfera, la producción y uso de terra preta podría convertirse en un medio significativo para luchar contra el efecto invernadero, además naturalmente de aumentar la productividad agrícola.[3]

Otra ventaja que podría aportar la terra preta sería una reducción de la contaminación del agua potable por nitratos, actualmente debida al uso excesivo de fertilizantes.[10]

Sin embargo, está resultando difícil recrear terra preta con la tecnología actual. Los experimentos muestran que no basta con fabricar carbón vegetal y añadirle excrementos animales, ya que en ese caso la fertilidad declina a partir de la tercera cosecha mientras que la productividad de la auténtica terra preta se mantiene estable.[11]

Entre las empresas que actualmente tratan de sintetizar terra preta se encuentran Dynamotive Energy Systems, Best Energies y Eprida.[12]

Referencias

  1. a b c d e f g Documental The Secret of Eldorado. Realizador: David SINGTON. DOX Productions, 2002. Emitido por vez primera por el programa Horizon de la BBC.
  2. a b c d Recuadro 4: Terra Preta - ¿manejo orgánico de los suelos? Brasil, Agricultura orgánica y recursos abióticos. Departamento de Desarrollo Sostenible, FAO, 2001. Consultada el 1 de mayo de 2008.
  3. a b c d e f g h LEHMANN, Johannes. «Terra Preta de Indio» (en inglés). Cornell University. Consultado el 1 de mayo de 2008. 
  4. a b c «Discovery and Awareness of Anthropogenic Amazonian Dark Earths (Terra Preta)». Consultado el 1 de mayo de 2008.  Parámetro desconocido |primero= ignorado (se sugiere |nombre=) (ayuda); Parámetro desconocido |último= ignorado (se sugiere |apellido=) (ayuda)
  5. Mapa de sitios de terra preta, compilado por Gerhard Bechtold. Web consultada el 1 de mayo de 2008.
  6. «Vivre en Guyane». Latitude 5, nº67 (en francés). CNES. enero 2005. Consultado el 1 de mayo de 2008. «A l'emplacement de la future carrière Tania, nous avons découvert une grande quantité de tessons de céramique (...) Koriabo. (...) Des sites d'occupation de ce genre sont connus dans la zone forestière de Guyane française mais c'est la première fois qu'ils sont découverts aussi près du littoral. (...) Mon autre grande surprise fut l'impressionnante couche de terra preta sur le site Olga : 40 cm d’épaisseur en moyenne et jusqu'à 70 cm à certains endroits. Nous avons indéniablement là un site très important.». 
  7. a b BECHTOLD, Gerhard (marzo 2007). «Summary of Thesis about Anthrohumox in Brazilian Lowland» (en inglés). Consultado el 1 de mayo de 2008. 
  8. Plantilla:Ref-artículo
  9. Plantilla:Ref-capítulo
  10. «The International Biochar Initiative (IBI)». Consultado el 1 de mayo de 2008. 
  11. Plantilla:Ref-artículo (en inglés)
  12. Plantilla:Ref-artículo (en inglés)

Véase también

Enlaces externos

En español

En inglés