Felipe IV, a caballo
El retrato de Felipe IV, a caballo lo pintó Velázquez hacia 1635.[1] Se conserva en el Museo del Prado de Madrid (España) desde la creación de la pinacoteca en 1819.
Felipe IV, a caballo | ||
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Año | hacia 1635 | |
Autor | Diego Velázquez | |
Técnica | Óleo sobre lienzo | |
Estilo | Barroco | |
Tamaño | 301 cm × 314 cm | |
Localización |
Museo del Prado Madrid, España | |
País de origen | España | |
Historia del cuadro
editarVelázquez había recibido el encargo de pintar una serie de cinco retratos ecuestres de la familia real que se destinarían al Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro de Madrid (antiguo Museo del Ejército). Allí se colgaron los retratos ecuestres de Felipe III y de su esposa Margarita de Austria, los de Felipe IV y de su esposa Isabel de Francia y el del hijo de ambos Baltasar Carlos que, al ser de un tamaño menor que los de sus padres, se situó entre ellos sobre una de las puertas del salón.
De todos aquellos cuadros, los más afortunados en cuanto a ejecución fueron Felipe IV, a caballo y El príncipe Baltasar Carlos a caballo.
Descripción del cuadro
editarLa figura del rey está representada de perfil en este caso. El monarca viste una media armadura de acero pavonado, con adornos y puntas de oro, gregüescos noguerados, botas de ante, banda de color carmín con las puntas flotando al viento; en su mano derecha porta la bengala de general y con la izquierda sujeta las riendas del corcel. La actitud del jinete es natural y apuesta, con gran prestancia, sentado en una silla de montar con rica guarnición, al estilo de la monta española, en una postura de nobleza.
El caballo es un trotón castaño, cuadralbo, con largas crines y cola. Los caballos que pinta Velázquez en estos cuadros de retratos son una mezcla del caballo frisón, fogoso y con brío y el caballo resistente y con pesadez de formas. Como en el retrato del príncipe Baltasar Carlos, le presenta aquí en corveta.
La figura del rey está colocada en una altura, para poder así pintar la perspectiva del paisaje, tan común en estas obras de Velázquez. A la izquierda ha pintado el tronco de un roble, árbol que era muy común en aquellos entornos, y en la lejanía y en profundidad, un panorama que Velázquez conoce bien: el bosque de El Pardo de Madrid y más allá, la sierra de Guadarrama. No falta tampoco en esta pintura el cielo velazqueño que ocupa casi la mitad del lienzo, con el azul característico y los grises.
Este retrato que Velázquez hizo al rey Felipe IV es el que sirvió como modelo para el escultor toscano Pietro Tacca cuando realizó en Florencia la estatua ecuestre del rey entre los años 1634 y 1640. Se supone que el cuadro que recibió Tacca es la versión reducida del original del Prado conservada en el Palacio Pitti de Florencia. La estatua estuvo casi siempre en el Palacio del Buen Retiro de Madrid, pero en 1843, al configurar la nueva Plaza de Oriente, se trasladó allí para situarla en lo alto de un nuevo monumento en su centro.
Términos
editar- Noguerado es el color que se parece al de la madera de nogal.
- Cuatralbo: se dice de un caballo cuando tiene sus 4 patas manchadas de blanco.
Véase también
editarReferencias
editar- ↑ Galería online: Ficha. Sitio web oficial del Museo del Prado. Consultado el 25 de agosto de 2015.
Bibliografía
editar- Historia general del arte, Tomo XIII, colección Summa Artis, La pintura española del siglo XVII. Autor, José Camón Aznar. Editorial Espasa Calpe S.A. Madrid 1977
- La pintura en el barroco José Luis Morales y Marín Espasa Calpe S.A. 1998 ISBN 84-239-8627-6
- Museo del Prado. Pintura española de los siglos XVI y XVII Enrique Lafuente Ferrari Aguilar S.A. 1964
Enlaces externos
editar- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Felipe IV, a caballo.