La Fonda de Genieys fue un establecimiento del Madrid del siglo xix, abierto antes de la Guerra de la independencia como uno de los primeros restaurantes de la ciudad de estilo francés.

Instalada primitivamente en la esquina de calle de la Reina con la del Clavel (en un edificio denominado entonces como Palacio Masserano),[1][2]​ más tarde pasó a la de Jacometrezo.[3]​ Aparece descrita por Alcalá Galiano como "muy mediana en la cocina y nada brillante en lo concerniente al servicio";[4]​ a pesar de ello, a finales del siglo XIX era uno de los comedores más concurridos de Madrid.[5]​ Lugar habitual de diversas reuniones liberales,[6]Larra, en un artículo sobre las tascas de Madrid la menciona como "templo del refinamiento gastronómico", aunque advierte que es muy cara.[7]

Al parecer introdujo las croquetas en la cocina española, sirviendo durante sus comidas los asados ligeramente menos hechos (algo inusual en la cocina española de la época) y más sabrosos; sus chuletas a la «papillote» resultaban extrañas a comensales como Benito Pérez Galdós que ridiculizaba este tipo de comida procedente de Francia.[8]

Selectos comensales editar

  • Además de los citados, Larra y Galdós,[9][3]​ otro visitante ilustre fue Manuel Bretón de los Herreros, que describe la posada en obras como El poeta y la beneficiada.[10]
  • En Recuerdos del tiempo viejo, José Zorrilla recuerda haber sido invitado a la Fonda poco después de darse a conocer públicamente tras leer unas poesías en el funeral de Larra, "La dirección dada á la calle de la Reina era á la fonda de Genyes, que era entónces lo que hoy Fornos y Lhardy; de donde yo deduje que mis nuevos amigos moraban ó comian en ella habitualmente...",[11]
  • El 1 de mayo de 1808, a la salida de la fonda, el capitán de Artillería Luis Daoíz y otros dos oficiales españoles se retaban a duelo con otros tantos oficiales franceses que habían proferido insultos contra la nación española.[12][5]
  • Según la versión literaria de Rosa Chacel, en aquel comedor de la fonda de Genieys entró alguna vez Espronceda en busca de Teresa.[13]

Véase también editar

Referencias editar

  1. Ramón de Mesonero Romanos, Memorias de un setentón: natural y vecino de Madrid, Volumen 1-2, pp:97
  2. Peter Besas, (2009),Historia y anécdotas de las fondas madrileñas, 1ª Ed. La Librería, ISBN 978-84-9873-032-6, pp:77-78
  3. a b Federico Romero, (1953), Por la calle de Alcalá: evocaciones á vuela voz, pp:27
  4. Antonio Alcalá Galiano, (1890), Recuerdos de un anciano, pp:54
  5. a b «Semblanzas de hidalgos: opúsculos genealógicos», Instituto Luis de Salazar y Castro
  6. Fernando Garrido, Historia del reinado del último Borbón de España: de los crímenes..., volumen 2, p:424
  7. Mariano José de Larra, Evaristo Correa Calderón, (1986) ,Artículos varios, ed. Castalia, pp:403 (La Revista Española, 23 de agosto de 1833).
  8. Santiago de Parra Mas, (2008),Fondas, hoteles y banquetes en la Zaragoza del siglo XIX, Cuadernos de Aragón, nº 38
  9. Benito Pérez Galdós, Federico Carlos Sáinz de Robles, Obras completas de don Benito Pérez Galdós, Volumen 2,
  10. Manuel Bretón de los Herreros, (1883), Obras de don Manuel Breton de los Herreros, pp:77
  11. Zorrilla, José, Recuerdos del tiempo viejo, Barcelona: Imprenta de los sucesores de Ramírez y Cía, 1880, página 37.
  12. Carlos J. Medina, (2003), «El Capitán Daoíz Archivado el 26 de diciembre de 2009 en Wayback Machine, Atenea
  13. Rosa Chacel en su novela Teresa.