Juan Bernardo Colmán

Fray Juan Bernardo Colman (1569 – 03/06/1594), fue un miembro de la Orden de los Franciscanos, primer mártir mestizo de la que fue la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay, y que actualmente (2020) está en proceso de Beatificación por la Iglesia Católica.

Compañero de otros dos ilustres franciscanos misioneros, Fray Luis de Bolaños (1550-1629) y el también mestizo Fray Gabriel de la Anunciación Guzmán (1569-?).

Gran orador en lengua guaraní, maestro de Bolaños en dicha lengua, lo que facilitó que este creara la primera grafía guaraní.

Biografía

Nacimiento e infancia

Nació en Ciudad Real del Guayrá, población hoy en día desparecida cuya localización está en el actual Paraná brasileño, probablemente en el año 1569. Muerto martirizado el 2 de junio de 1594, en las tierras de Jahapety, Caazapá (Paraguay).

Considerado el primer mártir paraguayo, en tanto era mestizo de padre inglés y madre guaraní, nacido y fallecido en la que fue parte de la Provincia del Paraguay de la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay, de la Corona de España.

Su nombre de nacimiento era el mismo que el de su padre, Nicolás Colman, pero que se cambió a Fray Juan Bernardo cuando fue ordenado franciscano.

Efectivamente, era hijo de Nicolás Colman, un aventurero inglés al servicio de España, que llegó a la zona del Río de la Playa y Paraguay con la expedición del Adelantado Pedro de Mendoza y Luján en 1536; y de una nativa guaraní hija de un cacique del Guayrá, llamada Boypitan.

Se crio en su ciudad natal, siendo compañero y amigo de infancia del que sería otro famoso religioso mestizo, Fray Gabriel de la Anunciación Guzmán, que era el hijo del Teniente de Gobernación del Guayrá, y Regidor de Ciudad Real del Guayrá, Don Alonso Riquelme de Guzmán, que casó con una hija mestiza del Gobernador Domingo Martínez de Irala, llamada Úrsula.

Ingreso en la Orden Franciscana

Junto a su amigo Fray Gabriel de la Anunciación Guzmán, ingresaron en el noviciado en el Guayrá, tomando el hábito franciscano en la Asunción (1585) en manos de Fray Alonso de San Buenaventura justo antes de que éste regresara a España en busca de misioneros para el Río de la Plata.

Dado su mestizaje y conocimiento la lengua guaraní, ambos quedaron en compañía de Fray Luis de Bolaños, también ordenado en 1585, al que ayudaron a la formación de la reducción de San Blas de Itá (1585) y, a continuación, la de San Buenaventura de Yaguarón (1587) con indios del Caraibá y Acahay. Allí se quedaron ambos, Fray Gabriel, ya ordenado sacerdote, adoctrinando, y Fran juan Bernardo, como hermano lego y ayudante del anterior, en la reducción de San Blas de Itá.

Ciertos autores afirman que no se le dejó ser sacerdote, y si hermano lego, por ser mestizo. Pero su compañero Fray Gabriel también lo era, y fue sacerdote, y muy famoso por su actividad misionera y aportaciones a la iglesia.

Martirio

Cuando volvió a la Asunción, a instancias de la autoridad civil y del rector de los jesuitas, se le encomendó partir en busca de un religioso lego dominico, que había sido apresado a principios de 1594 por los nativos paranáes de Jahapety, en la comarca de Caazapá, que estaban en cruenta sublevación contra los españoles. Dicho hermano transportaba importantes documentos provenientes de la Audiencia Real y del Rey de España.

Previamente a su partida se confesó con su amigo Fray Gabriel en la reducción de San Blas de Itá, y partió con tres nativos, uno de Itá y otros dos de Yaguarón, los cuales pudieron más tarde escapar y contar lo sucedido.

Llegó en junio de 1594, comprobando que el hermano dominico había sido ejecutado.

Los nativos los apresaron rápidamente, lo despojaron de su caballo y ropas, llevándolo a presencia del cacique. Lo colgaron y le golpearon la cabeza con una “macana”, y procedieron a sacrificarlo siguiendo su propio ritual antropofágico, considerado mágico, y que era bien conocido por la víctima. Se comenzó por darle una poción mágica previa al sacrifico, llamada “chicha”, que fray Juan rechazó por considerar la ceremonia como pagana e idolátrica. Le sacaron el corazón, y como éste seguía latiendo, temieron de la venganza que podía caerle del espíritu pues la víctima “seguía hablando con Dios”, y dejaron sus restos insepultos, por lo que no terminaron el rito mágico.

Murió con solo 24 años de edad.

Legado y memoria

Recuperación de sus restos

29 años después, sus restos fueron encontrados por fray Gregorio de Osuna (continuador de Bolaños en las reducciones), y fueron trasladados tanto a Cazaapan como a San Francisco de Yuti (ciudad actualmente llamada Yuty, departamento de Cazaapá, Paraguay).

Sus reliquias fueron llevadas a San Francisco de Yuty guardándose en la parroquia una urna de mármol blanco.

Actualmente, sus restos descansan junto a las cenizas de Luis de Bolaños en la Iglesia de San Francisco, en Asunción.

En el lugar de su martirio existe una cruz. Esta cruz sustituyó a otra colocada cuando se rescataron sus restos muchos años después, cruz de madera de urunde’y que actualmente se encuentra, y se venera, en un relicario del Museo Fray Juan Bernardo en Caazapá (Paraguay).

Memoria del martirio

En el año 1627, el gobernador eclesiástico y vicario general del obispado del Paraguay, Mateo Espinoza, tomó testimonio y declaración jurada a varios testigos. Esta declaración jurada escrita y refrendada por el propio Mateo de Espinoza en ese mismo año, respondió a la necesidad de documentar ad perpetuam rei memoriam (“para perpetuar el recuerdo de …”) el martirio de Fray Juan Bernardo.

Por ello, se puede afirmar que Fray Juan Bernardo es el primer mártir católico mestizo del Paraguay histórico (cuando formaba parte de la Corona de España) de quien se tiene documentación histórica verídica.

Proceso de beatificación

El proceso de beatificación de fray Juan Bernardo Colman se remonta a la antesala de la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), época en que los estudios pertinentes quedaron dormidos en los archivos de Roma, por lo cual quedó en suspenso.

El proceso quedó de nuevo abierto en 1998 durante el papado de Juan Pablo II, pero no avanzó.

En el año 2015 el proceso se reactiva a iniciativa de la propia Orden de los Franciscanos Menores (OFM) así como de personalidades del Paraguay, pidiendo al Papa Francisco que lo reanudase.

En la Iglesia Católica, se celebra su día el 2 de junio, día que murió martirizado.

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