La onicotilomanía consiste en el hábito de arrancarse voluntariamente las uñas o cortarselas de manera excesiva y reiterada, por lo que se clasifica en medicina dentro del grupo de las distrofias ungeales autoinflingidas. Puede relacionarse con otros trastornos autoinflingidos, por ejemplo la tricotilomanía, que es el hábito de arrancarse intencionadamente el cabello o la onicodacnomanía que es el hábito de morderse con fuerza las uñas para sentir dolor.[1]​ Debe distinguirse de la onicofagia que es el hábito compulsivo de masticar o morder el borde libre de las uñas. La onicofagia es muy frecuente, sobre todo en niños, mientras que la onicotilomanía se presenta en raras ocasiones, predomina en adultos y se asocia a trastonos psiquiátricos.[2]

Onicotilomanía
Especialidad psiquiatría

Etiología editar

La onicotilomanía se asocia generalmente a trastornos siquiátricos, entre ellos delirios de infestación, cuadros de ansiedad, hipocondría, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno dismórfico corporal, trastornos del control de impulsos, trastornos depresivos e ideación suicida. Puede ser una de las conductas de automutilación que se producen en el síndrome de Lesch-Nyhan y el síndrome de Smith-Magenis.[3][4][5]

Complicaciones editar

La destrucción constante del lecho ungeal puede provocar infecciones crónicas (paroniquias) y onicodistrofia.

Tratamiento editar

Se han propuesto diferente tratamientos para esta afección, entre ellos medicamentos siquiátricos o el uso de algún sistema de protección local para evitar la autoagresión.

Historia editar

La primera descripción del mal fue realizada en 1934 por el dermatólogo polaco Jan Alkiewicz.[6][7]

Referencias editar

  1. Onicodistrofías traumáticas, presentación de dos casos. Archivado el 4 de septiembre de 2019 en Wayback Machine. Autores: Miguel Ángel Cardona Hernández, Estela Cristina Lazo García. Rev Cent Dermatol Pascua . Vol. 24, Núm. 1, enero-abril 2015. Consultado el 4 de septiembre de 2019.
  2. Onychophagia and Onychotillomania: Prevalence, Clinical Picture and Comorbidities. Autores: Przemysław Pacan, Magdalena Grzesiak1, Adam Reich, Monika Kantorska-Janiec y Jacek C. Szepietowski. ActaDV. Consultado el 3 de septiembre de 2019.
  3. Ameen Sait M, Reddy BS, Garg BR (1985). «Onychotillomania. 2 case reports». Dermatologica 171 (3): 200-2. PMID 4076493. doi:10.1159/000249420. 
  4. Kim MH, Park HJ, Lee JY, Cho BK. Two Cases of Onychotillomania. Korean J Dermatol. ISSN 0494-4739 2006 Jul;44(7):855-857. Korean.
  5. Onychotillomania as manifestation for underlying depressive disorder. Indian J Psychiatry. 2016 Jan-Mar; 58(1): 98–99, doi: 10.4103/0019-5545.174398. Consultado el 4 de septiembre de 2019.
  6. Grzybowski A, Zaba R (2009). «Professor Jan Alkiewicz, MD, and his influence on 20th century dermatology and mycology». Clinics in Dermatology 27 (3): 317-322. PMID 19368061. doi:10.1016/j.clindermatol.2008.10.009. 
  7. Alkiewicz J. Uber onychotillomania. Dermatol Wochenschr. 1934;98:519–21