Quincallería y chamarilería definen un modelo de comercio, tienda o almacén dedicado a vender artículos de precio económico,[1]​ en especial los relacionados con las herramientas, recipientes y artefactos de cobre, latón, palastro (hierro o acero laminado), zinc, hojalata, y un sector de complementos en la construcción de edificios o con desechos de la industria metalúrgica (en hierro, acero, cobre, plomo, aluminio, etc). Tiene su origen en los oficios de cuchillería, calderería, herrería.[2][3]

Productos de quincallería en el siglo xxi, expuestos en la calle en El Rastro de Madrid.

En algunos países, la quincallería ha absorbido nuevos productos de diversas industrias: bisutería, cristalería y espejos, perfumería, juegos y juguetes, alfombras, loza y porcelana, paraguas, sombrillas y abanicos, lámparas, cajas y estuchería en general, carteras, libros de memoria y álbumes, papeles de fantasía y artículos para escritorio, labores de madera torneada y adornos de madera dorada, máscara, objetos de goma elástica y de gutta-percha y un largo y posible etc.

En Occidente y desde el final del siglo XX, acompañando a la invasión de establecimientos todo a un euro (que sustituyeron a los todo a cien), este complejo sector comercial ha sido prácticamente absorbido y sustituido por los bazares chinos.[4]

Véase también editar

Referencias editar

  1. Diccionario de materia mercantil, industrial y agrícola, José Oriol Ronquillo. 1857
  2. Álvarez, Pelayo (25 de abril de 2016). «Por qué los chinos». Diario El Mundo. Consultado el 12 de enero de 2017.