Respiración agónica

patrón anormal de la respiración

La respiración agónica es un patrón anormal de la respiración caracterizado por jadeo y dificultad para respirar, acompañado de vocalizaciones extrañas y mioclonías.[1]​ Suele ser el preludio de un cuadro de apnea, seguido de paro cardiorrespiratorio.[2]​ La duración de la respiración agónica puede ser breve o prolongarse por varias horas.[1]

Respiración agónica

Una persona sana respira con un patrón regular y realiza, en reposo, de 15 a 20 aspiraciones por minuto. Con la respiración agónica solo se pueden tomar tres o cuatro aspiraciones irregulares por minuto, lo que causa que el cuerpo no reciba suficiente oxígeno (hipoxia). Sin intervención médica, este patrón de respiración pueden causar la muerte.[3]​ Cuando esta se prolonga por varios minutos, es frecuente que se observe choque cardiogénico o paro cardiorrespiratorio.[1]​ Aunque en estos casos, la evolución posterior del paciente presenta un cuadro más favorable que si la respiración agónica no se hubiera producido. La respiración agónica se produce en el 40% de los casos de paros cardíacos experimentados fuera de un entorno hospitalario.[4]

Aunque es similar, no es lo mismo que la respiración de Cheyne-Stokes; ya que esta representa un patrón de aspiraciones irregular, pero que no trae aparejado un cuadro de hipoxia y posterior paro cardiorrespiratorio. De la misma forma, aunque suele acompañarse de estertor, no son términos equivalentes. El estertor es un sonido que se realiza al respirar, producto de la acumulación de líquidos en la garganta o vías respiratorias.[3]

Efecto hemodinámico editar

El jadeo como actividad anormal ventilatoria puede ser considerada como un fenómeno de la «auto-reanimación».[5]​ Las inspiraciones determinan una disminución de la presión intratorácica y en la aurícula derecha mediante el establecimiento de un gradiente de presión que favorece el retorno venoso al corazón.[6]​ Las aspiraciones aumentan la presión intratorácica y aórtica, y también determinan un aumento en la presión de perfusión coronaria, mejorando de este modo el flujo sanguíneo.[5][7]​ Otros autores confirmaron estos datos y también han señalado que, en animales, causa una disminución en la presión intracraneal y mejorar la perfusión cerebral.[8]

Pronóstico editar

Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos sobre 2018 casos de paros cardiorrespiratorios no hospitalarios, entre los cuales 191 presentaron un cuadro de respiración agónica, demostró que las probabilidades de sobrevivir hasta el alta hospitalaria son más altas que cuando este patrón de respiración no se presenta. En los casos tratados directamente por paramédicos, la probabilidad de supervivencia se triplicó (del 7,8% al 28,3%); mientras que si reciben atención temprana de parte de testigos eventuales (RCP), la probabilidad se quintuplicó (de 9,4% a 39%).[9]

Referencias editar

  1. a b c Perkin, Ronald M.; Resnik, David B. (junio de 2002). «The agony of agonal respiration: is the last gasp necessary?». Journal of medical ethics (en inglés) 28 (3): 164-169. ISSN 0306-6800. OCLC 111417322. PMID 12042401. Consultado el 14 de septiembre de 2015. 
  2. Instituto Químico Biológico. «Respiración agónica». Medciclopedia - diccionario de términos médicos. Consultado el 14 de septiembre de 2015. 
  3. a b «¿Qué es la respiración agónica?». es.overcane.com. Consultado el 14 de septiembre de 2015. 
  4. Clark, Jill J.; Larsen, Mary Pat; Culley, Linda L.; Graves, Judith Reid; Eisenberg, Mickey S. (diciembre de 1992). «Incidence of agonal respirations in sudden cardiac arrest». Annals of Emergency Medicine (en inglés) 21 (12): 1464-1467. ISSN 0196-0644. OCLC 116902855. PMID 1443844. doi:10.1016/S0196-0644(05)80062-9. Consultado el 14 de septiembre de 2015. 
  5. a b Yang, Liying; Weil, Max Harry; Noč, Marko; Tang, Wanchun; Turner, Todd; Gazmuri, Raul J. (1994). «Spontaneous gasping increases the ability to resuscitate during experimental cardiopulmonary resuscitation». Critical Care Medicine (en inglés) (Hagerstown, Maryland, Estados Unidos: Lippincott Williams & Wilkins) 22 (5): 879-883. ISSN 0090-3493. OCLC 439826824. PMID 8181300. Consultado el 14 de septiembre de 2015. 
  6. von Planta, I.; Weil, M. H.; von Planta, M.; Bisera, J.; Bruno, S.; Gazmuri, R. J.; Rackow, E. C. (1988). «Cardiopulmonary resuscitation in the rat». Journal of Applied Physiology (en inglés) (Bethesda, Maryland, Estados Unidos: American Physiological Society) 65 (6): 2641-2647. ISSN 8750-7587. OCLC 115678287. PMID 3145935. Consultado el 14 de septiembre de 2015. (requiere suscripción). 
  7. Noč, Marko; Weil, Max Harry; Tang, Wanchun; Turner, Todd; Fukui, Michihiko (1995). Mechanical ventilation may not be essential for initial cardiopulmonary resuscitation 108 (3). Park Ridge, Illinois, Estados Unidos: American College of Chest Physicians. pp. 821-827. ISSN 0012-3692. OCLC 440125165. PMID 7656640. doi:10.1016/0300-9572(96)83774-9. Consultado el 14 de septiembre de 2015. 
  8. Srinivasana, Vijay; Nadkarni, Vinay M.; Yannopoulos, Demetris; Marino, Bradley S.; Sigurdsson, Gardar; McKnite, Scott H.; Zook, Maureen; Benditt, David G. et al. (2006). «Spontaneous gasping decreases intracranial pressure and improves cerebral perfusion in a pig model of ventricular fibrillation». Resuscitation (en inglés) (Elsevier Ireland Ltd.) 69 (2): 329-334. ISSN 0300-9572. OCLC 4929336651. PMID 16494991. Archivado desde el original el 26 de marzo de 2017. Consultado el 14 de septiembre de 2015. 
  9. Bobrow, Bentley J.; Zuercher, Mathias (9 de diciembre de 2008). «Gasping during cardiac arrest in humans is frequent and associated with improved survival». Circulation (Dallas, Texas, Estados Unidos: American Heart Association) 118 (24): 2550-2554. ISSN 0009-7322. OCLC 277652999. Consultado el 14 de septiembre de 2015.