{{redirige aquí|Atea|Atea}} El ateísmo, en un sentido amplio, es el rechazo a creer en la existencia de deidades.[1]​ En un sentido más estricto, el ateísmo es la postura específica de que no existen deidades.[2]​ Más inclusivamente, el ateísmo es simplemente la ausencia de creencia de que exista alguna deidad.[3]​ El ateísmo es opuesto al teísmo,[4][5]​ el cual, en su forma más general, es la creencia de que al menos una deidad existe.[5][6]

El término ateísmo originado del griego ἄθεος (átheos), significa «sin dios», y fue aplicado con una connotación negativa a aquellas ideas que rechazaban a los dioses adorados por la sociedad en general. Con la propagación del librepensamiento, la investigación escéptica y el subsecuente incremento de la crítica a la religión, la aplicación del término redujo su alcance. Los primeros individuos en identificarse así mismos como ateos aparecieron en el siglo XVIII.[7]

Los ateos tienden a inclinarse hacia el escepticismo con respecto a las afirmaciones sobrenaturales, citando la falta de evidencia empírica. Los ateos han ofrecido varias razones para no creer en ninguna deidad. Estas incluyen el problema del mal, el argumento de las revelaciones inconsistentes y el argumento de la no creencia. Otros argumentos del ateísmo van desde lo filosófico hasta los social y lo histórico. Aunque algunos ateos han adoptado filosofía seculares,[8][9]​ no hay una ideología o conjunto de comportamientos a la que todos los ateos se adhieran.[10]

En la cultura occidental a los ateos frecuentemente se les considera irreligiosos[11]​ aunque algunos ateos son personas espirituales.[12][13]​ Sin embargo, el ateísmo también figura en algunos sistemas de creencias religiosos y espirituales, como el jainismo, el budismo, el hinduísmo y los movimientos neopaganos,[14]​ como la wicca.[15]​ El jainismo y algunas formas de budismo no abogan por la creencia en dioses,[16]​ mientras el hinduísmo mantiene que el ateísmo es válido pero difícil de seguir espiritualmente.[17]

Debido a que las concepciones sobre el ateísmo varían, determinar cuántos ateos existen actualmente no es tarea fácil.[18]​ De acuerdo con una estimación en 2005, cerca del 2,3% de la población mundial se autodenomina atea[19]​ y otro 11,9% no religiosa. De acuerdo a otra estimación, las tasas de ateísmo autorreportado están entre las más altas en los países occidentales, aunque también en muy diferentes grados: Estados Unidos (4%), Italia (7%), España (11%), Reino Unido (17%), Alemania (20%) y Francia (32%).[20]

Etimología editar

 
La palabra griega αθεοι (atheoi), tal y como aparece en la Epístola a los efesios (2:12) del papiro 46 de comienzos del siglo III. Por lo general, traducida como «[aquellos] sin Dios».[21]

En el temprano griego antiguo, el adjetivo átheos (ἄθεος, del prefijo negativo ἀ- + θεός «dios») significaba «sin dios». Fue usado al principio como un término censurador que aproximadamente quería decir «impío». En el siglo V antes de nuestra era, la palabra comenzó a indicar una irreligiosidad más deliberada y activa en el sentido de «cortar las relaciones con los dioses» o «negar a los dioses». Luego, el término ἀσεβής (asebēs) llegó a ser aplicado contra aquellos que impíamente negaban o hablaban mal de los dioses locales, incluso si ellos creían en otros dioses. Para un sustantivo abstracto como «ateísmo», estaba también el término ἀθεότης (atheotēs). Las traducciones modernas de textos clásicos a veces cambian átheos por «ateísta». Cicerón transliteró la palabra griega por la latina átheos. El término fue usado frecuentemente en el debate entre los primeros cristianos y los helenistas, con cada lado atribuyéndolo, en forma peyorativa, al otro lado.[22]

Karen Armstrong escribe que «Durante los siglos XVI y XVII, la palabra 'ateo' fue reservada exclusivamente para generar polémica... El término 'ateo' era un insulto. Nadie habría soñado con llamarse ateo a uno mismo[7]​ A mitad del siglo XVII se suponía todavía que era imposible no creer en Dios;[23]​ ateo significaba no aceptar la concepción de lo divino de aquel momento.[24]

Ateísmo fue primero usado para describir una creencia autodeclarada en la Europa de finales del siglo XVIII, específicamente denotando el descreimiento en el dios abrahámico monoteísta.[25]​ En el siglo XX, la globalización contribuyó a la expansión del término para referirse a la descreencia en todas las deidades, aunque es común en las sociedades occidentales describir al ateísmo como una simple «no creencia en Dios».[26]

Algunos ateos han dudado de la naturaleza misma del término «ateísmo». En su libro Carta a una nación cristiana, Sam Harris escribió:[27]

De hecho, «ateísmo» es un término que ni siquiera debería existir. Nadie necesita identificarse a uno mismo como un «no astrólogo» o un «no alquimista». Nosotros no tenemos palabras para las personas que dudan de que Elvis sigue vivo o de que los alienígenas han atravesado la galaxia únicamente para molestar a los rancheros y a su ganado. El ateísmo no es más que el ruido que la gente razonable hace en presencia de creencias religiosas injustificadas.

Definiciones y distinciones editar

 
Gráfica que muestra la relación entre las definiciones de ateísmo fuerte y ateísmo débil. Los ateos explícitos y fuertes/positivos/duros (representados en color púrpura a la derecha) consideran que la creencia de que «al menos una deidad existe» es falsa. Por otra parte, los ateos explícitos y débiles/negativos/suaves (representados en color azul a la derecha) rechazan o evitan la creencia en la existencia de cualquier deidad, aunque no necesariamente declaran como falso que «al menos una deidad existe». Por otra parte, entre los ateos débiles a nivel implícito (en color azul a la izquierda) pueden encontrarse personas (como niños pequeños y algunos agnósticos) que no creen en una deidad, pero que no han rechazado tal creencia explícitamente.

Los tamaños en el diagrama no indican los tamaños relativos dentro de una población.

Los escritores no están de acuerdo sobre la mejor forma de definir y clasificar al ateísmo,[28]​ argumentado acerca de a cuáles entidades sobrenaturales se aplica, si se trata de una afirmación en sí misma o simplemente la ausencia de una, y si se requiere de un rechazo consciente y explícito. Varias categorías han sido propuestas para tratar de distinguir las diferentes formas de ateísmo.

Gama editar

Algo de la ambigüedad y controversia involucrada en la definición de ateísmo surge de la dificultad para llegar a un consenso sobre las definiciones de palabras como deidad y dios. La pluralidad de concepciones muy diferentes de dios y deidades conduce a diferentes ideas sobre la aplicabilidad del ateísmo. Los antiguos romanos acusaban a los cristianos de ser ateos por no adorar a los dioses paganos. Poco a poco, este punto de vista decayó cuando el teísmo llegó a ser entendido como la creencia que abarca a cualquier divinidad.[26]

Con respecto a la gama de fenómenos que son rechazados, el ateísmo puede oponerse a muchas cosas, desde la existencia de una deidad a la existencia de cualquier concepto espiritual, sobrenatural o trascendental, como aquellos del budismo, del hinduísmo, del taoísmo y del jainismo.[29]

Implícito y explícito editar

Las definiciones de ateísmo también varían en el grado de consideración que una persona debe poner a la idea de los dioses para ser considerada atea. El ateísmo a veces se ha definido al incluir la simple ausencia de creencia de que cualquier deidad existe. Esta amplia definición incluiría a los recién nacidos y otras personas que no hayan estado expuestos a ideas teístas. Ya en 1772, el Barón de Holbach, dijo que «Todos los niños nacen ateos; ellos no tienen idea de Dios.»[30]​ Del mismo modo, en 1979 George H. Smith sugiere que: «El hombre que no esté familiarizado con el teísmo es ateo porque no cree en un dios. Esta categoría incluiría también a los niños con la capacidad conceptual para comprender las cuestiones planteadas, pero que sigue sin estar conscientes de estas cuestiones. El hecho de que este niño no crea en dios lo califica como un ateo.»[31]​ Smith acuñó el término ateísmo implícito para referirse a «la ausencia de creencias teístas sin un rechazo consciente de ello» y ateísmo explícito para referirse a la definición más común de la incredulidad consciente. Ernest Nagel contradice la definición de ateísmo de Smith considerándola únicamente como «ausencia del teísmo», reconociendo sólo el ateísmo explícito como verdadero «ateísmo».[32]

Positivo y negativo editar

Filósofos como Antony Flew[33]​ y Michael Martin[26]​ han contrastado al ateísmo positivo (fuerte/duro) con el ateísmo negativo (débil/suave). El ateísmo positivo es la afirmación explícita de que los dioses no existen. El ateísmo negativo incluye a todas las otras formas de no teísmo. De acuerdo a esta categorización, una persona no teísta es ya sea un ateo positivo o un ateo negativo.[34]​ Los términos débil y fuerte son relativamente recientes, mientras que los términos positivo y negativo son de origen más antiguo, habiendo sido utilizados (de manera levemente diferente) en la literatura filosófica[33]​ y en la apologética católica.[35]​ Bajo esta delimitación del ateísmo, la mayoría de agnósticos califican como ateos negativos.

Mientras que Martin, por ejemplo, afirma que el agnosticismo implica ateísmo negativo,[26]​ la mayoría de agnósticos ven su punto de vista diferente al del ateísmo, el cual pueden considerar no más justificado que el teísmo o que requiere de un mismo nivel convicción.[36]​ La afirmación de la inaccesibilidad del conocimiento a favor o en contra de la existencia de dioses es a veces vista como una indicación de que el ateísmo requiere un salto de fe.[37]​ Las respuestas comunes de los ateos hacia este argumento incluyen el que las proposiciones religiosas no probadas merecen tanta incredulidad como todas las proposiciones no probadas de otro tipo,[38]​ y que la imposibilidad de probar la existencia de un dios no implica la misma probabilidad para ambas posibilidades.[39]​ El filósofo escocés J. J. C. Smart incluso sostiene que «a veces una persona que es realmente un ateo puede describirse a sí misma, incluso con pasión, como un agnóstico, debido al irrazonable escepticismo filosófico generalizado que nos impidiría decir que sabemos cualquier cosa, excepto tal vez las verdades de las matemáticas y la lógica formal».[40]​ Por lo tanto, algunos autores ateos como Richard Dawkins prefieren distinguir las posiciones teístas, agnósticas y ateas por la probabilidad que cada uno le atribuye a la afirmación «Dios existe».[41]

Definición como imposible o no permanente editar

Antes del siglo XVIII, la existencia de Dios era tan universalmente aceptada en el mundo occidental que, incluso la posibilidad del verdadero ateísmo fue cuestionada. Esto se llama innatismo teísta —la idea de que todas las personas creen en Dios desde su nacimiento; este punto de vista tenía la connotación de que los ateos están simplemente en negación.[42]

También hay una posición alegando que los ateos son rápidos para creer en Dios en tiempos de crisis, que los ateos se convierten en el lecho de muerte, o que «no hay ateos en las trincheras».[43]​ Algunos defensores de esta opinión afirman que el beneficio antropológico de la religión es que la fe religiosa permite a los seres humanos soportar mejor las dificultades, la cual funcionaría como un «opio del pueblo». Algunos ateos hacen hincapié en el hecho de que han habido ejemplos de lo contrario, entre ellos, ejemplos de literales «ateos en las trincheras».[44]

Otro uso para el término «ateísmo positivo» editar

Como se mencionó anteriormente, los términos positivo y negativo se han utilizado en la literatura filosófica de una manera similar a los términos fuerte y débil. Sin embargo, en el libro Positive Atheism de Goparaju Ramachandra Rao, publicado por primera vez en 1972, se presenta un uso alternativo de la frase.[45]​ Habiendo crecido en un sistema jerárquico con una base religiosa, Gora pidió una India secular y propuso directrices para una filosofía ateísta positiva, es decir, que promoviera valores positivos.[46]​ El ateísmo positivo, definido de esta manera, implica cosas tales como ser moralmente rectos, demostrar un entendimiento de que las personas religiosas tienen razones para creer, no hacer proselitismo o docencia a otros sobre el ateísmo, y la defensa de uno mismo con sinceridad en lugar de con el objetivo de «ganar» cualquier confrontación con críticos abiertos.

Conceptos filosóficos editar

 
Paul Henri Thiry d'Holbach, un abogado del ateísmo del siglo XVIII. «La fuente de la infelicidad del hombre es su ignorancia de la naturaleza. La tenacidad con la que se aferra a las opiniones ciegas absorbidas en su infancia, que se entrelazan con su existencia, el perjuicio consiguiente que deforma su mente, que impide su expansión, que le hace esclavo de la ficción, parece que le condena a un error continuo». Système de la Nature.[47]

La demarcación más amplia de la razón ateísta está entre el ateísmo práctico y el teórico.

Ateísmo práctico editar

En el ateísmo práctico o pragmático, también conocido como apateísmo, las personas viven como si no hubieran dioses y explican los fenómenos naturales sin recurrir a lo divino. La existencia de los dioses no se rechaza, pero puede ser considerada innecesaria o inútil; los dioses tampoco le darían sentido a la vida, ni influirían en la vida cotidiana de acuerdo a esta opinión.[48]​ Una forma de ateísmo práctico con implicaciones para la comunidad científica es el naturalismo metodológico — la adopción tácita o asunción del naturalismo filosófico en el método científico, con o sin su completa aceptación o creencia en él.[49]

El ateísmo práctico puede tomar varias formas:

  • Ausencia de motivación religiosa —la creencia en dioses no motiva la acción moral, la acción religiosa o ninguna otra forma de acción.
  • Exclusión activa del problema de los dioses y la religión de la búsqueda intelectual y la acción práctica.
  • Indiferencia —la ausencia de interés en los problemas de los dioses y la religión.
  • Desconocimiento del concepto de deidad.[50]

Ateísmo teórico editar

Argumentos ontológicos editar

El ateísmo teórico explícitamente plantea argumentos en contra de la existencia de los dioses, en respuesta a los argumentos teístas comunes tales como el argumento del diseño o la apuesta de Pascal. En realidad, el ateísmo teórico es principalmente una ontología, o más precisamente una ontología física.

Argumentos epistemológicos editar

El ateísmo epistemológico sostiene que la gente no puede conocer a un dios o determinar su existencia. La base del ateísmo epistemológico es el agnosticismo, el cual puede tomar muchas formas. En la filosofía de la inmanencia, la divinidad es inseparable del propio mundo, incluyendo la mente de una persona, y la conciencia de cada persona que está encerrada en el sujeto. De acuerdo con esta forma de agnosticismo, esta limitación en la perspectiva impide cualquier inferencia objetiva desde la creencia en un dios hasta las afirmaciones de su existencia. El agnosticismo racionalista de Kant y la Ilustración sólo acepta el conocimiento deducido con la racionalidad humana; esta forma de ateísmo sostiene que los dioses no son discernibles, como cuestión de principio, y por lo tanto no puede ser conocida su existencia. El escepticismo, basado en las ideas de Hume, afirma que es imposible la seguridad en algo, así que uno nunca puede conocer la existencia de un Dios. La asignación de agnosticismo al ateísmo es discutida, pero puede considerarse también como una visión del mundo independiente.[48]

Otros argumentos a favor del ateísmo que se pueden clasificar como epistemológicos u ontológicos, incluyendo al positivismo lógico y al ignosticismo, afirman la falta de sentido o ininteligibilidad de términos básicos tales como «Dios» y frases como «Dios es todo poderoso». El no cognitivismo teológico sostiene que la afirmación «Dios existe» no expresa una proposición, sino que carece de sentido o significado cognitivo. Se ha argumentado en ambos sentidos en cuanto a si estas personas pueden ser clasificadas en alguna forma de ateísmo o agnosticismo. Los filósofos A. J. Ayer y Theodore M. Drange rechazan ambas categorías, indicando que ambos bandos aceptan «Dios existe» como una propuesta; en lugar de eso, ellos colocan al no-cognitivismo en su propia categoría.[51][52]

Argumentos metafísicos editar

Zofia Zdybicka escribió:

El ateísmo metafísico... incluye a todas las doctrinas que sostienen al monismo metafisico (la homogeneidad de la realidad). El ateísmo metafísico puede ser tanto: a) absoluto —una negación explícita de la existencia de Dios asociada a un monismo materialista (todas las tendencias materialistas tanto en la antigüedad como en tiempos modernos); b) relativo —la negación implícita de Dios en todas las filosofías que, mientras aceptan la existencia de un absoluto, conciben lo absoluto sin que posea ninguno de los atributos propios de Dios: trascendencia, carácter personal o unidad. El ateísmo relativo está asociado con el monismo idealista (panteísmo, panenteísmo, deísmo).[53]
 
A Epicuro se le atribuye como el primer expositor del problema del mal. David Hume en sus Diálogos sobre la religión natural (1779) cita a Epicuro declarando el argumento como una serie de preguntas:[54]​ «¿Es que Dios quiere prevenir la maldad, pero no es capaz? Entonces no sería omnipotente. ¿Es capaz, pero no desea hacerlo? Entonces sería malévolo. ¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De donde surge entonces la maldad?»

Argumentos lógicos editar

El ateísmo lógico mantiene que a las diversas concepciones de dioses, como el dios persona del cristianismo, les son atribuídas cualidades lógicamente inconsistentes. Este ateísmo presenta argumentos deductivos contra la existencia de Dios, que afirman la incompatibilidad entre ciertos rasgos como la perfección, el estatus de creador, inmutabilidad, omnisciencia, omnipresencia, omnipotencia, benevolencia infinita, trascendencia, personalidad (un ser personal), incorporeidad, justicia y misericordia[55]​.

Aquellos que mantienen una teodicea ateísta creen que el mundo, tal como lo experimentan, no puede ser reconciliado con las cualidades comúnmente atribuídas a Dios o a los dioses por los teólogos. Ellos argumentan que un dios omnisciente, omnipotente e infinitamente bondadoso no es compatible con un mundo donde hay maldad y sufrimiento, y donde el amor divino está oculto para muchas personas.[56]​ Un argumento similar se atribuye a Siddhartha Gautama, fundador del budismo.[57]

Consideraciones reduccionistas de la religion editar

Filósofos como Ludwig Feuerbach[58]​ y Sigmund Freud argumentaron que Dios y otras creencias religiosas son invenciones humanas, destinadas a cumplir diferentes deseos o necesidades psicológicas y emocionales. Este es también el punto de vista de muchos budistas.[59]Karl Marx y Friedrich Engels, influenciados por el trabajo de Feuerbach, argumentaron que la creencia en Dios y la religión son funciones sociales usadas por aquellos en el poder para oprimir a la clase trabajadora. De acuerdo con Mijaíl Bakunin «la idea de Dios implica la abdicación de la razón y justicia humanas; es la negación más decisiva de la libertad humana y necesariamente termina en la esclavitud de la humanidad, en teoría y en la práctica». El invirtió el famoso aforismo de Voltaire que dice que si Dios no existe sería necesario inventarlo, escribiendo en su lugar que «si Dios realmente existe, sería necesario abolirlo».[60]

Alternativas editar

El ateísmo axiológico o constructivo rechaza la existncia de dioses en favor de un «absoluto superior» como la humanidad. Esta forma de ateísmo favorece a la humanidad como fuente absoluta de ética y valores, y permite a los individuos resolver problemas morales sin recurrir a Dios. Marx, Freud y Sartre utilizaron este argumento para transmitir mensajes de liberación, desarrollo completo y felicidad no restrictiva.[48]

Una de las críticas al ateísmo más comunes ha sido en sentido contrario —que negar la existencia de un dios conduce al relativismo moral, dejando a la persona sin fundamento ético o moral,[61]​ o dejando a la vida sin sentido y miserable.[62]Blaise Pascal argumentó esta opinión en sus Pensées.[63]

Existencialismo ateo editar

El filósofo francés Jean-Paul Sartre se identificó como representante de un «existencialismo ateo»[64]​ menos preocupado por negar la existencia de Dios que con el establecimiento de que «... el hombre necesita encontrarse a sí mismo de nuevo y entender que nada puede salvarlo de sí mismo, ni siquiera una prueba válida de la existencia de Dios.»[65]​ Sartre dijo que un corolario de su ateísmo era que «si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de que él pueda ser definido por cualquier concepto, y... este ser es el hombre.»[64]​ La consecuencia práctica de este ateísmo fue descrito por Sartre en el sentido de que no hay reglas a priori o valores absolutos que se puedan invocar para regir la conducta humana, y que los humanos están «condenados» a crear estos para sí, haciendo al «hombre» absolutamente «responsable de todo lo que hace.»[66]

El académico Rhiannon Goldthorpe sugirió que algo de la escritura de Sartre fue «invadida por un 'ateísmo cristiano' en el que las antiguas creencias todavía alimentan la imaginación y la sensibilidad de los escépticos más empedernidos.»[67]​ El académico Stephen Priest describe la perspectiva de Sartre como «una metafísica atea».[68]​ El traductor de Sartre, Hazel Barnes escribió de Sartre: «El Dios que él rechaza no es un poder vago, un desconocido X que explicaría el origen del universo, ni tampoco es un ideal o un mito para simbolizar la búsqueda del hombre por el bien. Es específicamente el Dios de los escolásticos, o al menos alguna idea de Dios como un específico, omnipotente, absoluto y existente creador.»[69]

Historia editar

Aunque el término ateísmo fue originado en la Francia del siglo XVI,[70]​ ideas que pueden ser reconocidas hoy en día como ateístas están documentadas desde el periodo védico y la antigüedad clásica.

Temprana religión índica editar

Escuelas ateístas son encontradas en el temprano pensamiento índico y han existido desde los tiempos de la religión védica.[71]​ Entre las seis escuelas ortodoxas de la filosofía hindú, el samkhya, el sistema filosófico más antiguo no acepta a Dios, y el temprano mimamsá también rechazó la noción de Dios.[72]​ El temprano mimamsá no sólo no aceptó a Dios sino que afirmó que la misma acción humana era suficiente para crear las circunstancias necesarias para el goce de sus frutos.[73]​ El chárvaka, la escuela filosófica antiteísta y completamente materialista que se originó en India sobre el siglo VI a. n. e. es probablemente la escuela de filosofía más explícitamente ateísta de India, similar a la escuela cirenaica griega. Esta rama de la filosofía india es clasificada como heterodoxa debido a su rechazo a la autoridad de los Vedas y por tanto no es considerada parte de las seis escuelas ortodoxas del hinduismo, pero es notable como evidencia de un movimiento materialista dentro del hinduismo.[74]​ Chatterjee y Datta explican que nuestro entendimiento de la filosofia chárvaka es fragmentaria, basado en gran medida sobre la crítica de sus ideas por otras escuelas y en que no es una tradición viviente:

Aunque el materialismo en alguna forma u otra ha estado siempre presente en India, y referencias ocasionales son encontradas en los Vedas, la literatura budista, las epopeyas, así como en las últimas obras filosóficas, no encontramos ningún trabajo sistemático sobre el materialismo, ni ninguna escuela organizada de seguidores como poseen otras escuelas filosóficas. Pero casi todos los trabajos de otras escuelas expusieron, para su refutación, el punto de vista materialista. Nuestro conocimiento del materialismo índico es principalmente a base de estos.[75]

Otras filosofías indias generalmente consideradas como ateístas incluyen el samkhya clásico y el purva mimamsá. El rechazo de un Dios persona creador también se observa en el jainismo y en el budismo de India.[76]

Antigüedad clásica editar

 
En la Apología de Platón, Sócrates (en la foto) fue acusado por Meleto de no creer en los dioses.

El ateísmo occidental tiene sus raíces en la filosofía griega presocrática, pero no surgió como una visión del mundo distinta sino hasta finales de la Ilustración.[77]​ El filósofo griego Diágoras del siglo V a. n. e. es conocido como el «primer ateo»,[78]​ y es citado como tal por Cicerón en su De natura deorum.[79]Critias consideró a la religión como una invención humana usada para asustar a las personas en el seguimiento de un orden moral.[80]​ Los atomistas como Demócrito intentaron explicar el mundo de una manera puramente materialista, sin hacer referencia a lo espiritual o lo místico. Otros filósofos presocráticos que probablemente tenían puntos de vista ateístas incluyen a Pródico y a Protágoras. En el siglo III a. n. e. los filósofos griegos Teodoro el ateo[79][81]​ y Estratón de Lámpsaco[82]​ tampoco creían que existieran los dioses.

Sócrates (471-399 a. n. e.), fue acusado de impiedad (véase dilema de Eutifrón) sobre la base de inspirar el cuestionamiento hacia los dioses del Estado.[83]​ A pesar de que disputó la acusación de que él era un «completo ateo»,[84]​ diciendo que no podía ser un ateo debido a que creía en espíritus,[85]​ fue en última instancia condenado a muerte. Sócrates también reza a diferentes dioses en el diálogo Fedro de Platón,[86]​ y dice «Por Zeus» en el diálogo La República.[87]

Evémero (330-260 a. n. e.) publicó su opinión de que los dioses eran sólo antiguos gobernantes, conquistadores y fundadores deificados, y que sus cultos y religiones eran en esencia, la continuación de reinos desaparecidos y estructuras políticas primitivas.[88]​ Aunque no estrictamente un ateo, Evémero fue criticado más tarde por haber «propagado el ateísmo en toda la tierra habitada mediante la obliteración de los dioses».[89]

El materialista atomista Epicuro (341-270 a. n. e.) disputó muchas doctrinas religiosas, incluyendo la existencia de una más allá o de una deidad personal; él consideraba al alma como puramente material y mortal. Mientras que el epicureísmo no descartó la existencia de los dioses, él creía que si existieran, a ellos les era indiferente la humanidad.[90]

El poeta romano Lucrecio (99-55 a. n. e.) coincidía en que, si habían dioses, ellos no se preocupaban por la humanidad y no afectaban al mundo natural. Por esta razón, él creía que la humanidad no debería tener miedo de lo sobrenatural. Él expone sus puntos de vista epicúreos del cosmos, los átomos, la mortalidad, el alma y la religión en De rerum natura («Sobre la naturaleza de las cosas»),[91]​ que popularizó la filosofía de Epicuro en Roma.[92]

El filósofo romano Sexto Empírico sostuvo que se debe suspender el juicio acerca de casi todas las creencias —una forma de escepticismo conocida como pirronismo— que no había nada inherentemente malvado, y que la ataraxia («la paz mental») es posible mediante la supresión del juicio de uno mismo. Su volumen relativamente grande de obras sobrevivientes tuvieron una influencia duradera en los filósofos posteriores.[93]

El significado de «ateo» ha cambiado a lo largo de la antigüedad clásica. Los primeros cristianos fueron etiquetados como ateos por los no cristianos a causa de su falta de fe en los dioses paganos.[94]​ Durante el Imperio Romano, los cristianos fueron ejecutados por su rechazo a los dioses romanos en general, y al culto al emperador en particular. Cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial de Roma, bajo Teodosio I en el año 381, la herejía se convirtió en un delito punible.[95]

Alta Edad Media y Renacimiento editar

La adopción de puntos de vista ateístas era rara en Europa durante la Alta Edad Media y la Edad Media (véase Inquisición); la metafísica, la religión y la teología eran los intereses dominantes.[96]​ Hubo, sin embargo, movimientos dentro de este período que promovieron concepciones heterodoxas del dios cristiano, incluyendo puntos de vista diferentes de la naturaleza, trascendencia, y cognoscibilidad de Dios. Individuos y grupos, tales como Juan Escoto Eriúgena, David de Dinant, Amalrico de Bena y los Hermanos del Espíritu Libre mantuvieron puntos de vista cristianos con tendencias panteístas. Nicolás de Cusa mantuvo una forma de fideísmo que llamó docta ignorantia («ignorancia aprendida»), afirmando que Dios está más allá de la categorización humana, y que nuestro conocimiento de Dios se limita a la conjetura. Guillermo de Ockham inspiró tendencias antimetafísicas con su limitación nominalista del conocimiento humano a los objetos singulares, y afirmó que la esencia divina no puede ser racional o intuitivamente aprehendida por el intelecto humano. Los seguidores de Ockham, como Juan de Mirecourt y Nicolás de Autrecourt impulsaron aún más este punto de vista. La división resultante entre la fe y la razón influyó a teólogos posteriores como John Wycliffe, Jan Hus y Martín Lutero.[96]

El Renacimiento en gran medida amplió el alcance de la investigación y el librepensamiento escéptico. Personas como Leonardo da Vinci buscaron la experimentación como medio de explicación, y se opusieron a los argumentos de la autoridad religiosa. Otros críticos de la religión y la Iglesia durante este tiempo incluyeron a Nicolás Maquiavelo, Bonaventure des Périers, y François Rabelais.[93]

Edad Moderna editar

Las eras del Renacimiento y la Reforma Protestante atestiguaron un resurgimiento del fervor religioso, como lo demuestra la proliferación de nuevas órdenes religiosas, cofradías y devociones populares en el mundo católico, y la aparición de sectas protestantes cada vez más austeras, como los calvinistas. Esta época de rivalidad interconfesional permitió un alcance aún más amplio de especulación teológica y filosófica, mucho de lo cual sería utilizado más tarde para impulsar una visión del mundo religiosamente escéptica.

La crítica al cristianismo se volvió cada vez más frecuente durante los siglos XVII y XVIII, especialmente en Francia e Inglaterra, donde parece haber habido un malestar religioso según fuentes contemporáneas. Algunos pensadores protestantes, como Thomas Hobbes, abrazaron una filosofía y escepticismo materialistas hacia los sucesos sobrenaturales, mientras que el filósofo judío-holandés Baruch Spinoza rechazó a la divina providencia en favor de un naturalismo panenteísta. A fines del siglo XVII el deísmo llegó a ser abiertamente adoptado por intelectuales como John Toland, quien acuñó el término «panteísta». A pesar de sus burlas al cristianismo, muchos deístas siguieron viendo al ateísmo con desprecio.[cita requerida] El primer ateo explícito conocido fue el crítico de la religión alemán Matthias Knutzen en sus tres escritos de 1674.[97]​ Fue seguido medio siglo después por el escritor explícitamente ateo Jean Meslier, un sacerdote francés del siglo XVIII.[98]​ Knutzen y Meslier fueron seguidos a su vez por otros pensadores abiertamente ateos como el Barón de Holbach y Naigeon Jacques-André.[99]​ El filósofo David Hume desarrolló una epistemología basada en el empirismo escéptico, socavando la base metafísica de la teología natural.

 
La esencia del cristianismo de Ludwig Feuerbach (1841) sería una gran influencia para filósofos como Engels, Marx, David Strauss, Nietzsche y Max Stirner. El consideró a Dios como un invento humano y a las actividades religiosas como una forma de satisfacción de deseos. Por ello es considerado como el padre fundador de la moderna antropología de la religión.

La Revolución francesa sacó al ateísmo y al deísmo anticlerical de los salones para ponerlos dentro de la esfera pública. Un objetivo importante de la Revolución francesa fue la reestructuración y subordinación del clero con respecto al Estado a través de la constitución civil del clero. Los intentos de hacerla cumplir llevaron a la violencia anticlerical y a la expulsión de muchos sacerdotes fuera de Francia. Los caóticos eventos políticos en el París revolucionario finalmente permitieron a los jacobinos más radicales tomar el poder en 1793, inaugurando el reinado del Terror. Los jacobinos eran deístas e introdujeron el culto del Ser supremo como una nueva religión del Estado francés. En su lugar, algunos ateos al rededor de Jacques Hébert trataron de establecer el culto de la Razón, una forma de pseudoreligión ateísta con una diosa que personifica a la Razón. Ambos movimientos, en parte, contribuyeron en los intentos de descristianizar a Francia a la fuerza. El culto de la Razón terminó después de tres años, cuando sus dirigentes, incluyendo a Jacques Hébert fueron guillotinados por los jacobinos. Las persecuciones anticlericales terminaron con la Reacción de Termidor.

La era napoleónica institucionalizó la secularización de la sociedad francesa, y exportó la revolución hasta el norte de Italia, con la esperanza de crear repúblicas flexibles. En el siglo XIX, los ateos contribuyeron a la revolución política y social, facilitando los levantamientos de 1848, el Risorgimento en Italia, y el crecimiento de un movimiento socialista internacional.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, el ateísmo saltó a la fama bajo la influencia de los filósofos racionalistas y librepensadores. Muchos prominentes filósofos alemanes de esta época negaron la existencia de deidades y fueron críticos de la religión, como Ludwig Feuerbach, Arthur Schopenhauer, Max Stirner, Karl Marx y Friedrich Nietzsche.[100]

Desde 1900 editar

El ateísmo avanzó en muchas sociedades durante el siglo XX, especialmente en la forma de ateísmo práctico. El pensamiento ateísta ha sido reconocido en una gran variedad de otras filosofías más amplias, como el existencialismo, el objetivismo, el humanismo secular, el nihilismo, el anarquismo, el positivismo lógico, el marxismo, el feminismo[101]​ y el movimiento científico y racionalista en general.

El positivismo lógico y el cientificismo allanaron el camino para el neopositivismo, la filosofía analítica, el estructuralismo, y el naturalismo. El neopositivismo y la filosofía analítica descartaron al racionalismo clásico y a la metafísica en favor del empirismo estricto y del nominalismo epistemológico. Proponentes como Bertrand Russell rechazaron enfáticamente la creencia en Dios. En sus primeros trabajos, Ludwig Wittgenstein intentó separar el lenguaje metafísico y sobrenatural del discurso racional. Alfred Jules Ayer afirmó la no verificabilidad y la falta de sentido de las declaraciones religiosas, mencionando su adhesión a las ciencias empíricas. En relación con esto el estructuralismo aplicado de Lévi-Strauss atribuyó el lenguaje religioso al subconsciente humano negando su significado trascendental. J. N. Findlay y J. J. C. Smart sostuvieron que la existencia de Dios no es lógicamente necesaria. Los naturalistas y los materialistas monistas como John Dewey consideraron al mundo natural como la base de todo, negando la existencia de Dios o de la inmortalidad.[40][102]

El siglo XX también vio el progreso político del ateísmo, espoleado por la interpretación de las obras de Marx y Engels. Después de la Revolución Rusa de 1917, el aumento de la libertad religiosa para las religiones minoritarias se prolongó durante algunos años. Aunque la Constitución soviética de 1936 garantizaba la libertad de celebrar servicios religiosos, el Estado soviético en la política de ateísmo de Estado de Stalin no consideraba a la religión un asunto privado, sino que se prohibió la enseñanza religiosa y se emprendieron campañas para persuadir a la gente a abandonar la religión.[103][104][105][106][107]​ Otros Estados comunistas también se opusieron a la religión y propugnaron el ateísmo de Estado[108]​ incluyendo al antiguo gobierno de Albania,[109][110][111]​ y en la actualidad, a los gobiernos de China,[112][113]Corea del Norte[113][114]​ y Cuba.[113][115]

Otros líderes, como E. V. Ramasami Naicker (Periyar), un prominente líder ateo de la India, lucharon contra el hinduismo y los brahmanes por discriminar y dividir a la gente en nombre de la casta y la religión.[116]​ Esto se puso de relieve en 1956 cuando él organizó la erección de la estatua de un dios hindú en una representación humilde e hizo declaraciones antiteístas.[117]

En 1966, la revista Time preguntó «¿Dios ha muerto?»[118]​ en respuesta al movimiento teológico de la muerte de Dios, citando la estimación de que casi la mitad de todas las personas en el mundo vivían bajo un poder antireligioso, y millones más en África, Asia y América del Sur parecían carecer de conocimiento sobre el único Dios.[119]

En 1967, el gobierno de Albania bajo Enver Hoxha anunció el cierre de todas las instituciones religiosas en el país, declarando a Albania como el primer estado oficialmente ateísta del mundo,[120]​ aunque la práctica religiosa en Albania fue restaurada en 1991. Estos regímenes incrementaron las asociaciones negativas hacia el ateísmo, especialmente donde el sentimiento anticomunista era fuerte en los Estados Unidos, a pesar del hecho de que varios ateos prominentes eran anticomunistas.[121]

Desde la caída del Muro de Berlín, el número de regímenes activamente antireligiosos se ha reducido considerablemente. En 2006, Timothy Shah del Pew Research Center observó «una tendencia mundial entre todos los principales grupos religiosos, donde los movimientos basados ​​en Dios y en la fe, en general, están aumentando cada vez más su confianza e influencia con respecto a movimientos e ideologías seculares».[122]​ Sin embargo, Gregory S. Paul y Phil Zuckerman consideraran esto un mito y sugieren que la situación real es mucho más compleja y matizada.[123]

Los acontecimientos terroristas del 11 de septiembre por motivos religiosos y los intentos parcialmente exitosos del Discovery Institute para cambiar el currículo de ciencias en Estados Unidos para incluir ideas creacionistas, junto con el apoyo de estas ideas por parte de George W. Bush en 2005, incitaron a los notables autores ateos Sam Harris, Daniel C. Dennett, Richard Dawkins, Victor J. Stenger y Christopher Hitchens a publicar libros que fueron éxitos de ventas en Estados Unidos y en todo el mundo.[124]

Una encuesta en 2010 encontró que aquellos que se identifican como ateos o agnósticos tienen en promedio más conocimientos sobre las religiones más importantes que sus propios seguidores. Los no creyentes obtuvieron mejores resultados en las preguntas acerca de los principios centrales del protestantismo y del catolicismo. Sólo los fieles mormones y judíos acertaron tanto como los ateos y los agnósticos.[125]

El ateísmo 3.0 es un movimiento dentro de ateísmo que no cree en la existencia de Dios, pero afirma que la religión ha sido beneficiosa tanto para los individuos como para la sociedad, y que su eliminación es menos importante que otros problemas a solucionar.[126][127]

Demografía editar

 
Porcentaje de ciudadanos de países de la Unión Europea que respondieron «No creo que exista espíritu, dios o una fuerza vital» en la encuesta del Eurobarómetro de 2005.[128]

Es difícil cuantificar el número de ateos en el mundo. Quienes respondieron a las encuestas sobre creencia religiosa pueden definir el «ateísmo» de manera diferente o establecer distinciones diferentes entre ateísmo, creencias no religiosas, y creencias religiosas y espirituales pero no teístas.[129]​ Un ateo hindú podría declararse a sí mismo como un hindú, aún siendo también un ateo al mismo tiempo.[130]​ Un estudio de 2005 publicado en la Enciclopedia Británica encontró que los no religiosos están compuestos por alrededor del 11.9% de la población mundial, y los ateos por alrededor del 2.3%. Esta cifra no incluye a aquellos que siguen a religiones ateístas, como algunos budistas.[19]

Una encuesta de entre noviembre y diciembre de 2006 publicada en el Financial Times indica las estadísticas para los Estados Unidos y cinco países europeos. Las tasas más bajas de ateísmo se encontraron en los Estados Unidos con sólo un 4%, mientras que las tasas de ateísmo en los países europeos encuestados fueron considerablemente mayores: Italia (7%), España (11%), Gran Bretaña (17%), Alemania (20%) y Francia (32%).[20][131]​ Las cifras europeas son similares a las de una encuesta oficial de la Unión Europea, que informó que el 18% de la población de la UE no creen en un dios.[132]​ Otros estudios han puesto el porcentaje estimado de ateos, agnósticos, y otros no creyentes en un dios personal, tan bajo como un solo dígito en Polonia, Rumania, Chipre y otros países europeos,[133]​ y hasta un 85% en Suecia, 80% en Dinamarca, 72% en Noruega, y 60% en Finlandia.[18]​ De acuerdo con la Australian Bureau of Statistics, el 19% de los australianos no tienen «ninguna religión», una categoría que incluye a los ateos.[131]​ Entre el 64% y el 65% de los japoneses son ateos, agnósticos, o no creen en un dios.[18]

 
Porcentaje de ateos y agnósticos en el mundo en 2007.[134]

Un estudio internacional ha informado de correlaciones positivas entre los niveles de educación y de no creencia en una deidad,[135]​ y la encuesta de la UE encuentra una correlación positiva entre el abandono escolar prematuro y creer en un Dios.[132]​ En 1998 un artículo de la revista Nature publicó una encuesta que sugiere que la creencia en un dios personal o en un más allá, estaba en el punto más bajo de todos los tiempos entre los miembros de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, el 7% de los cuales creían en un dios personal, en comparación con más del 85% de la población general estadounidense.[136]​ En contraste, un artículo publicado por The University of Chicago Chronicle que discutió el estudio anterior, declaró que el 76 por ciento de los médicos creen en Dios, más que el 7% de los científicos de arriba, pero todavía inferior al 85% de la población en general.[137]​ Otro estudio de evaluación de la religiosidad entre los científicos que son miembros de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia encontró que «poco más de la mitad de los científicos (51%) creen en algún tipo de divinidad o poder superior, en concreto, el 33% de los científicos dicen que creen en Dios, mientras que el 18% creen en un espíritu universal o en un poder superior.»[138]​ En el mismo año, Frank Sulloway, del Instituto Tecnológico de Massachusetts y Michael Shermer de la Universidad Estatal de California llevaron a cabo un estudio con una muestra de adultos de EE.UU. con credenciales (12% con doctorado y 62% graduados de la universidad) donde se encontró que el 64 % creía en Dios y que había una correlación indicando que la convicción religiosa disminuye con el nivel de educación.[139]​ Una correlación inversa entre religiosidad e inteligencia se ha encontrado en 39 estudios realizados entre 1927 y 2002, según un artículo publicado en Mensa Magazine.[140]​ Estos resultados coinciden en general con un metaanálisis estadístico de 1958 realizado por el profesor Michael Argyle de la Universidad de Oxford. Él analizó siete estudios de investigación que habían examinado la correlación entre la actitud hacia la religión y el cociente intelectual entre los estudiantes de escuela y de universidad en los Estados Unidos. A pesar de que se encontró una clara correlación negativa, el análisis no identificó la causalidad, pero señaló que factores como el entorno familiar autoritario y la clase social también pueden haber jugado un papel importante.[141]​ Los estudios de la proporción de reclusos en prisión sin una formación religiosa arrojan un porcentaje de aproximadamente el 0.1%.[142]

Ateísmo, religión y moral editar

Asociación con las visiones del mundo y los comportamientos sociales editar

El sociólogo Phil Zuckerman analizó estudios previos en ciencias sociales sobre la secularidad y la no creencia, y concluyó que el bienestar social se correlaciona positivamente con la irreligión. Sus hallazgos específicamente relacionados con el ateísmo son:[135][143]

  • En comparación con las personas religiosas, las personas ateas y laicistas son menos nacionalistas, prejuiciosas, antisemitas, racistas, dogmáticas, etnocéntricas, de mente cerrada, y autoritarias.
  • En Estados Unidos, en los estados con los porcentajes más altos de ateos, la tasa de homicidios es inferior a la media. En los estados más religioso de Estados Unidos, la tasa de homicidios es más alta que el promedio.

Ateísmo e irreligión editar

 
Debido a su ausencia de un dios creador, el budismo se describe comúnmente como no teísta.

Las personas que se identifican como ateas a menudo son consideradas irreligiosas, pero algunas sectas dentro de las principales religiones rechazan la existencia de un dios creador personal.[144]​ En los últimos años, ciertas denominaciones religiosas han acumulado un número de seguidores abiertamente ateos, tales como el humanismo judío, el ateísmo judío[145][146]​ y el ateísmo cristiano.[147][148][149]

El sentido más estricto del ateísmo positivo no implica ninguna creencia específica fuera de la incredulidad en cualquier deidad y, como tal, los ateos pueden tener cualquier número de creencias espirituales. Por la misma razón, los ateos pueden mantener una gran variedad de creencias éticas, que van desde el universalismo moral del humanismo, que sostiene que un código moral debe aplicarse sistemáticamente a todos los seres humanos, hasta el amoralismo, que sostiene que la moral carece de sentido.[150]

Mandamiento divino contra ética editar

Aunque es una obviedad filosófica, planteada en el dilema de Eutifrón platónico, que el papel de los dioses para determinar el bien del mal es innecesario o arbitrario, el argumento de que la moral debe derivar de Dios y no puede existir sin un creador sabio ha sido una característica persistente del debate político y filosófico.[151][152][153]​ Los preceptos morales tales como «el asesinato es malo» son comúnmente vistos como leyes divinas, que requieren un legislador y juez divino.[154]​ Sin embargo, muchos ateos argumentan que tratar a la moral de una forma legislativa implica una falsa analogía, y que la moralidad no depende de un legislador de la misma manera en que las leyes lo hacen. Otros ateos, como Friedrich Nietzsche, han estado en desacuerdo con esa opinión y han declarado que la moral «tiene la verdad sólo si Dios es la verdad —que se mantiene o cae con la fe en Dios.»[155][156][157]

Existen sistemas éticos normativos que no requieren de principios y normas dados por una deidad. Algunos incluyen la ética de las virtudes, el contrato social, la ética kantiana, el utilitarismo y el objetivismo. Sam Harris ha propuesto que la prescripción moral (la elaboración de normas éticas) no es sólo un tema a ser explorado por la filosofía, sino que se puede practicar significativamente una ciencia de la moral. Cualquier sistema científico debe, no obstante, responder a la crítica dirigida hacia la falacia naturalista.[158]

Los filósofos Susan Neiman[159]​ y Julian Baggini[160]​ (entre otros) afirman que comportarse éticamente sólo por mandato divino no es verdadero comportamiento ético, sino simplemente obediencia ciega. Baggini argumenta que el ateísmo es una base superior para la ética, afirmando que una base moral externa a los imperativos religiosos es necesaria para evaluar la moralidad de los imperativos mismos —para poder discernir, por ejemplo, que «robarás» es inmoral, incluso si la religión de uno lo ordenase— y que los ateos, por lo tanto, tienen la ventaja de estar más inclinados a hacer esas evaluaciones.[161]​ El moderno filósofo político británico Martin Cohen ha ofrecido ejemplos históricos reveladores de mandamientos bíblicos en favor de la tortura y la esclavitud como prueba de que los mandamientos religiosos siguen las costumbres políticas y sociales, y no al revés, pero también señaló que la misma tendencia parece ser verdad en los filósofos supuestamente imparciales y objetivos.[162]​ Cohen extiende este argumento con más detalle en Political Philosophy from Plato to Mao en el caso del Corán que él considera ha tenido un papel generalmente lamentable en la preservación de los códigos sociales de principios del siglo séptimo a través de cambios en la sociedad secular.[163]

Peligros de las religiones editar

Algunos ateos prominentes, como Bertrand Russell, Christopher Hitchens, Sam Harris y Richard Dawkins, han criticado a las religiones, citando los aspectos perjudiciales de las prácticas y doctrinas religiosas.[164]​ Los ateos a menudo participan en el debate con los defensores religiosos, y los debates a veces abordan la cuestión de si las religiones proporcionan un beneficio neto para los individuos y la sociedad.

Uno de los argumentos sobre lo dañino de las religiones, hecho por ateos como Sam Harris, es que la dependencia de las religiones occidentales en la autoridad divina se presta al autoritarismo y al dogmatismo.[165]​ Los ateos también han citado datos que muestran que existe una correlación entre el fundamentalismo religioso y la religión extrínseca (cuando la religión sirve a intereses ocultos),[166]​ al autoritarismo, al dogmatismo y a los prejuicios.[167]​ Estos argumentos —en combinación con los acontecimientos históricos que se argumentan para demostrar los peligros de la religión, como las cruzadas, las inquisiciones, las cacerías de brujas, y los ataques terroristas— se han utilizado en respuesta a las aclamaciones de los efectos beneficiosos de la creencia en la religión.[168]​ Los creyentes contraargumentan que algunos regímenes que defienderon el ateísmo, como en la Rusia soviética, también han sido culpables de asesinato en masa.[169][170]

Véase también editar

Referencias editar

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  12. Heather Wax (19 October 2009). «Can Atheists be Spiritual? Scientists Say ‘Yes’» (en inglés). John Templeton Foundation. «Mientras Rees dice que no tiene creencias religiosas, la Fundación John Templeton siente que las 'grandes preguntas' planteadas por su trabajo sobre la emergencia del cosmos, el tamaño de la realidad física, y la idea del multiverso están, de acuerdo con un comunicado emitido por la Fundación, 'remodelando las consideraciones filosóficas y teológicas que atacan en el centro de la vida.' Sin embargo, muchos no pueden dejar de preguntarse: ¿Se puede ser ateo y seguir afirmando la dimensión espiritual de la vida? Según la investigación de la socióloga Elaine Howard Ecklund de la Universidad Rice, la respuesta es sí.» 
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  151. En Los hermanos Karamazov de Dostoyevski (Libro undécimo: «El hermano Iván Fiódorovich», capítulo 4) está el famoso argumento de que Si Dios no existe, todo está permitido.: «'¿Pero qué será de los hombres entonces?' le pregunté, '¿Sin Dios y la vida inmortal? ¿Todo es lícito entonces, ellos pueden hacer lo que quieran?'»
  152. Para Kant, la presuposición de Dios, el alma, y la libertad era una preocupación práctica: «La moral, por sí misma, constituye un sistema, pero la felicidad no lo hace, a menos que se distribuya en proporción exacta a la moralidad. Esto, sin embargo, es posible en un mundo inteligible sólo bajo un sabio escritor y legislador. La razón nos obliga a admitir tal legislador, junto con la vida en un mundo tal, que debemos considerar como vida futura, o de lo contrario todas las leyes morales deben ser considerados como sueños ociosos...» (Critique of Pure Reason, A811).
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  164. Moreira-almeida, A.; Lotufo Neto, F.; Koenig, H.G. (2006). «Religiousness and mental health: a review». Revista Brasileira de Psiquiatria 28 (3): 242-250. PMID 16924349. doi:10.1590/S1516-44462006005000006.  Parámetro desconocido |fechaaceso= ignorado (se sugiere |fechaacceso=) (ayuda);
  165. Ver por ejemplo: Kahoe, R.D. (June de 1977). «Intrinsic Religion and Authoritarianism: A Differentiated Relationship». Journal for the Scientific Study of Religion 16 (2): 179-182. JSTOR 1385749.  Ver también: Altemeyer, Bob; Hunsberger, Bruce (1992). «Authoritarianism, Religious Fundamentalism, Quest, and Prejudice». en:International Journal for the Psychology of Religion 2 (2): 113-133. doi:10.1207/s15327582ijpr0202_5.  Parámetro desconocido |fechaaceso= ignorado (se sugiere |fechaacceso=) (ayuda)
  166. Harris, Sam (2005). «An Atheist Manifesto» (en inglés). Truthdig. Consultado el 09-04-2011. «En un mundo dividido por la ignorancia, sólo el ateo rechaza negar lo evidente: la fe religiosa promueve la violencia humana en un grado asombroso.» 
  167. John S. Feinberg, Paul D. Feinberg. Ethics for a Brave New World (en inglés). Stand To Reason. Consultado el 2007–10–18. «Más de medio siglo atrás, cuando yo era todavía un niño, recuerdo haber escuchado a algunas personas de edad ofrecer la siguiente explicación para los grandes desastres que habían caído sobre Rusia: 'Los hombres han olvidado a Dios; por eso ha sucedido todo esto.' Desde entonces he pasado poco menos de 50 años trabajando en la historia de nuestra revolución; en el proceso he leído cientos de libros, recogido cientos de testimonios personales, y he contribuido con ocho volúmenes propios con el esfuerzo de despejar los escombros dejados por esta agitación. Pero si me pidieran hoy formular de la forma más concisa posible la causa principal de la ruinosa revolución que se ha engullido a unos 60 millones de nuestro pueblo, no podría decirlo con mayor precisión al repetir: 'Los hombres han olvidado a Dios; por eso ha sucedido todo esto.'». 
  168. Dinesh D'Souza. «Answering Atheist’s Arguments». Catholic Education Resource Center. Consultado el 09-04-2011. 

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