Sonando en Cuba es un concurso de talentos cubano producido por RTV Comercial y cuya primera temporada se emitió por Cubavisión y Cubavisión Internacional en el 2015 en un formato competitivo que incluía una selección previa de la cual se ofrecieron fragmentos a los telespectadores, así como los momentos en que se da la noticia de su avance a la primera ronda eliminatoria a los clasificados en visitas sorpresivas a sus hogares.

Los participantes en esta primera temporada tenían diversos entrenadores vocales y actuaban semanalmente ante un jurado que emitía su evaluación por un sistema de puntaje, quedando eliminados automáticamente los peor clasificados.

En esta primera temporada todos los participantes debían interpretar únicamente sones, lo que provocó algún descontento de público televidente y fue señalado como una limitante por la crítica.

En esta temporada emergió vencedora Karen Giselle Oduardo Díaz.

Para la segunda temporada se realizaron castings nacionales en las tres regiones del país: oriente, Centro y Occidente. Los cantantes seleccionados recibieron fueron 24 y recibieron números consecutivos, comenzando por los del Oriente. En toda la temporada que comenzó en Septiembre se fueron seleccionado dos competidores de cada región para ir a la llamada "Zona Caliente", lo cual se determinaba por parte del correspondiente mentor al finalizar cada gala. El público, mediante mensajes de texto o entrando en la página web del conncurso votaba para salvar a su favorito en cada una de las regiones. Al inicio de la siguiente gala se anunciaban los concursantes de cada región con menos votos y, por ende, eliminados. Vale aclarar que se daba a conocer el total de votos obtenidos y no el porciento como suele hacerse en este tipo de concursos.

A lo largo de la temporada, los participantes recibieron clases magistrales de importantes figuras de la música cubana y se realizaron breves entrevistas a personalidades invitadas que coincidieron en alabar la idea del concurso.

Al comienzo de la gala semifinal fueron los mentores quienes eliminaron a uno de los participantes de su equipo, dejando solo dos competidores. Casualmente en los tres equipos quedaron un hombre y una mujer y al final de las galas la decisión de los mentores fue salvar a su representante femenina. así, paulito FG, mentor de la zona oriental salvó a la bayamesa Dayana Batista, Haila maría Mompié, mentora de la región central salvó a la cienfueguera Rosa María Moret y Mayito Rivera, por la región occidental, salvó a la habanera Yulaisi Miranda.

En esta misma gala semifinal se anunció que para la final los mentores no tendrían poder de decisión y que esta correría cargo de un Jurado compuesto por las cantantes cubanas Argelia Fragoso y Diana Fuentes, Adalberto Älvarez, compositor y director de una conocida orquesta de música popular bailable cubana y el cantante pertorriqueño Víctor Manuelle.

Para la gala final cada una de las concursantes se presentó con un popurrit de temas cubanos de distintas épocas y ritmos, emergiendo como ganadaora por decisión unánime Yulaisi Miranda, quien recibió como premio la posibilidad de grabar un CD cortesía de RTV comercial, productora del evento, así como la posibilidad de rodar un video clip con un importante realizador cubano y el desarrollo de la campaña promocional del disco. Además, se conoció que la cantante boricua Olga Tañón, que mediante un video había saludado previamente al pueblo cubano, incluiría a la ganadora del concurso en su próxima gira por Puerto Rico. Como premios colaterales se dio a conocer el de la región más popular que recayó en Oriente y recibió el mentor de ese equipo y el del cantante más popular cuyos finalista fueron Adriel y Duani Ramos, siendo vencendor este último, un enfermero residente en La Habana.

La final de esta segunda temporada fue transmitida también por Telemundo Puerto Rico y se anunció la internacionalización del evento para el año próximo. Todas las galas se desarrollaron en el cineteatro Astral y la empresa GFR se incorporó a la producción en sus finales.

http://www.tvcubana.icrt.cu/seccion-informaciones/1590-sonando-en-cuba-%C2%BFun-nuevo-jonr%C3%B3n-de-rtv-comercial

http://www.tvcubana.icrt.cu/destacados/2280-sonando-en-cuba-define-concursantes-de-la-zona-occidental

http://www.vanguardia.cu/cultura/5929-sonando-en-cuba-ya-estan-los-diez-finalistas-de-la-region-central

https://www.cibercuba.com/noticias/sonando-en-cuba

http://lademajagua.cu/dan-conocer-finalistas-sonando-cuba-la-zona-oriental-fotos/

http://lademajagua.cu/sonando-cuba-ya-los-concursantes-oriente/

http://www.cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/51261-tercera-temporada-de-sonando-en-cuba-sera-internacional

http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/43822-cubasono

http://www.granma.cu/cultura/2016-03-10/sonando-en-cuba-nueva-apuesta-por-la-musica-cubana-10-03-2016-22-03-03

http://www.trabajadores.cu/20150830/sonando-en-cuba-buen-espectaculo/

Sonando en Cuba: Buen espectáculo editar

Publicado el 30 agosto, 2015 • 13:37 por Yuris Nórido 24 Comentarios

Está claro que a Sonando en Cuba (Cubavisión, domingos, 8:30 p.m.) no le faltan detractores, mucha gente ve en la producción de RTV solo la copia de los concursos devenidos reality shows  que suelen presentar tantos  canales “de afuera”. Y sí, bien  mirado el programa que dirige  Rudy Mora tiene muchos puntos  en común con esas propuestas,  tanto desde el punto de vista formal  como desde la concepción  misma de la competencia.

Pero la pregunta es: ¿quién  ideó el formato? ¿Alguien puede alegar derechos de exclusividad?  Sonando en Cuba tiene  que ver, claro, con American Idol  y  Operación Triunfo; pero también con La Suprema Corte del Arte y más recientemente Todo el mundo canta, que fueron programas  muy cubanos.

Convengamos en que nuestro  público (que por medios alternativos ve hace rato programas  extranjeros por ese estilo) estaba reclamando hacía mucho un  concurso para nuevos talentos  de la música. Se imponía, no se  puede vivir de espaldas a esquemas de consumo establecidos.

Sonando… es una propuesta  más que digna, que de muchas  maneras renueva la estancada visualidad de casi todos los  musicales de nuestra televisión.  Aquí, es evidente, hay un sentido  del espectáculo que no abunda.

La apuesta por la música popular bailable cubana es un acierto, aunque el espectro parece  estrecho: también contamos  con una rica tradición en la canción, por ejemplo; contemplar  esa vertiente hubiera sido excelente.  Pero al menos aquí se  hace honor al gran patrimonio  nacional, y esa ya es una apuesta respetable.

Sonando en Cuba habrá que dedicarle más espacio en estas páginas. Apuntemos, eso sí, dos puntos polémicos:

Aunque en las últimas entregas se ha ganado tiempo en la  edición, todavía hay más parafernalia de la cuenta antes del  pollo del arroz con pollo, o sea,  la interpretación de los concursantes. Demasiadas entrevistas,  castings, carreteras, pruebas de  cámara… Haría falta más música y menos crónica.

Y segundo: la estructura para  la calificación  puede llegar a ser  injusta. Con esa decisión de que  cada día pasen dos y no clasifiquen dos puede darse el caso  (y se ha dado) de que un día se  quede fuera alguien que hubiera  recibido más puntos que los clasificados de jornadas anteriores.  Mejor hubiera sido que compitieran todos contra todos.

Pero demos tiempo, a Sonando  en Cuba, todavía le quedan varias  semanas…

Carísimo Sonando en Cuba editar

Por: Paquita Armas Fonseca

En este artículo: Adalberto Álvarez, Argelia Fragoso, Cultura, Diana Fuentes, Haila María Mompié, Mayito Rivera, Medios de Comunicación, Música, Paulo FG, RTV Comercial, Sonando en Cuba, Televisión, Víctor Manuelle

31 octubre 2016 | 700 |

El programa Sonando en Cuba. Foto: Archivo.

La zona occidental con el premio de Sonando en Cuba para Yulaysi Miranda y el de popularidad que ganó Duani Ramos Álvarez, se llevó dos grandes galardones en la última noche (pletórica de sorpresas) de esta segunda temporada del popular programa, en la que también se dio a conocer que la región oriental fue la que obtuvo mayor cantidad votos y por tanto fue la más popular.

Yulaysi ha contado que “debuté como cantante en el año 2007, con el emblemático Septeto Habanero, como invitada en una de sus producciones discográficas Orgullo de los Soneros, nominada a los Grammy Latinos, y me convertí en la primera mujer que deja su sello oficialmente en una de las discografías de esta agrupación. Luego incursioné en diferentes agrupaciones de la música popular cubana. En el 2011 fui parte del concurso de interpretación e improvisación sonera Cubadisco 2011, logrando el primer lugar. Como premio obtuve la realización de mi primer CD en solitario, bajo el sello Colibrí, titulado Mi Verdad. Fui parte de la orquesta de Dorgeris Alvarez y su grupo durante cuatro años, donde incursioné como vocalista principal y participé en un concurso musical en Francia. Luego decidí audicionar en Sonando en Cuba”, comentó Yulaysi, a quien le ha ido muy bien a pesar de que compitió hace dos semanas estando enferma.

Al margen de los discos por grabar y los videos clip por filmar, Yulaysi tuvo otro gran premio: el anuncio de que la triunfadora participará próximamente en un concierto con Olga Tañón.

Yulaisi ganadora de Sonando en Cuba 2

Las otras finalistas (Rosa María Moret, de la zona central y Dayana Batista, de la zona oriental) que escoltaron a la ganadora, ya tienen su tablet, con música cubana, y propuestas de trabajo. Realmente, todos los jóvenes que intervinieron en la competencia fueron ganadores por lo que aprendieron en clases magistrales o visitas a centros con diversas funciones. Una buena parte ha sido contratada para diversas orquestas.

El maestro, compositor y director, Adalberto Álvarez, las cantantes Argelia Fragoso y Diana Fuentes, más el salsero puertorriqueño Víctor Manuelle, se encargaron de seleccionar la ganadora entre las tres concursantes que llegaron a la final. Unos días antes en conferencia de prensa, el Caballero del Son afirmó que “hay que medirlo todo desde el principio, pero pronostico que la decisión será sumamente difícil”.

Duani, es un joven de 25 años, enfermero en el Hospital Militar Carlos J. Finlay. “Trabajé en compañías artísticas como OKAN DANCE, Caribean Dance hasta que comencé a interesarme en otros géneros como la música popular bailable, muy famosa en nuestro país y en el mundo entero. Incursioné con Baculeyé, y fui parte del elenco de To Mezclao durante dos años, hasta que llegué al concurso de Sonando en Cuba, y aposté por este proyecto”.

Duany el mas popular

Este domingo Puerto Rico y Cuba se unieron para transmitir el gran suceso de nuestra televisión hacia la isla hermana. Joel Ortega, gerente (él prefiere que le llamen productor) de RTV Comercial dijo que “se trata de una alianza buena entre GFR Media, Telemundo de Puerto Rico y RTV Comercial de Cuba”.

A su vez María Eugenia Ferré Rangel, presidenta de la junta de directores de GFR Media, declaró: “Nos entusiasma anunciar un proyecto que impulsará la cultura y fortalecerá los lazos musicales que han mantenido a Cuba y Puerto Rico vinculados por décadas”. Por su parte, el presidente de Telemundo de Puerto Rico, José Cancela, señaló que son dos medios “que buscan aprovechar la apertura que Estados Unidos ha creado con Cuba para acercarnos a los cubanos”. Además, el director general del GFR, Luis Alberto Ferré, agregó que que “tenemos grandes planes para futuro con un proyecto latinoamericano-caribeño con otras islas”.

Tony Mojena, productor y creador de las condiciones tecnológicas para la transmisión dijo que “lo que pretendemos es tumbar barreras y hacer historia”.

De esos proyectos y otros conversaré con Joel en unos días, por ahora tengo aún el mensaje de Olga Tañón en mis oídos y el reconocimiento que le hizo Victor Manuelle a nuestra Larisa Bacallao.

Pero este final, bueno en verdad, fue posible por una primera temporada en la que nació el logotipo del programa; Manolito Ortega (actual director) se estrenara aunque trabajando en las pantallas led; Orlando Cruzata ponchaba cámaras, con la dirección general de Rudy Mora y la musical de Pablo FG, que también es el padre de la idea. Ahora, Manolito demostró que puede.

En aquella temporada se crearon los cimientos de la visualidad que hoy tiene este popular programa, pero entonces al ser grabadas todas las competencias y luego editadas, poco se pudo modificar lo que quedaba mal, que en su momento señalé.

Esta segunda temporada arrancó el 31 de Julio, para ese momento yo le había dicho a Joel que no se embarcara en esa historia, sin embargo, para bien de la televisión cubana y especialmente de la música, el director de RTV es tan tozudo, como dicen que son los gallegos, que no le gusta perder a nada y ha estado pendiente de cada detalle, con una mano reconociendo lo bien hecho y exigiendo calidad, mientras la otra se dedicaba a quitar trabas de todo tipo. Su equipo sabe que no miento.

Por ejemplo, yo tenía dudas con Haila, me gusta como canta con una voz muy personal, pero nunca imaginé que fuera tan profesional en su rol de entrenadora, con su marcada exigencia, su buen decir y vestir, que no le impedían guarachar de lo lindo para darle mayor sabrosura al programa.

Yasbel Rodríguez, como conductora, fue una decepción no sólo para mí. Su belleza y sensualidad no bastaban porque a la hora de hablar lo hacía mal, parece que le faltaba training porque mejoró en la medida que fueron pasando las semanas.

Por suerte tenía al lado a Jorge Martínez, un excelente actor (ya lo verán en la película más reciente de Fernando Pérez) que tiene experiencia en conducir programas musicales, especialmente con Gloria Torres. Jorgito al principio, quizás por la emoción, opinaba sobre los concursantes como si el fuera juez. No lo hizo más y su participación creció.

Los conductores de Sonando en Cuba

Para el pollo de este arroz, cedo la palabra al Dr Joaquín Borges Triana, un experto sobre música, reconocido en Cuba y otras latitudes:

Soy de los que he defendido todo el tiempo la decisión de crear entre nosotros un programa como Sonando en Cuba, más allá de tener algunas objeciones en cuanto a su concepción general.

Recuerdo que un día durante la emisión de 2015, en casa de una gran amiga, su hija, una adolescente bastante bien informada y proclive a intereses culturales genuinos, mientras asistíamos frente al televisor de la vivienda a una de las jornadas finales de Sonando en Cuba, me comentaba que gracias al programa había descubierto temas, por ejemplo, de Los Van Van, que fueron populares en las décadas de los 80 y los 90 de la anterior centuria, pero que ya no formaban parte del repertorio activo de la agrupación ni se programaban en nuestra radio.

Aquel hecho por sí solo me ratificó en la valía de que en la televisión cubana existiese un espacio como este, por no hablar ya de que la competencia permitió descubrir una que otra voz harto calificada para las lides del canto en nuestra música popular bailable, el género potenciado en esa primera versión del espacio.

Ahora hemos asistido a la vuelta del programa a la televisión y que da al traste con la conocida afirmación de que segundas partes nunca son buenas. Comparativamente la presente edición registra un nivel de calidad promedio muy superior al del año anterior entre los concursantes.

En ello tiene que ver el hecho de que esta vez se han admitido a cantantes que en algunos casos tienen formación académica o incluso se han desempeñado como profesionales de la música. Por otra parte, el no limitar a los concursantes a un género específico como el de la música popular bailable cubana, como ocurrió en 2015, también amplía el diapasón de los participantes y con ello el nivel de calidad.

En sentido general, son intérpretes muy jóvenes que ciertamente aún no han madurado aspectos de la vocalización y el modo de enfrentar los repertorios de la música cubana, donde hay toda una escuela de canto popular, abandonada y olvidada en los últimos tiempos por la ausencia de repertoristas, de asesoría y seguimiento de los vocalistas tanto de grupos como en la condición de solistas, así como por otras deficiencias de nuestro esbozo de industria musical.

Semejante situación, verificable no ya en voces como las participantes en el concurso sino en una gran cantidad de los actuales cantantes cubanos de diversos géneros y estilos, representa uno de los aspectos que más nos debería hacer pensar a todos los que de un modo u otro nos vinculamos en Cuba a la esfera musical, pues el problema no es tan solo responsabilidad del Instituto Cubano de la Música y sus dependencias, sino también de las escuelas de canto, de los sellos discográficos existentes en el país, de la radio y la televisión, y de los que desde la prensa escrita nos dedicamos al tema.

En gran medida por las carencias que se dan en la formación de quienes entre nosotros aspiran a ser cantantes un día, uno se percata de que estos concursantes que se presentan en Sonando en Cuba no tienen un amplio conocimiento de la historia de nuestra música. De ahí que dominen con alfileres las letras de no pocas piezas que son clásicos de la cancionística cubana o que muchas veces imposten maneras de cantar que no guardan relación con nuestra rica tradición, pero eso se aprende cuando se cuenta con maestros que enseñen el a b c de la materia y si se posee condiciones naturales, cosa que por suerte estos muchachos y muchachas en su mayoría las tienen.

Otra cuestión de la que mucho se ha hablado, tiene que ver con el hecho cierto de que toda competencia como tal nunca es justa ciento por ciento y tal afirmación cabe también para Sonando en Cuba. La fórmula adoptada para la edición de 2016 le aporta más que la anterior al espectáculo, pero al igual que ocurrió el año pasado, tiene sus matices de injusticia. Así, hay zonas de las tres en que se divide el país, que poseen un mayor nivel de calidad interpretativa entre los concursantes que las otras.

Por eso, cuando de los competidores de cada área geográfica en las diferentes rondas, uno pasa a la llamada zona caliente, ya se ha podido ver que en ocasiones el “descarte” es mejor que algunos de los clasificados por otras regiones del país, donde el nivel competitivo ha sido más flojo. Asimismo, no es convincente la prueba de los distintos formatos vocales (dúos, tríos, cuartetos), porque si bien ello es otro medidor de las aptitudes y actitudes del intérprete, tampoco es muy justo que digamos dadas las desigualdades entre los temas seleccionados para ser montados y porque en tales formaciones se depende de lo que haga cada una de las parte y si una se equivoca, el trabajo se echa a perder sin nuestra propia responsabilidad.

Por tales razones, sería preferible un todos contra todos, con un sistema de puntuación en el que fueran eliminándose los que al final de la primera vuelta tengan menor puntaje. Tampoco es justo que los propios entrenadores sean los que vayan eliminando a sus pupilos, porque de sobra se sabe que en la vida no se puede ser juez y parte a la vez, dado que en tales relaciones es inevitable que las subjetividades del evaluador o decisor entren también en juego de uno u otro modo.

Pero en fin, en materia de competencia (y eso es Sonando en Cuba), lo justo y lo correcto no coinciden necesariamente y el concepto de espectáculo hay que preservarlo. Así pues, más allá de cualquier señalamiento puntual, en lo concerniente a lo estrictamente musical, esta segunda vuelta de Sonando en Cuba a las pantallas de nuestra televisión ha sido todo un éxito.

En tal sentido, la competencia mostró a unos contendientes amigos, no creo que era actuación cuando el perdedor se abrazaba a quien le ganó para felicitarlo y que todos digan que son una familia.

Agrego que Sonando en Cuba tuvo (o tiene) una estrategia comunicacional muy bien diseñada y llevada por las jóvenes Gisell Burgos Viacaba y Sandra Cabrisas Millán. Poseen una página web, (www.sonandoencuba.icrt.cu) están en Facebook, en Youtube, Twitter, además de un programa homónimo por Radio Taíno, que se ha transmitido todos domingos a las doce del día con la estelar conducción de Maurín Delgado y Humberto López, un ejemplo de buena dicción, bellas y precisas voces, donde se ofrece mucha información sobre los concursantes, entrenadores y con entrevistas exclusivas realizadas en el teatro Astral.

A su vez, la Empresa de Aplicaciones Informáticas Desoft, desarrolló una aplicación con el sistema operativo Android desde la versión 2.3 en adelante, para que quien lo desee reciba información en su celular y el programa tiene su página web en la que se encuentra una variedad de opciones desde noticias hasta videos, que ofrece un buen volumen de información. A estas iniciativas se añade que existía un teléfono por el que los televidentes “podían salvar” al contendiente que preferían y los lunes los concursantes de la “zona caliente” han asistido Al mediodía, un espacio con un altísimo nivel de teleaudiencia y una propuesta tan profesional como agradable, sus hacedores y participantes estuvieron también en los populares espacios Entre tú y yo y 23 Y M.

Sobre el teatro Astral, creo que el único que creyó que ese lugar podía ser el foro de Sonando, fue Joel. Es un sitio que hasta el propio 31 de julio, estaba en malas condiciones, tanto que el escenario no se sostenía, lo que pasa es que a los ?eretevecianos? les encanta las vallas altas para saltarlas y disfrutar del momento.

Acondicionar al Astral ha permitido ensayar allí, realizar las entrevistas (Frank Fernández, Adalberto Alvarez, y otro importante número de reconocidos músicos) y tener la tranquilidad que no están contra un alquiler que se pagaba en el Foro del ICAIC, donde se grabó la primera temporada, y además gozar de un escenario propio, listo para el próximo espectáculo Bailando en Cuba y otros programas que se puedan realizar en esas condiciones.

A todo esto se suma (muy importante en un espectáculo televisivo) el adecuado maquillaje de concursantes, conductores y entrenadores.

Fue bueno ver el acompañamiento en vivo de las orquestas de Paulo, todo el tiempo, de Bamboleo, Pupi, Mayito Rivera?, lo que pudo hacerse por un sonido aceptable. Aplausos merecen la dedicación de Paulo, Haila y Mayito a preparar sus concursantes. En el tiempo que duró el certamen no hicieron giras ni pudieron actuar en otros centros: sólo se dedicaban a sus discípulos. También merecen reconocimientos otros músicos que colaboraron en la preparación de los jóvenes, algunos durante todas las semanas, otros para una competencia.

Los preparadores de los concursantes de las tres zonas en Sonando en Cuba

Los camarógrafos, productores, diseñadores, maquillistas, directores asistentes, encargados del montaje, todo el equipo que hizo posible este espectáculo se puede sentir satisfecho, porque no alcanzaron la perfección (lo que sería muy aburrido) pero lucharon por ella.

En fin, Sonando en Cuba fue un carísimo espectáculo (no en lo financiero, sino en lo querido) que ha logrado el milagro de sentar a una considerable parte del público cubano a disfrutar de nuestra música. Y ¡ojo! su presupuesto, el necesario, salió de RTV Comercial, no del otorgado por el estado al ICRT. Pero además ¿y si fuera así, qué?. La televisión es cara, y si se logra que los que vivimos en esta isla, podamos disfrutar de un buen espectáculo con nuestra cultura, nuestra música, nuestros sueños? París bien vale una misal.

(Tomado del Portal de la TV)

http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2016-10-11/envia-venezuela-a-cuba-toneladas-de-materiales-de-la-construccion/

http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/10/12/usain-bolt-dona-10-millones-de-dolares-a-los-afectados-por-matthew-wn-haiti/

http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2016-10-13/caminos-despejados-en-maisi/

El hombre más veloz del mundo, Usain Bolt, se convirtió también en uno de los más humanitarios del planeta. El jamaiquino donó 10 millones de dólares para socorrer a las víctimas del huracán Matthew en Haití, una catástrofe natural que dejó cerca de 1000 muertos.

El medallista olímpico viajó hasta la nación caribeña para interiorizarse de los daños causados por el huracán. Allí confirmó que, a través de su fundación, ayudará a los afectados. la cifra que donará será de 8.928.000 de euros (unos 10 millones de dólares).

Esta no es la primera vez que Bolt realiza una donación de este tipo. Además de las habituales que hace en Jamaica, su país, durante Juegos Olímpicos de Pekín 2008, donó 50 mil dólares a los niños damnificados por el terremoto de Sichuan.

El huracán Matthew dejó en Haití casi 1000 muertos y más de tres mil casas destruidas, en total unas 15 mil personas se quedaron sin hogar. Haití sufrió, en 2010, un feroz terremoto que dejó el país casi en ruinas.

http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/10/12/raul-en-el-oriente-cubano/

Matthew: humanismo, transparencia y manipulación editar

Por: Oscar Sánchez Serra

En este artículo: Cuba, Derechos Humanos, Guantánamo, Huracán Matthew, Medios de Comunicación

13 octubre 2016 | 3

Arelis Alba Covas, @labaracoesa (derecha) fue la voz en la hora cero del 4 de octubre, cuando Matthew azotó el extremo oriental cubano. Foto: Daniel Ross Diéguez. Tomada de Venceremos

«Cuando el viento y el mar amenazan con hacer estragos y el peligro es inminente, las torres de control meteorológico disparan sus indicadores y todos buscan estar a buen resguardo, entonces el ser humano busca —por instinto— la comunicación», así comienza un reportaje del periódico Venceremos, de Guan­tánamo, que bajo el título A mal tiempo buen periodismo, describe cómo los colegas de Baracoa, del telecentro Primada Visión y de la emisora la Voz del Toa, mantuvieron informado a su municipio, provincia y a toda Cuba del paso por esa urbe del poderoso y destructor huracán Matthew, que también se ensañó con Maisí, Imías y San Antonio del Sur.

Como mismo lo hizo la población, si­guiendo las instrucciones de los Consejos de Defensa, la prensa cubana y en especial, los colegas que en esa zona laboran, se anticiparon y en los preparativos le ganaron la batalla al meteoro. Jóvenes profesionales que vivieron su primera experiencia ante una situación como esa y otros experimentados informadores, garantizaron el trabajo a tiempo completo en situaciones de contingencia para mantener las transmisiones bajo cualquier circunstancia.

Y lo hicieron desde el borde delantero del combate, por todas las vías posibles: televisión, radio, redes sociales, sitios oficiales en Inter­net, teléfonos, cualquier medio al alcance fue preciso para hacer periodismo, sin importar los daños y el tiempo. «Esa noche fue como vi­vir la guerra. Las horas del paso del huracán fueron aterradoras, pero nosotros nos mantuvimos unidos cumpliendo con nuestro trabajo, convencidos de que aquello pasaría e íbamos a salir adelante», dijo a Venceremos el camarógrafo Rolvis Yasser Machado.

Cuando se escriba la historia del 4 de octubre del 2016, habría que otorgarle un lugar especial a estos profesionales de la información. Noa Faez, de la Voz del Toa; Lisandra Savó Vega, Mavel Toirac, Leandris Noa —a quien vimos en disímiles reportes desde Ba­racoa—, Karel David Ruenes, del telecentro Primada Visión o Maricel Reyes Pérez, de Ra­dio Baracoa y al resto de los equipos, como los fotorreporteros Roberto Esquivel y José Ma­nuel Sánchez, quienes aun cuando ya sabían que se habían quedado sin casas, no dejaron de hacer y transmitir las imágenes de lo ocurrido.

Párrafo aparte para la reportera de la Voz del Toa, Arelis Alba Cobas, @labaracoesa, twitter incansable e imprescindible en la hora cero, mediante el cual el mundo conoció las primeras noticias del paso del meteoro e igual las primeras imágenes.

Habría que poner muchos nombres más, como los que dieron la amplia cobertura en los servicios informativos de la Televisión Cuba­na, que encontraron en Solvisión, la televisora guantanamera, su punto de enlace con los territorios afectados; a los que en el sitio web Cubadebate, rompieron récord de visitas para un día, con más de 196 000 por la agilidad y buen periodismo sobre ese soporte; a las emisoras de radio de todo el país, al resto de los periódicos, al equipo de nuestro diario que se adelantó y partió cuatro días antes con dos periodistas e igual cantidad de fotorreporteros. Como tampoco podría quedar fuera el meteorólogo José Rubiera y el Estado Mayor de la Defensa Civil, por lo previsor de sus gestiones.

Pero los periodistas cubanos no trabajaron solos, no fuimos los únicos que dieron a conocer lo que sucedió con Matthew y la hazaña de un pueblo. La prensa extranjera acreditada en el país y otros que pidieron visas y solicitudes de permiso para trabajar en una zona de desastre, como se exige en cualquier lugar del mundo, se movió también al epicentro de la noticia.

Un total de 31 corresponsales salieron de La Habana hacia la región oriental. Un equipo de la Associated Press (AP), con camarógrafo y fo­torreportero, y otro de la Agencia Española de Noticias (EFE), con las mismas funciones, más un redactor, vivieron en tiempo real el huracán en la ciudad de Baracoa. Pasaron allí los embates del fenómeno atmosférico.

Se basificaron en el hostal Habanera, por recomendación de las autoridades del go­bierno y del Partido en el municipio y por las autoridades del Ministerio de Turismo cubano, pues donde estaban, en Porto Santo, la cercanía de dos ríos y el peligro de crecidas de estos, podría jugarles una mala pasada. Al dañarse seriamente el alojamiento alternativo, se le crearon luego todas las facilidades en el hotel El Castillo, con tres habitaciones. Reportaron cómo se preparó el pueblo, la manera en que se tomaron las previsiones ne­cesarias para cuidar lo más sagrado, la vi­da humana.

Otro grupo, de Reuters y AFP intentó tres veces por distintas vías llegar hasta la ciudad primada, hasta que lo lograron y compartieron espacios con la AP y EFE para hacer sus labores. Una parte de ellos, además, recibieron el apoyo de los colegas cubanos en Primada Visión, lugar al que vieron, además, convertido en centro de evacuación para proteger a la población. También la CNN reportó el vendaval, con sus informadores, desde Santiago de Cuba.

Otros ocho cronistas, de NBC, tres de ellos llegados desde Estados Unidos, incluyendo un periodista especializado en la temática para Weather Channel (canal del clima), lo hicieron desde la playa santiaguera de Si­bo­ney y también se trasladaron a Guan­tánamo, junto a equipos de El Nuevo Día, de Puerto Rico; Resumen Lati­noamericano, de Ar­gen­tina; de ABC Miami y de CCTV, de China. Lle­garon hasta San Antonio del Sur y a la zona de Bate Bate, donde pudieron apreciar el impacto del mar en la carretera y cómo se protegió a los pobladores y así lo reflejaron en sus reportes. Lo mismo hicieron en la comunidad de La Cecilia y en la Universidad de Guant­á­namo, que fungió en calidad de centro de eva­cua­ción, informaron sobre las medidas tomadas y las facilidades que se dispusieron en el orden de salud, alimentación y avituallamiento para los que allí se resguardaron.

A todos se les garantizó protección y se les propiciaron las condiciones que permitía la si­tuación climatológica para realizar su trabajo.

Pero en esta Cuba, de obra por excelencia humanista, nada estaría completo si se habla de prensa, sin la consabida manipulación y en este caso provocación de sitios privados o abiertamente al servicio de la contrarrevolución, que intentaron dar una imagen, no ya diferente, sino distorsionada de la realidad que se vivió y que aún en plena fase recuperativa se sigue viviendo. Además, actuaron sin autorización previa, como lo exige un momento de contingencia y en el cual el país tomó todas las medidas como corresponde a una situación emergente igual que lo hacen todas las naciones del mundo.

Realizaron actividades, en las cercanías de la ilegal Base Naval que Estados Unidos mantiene en la provincia de Guan­tánamo, en contra de la voluntad de su pueblo, y que nada tenía que ver con las zonas más dañadas por el huracán.

No es exagerado el calificativo de provocación. Cuando Matthew ya salía, incluso de las costas estadounidenses, fue que se presentaron en la geografía guantanamera estos otros «informadores». Es sintomático que esto ocurra justo, cuando mañana se celebra una ronda de conversaciones sobre derechos humanos entre Cuba y Estados Unidos. Ac­tividades de esta índole contrastan con la profesionalidad mostrada por periodistas de medios territoriales, nacionales y extranjeros ante la tragedia que vivieron los territorios más golpeados. En otras palabras, estaban fuera del epicentro de la noticia y se perdieron, porque no les interesaba, la épica del suceso.

http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/10/13/matthew-humanismo-transparencia-y-manipulacion/

Entre los poros y las estrellas Casa Editora Abril 978-959-210-557-7 2009 Selección, prólogo ynotas Enmanuel Tornés Reyes

http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/10/14/llega-a-cuba-buque-venezolano-con-ayuda-para-recuperacion-de-huracan-matthew/

Llega a Cuba buque venezolano con ayuda para recuperación de huracán Matthew editar

En este artículo: Ayuda, Ciclón, Cuba, Desastres naturales, Guantánamo, Huracán, Huracán Matthew, Nicolás Maduro Moros, reconstrucción, Santiago de Cuba, Solidaridad, Venezuela

14 octubre 2016 | + |

Los medios y materiales recibidos partieron de inmediato hacia Guantánamo. Foto: Miguel Rubiera Justiz/ ACN.

El buque AB Goajira (Tango-63), portador de 375 toneladas de maquinarias y materiales de la construcción, enviado solidariamente por la República Boli­variana de Venezuela en apoyo a la recuperación de los daños causados por el huracán Matthew en la provincia de Guan­tánamo, fue recibido en el puerto Guillermón Moncada, de Santiago de Cuba.

Anunciado oficialmente por el presidente de la hermana nación, Nicolás Maduro Moros, este primer cargamento está compuesto por grúas sobre camiones de 20 toneladas, camiones de volteo, camiones para hormigón (trompos), carro cisterna para agua, cargadores frontales, retroexcavadoras y montacargas, entre otros equipos.

Completan la valiosa ayuda hacia un territorio que sufrió afectaciones en miles de viviendas, puentes y viales, una planta de mortero húmedo, silos de cemento, 20 mil metros cuadrados de cubiertas para unos 250 hogares y mallas electrosoldadas empleadas en elementos de pared y cubiertas.

Al hacer la entrega en nombre del mandatario y el pueblo venezolanos, Milagro Rodríguez Silva, primera secretaria de la Embajada de la República Bolivariana en Cuba, dijo que el huracán destruyó viviendas, viales, la agricultura y otros frentes, pero jamás la solidaridad y hermandad indestructibles en­tre nuestras dos naciones.

Por su parte Nancy Acosta Hernández, vicepresidenta del Consejo de Defensa Provincial en Guantánamo, transmitió el agradecimiento de las autoridades del país, del pueblo cubano, y en especial de los guantanameros, junto a la determinación del empleo eficaz y lo más rápido posible, de los recursos y medios recibidos.

Junto a una representación del pueblo santiaguero, asistieron a la emotiva bienvenida los miembros del Comité Central del Partido Lázaro Expósito Canto y Beatriz Jhonson Urrutia, presidente y vicepresidenta del Consejo de Defensa en la provincia santiaguera, respectivamente; el ministro de la Cons­trucción de Cuba, René Mesa Villafañe, y el agregado naval de la embajada venezolana, almirante Liloia Rivero Benemina.

Según informó María Luisa Bueno Oñate, delegada del Ministerio de Comercio Exterior y la Colaboración Extranjera en el territorio santiaguero, este propio jueves arribaría por vía aérea la primera ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos, consistente fundamentalmente en almacenes de campaña y pastillas para la purificación de agua.

Además, para mañana sábado está previsto el segundo aporte de Venezuela a bordo del buque de la Armada Bo­livariana Tango-62, que al igual que el recibido ahora procedente del puerto de La Guaira, en el estado de Vargas, posee 104 metros de eslora (largo), 15 de manga (ancho), y una capacidad de carga de mil toneladas.

Bueno Oñate añadió que varias naciones y organizaciones no gubernamentales, también han anunciado para los próximos días el envío de ayuda humanitaria a través de esta ciudad, donde se han adoptado todas las medidas para su transportación hacia los territorios más afectados por el huracán Matthew.

El Tango-63 en una de sus misiones más importantes editar

“Para nosotros constituye un verdadero honor el cumplimiento de esta misión humanitaria y de solidaridad hacia Cuba, que se incluye entre las más importantes que ha cumplido nuestro buque AB Goajira (Tango-63), en la Armada Boli­va­riana, de la República Bolivariana de Venezuela”.

Quien así se expresa es el capitán de navío y comandante de la citada embarcación, Leonardo Castellanos Medina, mientras observa detenidamente cada detalle de la descarga de las 375 toneladas que en maquinarias pesadas y materiales de la construcción, acaba de trasladar el barco hacia Cuba.

“Fue en el acto de graduación de un alto número de médicos  venezolanos —añade—, que nuestro presidente, Nicolás Maduro Moros, anunció la decisión de enviar a Cuba una significativa ayuda para los territorios más afectados por el huracán Matthew, y momentos después se nos comunicó la tarea.

“La travesía desde el puerto de La Guaira, en el estado de Vargas, hasta Santiago de Cuba duró aproximadamente tres días en medio de un mar tranquilo, y le juro que nos pareció mucho más tiempo —confiesa a Granma—, porque tanto la jefatura como tripulantes estábamos ansiosos de llegar a esta tierra hermana.

“Realmente no esperábamos un recibimiento tan bonito por parte de las autoridades, de la representación de nuestra Embajada en La Habana y el pueblo santiaguero, y ahora lo más importante es que todos los medios y recursos bajen en perfecto estado, como ha sucedido hasta este instante, en que pueden partir hacia Guantánamo2.

Aprovechando su estancia en la Ciudad Héroe de la República de Cuba, la oficialidad del buque rendirá tributo al Héroe Nacional Cubano, José Martí, mediante la colocación de una ofrenda floral en su mausoleo del cementerio Santa Ifi­genia, visitará el otrora cuartel Moncada asaltado por la Ge­neración del Centenario al mando de Fidel, y conocerá otros sitios históricos.

“El asunto —señala Castellanos Medina—, es que este gesto de solidaridad y hermandad no solo es bonito, sino que también es histórico, porque encierra igualmente la visión política y estratégica de nuestro Libertador Simón Bolívar, que es la seguida por el presidente constitucional de Venezuela, por nuestra Armada Bolivariana, el Ministerio de Defensa y nuestro bravo pueblo.

“Dentro de dos días —enfatizó—, llegará otro cargamento en el Tango-62, una embarcación similar a esta, mientras que nosotros regresamos para en caso de que sea necesario volver aquí o donde se nos encomiende”.

(Tomado de Granma)

Ivette Vian Altarriba
Información personal
Nacimiento 1948 (76 años)
  Santiago de Cuba, Cuba
Nacionalidad cubana
Familia
Padres Enrique Vian, escritor
Familiares Enid Vian Audivert, hermana, escritora
Información profesional
Ocupación periodista, narradora, poeta, guionista de programas infantiles
Programas La sombrilla amarilla
Género Narrativa
Distinciones 13 de Marzo
Ismaelillo UNEAC
Magistral La Rosa Blanca al conjunto de la obra
Cocorí, Costa Rica
Finalista Norma Fundalectura
Premio de la Crítica 2005

Ivette Vian Altarriba es una periodista, guionista de programas infantiles y escritora de literatura para niños y jóvenes (LIJ)

Biografía

Obra publicada

*'''''La Marcolina'''''. Cuento.

*'''''Mi amigo Muk Kun'''''. Cuento.

*'''''Curundán y Búsula'''''. Cuento.

*'''''El telescopio de David'''''. Cuento.

*'''''Coco Pascua'''''. Cuento.

*'''''Una vieja redonda'''''. Cuento.

http://www.cubadebate.cu/temas/cultura-temas/2010/04/27/miguel-barnet-contarlo-todo-es-un-acto-de-extrema-vanidad-fotos/

Miguel Barnet: “Contarlo todo es un acto de extrema vanidad” (+ Fotos)

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Con 2 que se quieran

En este artículo: Amaury Pérez, Cuba, Cultura, Fina García Marruz, Literatura, Medios de Comunicación, Miguel Barnet, Televisión, UNEAC

27 abril 2010 | 95

Entrevista de Amaury Pérez a Miguel Barnet. Foto: Peti

Amaury Pérez y Miguel Barnet. Foto: Peti

Entrevista de Amaury Pérez al poeta, ensayista y Presidente de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba) Miguel Barnet.

Amaury Pérez. Buenas noches. Estamos en “Con dos que se quieran”, como siempre me gusta decir, en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, en el barrio de Lezama, en los legendarios estudios de sonido del ICAIC. Hoy nos acompaña, es un orgullo y un privilegio para mí recibir al gran poeta, escritor, ensayista, periodista, editor, etnólogo, Miguel Barnet. Muy buenas noches.

Miguel Barnet. Y víctima tuya ahora.

Amaury Pérez. No, para nada, se le quiere mucho. Hay un escritor cubano, Miguel, que me dijo un día que los escritores cubanos no se leían entre sí, que se odiaban, ¿suscribe usted ese punto de vista?

Miguel Barnet. Bueno yo no lo suscribo, porque ¡imagínate tú! si no hubiera leído a Cirilo Villaverde, a Ramón Mesa, que admiro tanto, Anselmo Suárez y Romero, a Julián del Casal, a Zenea, a Alejo Carpentier, a Lino Novás Calvo, a Nicolás Guillén, a José Lezama Lima, a Virgilio Piñera, entonces ¿qué sería yo ahora? Sería una burbuja. Estaría enajenado con escritores de otras latitudes a quienes admiro también, pero yo pienso que los que dejaron una huella y un legado importante y un camino, una brecha que pudieron abrir y que pudimos seguir nosotros, fueron esos. Y desde luego, Lidia Cabrera, Fernando Ortiz, que es mi brújula. Alejo Carpentier, que me despertó al mundo del Caribe, a la imaginación. Lezama, que dictó claves poéticas en mi vida que permanecen vivas, porque me enseñó, o nos enseñó que la poesía, de todos los géneros, era el género más abarcador, el mayor.

Leo a mis contemporáneos también y tengo una gran valoración de la literatura que se hace hoy en Cuba, no soy feminista ni machista, pero sí admiro mucho la literatura que hacen las mujeres hoy y también de algunos de mis compatriotas masculinos. Creo que uno se nutre de los contemporáneos y de los que nos han antecedido. Y creo que odiar, bueno, he tenido razones para odiar a mucha gente, pero se me olvida, se me escapa, es como un perfume malo que no tiene fijador.

Amaury Pérez. ¿Los perdona, los disculpa?

Miguel Barnet. No soy de vocación cristiana, pero no conozco el rencor y no es que los disculpe, pero es algo evanescente, se va, es un sentimiento que se escapa de mí muy rápidamente. A los que me han hecho mucho daño no los perdono, los tengo engavetados. A veces cuando me acuerdo de ellos abro la gaveta y ya podrás imaginarte los conjuros y la vuelvo a  cerrar. No han tenido buena salud.

Amaury Pérez. ¿No han tenido buena salud?

Miguel Barnet. No, no por culpa mía, por culpa de ellos, porque el que odia no puede tener salud. Hay que cantar.

Amaury Pérez. Hablemos de escritoras. Le voy a decir cuatro nombres y me dice qué opinión le merecen: Gina Picart, Marilyn Bobes, Fina García Marrúz, Dulce María Loynaz.

Miguel Barnet. Bueno, a mí no me gusta juzgar.

Amaury Pérez. No, es sólo un criterio de gusto.

Miguel Barnet. Pienso que de todas las que has mencionado, la escritora que tiene más dominio de la palabra y que ha alcanzado una dimensión poética y metafórica y tiene un mundo más coherente es Fina García Marruz. Para mí es la gran poeta viva que tenemos en Cuba.

A Dulce la quise mucho, como sabes, y la admiro mucho. Por cierto, el otro día me estaba duchando en casa y escuchando las canciones que compusiste, que son bellísimas, de los poemas de Dulce María Loynaz, es de lo mejor que has hecho.

Amaury Pérez. Gracias.

Miguel Barnet. Sinceramente, y Gina Picart ha sido una revelación para mí. Es una escritora rara y por eso me gusta, además, osada, atrevida. Va al mundo de los celtas, de los griegos, a los clásicos y se desenvuelve muy bien en ellos. ¿La otra que me mencionaste?

Amaury Pérez. Marilyn

Miguel Barnet. Es mi amiga y la admiro mucho, creo que Marilyn tiene una prosa muy clara y de una facilidad para tejer historias, historias que parecen sencillas, que parecen intrascendentes y sin embargo, trascienden mucho, ella tiene ese don de elevar las cosas aparentemente cotidianas a una categoría poética.

Amaury Pérez. Usted acabó de cumplir 70 años el pasado 28 de enero.

Miguel Barnet. Pero por el hecho que haya cumplido 70 años no te permito que me trates de usted. Sé que estamos en la televisión, pero no me gusta eso de usted contigo. No me siento cómodo, tú me dijiste que me sintiera cómodo.

Amaury Pérez. Cuando uno mira hacia atrás, siempre hace un balance, los hace a los 40, a los 50, a los 60, y a los 70 imagino que los balances sean de más peso, más sólidos, más densos. Cuando tú miras hacia atrás ¿cuál es el Miguel que ves? Cuando andas buscando por tus recuerdos. ¿Qué Miguel anda por ahí?

Miguel Barnet. Un personaje curioso. No te voy a decir que me cae mal, es un personaje curioso que se fue edificando, construyendo su propia personalidad y fue haciéndolo a partir de la creación y siempre he tenido mucha curiosidad. Precisamente muy cerca de aquí, en el año 1958, había una asociación que se llamaba Asociación de Reporters donde vi una colección de organografía afrocubana y nunca había visto eso organizado, nunca lo había visto así de golpe.

Era una exposición que hacían Argeliers León y María Teresa Linares sobre instrumentos de los abakuá, de los lucumíes, o sea, el cuchi-eremá, el obiapa, los tambores batá.

No salí más de ese mundo, me gustó tanto, me cautivó tanto. Porque era el mundo que tenía muy cerca de mi casa y que veía a distancia y ahí lo veía de cerca. Los tambores que oía por la noche, los veía ahí con sus falderas, con sus cascabeles, el batá. Me llamó mucho la atención todo eso y a partir de ahí se me abrió el camino de damasco; de la investigación.

Amaury Pérez. ¿Tú eres habanero?

Miguel Barnet. Soy habanero del Vedado.

Amaury Pérez. ¿Eras de una familia clase media, clase media alta, humilde?

Miguel Barnet. Era una familia humilde espiritualmente, que por supuesto, el tema de la africanía no era afín a ellos. No es que tuvieran ningún prejuicio, pero cuando me metí de cabeza en eso, enseguida aquel chico curioso se convirtió en un bicho raro en la familia.

Amaury Pérez. Por eso tú dices en un poema que a mí me estremece, como toda tu poesía, tengo que decirlo en público.

Miguel Barnet. Muchas gracias.

Amaury Pérez. “Pero la familia sabe que yo no participo del todo. / Que me da igual una cosa que la otra. / El prestigio y las trastadas silenciosas. / Y un día me llaman hijo casi con terror”. ¿A qué se refería Miguel en ese poema?

Miguel Barnet. Al susto de mi madre que me veía en esas cosas, en esas lecturas; mi padre igual, pero nunca me dijeron: ¡no hagas eso, no vayas por ahí! Pero no olvides que la poesía, que es un género de ficción, y tú eres novelista también y he leído tus novelas, son formas noveladas de interpretar la vida.

Amaury Pérez. Ahora estoy intentando ver en tus ojos claros a ese Miguel que cumple 70 años gozoso, con salud, con responsabilidades altas y con la confianza de sus discípulos y de las personas que están bajo su dirección y de sus compañeros. Tiene que haber también un Miguel que sufrió incomprensiones. ¿Qué haces con esas incomprensiones, también las engavetas, como a los enemigos?

Miguel Barnet. No pueden engavetarse porque no hay gaveta que tenga un espacio para ellas. Son cosas que no se olvidan, heridas que no se restañan, pero no se puede lucrar con eso. Hay cosas que están más allá, sentimientos mayores y pienso, no sé si es un orgullo o el amor propio que uno tiene, que es mejor no hablar de esas cosas, para qué, si la vida como dije es evanescente, es tan corta, son cuatro días y vamos a estar regodeándonos en eso. Tengo que decirlo con objetividad. ¿Tú estás hablando del llamado quinquenio gris?

Amaury Pérez. Yo estoy hablando de todas las incomprensiones que una persona talentosa como tú puede haber pasado.

Miguel Barnet. Creo que afortunadamente mis amigos, la sociedad en que vivo, este pueblo de Cuba que es tan extraordinario, tan curioso, tan optimista, tan estoico, tan valiente.

Amaury Pérez. ¡Tan generoso!

Miguel Barnet. ¡Tan generoso! Y no me ha permitido caer en un hueco, caer en un vacío. En esos años caminaba mucho, iba a casa de amigos que no tenían nada que ver con la cultura. Me aislé un poco de ese mundo, porque había como que un morbo, un círculo vicioso.

Amaury Pérez. No sentirse víctima.

Miguel Barnet. No me puedo sentir víctima nunca. Tengo mucho orgullo para eso. Ni víctima ni victimario.

Amaury Pérez. Oficio de Ángel es una novela de ficción, pero yo que te conozco y los que te conocen encontramos una cantidad tremenda de elementos autobiográficos más que en otras novelas. Si un día te diera por escribir tus memorias ¿serías capaz de contarlo todo?

Miguel Barnet. No quisiera tener que contarlo todo porque iba a ser demasiado explosivo. Es mejor que el escándalo esté subyacente. Porque cuando se hace demasiado evidente a veces es grotesco.

Amaury Pérez. Es mucho más delicado así.

Miguel Barnet. Contarlo todo es un acto de extrema vanidad. Creo que hay que contar las cosas que uno quiere. En definitiva la memoria es arbitraria, no te permite nunca contarlo todo porque la memoria no es una secuencia, no es cronológica, no es lineal y es una parte de eso que yo admiro tanto que es la imaginación, que es así, como los sueños. Oficio de Ángel son viñetas, es muy autobiográfica.

Amaury Pérez. Muy autobiográfico, pero sigue siendo ficción.

Miguel Barnet. Sigue siendo ficción, todo es ficción, eso es lo bueno. Acaso no soy un poco Esteban Montejo, un poco Rachel también, soy un poco Julián Mesa de La vida real y el Gallego. Toda obra literaria, por muy antropológica o científica que pretenda ser tiene elementos de tu biografía personal. No vamos a entrar en la psicología que es muy pesada.

Amaury Pérez. No, no, no, y yo que no sé nada más que ir al psiquiatra.

Miguel Barnet. ¿Tú vas al psiquiatra?

Amaury Pérez. Sí, yo voy al psiquiatra, voy al psicólogo y voy al loquero.

Miguel Barnet. No chico, no, siéntate en el muro del Malecón y mira el mar, ese es el mejor psiquiatra que hay.

Amaury Pérez. El mar me pone nervioso, no soy el capitán Nemo.

Miguel Barnet. Lee Moby Dick y verás que se te quita el nerviosismo con el mar.

Amaury Pérez. Hay una cosa que no es ficción, que es Miguel Barnet, muy jovencito, un adolescente, en Santa Clara. ¿Qué fue a hacer Miguel a Santa Clara?

Miguel Barnet. No. ¿Qué fue a hacer mi padre, que tuvo que salir huyendo de La Habana en la época de Batista? Porque le fue mal en todo, en los negocios, en la política. Él tenía un negocio que quebró y tuvo que irse a Santa Clara con una compañía norteamericana. Yo me iba los fines de semana, a veces me pasaba quince días con ellos y allí me cogió la Batalla de Santa Clara.

Amaury Pérez. ¿Qué edad tenías cuando eso?

Miguel Barnet. Iba a cumplir 18 años.

Amaury Pérez. Un muchacho, un niño.

Miguel Barnet. Todavía recuerdo a los rebeldes caminando por el techo de mi casa en Santa Clara. Estuve un tiempo en Santa Clara, nunca viví permanentemente porque cuando mis padres me dijeron: ¡Vámonos! yo dije: ¡no! Me quedé con una tía mía aquí porque quería estudiar, pero figúrate, con tan mala suerte que empecé a estudiar y cerraron la Universidad. Entonces tuve que entrar en la Escuela de Publicidad y ahí tuve la suerte de conocer gente muy valiosa como Eloísa Lezama Lima, a Frank Pérez, que es mi amigo más antiguo, que fue el que me habló por primera vez de marxismo, de la Revolución, en época de Batista. Ahí conocí a Samuel Feijoo después.

Amaury Pérez. Hace un rato hablamos de Algeliers (León) y de María Teresa Linares. ¿Qué importancia tiene en tu vida, Algeriers, específicamente y Fernando Ortiz?

Miguel Barnet. Los dos tienen una importancia cardinal. Argeliers fue mi maestro directo, con quien comencé a trabajar. Estaba trabajando en una compañía norteamericana antes del Triunfo de la Revolución, con estos dedos gordos pasaba 82 palabras por minuto en una máquina de escribir, facturas de neumáticos, de gomas de la Firestone.

Entendí muy bien a William Faulkner cuando dijo que la peor cosa que había en el mundo era estar 8 horas en una oficina, y yo digo: ¡Caramba, yo me paso 10 y 12 a estas altura con la edad que tengo!

Pero en aquel momento que estaba muy joven, 16, 17, 18 años, tenía que trabajar porque quería tener mi propio dinero para moverme, para coger la guagua, para jugar al bingo en Tropicana, para las cosas que hacíamos los jóvenes.

Amaury Pérez. ¿Y ahí apareció Fernando?

Miguel Barnet. No, ahí apareció Argeliers León, a quien había conocido en este lugar, en Prado en el 58 que me quedé conectado con él. Conocí a Don Fernando unos meses después, justamente por Argeliers que me indujo a que fuera a ver a Don Fernando. Argeliers me llevó después, cuando triunfó la Revolución de asistente personal, de secretario de él.

Estuve un año de secretario hasta que entré en el Instituto de Etnología, con un carné que decía, las cosas extraordinarias de la Revolución: Investigador Científico. Yo tenía 20 años, pero ahí estudié como 9 años. Muchos cursos de etnología, de antropología social, me formé bastante.

Después iba a casa de Don Fernando, los miércoles y los sábados. ¡Figúrate, qué privilegio! Lo he contado tantas veces. Don Fernando es mi Dios tutelar. Fue mi brújula porque toda su obra fue una gran lección de visión global integral de la vida, de intelectual orgánico, de hombre con una visión muy cóncava, yendo a todos los lados del país sin prejuicios.

¡Qué cosa tan extraordinaria! Un hombre de la alta burguesía, que no tuviera ningún recato en ir a los negros curros, a los negros brujos, en hacer la obra inmensa que hizo en los cinco tomos de los instrumentos de la música afrocubana, incluso sus contemporáneos, la gente que lo visitaba en su casa y yo fui uno de ellos, era el más bisoño, el más joven.

Sentía que, con excepción de Argeliers y de María Teresa Linares, no tenían un diálogo con él, un hombre como Jorge Mañach, por ejemplo, no entendía a Don Fernando, porque Jorge Mañach era muy conservador. Y Yo me aproveché de eso y me gané a Don Fernando, en el sentido que dialogaba con él, me sabía sus libros de memoria. Cuando me leí Los bailes en el teatro de los negros en el folklore de Cuba, a los pocos días fui a casa de Don Fernando y me los recité y le empecé a hacer preguntas de los bereberes, de cómo se prepara una sopera de Yemayá, de los cabildos, las cofradías, en fin, las cosas que a él le motivaban.

Amaury Pérez. ¿Pero le motivaban porque era un mundo exótico, colorido, que le llamaba la atención o él llegó a involucrarse pasionalmente en ese mundo?

Miguel Barnet. Se involucró intelectualmente, académicamente, como antropólogo empírico, como historiador. Entendió muy bien que sin la comprensión de ese mundo no se entendería jamás qué cosa éramos nosotros los cubanos y su gran preocupación en la dimensión suya, que es una dimensión muy alta, que es mi gran preocupación también, en otra dimensión más modesta es: qué somos los cubanos y por qué somos como somos. Él fue el gran pionero de la musicología en Cuba sin ser musicólogo. Fue el gran pionero de la antropología social sin ser un antropólogo social de formación. La obra de Don Fernando es una obra infinita y no me canso de admirarlo mientras más lo leo. Por eso es que me decidí a crear la Fundación Fernando Ortiz en el año 94, bueno, se oficializó en el 95 y estamos desarrollando ahí un trabajo intenso.

Amaury Pérez. ¿Y Fernando murió sabiendo qué era ser cubano?

Miguel Barnet. Creo que se aproximó bastante a eso que él llamó la vocación de cubanía, más que otros intelectuales. No sé si murió con esa certeza, pero sí en la búsqueda; en la búsqueda de esa interrogante que nos conmueve a todos, porque sabiendo qué somos los cubanos como masa, como mosaicos culturales, sabemos también qué somos nosotros y por qué somos capaces de resistir tantas vicisitudes, tantas contingencias.

Somos producto de una cultura plagada de contradicciones, pero de no haber sido por el impulso que le dio Don Fernando a sus estudios, quizás hoy estaríamos todavía con muchas más interrogantes de las que tenemos.

Amaury Pérez. Hay un poema tuyo que se llama “Los sesentas”, voy a citar: “Como entonces no voy a sentir nostalgia / Si ahora nadie se desnuda bajo la lluvia…”

Miguel Barnet. “Nadie enarbola una bandera / Nadie se saca el corazón y los tira contra las piedras”/.

No sé como sigue, no me acuerdo. Pero es verdad, siento una gran nostalgia. Realmente donde quiero vivir es en el futuro, no en el pasado, aunque me alimento del pasado, como nos alimentamos todos aunque no lo queramos admitir, nos alimentamos del pasado porque no hay otra cosa.

Amaury Pérez. ¿No sientes una nostalgia especial por aquellos años fundacionales de los años sesenta?

Miguel Barnet. Fue una época extraordinaria, pero con muchas contradicciones también. Había que romper barreras de incomprensión y de silencio y tengo que decir que esa lucha, esa batalla que yo libré contra la modorra, contra algunas cosas que uno arrastraba del pasado, me ayudaron mucho a ser como soy. Siento un poco de nostalgia, sobre todo porque fueron los años en que todavía hacíamos muchas conquistas amorosas. Ahora ya no es igual.

Amaury Pérez. No seas modesto. Los que te conocemos sabemos que todavía hay.

Miguel Barnet. No, ese departamento de mi vida no lo conoce casi nadie, porque yo he sido en eso muy discreto. Tú si eres mi amigo y sabes.

Amaury Pérez. Ahora que me hablas de discreción, hay un poema, que a mí me gusta mucho, que dice: “Pero no vengas / Porque lo que yo quiero realmente es esperarte”.

Miguel Barnet. Ah, sí, claro, fue el “Barrio Chino”. Creo que no hay amor más bello que el amor platónico. Ese no es egoísta; no quiere morder.

Amaury Pérez. Pero se puede convertir en obsesión.

Miguel Barnet. Sí, pero en una obsesión maravillosa que te da fuerza, que te estimula. Porque como dice: “pero no vengas/ porque lo que yo quiero realmente es esperarte”. Esa es la idea del amor.

Amaury Pérez. Pero también a finales de los 60 se escribieron muchos poemas al Che. Recuerdo el de Mirta Aguirre, que era extraordinario, el de Fina, también, el de Nicolás…

Miguel Barnet. Che Comandante.

Amaury Pérez. Pero “No es que quiera darte pluma por pistola, pero el poeta eres tú”, fue de las cosas más atrevidas que se escribieron sobre el Che, de las más apasionadas, de las más encarnadas. Mucha gente piensa que la canción de Pablo es un poema de Miguel Barnet.

Miguel Barnet. No, él se inspiró.

Amaury Pérez. Él dice: si el poeta eres tú / como dijo el poeta.

Miguel Barnet. Tú sabes que Pablo me llamó por teléfono y me dijo: ¿tú vas mucho al cine? Le dije: ¡bueno, voy pero poco, voy más al teatro! Entonces me dice: ¡ve al cine en estos días que en el noticiero hay una sorpresa para ti! No había escuchado la canción, que es bellísima. Fue  una cosa muy linda de Pablo y ese poema lo escribí en el año 65. No sé si fue el primer poema que se le hizo al Che, a lo mejor su papá le hizo un poema al Che. Sí sé que ese poema se lo hice al Che en vida y se publicó en La Gaceta de Cuba, cuando el Che todavía no estaba en Bolivia, estaba en África, después pasó a Praga.

Amaury Pérez. Sí, claro, la historia que conocemos.

Miguel Barnet. Ese poema lo escribí en una cajetilla de cigarrillos que tenía Margarita Dalton, una amiga mía, la hermana de Roque Dalton.

Amaury Pérez. En ese momento Miguel va dejando atrás todas las famosas incomprensiones de las que hablamos antes en el poema “Los Setentas” que dice: “Y heme aquí contando las vicarias de mi bello patio / desenvainando mi espada / subiendo de mi caída / soplando los polvos del atrio / tarareando Una rosa de Francia”.

Miguel Barnet. Así es.

Amaury Pérez. Vamos a hablar de Una Rosa de Francia, que ya nadie concibe si no es cantada por Miguel Barnet.

Miguel Barnet. Escribí una vez en una entrevista que me hicieron, una boutade, quizás una exageración, que cambiaría toda la obra que he hecho, que he escrito, por haber compuesto una canción como “Una rosa de Francia”. A mí me parece una auténtica joya del cancionero cubano, compuesta por Rodrigo Prats cuando tenía 16 años, creo que la compuso en Sagua la Grande y la cantó bastante bien.

Amaury Pérez. Tú la cantas muy bien. ¿Alguna vez pensaste en convertirte en cantante lírico?

Miguel Barnet. Sí, claro y muy seriamente. Me lo tomé tan en serio que fracasé.

Amaury Pérez. Es que tengo un recuerdo fascinante de los dos, estaba también mi compañera, Petí, en una catedral en Portugal, en Oporto.

Miguel Barnet. Yo te canté el Ave María de Gounod.

Amaury Pérez. Pero aquello resonó en aquella capilla con mucha potencia canora. No recuerdo la capilla, recuerdo la voz de Miguel Barnet.

Miguel Barnet. ¡De verdad!, mira que me pongo a estudiar canto de nuevo.

Amaury Pérez. Hay una cita de otro poema y quisiera dedicar un tiempo, porque además no es que uno trate de buscarle una explicación a la poesía, sino que uno quiere entenderla y el público que nos esté mirando seguramente disfrutará mucho de este verso y es de un poema que se llama Miami.

Miguel Barnet. “Nada cubano es ajeno excepto Cuba”

Amaury Pérez. ¿Qué quiso decir el autor?

Miguel Barnet. Ese es un poema que hice hace unos años y que se ha publicado en antologías y claro, Miami es en alguna medida una parte de nosotros, porque allí está parte de nuestra familia y yo soy respetuoso con mucha de la gente que está en Miami, que se fue por razones filosóficas o económicas o por lo que fuera, pero sí se han detenido los relojes en Miami, es lo que quiero decir. Por eso es ese verso de que en Miami nada cubano es ajeno…

Amaury Pérez. … excepto Cuba.

Miguel Barnet. Excepto Cuba, porque la Cuba nuestra, la Cuba de los cincuenta años de Revolución, de socialismo, de contradicciones, de una vida diferente, pues a veces por la gran mayoría de quienes viven en Miami no es asimilada y eso es lo que quiere decir el verso. Porque dice: “mira que en Miami las palabras pesan / mira que la confusión pesa”, pero después dice: “mira que el corazón pesa a pesar de todo”. Porque está parte de nuestra familia ahí.

Amaury Pérez. Bueno, Miguel, tenemos que empezar por Cimarrón ya. ¿Cómo es que conoces a Esteban Montejo? Sé que esa historia te la han preguntado en entrevistas, en todos lados, pero los televidentes de mi programa estoy seguro que quieren saber eso.

Miguel Barnet. Lezama decía que Martí era el misterio que nos acompañaba, efectivamente, pero para mí, Esteban Montejo también es un misterio más modesto que me acompaña, porque aprendí mucho de la historia de Cuba con él, lo conocí cuado tenía 103 años, en el Hogar del Veteranos, yo iba a cumplir 23 años y la primera pregunta que me hice cuando empecé a oírlo contar las historias de su vida en el monte, en los barracones, de cimarrón en las sierras de Guamuaya, por allá por Trinidad, dije: “¿Cómo es  posible que ningún escritor, que ningún historiador, se haya acercado a este hombre?” Me dije: ¡Tengo que hacer algo con esta vida! Y así fue que surgió Cimarrón. Y después todo lo demás.

Amaury Pérez. ¡Qué raro que no se ha llevado nunca al cine, porque se llevó al cine Gallego y Canción de Rachel!

Miguel Barnet. ¡La bella del Alhambra!

Amaury Pérez. ¿Qué ha pasado con Cimarrón? ¡Qué raro! Un libro tan atractivo y yo lo veo muy cinematográfico.

Miguel Barnet. También lo veo muy cinematográfico y ese es el temor mío, de verlo demasiado cinematográfico, porque no me gustaría ver a Esteban Montejo encarnado en nadie, honestamente.

Amaury Pérez. Esperemos que alguien se atreva.

Miguel Barnet. ¡Ojala, pero que se atreva estando vivo yo!

Amaury Pérez. Pues tienes que dejarlo en el testamento

Miguel Barnet. Voy a echarle una maldición.

Amaury Pérez. Miguel, hablemos brevemente de tu etapa en Nueva York, tú hablas y lees inglés perfectamente.

Miguel Barnet. Lo leo perfectamente pero lo hablo más o menos, hago mi esfuerzo.

Amaury Pérez. ¿Qué tiempo estuviste tú viviendo en Nueva York?

Miguel Barnet. He ido muchas veces, pero viví un año y tres meses cuando obtuve la beca de la Fundación Guggenheim. Hice el libro La vida real, que es un libro que quiero mucho, de ese sí me gustaría que se hiciera una película, están los ambientes, están las locaciones y la historia es muy cercana porque a mí me interesa mucho el tema de la inmigración. De hecho todos mis libros, todas mis novelas tienen que ver con inmigrantes.

Ahí estuve año y medio y después entregué el libro a la Guggenheim vine para Cuba, el libro se publicó y regresé allá, estuve otros tres meses, una experiencia tremenda porque Nueva York es una ciudad muy compleja, muy rica y donde uno vive experiencias tremendas. Truman Capote decía que en Nueva York uno tenía varios rostros y varias personalidades y es verdad. Caminas tres cuadras y es un mundo diferente al que dejaste atrás.

Amaury Pérez. Es muy curioso Miguel, tú eres de lo más cubano que conozco y sin embargo, te gusta la nieve, te gustan los abedules, te gustan los abetos.

Miguel Barnet. Hubiera querido que El Morro estuviera cubierto de nieve desde octubre hasta marzo, por lo menos, porque a mí el calor no me gusta nada.

Amaury Pérez. Pertenecemos a un grupo, es una cofradía. Ahí está Alfredo, está Silvio, está Eusebio…

Miguel Barnet. Alicia Alonso, que es una mujer tan extraordinaria, a quien quiero tanto, decía que un día los japoneses iban a inventar un software en que uno no tuviera que coger aviones, que uno cerrara los ojos y ya apareciera en otro país. Eso sería ideal.

Amaury Pérez. Y nos sacábamos de arriba el calor.

Miguel Barnet. Creo que algún día nevará en La Habana.

Amaury Pérez, ¿Quién dijo en tu familia “Patria o Muerte, Amén”?

Miguel Barnet. ¡Yo!

Amaury Pérez. Sin embargo, tú no eres un hombre de filiaciones religiosas marcadas; pero eres una persona mística, evidentemente.

Miguel Barnet. Sí, bueno, si no fuera un místico no estaría sentado aquí contigo, tenemos que tener una mística. Esta maravilla que vivimos en este país, esta Revolución que hemos vivido con todos sus logros y sus reveses, con todo, se tiene que vivir como una gran mística, y el fruto de ella se ve hoy en el mundo…, yo siento un orgullo tan grande…, y esa es la mística.

Amaury Pérez. Eso que has dicho, me lleva  a una de las frases más importantes que se han dicho en 50 años en la poesía cubana. Siempre digo es mi criterio: “Yo soy el que anda por ahí empujando un país”. Esa frase, por supuesto, es de Miguel Barnet. ¿Qué ocurrió durante los años en que estuvo representando a Cuba en la UNESCO? Creo que todavía andas cumpliendo funciones vinculadas con la UNESCO en París.

Miguel Barnet. Ya no estoy en el Consejo Ejecutivo, pero soy uno de los vicepresidentes del Comité de la Ruta del Esclavo, que es un tema que llevamos en Cuba que lo  llevo yo con el apoyo de amigos y compañeros muy valiosos como Jesús Guanche.

Amaury Pérez. ¿Empujando un país?

Miguel Barnet. ¿Qué fue lo que hizo Fernando Ortiz siempre, qué fue lo que hizo Lezama Lima, qué fue lo que hizo Alejo, qué es lo que hacemos los escritores y artistas cubanos? Aún los que no están aquí, aún los que no están aquí estamos empujando este país hacia el futuro, hacia esa otra dimensión, no se puede cansar uno de llevar las riendas, yo me siento que estoy haciendo algo útil. Por eso digo, “Así que perdonen si no escucho/Las quejas de mis contemporáneos/ Yo no puedo hacer otra cosa/que seguir empujando un país”, y lo hago con mucho orgullo, con mucho amor y pienso que esa mística da frutos, que es lo que estás haciendo tú también.

Amaury Pérez. Muchas gracias, Miguel, ha sido un gusto vivir el tiempo tuyo también.

Miguel Barnet. Gracias.

Amaury Pérez. Te quiero mucho.

Carlos Acosta: “Cuba es una sola y la llevo dentro” (+ Fotos)

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Con 2 que se quieran

En este artículo: Ballet, Ballet Nacional de Cuba, Carlos Acosta, Cuba, Cultura, Royal Ballet de Londres

20 abril 2010 | 179

Carlos Acosta en "Con 2 que se quieran". Fotos: Petí

Carlos Acosta en "Con 2 que se quieran". Fotos: Petí

Amaury Pérez: Estamos en Prado y Trocadero, en los  legendarios estudios de Sonido del ICAIC, en este su programa “Con 2 que se quieran”, hoy con un invitado que honra nuestro espacio, que honra nuestro sitio que honra nuestro país, uno de los más grandes bailarines que ha dado Cuba, para mí el más grande bailarín que ha dado Cuba. Bienvenido Carlos Acosta Quesada…

Tu papá era camionero, ¿cómo fue tu relación con tu padre?

Carlos Acosta: Mi relación con mi padre fue un poco traumática, en el sentido de que era una figura que inspiraba mucho respeto. Siempre fue muy duro con nosotros, muy estricto y hablaba poco. Tuve que esperar a crecer para conocer de sus orígenes, que también son los míos. Para mí y para mis hermanas nuestra niñez fue traumática.

Amaury Pérez: ¿Cuántos hermanos son ustedes?

Carlos Acosta: Por parte de padre somos 11 hermanos; por mi madre, 3. Imagínate, él era camionero. Ya tú sabes cómo es eso…

Amaury Pérez: Tú naciste un sábado 2 de junio de 1973. Se acerca inevitablemente un momento traumático en la vida de un bailarín, el retiro. No sé si lo tienes en planes. Yo te vi en Manon, en plenitud de facultades. ¿Has pensado en el retiro?

Carlos Acosta: Pienso en él todos los días. El retiro es una palabra que deberíamos comenzar a definirla. Yo no creo que un artista se retira. Uno va evolucionando, va mutando hacia otras áreas. No voy a poder seguir bailando (Ballet) Clásico eternamente. El instrumento de nosotros es el cuerpo. El (Ballet) Clásico es una técnica antianatómica, va en contra de la anatomía del cuerpo humano. Nosotros no estamos diseñados para bailar así, de esa manera. Por esa actividad, después de tantos años, uno desarrolla lesiones, traumatismos en las articulaciones… Y por otra parte, Romeo, por ejemplo, es un personaje de 16 ó 17 años; el príncipe Sigfrido, por ahí… Uno va creciendo, va madurando, va envejeciendo y alejándose de esas edades, y cuando vienes a ver, tienes un Romeo con 50 años, que no me interesa hacer. No sería creíble el personaje, porque han pasado los años, no puedes dar el brinco que todo el mundo espera. Por eso, como artista, he tratado de cultivar otros ámbitos, porque sé que llegará un momento en mi carrera que no podré hacer Ballet Clásico.

Amaury Pérez: Tú hablabas del salto que no podrás dar con más edad, ¿cuánto de arte y cuánto de acrobacia tiene el Ballet?

Carlos Acosta: El Ballet es un arte físico, eminentemente que reúne muchos requisitos, incluso muchas artes en una: el diseño, la música, etc. Somos atletas. Enseguida que se abre la cortina y apareces en el escenario, tú estás haciendo ejercicios. Tiene elementos acrobáticos, porque es una actividad física, pero hay repertorios y “repertorios”. Por ejemplo, hay ballets que son vehículos para el despliegue de la técnica y los saltos -como Diana y Acteon, como El Corsario,o como Don Quijote. Pero también hay otras obras clásicas, como el Apollo de Balanchine, que es más suave para el cuerpo, que no requiere esos saltos descomunales, pero el intérprete debe tener cierta madurez para entender el mensaje y llevarlo hacia el público. Manon, que tú viste, es un ballet que tiene una gran demanda física, pero no es Don Quijote. Manon son dos parejas que están enamoradas, hay una dramaturgia con muchos dúos, sin esos brincos del cazador de Don Quijote…

Amaury Pérez: Pero en Manon hay un desplazamiento…

Carlos Acosta: Sí, pero no es el fin. Hay otros ballets que el fin es esa acrobacia a la que yo llamo el “factor wow”, que es para que la gente diga “wow”. Hay otro repertorio donde prima la emoción, para hacerte llorar, transportarte a una época como es el caso de Manon que se desarrolla en el 1700. La clave es cultivarlo todo. Y esa es la misión del artista. Por eso no me he encasillado en lo clásico, no, el guaguancó, la charanga, el clásico, lo que aparezca…

Amaury Pérez: De la manera en que te expresas y mueves las manos, me da la impresión de que fuiste un muchacho que le diste a tus padres ciertas preocupaciones, que eras un mala cabeza, ¿fue así o no?

Carlos Acosta: No, mala cabeza, no. Yo soy un muchacho nacido y criado en Los Pinos, y esa es la esencia que me define, esa es mi raíz, independientemente de que haya hecho una carrera internacional y ahora estemos hablando de obras exquisitas, yo soy eso y el día que pierda eso, entonces me pierdo yo como ser humano. En mi medio se gesticulaba mucho, y creo que el cubano es así, gesticula mucho, y no es una cuestión de haber nacido en Los Pinos. Los cubanos somos así, al caminar estamos bailando, bailamos sentados…

Amaury Pérez: ¿Tu padre no tenía ningún prejuicio porque tú bailaras Ballet Clásico?

Carlos Acosta: No, al contrario, por eso es que mi historia es muy bonita. Porque los hombres lo que quieren, cuando tienen un hijo, es que sea pelotero o futbolista, que era lo que yo quería ser.  El fútbol era mi pasión. Pero, ¿ballet? ¿Un camionero? Cuando él me dijo: “ballet”, yo le respondí: “¿se come eso?” No tenía idea de qué era, y creo que él tampoco. Porque yo lo que hacía era breakdance. “Si te gusta bailar” -me dijo- “puedes ir a la Escuela de Ballet”, en L y 19, en El Vedado. Y por ahí fue que yo empecé en el Ballet.

Amaury Pérez: Tú llevas mucho tiempo viviendo fuera de Cuba, en una compañía, en otra, en EEUU, en Inglaterra, en Italia… ¿Cómo se puede vivir tanto tiempo fuera de Cuba y no perder la identidad?

Carlos Acosta: Chico, yo no sé… En mi caso, descubrí el ballet casi por accidente, porque no era mi vocación, pero tuve facilidades y pude luego hacer la carrera que tengo ahora, pero en mi interior yo siempre me llevé mi Cuba, mis orígenes. Lo que más me  llena es estar con mi familia. Mi carrera me alejó de mi seno familiar. Todo lo cubano me encanta, porque lo cubano me define… Lo que me ha dado mayor felicidad es no haber perdido nunca contacto con Cuba. He vivido en Estados Unidos, en Italia, llevo 12 años en Londres, pero a mí ninguno de esos países me define, a pesar de que yo me tomo un té contigo, y sabroso. Disfruto no perderme, algo que siempre he tenido presente. La gloria, el éxito, el Príncipe Charles, la Reina, sí, todo eso está muy bien, pero yo soy de aquí. El ron y el dominó es lo mío. Para mí eso es esencial.

Amaury Pérez: A diferencia de la Danza Contemporánea o del Ballet Folclórico, el ballet es quizás una de las manifestaciones más clasistas. Los bailarines y las bailarinas normalmente interpretan a príncipes, duques, condes, reyes, y todos son nórdicos, pálidos, pétreos, blancos. ¿Cuánto te ha ayudado y cuánto te ha perjudicado tu raza en el mundo del ballet? No en tu vida, por supuesto, ya se sabe que todos somos iguales.

Carlos Acosta: A ver, reyes, príncipes los había también en África. Sigfrido nunca existió. Sigfrido es un príncipe equis. Yo puedo inventarme mi príncipe. Lo otro son preconcepciones que han existido desde los tiempos de los tiempos que también tenemos que erradicar. Realmente existen pocos negros en el ballet, te los puedo contar con esta mano. Mi caso ha sido excepcional, nunca he tenido impedimentos… Por ejemplo, cuando llegué a Houston, Ben Stevenson no me clasificó. Me dio Romeo y Julieta como un primer bailarín, y a raíz de eso he podido crecer. Llegué al Royal Ballet y tuve que esperar un poco más para hacer los grandes príncipes, pero al final los pude hacer. He tenido una gran suerte. He trabajado, creo que tengo talento también. Pero sí es un fenómeno que existe, es un mensaje que se le está dando a la sociedad que no ayuda el hecho de que no haya negros en el ballet. El hecho de que los príncipes siempre son trigueños, de ojos claros. Cuando veo a Plácido Domingo hacer Otelo yo no veo a un blanco pintado de negro, representando al guerrero, no ¡yo veo a un guerrero! ¿por qué? porque Plácido tiene el talento y la capacidad de convencernos de que él es Otelo, desde que sale y da el grito…

Tienes que darle a la gente la posibilidad de sorprendernos. Lo que pasa es que muchas veces no vemos más allá de lo que se ve con los ojos. ¡Por Dios!, es el siglo XXI. Ya se creó el avión, la gente va en horas de un continente a otro, se mezcla. Es la fusión de culturas. Ese es el mundo de nosotros y con ese mundo tienen que ir desapareciendo todas las otras preconcepciones que han existido a lo largo de la historia.

Y esto de los negros que no existen en el ballet es un fenómeno global que tenemos que erradicar. En Nueva York, en el Royal Ballet somos tres, que es una revolución, porque cuando yo llegué éramos dos y luego escogieron a otro más.

Aquí todavía estoy esperando por los príncipes Sigfridos negros y el Albrecht negro, no sé qué ha pasado. Tenemos que hacer hincapié en eso y no es una cuestión de ser negro, ¡no!, es una cuestión de que si un negro o un mulato tienen talento, ponlos a hacer los príncipes y dales el chance de sorprendernos.

Amaury Pérez: Desde que empezaste, oigo que te comparan con Baryshnikov, con Nureyev. ¿Qué sientes cuando dicen o escriben esas cosas sobre ti?

Carlos Acosta: Me siento en las nubes. Nureyev, Baryshnikov, son lo más grande que ha existido. Comparaciones así son válidas. La sociedad siempre está en busca de un héroe, de una persona que poner de moda, y entonces uno crea pautas en la vida y puntos de referencia.

Amaury Pérez: ¿Te imaginas que un día digan ese bailarín es tan bueno como Baryshnikov, como Nureyev, como Carlitos Junior?

Carlos Acosta: ¡Ño, qué bien, qué rico, sabroso!

Amaury Pérez: Quiero que me hables de una persona que es entrañable tanto para ti como para mí: Ramona de Sáa (Cheri).

Carlos Acosta: Ramona es una segunda madre para mí. Ella fue la que realmente me formó, me educó, me preparó para las competencias de la Laussanne, de París. Depositó una confianza tremenda en mí. Hemos vivido etapas y cosas bellísimas, es muy difícil separarnos. Uno siempre necesita de alguien que te ayude, que te dé la mano. Independientemente de que yo tenía talento yo vivía en condiciones muy, muy, muy pobres y el barrio, el medio no era el mejor. A veces me pongo a pensar que hubiese sido de mi vida si ella no me hubiera rescatado.

Amaury Pérez: Es una especie de Hada Madrina. ¿Todavía tienes un contacto muy estrecho con ella?

Carlos Acosta: Sí, claro, todavía voy a la escuela y la veo. Acuérdate que yo me formé en la época del Período Especial. Me estaba preparando para el concurso de Laussanne y no podía rebasar la primera frase de Don Quijote, porque perdía las energías. No teníamos casi para alimentarnos, entonces se movilizaban todos los profesores que son los mismos que están allí hoy en día, y se turnaban. Yo me quedaba en casa de Mirta Hermida, otro día en casa de Estercita, o alguien venía con la comida, un pan de su casa, para que yo pudiera comer y tener la fuerza para competir y representar a la escuela, imagínate, ¿cómo te olvidas de eso? Y cuando regreso veo a todos mis profesores. Imagínate, son como tu familia.

Amaury Pérez: ¿Cuándo es que llegas al Ballet Nacional de Cuba?

Carlos Acosta: A los 17 años me gradué, hicieron una audición y se presentó todo el mundo. Cuando me vio bailar Iván Knight, que fue el director del English National Ballet dijo: “Yo quiero a ese muchacho. Nada de cuerpo de baile ni de solista, de primer bailarín.” Eso la gente no lo entendió.

Entonces Cheri (Ramona de Sáa) dijo: “No hay problema”, y tomó todos los datos. Al final teníamos una gira por Italia y desde Italia lo llamó para ver si estaba interesado y de ahí salté para Inglaterra.

Al cabo de un año me uní al Ballet Nacional de Cuba y comencé las temporadas en el Albéniz con ellos, hice mi debut aquí.

Amaury Pérez: En España.

Carlos Acosta: Sí y después me llegó el contrato de Houston y ahí estuve casi cinco años. Entonces bailaba aquí y regresaba para allá.

Amaury Pérez: ¿Cómo te manejabas con el idioma?

Carlos Acosta: El idioma fue muy trabajoso, pero como mejor se aprende el idioma es pasando necesidades. Si vas a pedir una croqueta, un pollo o un pan con jamón tiene que ser en inglés. Te ves en la necesidad de aprenderlo. Pero esos primeros años fueron difíciles. El choque cultural. El no poder ir a un cine o no poder compartir un chiste, porque no tienes idea de lo que están hablando, tiene su cosa, no te vayas a pensar.

Amaury Pérez: El mundo del silencio, donde uno solamente se puede expresar a través de movimientos.

Carlos Acosta: Además yo era casi un adolescente. Mi refugio siempre fue mi arte. Fui ahí para cultivar mi arte, para mejorar, para aprender. Por eso es que al ballet lo voy a extrañar mucho. Porque esas horas oscuras en que yo no podía comunicarme, siempre tenía el ballet a mi lado.

Amaury Pérez: Cuando llegaste al Royal Ballet, ¿cómo te fue con Anthony Dowell? ¿Es verdad que es un tipo difícil?

Carlos Acosta. Chico, él me contrató y le estaré eternamente agradecido. Anthony Dowell fue muy generoso conmigo. Me dio Manon y todos los personajes que cuando la gente habla del Royal Ballet, piensa en ese repertorio, de MacMillan y de Ashston y de toda esa gente, de todos esos coreógrafos. Pero después me he dado cuenta que él, independientemente que ya no baila, te ve como una competencia. Incluso hemos tenido programas juntos, master clases y la BBC lo ha grabado y tú ves que él, en vez de darte los consejos generosamente, como que compite contigo ¡y tiene 70 años!. En su mente él todavía…

Amaury Pérez: Todavía es el joven bailarín.

Carlos Acosta: A la hora de hablar no reconoce. Incluso ha usado terminologías que yo me doy cuenta que es un poco para bajarme. Pero no lo critico por eso.

Amaury Pérez: Cuando estaba leyendo tú libro No way home, que todavía no está en español, noté que tiene un título muy sugerente. ¿Por qué “No way home” si tú siempre eres “welcome home”?

Carlos Acosta: La traducción al español de “No way home” es “Sin mirar atrás”. “No way home” viene sencillamente porque jamás voy a poder regresar a mi casa de los 80s en Los Pinos, porque ni los 80s, ni Los Pinos son lo mismo, ni el entorno de los amigos míos, ni yo soy el mismo. Entonces no hay ninguna forma de “go back home”, de regresar a esa etapa. Lo otro es que hay un punto en el libro que es cuando mi hermana trata de atentar contra su vida y yo regresaba. Estaba cansado de ser un extranjero por el mundo con una mochila para Italia, para aquí, para allá y extrañaba mucho a Cuba y a mi familia. Regreso y me encuentro con esta situación de mi hermana y mi papá fue el que me dijo que tenía que seguir sin mirar atrás. Que no los iba a ayudar con lágrimas, que ellos necesitaban a alguien, una esperanza de donde agarrarse y por lo tanto, debería regresar a Houston y seguir mi carrera, para por lo menos ellos estar tranquilos de que alguien de la familia estaba haciendo una carrera. Me dice: “vete y no mires atrás”. Y eso es sin mirar atrás.

Amaury Pérez: Espero que pronto podamos tenerlos al alcance de los lectores de habla hispana, y sobre todo de los lectores cubanos que tanto te admiran. En el libro uno respira un aire de felicidad, como si el título no tuviera una total correspondencia con lo que ocurre dentro porque tú estás todo el tiempo regresando, al menos en tus recuerdos, en tus añoranzas y a mí me hacía pensar ¿Qué imagina o qué medita Carlos Acosta cuando está lesionado?

Carlos Acosta: No he pensado, no he pensado, he hecho todo lo que he tenido que hacer, he pasado por toda la depresión, pero siempre me he recuperado, he continuado. Cuando yo tengo tiempo para pensar esa es la hora más oscura que tengo, por eso soy una persona que hago mucho, porque cuando no tengo nada que hacer vienen los pensamientos a mi cabeza y hay muchas cosas del pasado que me han marcado, el pasado hay que dejarlo donde está porque te amarga el presente y yo trato de bloquearlo como un mecanismo de defensa.

Amaury Pérez: En todo el mundo artístico hay rivalidades, hay envidia, hay mezquindades y hay traspiés. Tengo entendido que en el mundo del ballet eso todavía es más agudo, la vida es más corta, un escritor tiene toda su vida para escribir su gran novela. Un pintor siempre puede esperarse toda la vida para pintar su gran lienzo. Un músico tiene toda la vida para escribir su gran canción o su gran obra. Un bailarín tiene una vida muy corta. ¿Cómo puedes manejar el sentirte envidiado y por lo mismo muchas veces acosado por tus propios compañeros, a veces por la persona que tú pensarías que más te querría? ¿Cómo manejas eso?

Carlos Acosta: En el ballet estamos en una carrera constante contra el tiempo, y por eso es muy competitivo. En el ballet realmente no hay amigos. Todo el mundo compite contra todo el mundo, por lo menos esa es mi experiencia, hay excepciones, por ejemplo, José Manuel Carreño que es mi hermano.

Amaury Pérez: ¡Ese es otro príncipe!

Carlos Acosta: Nosotros tenemos una amistad preciosa. Fui el padrino de su boda. Pero creo que como esa relación no hay muchas. Maya Plisestkaya decía que en el ballet, las amistades era mejor buscarlas en otro sitio porque la envidia es un sentimiento que nace como el amor, espontáneo, no puedes contra eso. Siempre va a existir. Nunca vas a ser, ante los ojos de la competencia, lo suficientemente bueno.

Un año para nosotros es mucho tiempo, si tú no estás posisionado ya a los 25 años como primer bailarín en una Compañía, ya no te escogen a los 26 ó 27 años a menos que te vayas para un nivel más bajo. Porque también es una inversión que la compañía tiene que hacer en ti. Primero, tienen que posicionarte, tienen que hacer un trabajo de marketing, para que todo el mundo sepa quién eres, eso son décadas de decirle e insistirle al público para que te reconozcan, si tienes 30 años lo que te queda son cinco años de calidad, porque después viene la caída y entonces ya es más selectivo. La compañía saca esas cuentas.

Otra cosa que he notado es que mientras más bajo es el nivel, hay más armonía, menos competencia. Donde está la competencia dura  es en las grandes ligas, el brujo está en las grandes ligas aunque la competencia también es buena.

Amaury Pérez: Tienes un trabajo que estrenaste aquí con nosotros, con gente del Folclórico, con gente de Danza Contemporánea: tu obra Tocororo, que es una cosa muy cubana y muy linda. ¿Cómo fue para ti?  Primero, sentirte coreógrafo y después dirigir a tu sobrino, a Jonah Acosta, que también es un apadrinado de Cheri (Ramona de Saá). ¿Cuéntame de esa experiencia?

Carlos Acosta: Tocororo fue una escuela con mucho nivel. Realmente no sabía a lo que me estaba enfrentando con Tocororo. Nunca había coreografiado ni una rueda de casino. Es un espectáculo que yo mismo creé. Pero me dio mucho trabajo. Tuve que entrenar a la gente como tu trabajas porque sabes como somos los cubanos, te dicen a las nueve y llegan a las nueve y media. Tuve que dar cuatro gritos de vez en cuando y muchos se pusieron bravos conmigo y fueron a mi casa a fajarse. Además de crear los movimientos.

Con lo de Jonah, que es un niño, le estaba exigiendo más allá de los límites que él podía asimilar. Aparte, era mi sobrino. Yo lo llevaba recio, el pobre, terminaba llorando y todo.

Pero al final creo que le sirvió a todo el mundo y fue un espectáculo que giró el mundo. Fuimos a Hong Kong, a todos lados, tuvo su momento y fue una gran escuela para mí.

Amaury Pérez: ¿Háblame de tu aparición como actor en el segmento que en “I love New York” que dirigió Natalie Portman?

Carlos Acosta: Entrando por el aeropuerto un día recibo una llamada de Natalie Portman con un proyecto de película que había escrito pensando en mí. Nos reunimos y ahí fue dónde me explicó. Yo era el padre de una niña, la niña era rubia y entonces nosotros teníamos que andar por todo el Parque Central de Nueva York, y el kit de la cosa era que las personas no me asociaban con el padre de la niña, pensaban que yo era el niñero.

Ella se tomó un gran riesgo, porque los productores le decían que por qué no escogía a un actor de verdad, y ella dijo que me quería a mí.

Amaury Pérez: ¿Y te gustó la experiencia?

Carlos Acosta: Me encantó. Después hice “Days of Flowers” que fue el verano pasado. Y ahí sí sentí lo que era el cine, porque lo de Natalie Portman fueron dos días…

Amaury Pérez: Fue un segmento dentro de una película larga.

Carlos Acosta: Un corto de siete minutos. Pero en “Days of flowers” si fueron semanas y ahí si me di cuenta de verdad de lo que era el cine, el cine es espera, espera, espera. No, no, chapó con los actores, oye, para después de seis horas dar esa emoción que se te exige…, porque en el ballet tú sales y desde la A hasta la Z estás viviendo cronológicamente toda la obra, pero en el cine tienes que cargarte para dar lo que te exigen y cuando estás cargado que quieres hacerlo, todavía no es el momento, no es cuando tú quieres.

Amaury Pérez: Pero de todas maneras es un trabajo que te gustó y en el que tú piensas que puedes tener un futuro.

Carlos Acosta: Chico, eso dicen la gente, no sé, yo creo que sí, y además, tengo el inglés.

Amaury Pérez: Hay dos maneras de ver Cuba; hay una sola de sentirla. Cuando hablo de verla, cuando tú estás aquí, cuando tú estás aquí de vacaciones, cuándo estás aquí con los tuyos, hay una manera de ver Cuba, de sentirte parte de ella. Y cuando estás fuera de Cuba, durante tanto tiempo como tú, tienes otra manera de ver Cuba en la distancia. Pero hay una sola forma de sentirla. ¿Cómo la sientes tú? ¿Cómo tú sientes a Cuba?

Carlos Acosta: Chico, yo siento a mi país como mismo me siento yo, o sea, es que eso de verla desde la distancia yo no creo… Cuba es una sola y Cuba la llevo yo adentro. Incluso Cuba es, nosotros somos una raza ecléctica, una raza que representa toda la sabrosura, todo el calor y esa es la Cuba con la cual me voy a morir.

Amaury Pérez: Bueno, muchísimas gracias, Carlitos, es un gusto extraordinario para mí haberte tenido en el programa y haber comprobado una vez más, que se puede ser virtuoso, bello y profundamente inteligente y culto. Muchas gracias, mi hermano.

Carlos Acosta: Gracias.

Amaury Pérez: Mucha suerte para ti.

Usted puede escribirle a los realizadores del programa a través de los comentarios de esta página o al correo con2quesequieran@cubadebate.cu

Carlos Acosta en el programa de Amaury Pérez

María de los Ángeles González, ex bailarina del Folclórico Nacional, y Carlos Acosta.

María de los Ángeles García, ex bailarina del Folclórico Nacional, y Carlos Acosta.

Carlos Acosta, Rafael Solís y Amaury Pérez (Foto: Petí)

Carlos Acosta, Rafael Solís y Amaury Pérez.

Carlos Acosta entrevistado por Amaury Pérez (Foto: Petí)

CON 2 QUE SE QUIERAN ...

A.P.: Voz.

S.R.: Guitarra y voz.

Con dos de la misma celda o del mismo andén

con dos que alcancen el tope de la subasta

con dos que bailen sin casa en el mismo tren

con dos que resulten ser de la misma casta.

Con dos que entre tantos ecos se digan ¿quién?

con dos que se nos parezcan en la canasta

con dos que tengan el alma como de cien

con dos que se quieran bien, con dos que se quieran bien,

con dos que se quieran, basta.

AMAURY PÉREZ / La Habana / 2002

http://www.cubadebate.cu/especiales/2010/04/20/carlos-acosta-junior-cuba-es-una-sola-y-la-llevo-dentro/

Frank Fernández: “El pánico tiene ojos grandes”

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Con 2 que se quieran

En este artículo: Amaury Pérez, Cuba, Cultura, Frank Fernández, Medios de Comunicación, Música, Televisión

Amaury Pérez. Buenas noches, estamos en “Con 2 que se quieran”, en el corazón de Centro Habana, en el barrio de Lezama, en los legendarios Estudios del ICAIC. Hoy nos acompaña, llenando de luz este espacio, este escenario, un hombre extraordinario, uno de los más grandes pianistas que ha dado la historia de nuestro país. Uno de los compositores más inspirados, uno de los amigos más queridos y entregados, uno de los más valientes, el maestro Frank Fernández. Gracias, Frank, buenas noches.

Frank Fernández y Amaury Pérez en "Con 2 que se quieran"

Frank Fernández y Amaury Pérez en "Con 2 que se quieran". Fotos: Petí

Frank Fernández. Es un placer.

Amaury Pérez. Yo quería empezar con una pregunta que puede sonar un poco ambigua. El maestro Ennio Morricone hace una separación muy clara entre la música absoluta, que es la música que hace el compositor para sí mismo, para desarrollar su obra, y la música aplicada, que es la música que se hace para una imagen, o para un arreglo.

Como usted, me voy a permitir tratarlo de usted, si quiere, y si no de tú, por la confianza que nos tenemos.

Frank Fernández. Tú, todo el mundo sabe que somos amigos.

Amaury Pérez. Sí, todo el mundo lo sabe. Bueno, tú que has trabajado en todos esos mundos. ¿Reconoces que hay una diferencia muy marcada entre esa música absoluta que decía Morricone y la música aplicada o hay un punto en que pueden converger?

Frank Fernández. Primero, nunca había meditado sobre ese aspecto. Hace muchos años, desde que yo tengo uso de razón, se habla de la música pura, ahora tú dices el término…

Amaury Pérez. Absoluta.

Frank Fernández. Absoluta, de Ennio Morricone, de la música por encargo, de la música incidental, de la música para oírla en momentos donde tiene un sentido utilitario. Yo creo que la música en líneas generales, es una sola. Creo que casi todos los compositores tienen una estrecha vinculación con su música que los ciega.

De hecho, desde Tchaikovsky, con el odio que le tenía a “Cascanueces” y al “Lago”, Cervantes, por citar a uno de los grandes nuestros, que decía que sus danzas para piano no eran para tocar en conciertos y resulta que nadie se acuerda de lo que él hizo para tocar en conciertos.

Y creo que podemos colocar también a Ennio Morricone, con todo el respeto y la admiración que él me merece, porque aunque la fama de una obra no justifique en absoluto su calidad, en el 95 por ciento de los casos, las obras que tienen calidad se hacen famosas.

A mí me parece que la música para cine, la música para medios audiovisuales, obliga al compositor a crear con mayor imaginación que cuando haces música absoluta.

Amaury Pérez. En un momento determinado hablaste de por qué una persona es más famosa y eso me lleva a otra pregunta: Porque tú eres famoso, pero además, eres popular y además, eres querido ¿Cómo se puede combinar todo eso?

Porque yo he estado en tus conciertos en Cuba y fuera de Cuba, e incluso los que no te conocen personalmente, terminan llorando, abrazándote y sintiéndose amigos tuyos siendo del público. ¿Cómo se pueden manejar esas tres cosas?, ser querido, ser famoso y además ser popular, incluso para el que no conoce demasiado la obra de Chopin, de Rachmaninov o de Tchaikovsky. ¿Cómo tú manejas eso?

Frank Fernández. Yo no creo que sea un músico famoso. Creo que soy un músico de mucho prestigio, no soy tan famoso. A veces el prestigio y la fama tienen su contradicción, y el precio de la fama es en muchos casos muy prostibulario, por usar una palabra elegante en este programa.

Yo sí sé que soy muy querido, sobre todo por mi pueblo, y me siento muy orgulloso de eso. Dijiste otra tercera cosa que no recuerdo ahora.

Amaury Pérez. Hablé de popularidad.

Frank Fernández. Eso está muy cerca de la fama.

Amaury Pérez. Es que quizás ningún músico cubano de concierto sea tan popular como Frank Fernández.

Frank Fernández. Considero que eso sí es cierto, aunque dicho sin modestia, se debe a que realmente yo amo profundamente la música popular. La música popular tiene una gran poesía, la verdadera y buena música popular.

Yo recuerdo que Mirta Aguirre, hablando de la Trova Tradicional, ella me decía, refiriéndose a los textos que ahí había una poética de oro que todavía estaba por reivindicar. Y me parece que ese amor y ese respeto que yo he tenido para la música popular, y que se ha manifestado no sólo en haber compartido con grandes músicos populares, haber producido discos a grandes músicos populares, haber hecho arreglos a grandes músicos populares, sino también en una actitud personal de amor, la gente la capta.

Entonces yo llego a Mayarí y está Pachi Naranjo tocando y Cándido Fabré improvisando, en la época en que Cándido Fabré y Pachi Naranjo…

Amaury Pérez. Trabajaban juntos.

Frank Fernández. Y apenas yo pongo la mano en el piano, Cándido Fabré se vira y empieza 45 minutos de improvisación junto conmigo y el pueblo de Mayarí a dar gritos y alaridos de alegría.

Esas son cosas que, primero, si tú me propones hacerla, yo no soy capaz. Quizás Cándido que es un improvisador realmente.

Amaury Pérez. ¡Asombroso!

Frank Fernández. Extraordinario, muy fuera de lo normal. Lo pudiera repetir pero yo creo que esas cosas… No había una cámara, no había un micrófono, o sea, uno no estaba trabajando para la popularidad. Yo me estaba dando un placer estético y espiritual extraordinario.

Amaury Pérez. Ahora hablaste de Mayarí y todo el mundo en Cuba sabe que tú eres de Mayarí. Pero, ¿de Mayarí Arriba, de Mayarí Abajo? Nunca has hablado mucho de Mayarí en detalle.

Frank Fernández. Yo tengo mucha discrepancia con ese Mayarí Arriba y Mayarí Abajo, hasta con grandes amigos importantes.

Amaury Pérez. De uno de esos amigos importantes vino la pregunta.

Frank Fernández. En una ocasión le dije a uno de esos amigos importantes, que hubiera preferido que hubiese nacido en Mayarí Arriba y combatido en Mayarí Abajo. De hecho me tienen trabajando para Mayarí Arriba, mi música está en el Mausoleo y en muchas cosas de las que me siento orgulloso.

Y el pobre Mayarí Abajo, hay que ponerle un poco de maquillaje mucho más fuerte que el que nos pusieron a ti y a mí. Existía, Amaury, de verdad, existía Mayarí y cuando Compay Segundo hace su canción, él no dice: ¡Voy para Mayarí Abajo!

Amaury Pérez. ¡De Alto Cedro voy para Marcané!

Frank Fernández. De Alto Cedro voy para Marcané, llego a Cueto, voy para Mayarí Abajo, no, no. Voy para Mayarí. Mayarí Arriba eran cuatro casas. Entonces yo soy de Mayarí, Oriente, que ahora es de Holguín y vivo muy orgulloso de eso además.

Amaury Pérez. Y cómo era el niño Frank, el niño de Mayarí. ¿Cómo se desenvolvía, cómo era tu familia, tu papá, tu mamá?

Frank Fernández. Ahí hay cosas muy contradictorias. Yo me escapaba para ir al río, por ejemplo, el río Mayarí bordeaba toda la calle Leite Vidal, dicen que Mayarí era un pueblo con una sola calle, no es cierto, tenía tres.

Como era un pueblo tan antiguo, el primer asentamiento aborigen de Cuba al decir de Núñez Jiménez, lógicamente no había acueducto, y pues estaba al lado del río y los pobladores iban a tomar el agua de ahí.

Entonces yo iba a ese río, que para mí era la felicidad, para mí era la libertad. Me escapaba de la escuela y me encantaba bañarme en el río. Ese era y sigue siendo uno de los recuerdos más alegres, más felices de toda mi vida.

Pero también allí, a los 6 años, perdí a mi mamá. Ahora perdí hasta la casa, porque se quemó, hicieron un busto muy lindo la gente de Mayarí, que se lo agradezco.

No tener madre es algo muy terrible, entonces mi niñez fue muy feliz mientras yo no fui consciente de esa soledad.

A partir de la conciencia de lo que es no saber lo que es una madre, qué es el cariño de una madre, mi adolescencia empezó a tornarse terrible, angustiosa y yo creo que todas mis malas pulgas, que hay quien dice que soy un pesado, que tengo un carácter un poco duro, quizás a veces sea cierto, se deben a esa falta de cariño, a esa búsqueda.

Igual que un niño chiquitico cuando empieza a llorar y lo que está pidiendo es amor, pues quizás yo también. No estoy justificando mis problemas de carácter, si es que existen.

Mi niñez se desenvolvió en la academia de mi madre, donde empecé a tocar el piano muy temprano, de oído, a los cuatro años, según me cuentan. Pero se desenvolvió también en la casa de Martín Meléndez, que era el director de la Banda Municipal, y allí conocí a Sindo Garay, allí conocí a Manuel Corona, allí conocí los boleros de Pepe Sánchez.

Allí comencé a hacer segunda voz de oído y como era tan niño, gracias a Dios, no sabía que aquello era popular y que lo que sonaba en mi casa era culto, o clásico.

En mi casa se tocaba Mozart, Shumann, Liszt que era lo que enseñaba mi madre; y en casa de Martín se tocaban otras maravillas, que yo no sabía que eran populares, que era Perla Marina, Mercedes, Santa Cecilia, Longina…

Allí conocí a Cueto, a Miguel Matamoros y pienso que está todo muy ligado, porque saliste de, o salimos juntos en la conversación de la popularidad y caímos en mi pueblo.

Creo que si algo importante tiene Mayarí en ese cariño que me tiene la gente, es que no me ha hecho perder nunca, con la conciencia de que yo puedo ser un gran músico, puedo ser, incluso para algunos, un gran pianista, pero desde el punto de vista personal, yo no soy más importante que ninguno de los compañeros que están aquí.

Por eso cuando llego a los lugares saludo. Alguien me dijo un día: ¿Por qué saludas a todo el mundo? Y le contesté, porque todo el mundo es muy importante.

Amaury Pérez. De todas maneras no voy a formar parte del coro de las personas que hablan de tu comportamiento social. Que si eres malcriado, que si eres muy exigente. No voy a meterme en eso.

Pero sí soy testigo de que eres muy riguroso, extremadamente riguroso y disciplinado y, disciplinante, no sé siquiera si existe el vocablo. Lo he sentido en carne propia. ¿Eso es una cosa que también proviene de tu niñez, de tu familia, de tu infancia o es una cosa que los años, los avatares del destino, y los golpes que has sufrido te enseñaron que ser riguroso, que ser disciplinado y ser ejemplarizante en algunos momentos y, ejemplar, lleva a las personas al éxito?

Frank Fernández. Otra pregunta que tampoco sé exactamente, Amaury, cómo contestártela, pero pensando en la pregunta, creo que desde los primeros momentos tiene que haber habido una influencia en cuanto al respeto al trabajo.

Porque mi madre, lo poquito que yo recuerdo de ella, se levantaba muy temprano, iba a la iglesia, era la organista de la iglesia, venía, limpiaba la casa y como a las nueve de la mañana, nueve y media, empezaban a llegar sus alumnos.

Yo tuve la suerte, siempre he tenido la suerte de tener gente a mi lado muy valiosa y nadie logra nada importante sin sudoración, sin un gran rigor. Y cualquier cosa fácil, realmente nunca llega a ser importante.

Amaury Pérez. ¿Cuánto trabajo te costó salir de Mayarí y llegar a La Habana?

Frank Fernández. En primer lugar, el conflicto fue que me dejaron venir a La Habana para estudiar comercio, y yo no sabía cómo me iba a zafar de eso, ¿Por qué me costó mucho trabajo? Porque tenía en mi interior la certeza de que yo nada más podía ser músico. Pero negocié con mi padre que venía a La Habana a estudiar comercio.

Me dijo: yo te retiro el estipendio y tú, o vienes a Mayarí o te las arreglas porque no voy a colaborar con tu desgracia. Me dio la gran ayuda de que tuve que trabajar para comer.

Amaury Pérez. ¿Dónde?

Frank Fernández. Empecé a trabajar en lugares como el lobby del Hotel Saint John’s. Imagínate, que allí compartía con José Antonio Méndez, con César Portillo de la Luz. Con Ella O’Farril y yo con 14, 15 años.

Llegaba de pronto Elena Bourke o llegaba Omara Portuondo y en un año y cuatro meses que estuve trabajando en la música popular, llegué a ser acompañante de Elena Bourke en el Karachi. Y compartía con René Cabell.

Amaury Pérez. ¡El gran tenor!

Frank Fernández. A las cinco de la tarde, había un negrito, chiquito, cabezón; yo trabajaba con Elena hasta las tres de la mañana y me iba a las cinco para oír al negro chiquito cabezón, que le decían Bola de Nieve, y del cual aprendí muchísimo.

Esa dificultad de poderme quedar en La Habana, ese poder salir de Mayarí, se convirtió en uno de los pilares fundamentales de mi carrera, de mi vida profesional porque aquello, más que un medio de vida se convirtió en una escuela.

Amaury Pérez. ¿Y el encuentro con Margot Rojas cuándo fue?

Frank Fernández. Yo dije: ¿dónde está la mejor maestra de piano? Y alguien, que tenía su criterio personal, no quiere decir que no había otras lumbreras como Pérez Sentenat, como Olga de Blanck, Gisela Hernández, Ángela Quintana, que también daban clases. Pero el prestigio de Margot Rojas era enorme, porque había sido alumna de Lambert, un alumno de Frank Liszt y era como tener una transmisión con el siglo XIX. Margot era una nieta de Liszt, musicalmente hablando.

Fui a verla y Margot me dijo: “Tienes mucho talento, pero si no dejas la música popular, no te doy clases.” Cosa que he pensado mucho, porque Margot respetaba mucho la música popular. Creo que Margot nunca dijo esa frase basada en ningún problema estético, ni siquiera técnico, creo que lo dijo desde el punto de vista social. Desgraciadamente ese tipo de expresión musical, se desarrolla por las noches.

Amaury Pérez. ¡Claro!

Frank Fernández. Está ligado el trago y el rigor está muy lejos de eso. Porque recuerdo que estudiaba muchas veces para tocar mejor, y si no iba al lugar un amigo o una amiga mía, apenas me aplaudían. Fíjate las claques, que así le llaman, existen desde la época de Liszt.

Hay una anécdota de Frank Liszt, considerado, por si acaso hay algún televidente que no lo sabe, yo sé que tú sí, el más grande pianista del siglo XIX, el más grande del mundo, y tenía su claque. Dicen que la claque de Liszt, era una viejita que cuando él empezaba a tocar, tocaba con mucha velocidad y llegaba un momento que la velocidad no le podía permitir tocar limpio, tocar bien, y la vejita, después de varios suspiros, se desmayaba. Al desmayarse la viejita, Liszt dejaba de tocar en el momento en que se iba a equivocar y socorría a aquella señora, lo cual provocaba una ovación aún mayor. Esto me lo contaron en Moscú, una nieta de Rachmaninov, y un un día, como él realmente era muy bueno, a la viejita se le olvidó desmayarse y entonces el que se desmayó fue Liszt. Pero la verdad es que las claques funcionan.

Uno de los aspectos a los que yo creo que Margot le hizo rechazo, fue a esa trasnochada, a esa falta de rigor, a esa falta, a veces, de valoración. No se va a escuchar música a esos lugares, no pagan una entrada para ir a escuchar música, pagan una entrada para enamorar, para distraerse, para emborracharse, y de paso por ahí está un pianista o un cantante o un guitarrista, que te hacen cositas dulces al oído que te pueden ayudar.

Amaury Pérez. Hablaste de Moscú ¿Cómo llega el estudiante de piano a Moscú y después llega a ser el primer pianista cubano que toca en el gran Conservatorio Tchaikovsky de Moscú?

Frank Fernández. Por Margot Rojas. Porque cuando Margot me hace ese planteamiento, más las experiencias de tipo social que te acabo de explicar, decidí volver a Mayarí, para luchar por conquistar a Margot y me puse a dirigir un coro de aficionados en Nicaro y Mayarí, esperando la primera oportunidad para volver a La Habana, para no tener que mantenerme económicamente de la música de los cabarets y de los clubes. Y lo logré cuando vino un director, Henry Mozzer. Como yo dirigía un coro, vine como alumno oyente, terminé en los primeros lugares de los alumnos oyentes, y con esas características que hacen los maestros en esos cursos, Mozzer escribió: Frank Fernández puede ser un gran director de coro, pero mejor pianista.

Entonces, como siempre o casi siempre pasa, como lo dijo un extranjero todo el mundo lo creyó, y me dejaron trabajar en el Amadeo Roldán de profesor asistente de Manuel Ochoa, el director del coro.  O sea, yo era alumno-profesor y Margot entonces me admitió en su clase.

Seis años después, en un concurso UNEAC pude ganar el Primer Premio, a pesar de ser el único concursante que no tenía un instrumento. Y el premio fue: tocar con la Sinfónica Nacional y 300 pesos, pero 300 pesos del año 66.

Amaury Pérez. ¡Era mucho dinero!

Frank Fernández. Muchísimo. Pero lo más grande, lo que sí fue muchísimo, es que era una beca en el Conservatorio de Tchaikovsky de Moscú. En ese momento y yo creo que hasta hoy dia, las dos cúspides del piano, eran la Juilliard de Nueva York y el Conservatorio de Moscú.

Y a Moscú pude llegar y pude encontrar al maestro y gran pianista, Víctor Merzhanov, que por suerte, había estado en Cuba como jurado del concurso y me admitió en su clase.

Amaury Pérez. ¿Cuántos años fue tu profesor?

Frank Fernández. Cinco años y medio

Amaury Pérez. ¿Y cuándo regresas a Moscú a dar un concierto en el mismo Conservatorio donde recibiste clases? Creo que más nadie lo ha hecho.

Frank Fernández. Yo la fecha no la recuerdo exactamente.

Amaury Pérez. Más o menos.

Frank Fernández. He estado ya cerca de diez o quince veces, de las cuales cinco o seis he tocado en la gran sala del Conservatorio, una de las seis mejores acústicas del mundo, y yo no conozco ningún otro cubano que haya tocado tantas veces. Considero que eso es un premio que me ha dado la vida.

Amaury Pérez. Pero la sensación de la primera vez, esa sí debes recordarla.

Frank Fernández. Sí, totalmente. Es una sensación entre placer y pánico extraordinario. La adrenalina en el techo, porque tú pisas y dices: aquí pisó Tchaikovsky, aquí pisó Rachmaninov, aquí pisaron Antón y Nikolái Rubistein.

Porque es verdad, han estado toda esa gente y entonces tú de pronto pisas ese mismo suelo y sabes que allá te queda el piano y empiezas a mirar los cuadros que rodean la sala. Está Beethoven, está Chopin, está Tchaikovsky, está Rachmaninov.

Es algo impresionante, es intimidante, pero a la vez es sensacional. A mí me gusta la adrenalina, no sé a ti. Creo que el pánico tiene ojos grandes y si tú logras dominarlo, ves mejor.

Amaury Pérez. Ahora hablemos del Frank maestro. Posiblemente no exista ningún maestro de piano en Cuba que tenga tantos alumnos laureados como tú. Y entre esos alumnos, laureados y aventajados, voy a incluir a prácticamente toda nuestra generación de La Nueva Trova.

Yo me considero alumno tuyo, Silvio se considera alumno tuyo, Pablo es alumno tuyo, Vicente, Adalberto Álvarez, la gente del grupo Manguaré, Pancho, en fin, todos somos alumnos de Frank Fernández. Pero ¿Frank ha recibido siempre el agradecimiento de sus alumnos?

Frank Fernández. Tú, si no pones la cosa mala no eres feliz. Un maestro tiene que quitarse un pedazo del alma para poder tener éxito con un alumno. Y yo siempre he dicho que a los maestros deberían pagarle diez veces más que a los artistas, porque el artista sale a la escena y si lo hace bien inmediatamente tiene un…

Amaury Pérez. Recibe una recompensa.

Frank Fernández. Total, total y rápidamente, hasta con la mirada de la gente. La gente te mira con amor y te aplauden con agradecimiento. El maestro se puede pasar cinco años, como yo me los he pasado, seis, catorce en algunos casos, preparando un alumno.

Si el alumno gana un premio es porque tiene talento y hasta algunos escritores importantes lo dejan escrito en los libros, y si el alumno no gana el premio es porque el maestro es malo.

Amaury Pérez. El maestro no lo enseñó bien.

Frank Fernández. Pero lo más terrible no es eso. Lo más terrible, en muchos casos, no en todos, es que cuando el alumno te necesita, tú eres su  papá, su mamá, su hermano, su tío. Trata de acercarse, te ayuda, te trae el vaso de agua, el café, quiere a tu familia. No estoy hablando de ninguna actitud premeditada en todos los casos, en la mayoría de los casos es una actitud natural de necesidad de acercarse a esa luz que le está dando el profesor.

Pero poco a poco, cuando el alumno va adquiriendo y va chupando, como una especie de vampiro, va chupando esa sangre y va aprendiendo, empieza a ver al profesor como la competencia.

Hay frases famosas de algunos de mis alumnos, de las más decentes, de yo decirle a uno, ya laureado. ¿Por qué no tocas esto así? Y me dice: Maestro, si es que ya todo lo hago igual que usted, ya estoy loco por hacer cualquier cosa, pero que no sea como usted.

Yo me quedé impresionado, no fue una bronca, no fue una actitud airada, no fue con desprecio, era una necesidad de ser él mismo. Entonces llega el momento en que esa necesidad de libertad, esa necesidad de sentirse otra persona, lleva a los alumnos hasta la traición. Y hablar mal de sus maestros y hacer cosas inimaginables.

Y casi siempre la gente más agradecida, en los casos en que hay mucho tiempo trabajando con los alumnos, no es el caso de ustedes, que yo te agradezco la generosidad, que fueron pequeños lapsos de tiempo, cuando hice tus primeros arreglos, ayudé a Silvio como productor. Yo te hablo de dedicarse muchos años a la preparación de un alumno, la traición de un alumno puede ser desastrosa, te puede dejar un año sin tocar. A mí me pasó. Yo estuve un año sin poder tocar el piano por una traición de un alumno, brillante alumno, excelente pianista, que llegó a decirle a un ministro de Cultura: el mejor profesor del mundo es Frank Fernández y entonces el ministro le dijo: sí, un pianista muy bueno. A lo que él respondió: bueno, pianista ya no tanto, porque empezó muy tarde, pero es el mejor profesor del mundo.

Eso fue hace más de veinte y cinco años y gracias a Margot y a mi madre, y a mi esfuerzo y mi sudoración, todavía puedo seguir tocando el piano

Amaury Pérez. ¿Las dificultades técnicas a la hora de tocar son las mismas para la música popular que para la música de concierto?

Frank Fernández. La pregunta es bien difícil. Existe el criterio de que la música clásica sí necesita una gran técnica y la música popular no. Yo pienso que la diferencia técnica entre la música clásica y la música popular no existe.

Lo que sí existe es que dentro de la música clásica, tocar Prokofiev, lleva unos parámetros técnicos diferentes a lo que es tocar Chopin. El sonido se produce de otra manea. El carácter expresivo de ese sonido, tiene que ser hecho de otra manera.

Igual, tú no puedes tocar un guajeo, tú no puedes tocar un son, no puedes tocar un changüi, (si los changüiseros permitieran que hubiese un piano) con la misma, -esa es una palabra francesa-, touché, el mismo enfoque, la misma forma de atacar que acompañar “Acuérdate de abril”.

Amaury Pérez. ¡Claro!

Frank Fernández. O Pequeña Serenata diurna. Ahí hay diferencias técnicas, pero no son porque sea popular o sea culto. Es que el carácter de la obra artística implica una forma de tocar distinta.

Por ejemplo, Keith Jarret, la técnica de Keith Jarret le permite, y de hecho lo hace y lo está dejando grabado, tocar todos los preludios y fugas de Bach y tocar cualquier cosa jazzística, que está dentro de los llamados géneros de la música popular.

Chucho Valdés, que es un extraordinario pianista, tiene pasajes de una dificultad tan grande como una obra de Liszt. Cuado tú atacas un bolero, no es lo mismo que cuando atacas un merengue.

Cuando tú tocas a Mozart no puede ser tan violento como cuando tocas a Beethoven. Ahí están las diferencias técnicas. Pero yo estoy en contra de que en la música popular no hay técnica y que en la música clásica sí hay técnica. Eso nada más lo dicen los que son incapaces de hacer las dos cosas.

Amaury Pérez. Frank, en la música de concierto, ¿uno puede elegir con qué compositores se siente más cómodo?. Por ejemplo, yo te siento muy cómodo con los románticos, con Rachmaninov, con Tchaikosvki, con Chopin. ¿Uno puede decidir qué tocar o hay que tocar obligatoriamente a Beethoven, hay que tocar necesariamente a Prokofiev?

Frank Fernández. Yo creo que no hay ninguna ley que exija eso, ni siquiera un protocolo internacional que te lo exija. A mí me parece que hay algunos autores que sí son básicos. Yo creo que los barrocos, Bach, los clásicos, Mozart, Haydn, que están en la base, hay que conocerlos, sería útil tocarlos, aunque no sean los que mejor te salgan.

Y luego se pasa a los grandes románticos: Liszt, Chopin. A los de mucha contemporaneidad como Prokófiev, porque los aspectos técnicos desde ese horizonte tan amplio, te obligan a desarrollar un aparato de virtuosismo mucho mayor.

Sólo por esa razón a mí me parece que sería conveniente tocar diversos autores. El siglo XXI es el siglo del eclecticismo, la peste el que se parezca al otro y yo creo que esa cosa de dedicarse a un solo compositor no es posible y no está de moda.

Amaury Pérez. ¿Pero tú tienes tu preferido, no?

Frank Fernández. Sí, el último que toco.

Amaury Pérez. Imaginemos a un cubano, un pianista cubano, de Mayarí, graduado en el Tchaikosvki, que de repente va a tocar en el Carnegie Hall a George Gershwin ¿Cómo te imaginas que los norteamericanos, tan acostumbrados a oír un Rhapsody in Blue o El concierto en Fa te recibirían?

Frank Fernández. A mí me parece que me recibirían bastante bien. Pero la experiencia similar a la que tú propones, la tuve hace dos años en Moscú, donde me pidieron Rachmaninov, en la gran sala de Conciertos.

Amaury Pérez. Bailar en casa del trompo.

Frank Fernández. Y está considerado además, el más ruso de todos los compositores. Contrario a lo que mucha gente piensa, que es Tchaikosvki. Es Rachmaninov el más ruso de todos los compositores.

Y aquello fue una cosa muy difícil, pero yo sé que en este programa no se admiten otras cosas que no sean las buenas palabras.

Amaury Pérez. No, las malas también, aquí hay unos cuántos que han dicho las suyas.

Frank Fernández. Pero en cualquier momento sería bueno que vieses lo que pasó allí.

Amaury Pérez. ¿Qué concierto tocaste?

Frank Fernández. El segundo, además que es el más famoso.

Amaury Pérez. El más famoso, el más extraordinario. Particularmente yo no soy crítico de nada, pero para mí nadie toca el Nº 2 de Rachmaninov como Frank Fernández.

Ahora voy a dar un saltico rápido a un par de preguntas que me parecen esenciales. Tú, que todavía eres un hombre muy guapo.

Frank Fernández. Gracias, es que la maquillista es amiga de una amiga mía.

Amaury Pérez. Sí, y a mí me gusta celebrar le belleza femenina y la masculina también. Un día llegaste a la Escuela de Arte y conociste a la muchacha más bonita que había, por la que todos los varones en esa época suspiraban.

Incluso conozco a mucha gente que todavía suspira por ella a tus espaldas.

Frank Fernández. Todavía, todavía.

Amaury Pérez. Háblame de Alina, tu compañera, tu esposa y una persona sencillamente extraordinaria.

Frank Fernández. Bueno, Alina, en primer lugar, es eso que tú dijiste, una mujer muy bella, unos ojos extraordinarios.

Amaury Pérez. Los ojos de Alina.

Frank Fernández. Es una mujer muy bella. Pero también es bella por dentro. Tenemos 37 años de estar juntos y no te voy a negar  que hemos tenido muchísimas discusiones en estos 37 años, que de alguna manera yo he llegado a pensar que ratifican que todavía estamos enamorados.

Para mí fue una suerte encontrármela. Es una cellista fantástica, debería tocar todavía más. Toca, te puedo recordar y el público quizás la recuerde, en el arreglo que yo hice de “Te amaré”, de Silvio.

Amaury Pérez. Bello.

Frank Fernández. Allí hace el cello Alina. Y ha sido una suerte encontrármela, que además me ha dado dos hijos.

Amaury Pérez. También músicos.

Frank Fernández. Que son excelentes músicos: Liana, pianista concertista y Frank Ernesto, oboísta.

Somos una pareja, que yo creo que ya no podemos vivir el uno sin el otro.

Amaury Pérez. Hay gente que dice que Frank es un hombre que a la hora de tocar lleva al piano vasos de agua, invoca espíritus, lleva amuletos. Yo no los veo en realidad o los pones en un lugar donde no se ven desde el público, pero me han contado tramoyistas, fíjate que no son dados a hablar de más, dicen que Frank está lleno de espíritus que los convoca al piano. ¿Es cierto?

Frank Fernández. Yo creo que los espíritus siempre han estado conmigo y siempre he sentido una presencia, sobre todo el espíritu de mi madre. Pero no los convoco de la manera religiosa que se acostumbra. No soy un practicante de ninguna religión en este momento. Fui monaguillo.

Y lo que el tramoyista te puede haber dicho, es un cenicero con agua que yo pongo, a veces, dentro del piano. Últimamente no lo estoy poniendo, porque un día se me botó uno y desgracié un piano en Moscú. Si volvía a llevar eso no podía tocar más. Yo no sudo las manos, sudo mucho el cuerpo, pero no sudo las manos. Y entonces utilizo eso para mojarme los dedos. Y de ahí, debe haber surgido esa anécdota, que tiene una base.

Amaury Pérez. Claro, porque hay agua.

Fank Fernández. Hay agua y yo, además, a veces lo he hecho delante del público. Y me gusta también hacerlo para que la gente goce, a la gente le encanta. Y en momentos comos estos en que se ha desarrollado mucho el asunto esotérico, yo no sé si es la necesidad de encontrarse a sí mismos o es miedo al futuro, pero toda esta onda retro que existe, a mí me parece que las religiones han tomado mucha fuerza. El ser humano como que se está de nuevo buscando. Quizás el desarrollo tan brutal de la tecnología, que deshumaniza cuando es mal utilizada. El día que tenga ganas de hacerme el santo, me lo hago, pero hasta ahora no he sentido la necesidad.

Amaury Pérez. ¿Y Cuba podría ser un talismán para ti?

Frank Fernández. Cuba es, Mayarí en primer lugar, el espíritu de mi madre, la Revolución cubana son talismanes poderosísimos, la fuerza que a mí me da sentirme cubano, porque yo me siento responsable de Cuba en muchos aspectos. No puedo hacer todo lo que quisiera. Soy muy criticón donde creo que debo hacerlo. Pero yo adoro Cuba y me siento un representante querido por el pueblo cubano y creo que eso es una responsabilidad extraordinaria.

Y tú no te imaginas cuando yo voy a salir a escena fuera de Cuba la fuerza que a mí me da saber que es posible que llegue la noticia. Aunque tú sabes que eso de que llegue la noticia… entre los pocos espacios que te dan y algún periodista que no te quiera, ya te desgraciaste.

Amaury Pérez. Y los dos minutos en el noticiero.

Frank Fernández. Incluso he tenido discusiones, porque he salido en periódicos importantes afuera, en la televisión afuera, y he ido a la embajada con el de Prensa Latina y le digo: ¡Oye!, ¿mandaste la noticia? ¡Mándala a la dirección de Juventud Rebelde, mándasela a Granma, dile especial para Granma, a ti te hacen caso!, porque a mí me gusta muchísimo que mi gente sepa que yo hice algo bueno fuera de aquí. Porque ahí están esos grandes talismanes, que son el amor recibido y que le tengo a este país.

Amaury Pérez. Muchas gracias, Frank. Muchas gracias por venir, de un alumno temporal siempre agradecido.

Frank Fernández. Muchas gracias

En el próximo programa Amaury Pérez entrevista a Carlos Junior Acosta. Usted puede escribirle a los realizadores del programa a través de los comentarios de esta página o al correo con2quesequieran@cubadebate.cu

Rafael Solís, director del programa; Fernández y Amaury Pérez.

Rafael Solís, director de fotografía; Frank Fernández y Amaury Pérez.

Frank Fernández

Frank Fernández.

Amaury Pérez, Frank Fernández y Arleen Rodríguez

Amaury Pérez, Alina Neira, Frank Fernández y Arleen Rodríguez.

CON 2 QUE SE QUIERAN ...

A.P.: Voz.

S.R.: Guitarra y voz.

Con dos de la misma celda o del mismo andén

con dos que alcancen el tope de la subasta

con dos que bailen sin casa en el mismo tren

con dos que resulten ser de la misma casta.

Con dos que entre tantos ecos se digan ¿quién?

con dos que se nos parezcan en la canasta

con dos que tengan el alma como de cien

con dos que se quieran bien, con dos que se quieran bien,

con dos que se quieran, basta.

AMAURY PÉREZ / La Habana / 2002

http://www.cubadebate.cu/temas/cultura-temas/2010/04/13/frank-fernandez-panico-ojos-grandes/

Rosita Fornés: “He vivido en todas partes, pero soy artista cubana” (+ Video)

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Con 2 que se quieran

En este artículo: Amaury Pérez, Cuba, Cultura, Medios de Comunicación, Música, Rosita Fornés, Televisión

Amaury Pérez. Muy buenas noches. Estamos en “Con 2 que se quieran”, aquí, en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, el barrio de Lezama Lima. En los legendarios estudios de Sonido del ICAIC. Hoy está con nosotros una persona que ha sido como una madre para mí, una de las más grandes actrices; presentadora, locutora, cantante, lo que se llama en realidad, una vedette. La más grande que hemos tenido por no decir la única, mi querida, adorada Rosita Fornés.

Rosita Fornés. ¡Ay, qué lindo eres! Por poco me haces llorar.

Amaury Pérez. Yo te quiero tanto. Yo debía tratar a Rosa, por respeto, de usted, pero es que conozco a Rosa desde que nací.

Rosita Fornés. Así mismo.

Amaury Pérez. Entonces me voy a permitir tratarte de tú, Rosita.

Rosita Fornés. Claro que sí.

Amaury Pérez. Va a sonar muy raro, yo sé que va a sonar raro.

Rosita Fornés. De usted nada, de tú.

Amaury Pérez. Hay pocos que saben, Rosa, que tú naciste en Nueva York. Tú eres norteamericana de nacimiento.

Rosita Fornés. Pues sí, soy norteamericana. Fue por una etapa corta que mis padres estuvieron de visita, mamá se fue ya embarazada y nací allá. Estuve allí hasta que tenía tres años más o menos.

Amaury Pérez. Hace un rato me hablaste incluso del hospital.

Rosita Fornés. Bueno, sí, porque además mamá me lo decía, no es porque yo me acordara, imagínate tú, cómo voy a saber. Presumo de tener bastante buena memoria, pero a ese extremo no.

Al cabo de los años, cuando fui a Nueva York a trabajar ya de artista, quise ver donde estaba el hospital donde había nacido que me decía mamá, y era un hospital que se llamaba el Woman´s Hospital. Porque mis padres no vivían en Manhattan Island, sino en, este ¿cómo se llama?

Amaury Pérez. En New Jersey.

Rosita Fornés. En New Jersey y entonces, bueno, pues yo nací allí, en ese tiempo estuvo mi padre tratando de ver si encontraba algún trabajo bueno, que parece que no lo encontró porque regresamos teniendo yo dos o tres años.

Amaury Pérez. ¿Tus padres eran españoles?

Rosita Fornés. Mi padre era catalán y mi madre madrileña. Mi madre se divorcia de él, y luego él fallece allá, según tengo entendido. Mi madre se vuelve a casar con Fornés cuando yo tenía ya 4 ó 5 años. Y me crié al lado de él, y por eso tengo el apellido de Fornés, pero el mío es catalán: Palet.

Amaury Pérez. Bonavía.

Rosita Fornés. Bonavía es el de mi madre, sí.

Amaury Pérez. ¿Se van de Nueva York para España?

Rosita Fornés. No, vienen primero para acá, para Cuba, porque ya mi abuela vivía aquí con mis tíos y mi otra tía.

Amaury Pérez. Pero. ¿Te inscriben entonces aquí como cubana también?

Rosita Fornés. Al cabo de los años me hice ciudadana cubana porque vivía aquí. Tengo pasaporte cubano y también americano.

Amaury Pérez. ¿Cuándo se van a España? Porque estuvieron un tiempo en España.

Rosita Fornés. Yo voy a España teniendo 10 años y regreso con 13.

Amaury Pérez. ¿Y cómo era aquella niña? Aquella niña tan jovencita, Rosita, adolescente. ¿Cómo eran sus juegos? ¿Cómo era su vida?

Rosita Fornés. Yo no tenía amiguitas ni eso, yo jugaba sola en la casa. Cuando era chiquita me hacían regalos, mi tío, el esposo de una tía mía, de una hermana de mi madre. Me traían regalos bonitos como casitas de juegos, de esas de juguete, con unos muñequitos. Pasaba mucho tiempo en la casa.

Fui a distintos colegios, más pequeña fui a escuelas privadas que existían en esa época. En España también seguí estudiando en una escuelita que había cerca de mi casa, porque veían la facilidad de estar cerca. En mi casa mi padre y mi madre no tenían carro para moverse. Fue una familia que tuvo que luchar mucho para salir adelante.

Amaury Pérez. ¿Y para pagar los estudios?

Rosita Fornés. ¡Imagínate tú!, tuvieron que pagarme los estudios hasta que empecé a trabajar. En mi casa lo que querían era que yo fuera una buena secretaria, que estudiara mecanografía o taquigrafía. Y que también supiera hablar un poco de inglés.

Como me trajeron de Estados Unidos muy chiquita, el inglés para mí no existía. Lo que hablaba era en español. Y el español lo hablaba con distintos dejes, porque mi  abuela hablaba con la “c” y  la “z”; y entonces mi madre hablaba de otra forma, era una mezcla.

Oía hablar “en cubano” a los compañeros del colegio aquí y entonces adquirí un deje que llamaba la atención. Y sigue llamando la atención a estas alturas, me hace mucha gracia, me dicen: “Rosita ¿y usted es cubana?” Yo hablo como hablo.

Amaury Pérez. Yo hablo como hablo… Rosita y tú tienes que haber nacido como una niña bella, tienes que haber sido una adolescente bella, de infarto, como se dice ahora.

Rosita Fornés. Bueno…

Amaury Pérez. ¿Cuándo es que tú te diste cuenta que eras muy bonita y los muchachos de la escuela empezaron a fijarse en ti?

Rosita Fornés. Te voy a decir la verdad, yo nunca creí que era bonita.

Amaury Pérez. ¿Cómo?

Rosita Fornés. Es que en mi casa no me infundieron eso. Y yo veía revistas de gentes, de muchachas lindas y, yo decía: ¡mira que muchacha tan linda!, pero yo me miraba al espejo y no me gustaba. Yo decía: ¡Ay, mira, yo no tengo la nariz bonita! Porque además, ya tú sabes que yo quise aprender natación, y por aprender clavado me partí la nariz y me la puse de medio lado y me la tuve que arreglar, me la tuvieron que arreglar.

Me veía y decía: tengo los ojos claritos, los ojos claritos llaman la atención, pero me gustaría tenerlos más grandes. La boca la tengo demasiado grande, quisiera tenerla más chiquita, porque antes se usaba la boca más chiquita. Vaya, yo me veía catorce mil defectos y entonces no me sentía bonita. Pero sí era presumida.

Amaury Pérez. ¿Y los muchachos? ¿Cuándo te empezaron a enamorar, a qué edad?

Rosita Fornés. Bueno, yo veía que les llamaba la atención a los muchachos y decía: ¿y esto qué cosa es? Me halagaba el que dijeran: “¡Ah, que esto que lo otro, qué bonita!”

Amaury Pérez. ¡Y además el cuerpo de Rosita!

Rosita Fornés. Y entonces sí, el cuerpecito sí lo empecé a tener bien formadito desde bastante jovencita. Porque yo di un estirón a los trece años y ya me puse de la estatura que después he tenido a través de mi vida. Pues veía que tenía un cuerpecito y entonces me gustaba que se me viera la cinturita, porque yo he tenido la cinturita muy chiquita.

Amaury Pérez. Siempre.

Rosita Fornés. La tuve, ya no.

Amaury Pérez. Ya te lo comiste todo.

Rosita Fornés. Y bueno, pues sí, presumía un poco de mi cuerpecito. Y además yo tenía un andar, que me lo dio la naturaleza, no que yo lo estudié, y entonces me decían que qué bonito yo caminaba. Y yo decía: ¿Ay, sí?, y salía caminando para que me piropearan los muchachos, porque me gustaba que me dijeran: “adiós, qué sé yo qué…” Porque en la época en que yo era jovencita, se usaba un poco el piropear. Hoy en día ya no, los hombres ven pasar una mujer linda y lo único que a lo mejor le dicen es una descortesía. Pero antes sí, decían: “¡Oye, que esto, que lo otro!” Había piropos finos, bonitos. Y bueno, pues esa fue mi adolescencia.

Amaury Pérez. ¿Y cuándo te enamoraste por primera vez? El primer novio, si te acuerdas…

Rosita Fornés. No sé, porque se enamoraron de mí antes, no yo. Me salió un enamorado en Madrid, todavía tenía yo 13 años, eran 13 años, sí. Y no era feo el muchacho, me agradó que me dijera piropos, pero cuando quiso ser mi novio dije que no.

Entonces regresamos a Cuba y conocí a un muchacho muy bonito, muy guapo, pero es cuando ya yo empiezo a cantar, porque empecé a los 15 años, me presenté en la Corte Suprema del Arte y ya me premiaron esa noche. Nos hacían un contrato a las estrellas nacientes, que las llamaban y llenaban los programas que tenía la CMQ en aquel entonces. Cinco pesos a la semana, ese era el sueldecito que teníamos. Pero me dice: mira, yo quisiera que tú fueras mi novia, pero tienes que dejar de cantar.

Amaury Pérez. ¡Mira tú!

Rosita Fornés. Y entonces le dije: bueno, entre tú y ser artista, elijo ser artista.

Amaury Pérez. ¡Qué cosa, no!

Rosita Fornés. Y ya después sí he tenido muchos enamorados, pero venían con otras miras. Y yo fui una muchacha de la época, en aquella época, las muchachas solteras, jovencitas, cuidaban mucho la virginidad. Y yo fui una muchacha que me mantuve así hasta los veinte y pico de años.

Amaury Pérez. ¡Qué bárbaro! Tú eres una virgen de todas maneras todavía. Rosa ¿tú tienes hermanos?

Rosita Fornés. ¡Sí, cómo no! Tengo dos hermanos divinos, los quiero y los adoro mucho.

Amaury Pérez. ¿De padre y madre?

Rosita Fornés. Son medios hermanos, de Fornés.

Amaury Pérez. Son los hijos del padrastro.

Rosita Fornés. Yo le llevo 12 años al mayor y al chiquito le llevo 15. Es mi adoración. El mayor de los dos nació en Madrid, cuando estábamos allá. Me acuerdo que yo ayudaba a mamá para atender al niño. Yo hasta lo bañaba de chiquito. Cuando llegaba del colegio ayudaba a mamá con el niño, con mi hermanito y figúrate, creció al lado mío y para mí, es, lo adoro. Es doctor en arquitectura, es un muchacho bien preparado, un hombre muy bien preparado. Yo le digo muchacho aunque ya no somos muchachos, ni yo ni él.

Y el que vive en España, pues estudió en España, y ahí ha hecho su vida. Él ha venido aquí también alguna vez de visita. Y en fin, que tengo dos hermanos.

Amaury Pérez. Rosa, háblame de tu mamá. Porque ella siempre estuvo presente.

Rosita Fornés. Tú la conociste.

Amaury Pérez. ¡Claro que la conocí! Cómo no voy a conocer a tu mamá, claro.

Rosita Fornés. Ella venía mucho conmigo a los trabajos que yo hacía.

Amaury Pérez. A los programas.

Rosita Fornés.  A todo.

Amaury Pérez. Háblame de ella, porque yo creo que ella fue tu fuente de inspiración más cercana.

Rosita Fornés. Pues sí, mi madre fue una mujer extraordinaria. A ella le gustaba todo lo que yo hacía. Le gustaba acompañarme, casi siempre yo iba acompañada por mamá o por mi tía Rosa. Y mi madre pues para mí significó mucho, mucho en la vida, mucho. La adoré y me duró bastante, gracias a Dios. Me duró, porque, fíjate, ella murió y al día siguiente cumplía 99 años.

Amaury Pérez. Y lúcida. Yo recuerdo.

Rosita Fornés. Y además, bastante lúcida, sí señor, hasta el final.

Amaury Pérez. Rosa, yo te voy a decir unos cuántos nombres, no tienen un orden. Tú me vas diciendo qué significan en tu vida estas personas.

Rosita Fornés. A ver…

Amaury Pérez. José Antonio Alonso.

Rosita Fornés. Fue el que me presentó por primera vez en la radio.

Amaury Pérez. Antonio Palacios.

Rosita Fornés. Ah ese fue mi padre artístico. Antonio Palacios lo recuerdo así, como algo muy grande. Porque él es el que me lleva de la mano al teatro y al mismo tiempo debuto con Miguel de Grandi, fueron mis dos maestros de ese género. Tuve la oportunidad de hacer una temporada donde monté un repertorio enorme de zarzuelas y operetas. Porque en aquella época estábamos haciendo una obra por semana, y al mismo tiempo ensayando la que iba la semana siguiente. Era un trabajo tremendo, pero yo adoraba el género. Vivía y moría pensando en las zarzuelas y las operetas.

Amaury Pérez. Ahora voy a Enriqueta Sierra.

Rosita Fornés. Una gran maestra que tuve. Enriqueta Sierra fue una primerísima actriz cubana y cuando se retira se dedica a enseñar y fue mi maestra en la actuación. Así que la recuerdo con mucho cariño y mucho amor.

Amaury Pérez. ¿Y Roberto Garriga?

Rosita Fornés. Un director con el que hice cosas muy lindas en la Televisión. Además, hacíamos televisión en vivo, nada era grabado. Si querían grabar la obra, lo hacían cuando la actuábamos. A mí me gustaba ser dirigida por buenos directores y en la Televisión tuve la suerte de trabajar mucho con él.

Amaury Pérez. Con Roberto y con Condal en lo musical.

Rosita Fornés. Condal crea un programa, que con ese debuta él como director, que es cuando nos unimos Armando y yo, Armando Bianchi. Crea el programa que se llamaba: “Mi esposo favorito” que tuvo un éxito muy grande. Y figúrate, trabajamos juntos durante muchos años.

Amaury Pérez. ¿Por qué tú crees, Rosa, que en el ambiente, por lo menos yo de niño escuchaba eso allí, en los pasillos, todo el mundo decía que tú eras el amor imposible de Condal?

Rosita Fornés. ¡Ay, no! ¿Por qué? Además, no mi vida, yo tenía mi marido.

Amaury Pérez. La gente se enamora muchas veces involuntariamente.

Rosita Fornés. No, lo que pasaba era que él me admiraba,

Amaury Pérez. Bueno, admirar de esa manera también es una forma de amar.

Rosita Fornés. Bueno, sí, pero no de amar, el amor debe llevar a vivir un romance. Eso es una cosa. Y el amar a una persona porque trabajas con él y te sientes bien, es otra cosa.

Amaury Pérez. Lo voy a creer también, voy a creer esa explicación. Ahora, quiero que tú me hables como nunca has hablado, de Armando Bianchi.

Rosita Fornés. ¡Ay, mi Armando!

Amaury Pérez. Porque es que yo recuerdo mi niñez y veo a Rosita y Bianchi subiendo la escalera de la antigua CMQ.

Rosita Fornés. Sí señor.

Amaury Pérez. Uno se quedaba como paralizado, porque era como la pareja ideal. Uno veía a una mujer preciosa y al lado de ella un hombre bello.

Rosita Fornés. Porque Armando era muy bonito, de verdad. Fue un hombre muy bello. Él empezó a trabajar conmigo en eso de “Mi Esposo favorito” y nos eligieron a los dos. Fuimos Miss y Mister Televisión, figúrate. Si te digo en el año que fue, mira que ha pasado tiempo, mi madre.

Amaury Pérez. Olvídate del año exacto pero tiene que haber sido en los cincuenta y tantos.

Rosita Fornés. 53.

Amaury Pérez. El año en que yo nací.

Rosita Fornés. Sí, señor, porque además yo quería mucho a tu mamá, que fue una de las figuras más importantes de la televisión.

Amaury Pérez. Ella te quería mucho, siempre te respetó mucho.

Rosita Fornés. ¡Ay, mi vida, cómo no!

Amaury Pérez. ¿Y Armando, cuéntame de él, cómo se enamoran?

Rosita Fornés. Ya estaba divorciada de mi primer esposo, con el que tuve a mi hija en México, porque yo viví un montón de años en México también.

Amaury Pérez. Sí a Chiquitina. Hiciste cine en México. Lo que pasa es que a eso quería dedicarle un capítulo.

Rosita Fornés. Vengo a Cuba y debuto en la televisión y me hacen debutar con él. Desde que lo vi yo dije: ¿De dónde ha salido esta preciosidad? Me quedé así. Además, él era muy simpático y muy dicharachero, a todo lo sacaba un chiste, su carácter era muy agradable. Y bueno, me empezó a llamar la atención y además, pues parece que yo le gusté desde el principio.

Amaury Pérez. ¡Bueno, a quién no!

Rosita Fornés. Y él coqueteaba mucho en esa forma. Me recibía y hacía chistes y de todo, porque sabía que me llamaba la atención. Crean un programa para los dos, como te digo.

Amaury Pérez. Todo se estaban confabulando.

Rosita Fornés. Todo se estaban confabulando y ahí surge un romance y fue mi marido durante 28 años.

Amaury Pérez. Hasta su muerte tonta.

Rosita Fornés. Lo quise muchísimo, fue el gran amor que tuve de verdad. Y además, porque lo quería, lo admiraba. Lo admiraba por ser buen artista.

Amaury Pérez. ¡Gran actor!

Rosita Fornés. Formó parte de mi vida en una etapa muy importante.

Amaury Pérez. Bueno, Rosa. Hay una etapa en tu vida importantísima en México como actriz de cine. Cuando ponen ciclos de cine en México, en muchísimas películas mexicanas apareces tú.

Rosita Fornés. Y mira lo que yo más hice no fue cine precisamente, sino teatro. Mucho, mucho teatro, porque fue una etapa en que allí, en la capital, funcionaban varios teatros con distintas compañías.

Y en el género que yo debuto allí, es como vedette. Es por lo que me dejaron ya el nombre de vedette para siempre, Yo pregunté: ¿qué es lo que hace una vedette? Y dijeron, pues un poco de lo que tú ya has hecho. En aquel entonces las vedettes salían con unos payasitos muy lindos y lo único que enseñaban eran las piernas. Porque ahora salen enseñándolo todo. Era la primera vedette de una compañía que habían formado, con artistas argentinos, mexicanos, porque fue cuando se va Vitola también conmigo.

Amaury Pérez. ¡Ah, claro “Vitola, la que se defiende sola”!

Rosita Fornés. Que se quedó allí. “Vitola, la que se defiende sola”. Pobrecita, que ya no, ya falleció. Y entonces, claro al mismo tiempo ya yo había hecho cine aquí. Había hecho dos películas.

Había hecho también una antes de ir a trabajar a México como vedette. Fui a hacer una película que la hice y regresé, que se llamó “El deseo”. Yo era muy exigente conmigo misma y la vine a ver al cabo de los años de haberla hecho, porque yo me veía en los roches, que les llaman, y no me gustaba, ¡mira que yo era boba, no estoy tan mal! Pero es que yo he sido muy exigente conmigo misma. Y al cine, no le di la importancia que tenía que haberle dado. Porque a veces me ofrecían papeles, pero tenía una obra de teatro y decía: ¡no, estoy muy ocupada, no puedo! De esas decisiones que toma uno en su vida que después uno dice: ¡bueno, podía haber hecho un alto en lo que estaba haciendo y haber hecho más películas! Pero no, no le di importancia. Así que mi carrera cinematográfica para mí, no es nada muy importante.

Amaury Pérez. ¿Y en esas decisiones que tuviste que tomar en esa época en México, por qué no le aceptaste el compromiso a Cantinflas?

Rosita Fornés. ¡Ah, bueno, espérate!

Amaury Pérez. Porque él estuvo detrás de ti…

Rosita Fornés. ¡Ay, Dios mío!

Amaury Pérez. Cantinflorneó. ¿Por qué no le hiciste caso?

Rosita Fornés. ¡Muchacho, acuérdate que mi vida es muy larga!

Amaury Pérez. Yo sé. Todas estas cosas yo las sé, cuéntaselas al público.

Rosita Fornés. No, yo creo que ya yo he hablado de eso.

Amaury Pérez. Entonces cuéntaselo otra vez. Entonces cuéntamelo a mí.

Rosita Fornés. Cantinflas es el que hace que yo vaya a México por primera vez, que fue cuando hice la película. Él es el que hace eso, porque él vino a Cuba y me ponen a mí a trabajar en el espectáculo que le montan a él. Entonces empiezo yo a hacer unos sketchs, unas cosas que hacía y cantaba también unos números dentro del espectáculo. Y él se fija en mí, y bueno, habla con mi familia, con mi padre y esa cosa, porque yo, figúrate…

Y entonces bueno, habló, convenció a papá y me acompañaron, por supuesto, a México, yo no fui sola. Hago la película, él quería que yo continuara allí, pero eso suponía que me tenía que quedar en México y como papá no se podía quedar ni mi madre tampoco; porque además, había que atender a mis hermanitos que estaban pequeños, y el caso es que volví para Cuba.

Amaury Pérez. ¿Tú ya estabas casada con Medel?

Rosita Fornés. Estando allá empiezo a trabajar con Medel también, y es cuando surge un romance, él me enamora y me caso con Medel.

Amaury Pérez. Te gustó Medel y no Cantinflas. Y Medel era la competencia de Cantinflas.

Rosita Fornés. No, porque además Cantinflas estaba casado.

Amaury Pérez. Ah, bueno, no, la propuesta entonces era aún más indecorosa.

Rosita Fornés. Sí, sí, además Cantinflas estaba casado y no podía ofrecerme ¿me entiendes?

Amaury Pérez. ¿Qué va a ofrecer? Ya estaba ofreciendo.

Rosita Fornés. Claro. Él fue desde luego un gran amigo, una gente que aprecié mucho.

Amaury Pérez. Hasta ahí.

Rosita Fornés. Hasta ahí, nada más y él me demostró también mucho afecto, cariño, admiración, de todo.

Amaury Pérez. Ahora, hay un momento en tu vida del que yo vivo absolutamente orgulloso y fascinado. Porque triunfa la Revolución, Rosita tiene su programa. Era un momento donde la gente empieza a descuidar de alguna manera, en aras de otras cosas, sus vestuarios y todo y, Rosita se mantiene fiel y firme a su manera de cantar, a su repertorio, a su vestuario, a su tipo de programa, a su maquillaje y su pelo impecable. En aquellos momentos creo que se creó cierto nivel de incomprensión con respecto a eso.

Pero Rosita Fornés parecía ajena, todos aquellos comentarios parecían no importarle nada. A Rosa le importaba, yo soy Rosa Fornés, me cambio de ropa en todos los programas, más de una vez y además, me peino, me maquillo y soy la misma y voy a seguir siendo la misma siempre.

Rosita Fornés. Pero no te creas, me costó mucho trabajo. Tuve que luchar un poco porque me llegó a decir una persona, que no quiero decir su nombre, porque desgraciadamente ya no está, pero me llegó a decir: “es que la imagen tuya no es la imagen que quiere la Revolución de una artista. Ya tu imagen pasó, eso es de otro sistema. Tú representas esa imagen y ahora queremos otra.” Dije: Bueno, es que yo visité y después hice giras por todos los países europeos.

Amaury Pérez. Por todas partes fuiste tú.

Rosita Fornés. Socialistas ¿me entiendes?, y eso que yo hacía existía en esos países. Yo representaba un trabajo que a la gente le gustaba. Vi gente, artistas que se podían comparar conmigo de otros países, y yo decía: mira, ¿pero por qué en Cuba no va a poder seguir existiendo este tipo de trabajo que yo hago? Fue una temporada nada más.

¡Ay, qué rico! Esto es agua.

Amaury Pérez. Si fuera vodka no te lo recomendaría.

Rosita Fornés. ¡No, por supuesto! Si tú supieras que a mí no me gusta nada la bebida.

Amaury Pérez. Yo sé, pero sí te gusta la comida. Ahora vamos a hablar de la comida. Tómate el agua y hablemos de comida.

Rosita Fornés. He comido de todo, yo nunca he estado a dieta para mantenerme. Porque tuve una, ¿no sé?… No he sido propensa a engordar. Nunca me puse a dieta, he comido de todo, lo que como cantidades normales, poquita cantidad. Me gustan los potajes, me gusta la sopa, un buen pescado, un pedazo pequeño porque mi estómago no me pide una cantidad grande, pero disfruto todas las comidas.

Amaury Pérez. ¿Y te gustan los dulces, Rosa?

Rosita Fornés. Sí me gustan. Mira, yo no era muy dulcera de joven, a mí me gustaban más las cosas saladas. Me gustaba más el jamón, el salchichón, el chorizo. Las frutas siempre me han gustado mucho pero a medida que me he ido poniendo mayor, para no decir vieja…

Amaury Pérez. Eso no lo digas nunca.

Rosita Fornés. Han empezado a gustarme los dulces. Me encanta un arroz con leche bien hecho, me gusta un flan, me gusta un pastel sabroso. Saboreo los dulces con gusto.

Amaury Pérez. ¡Qué bueno!, Rosa, ¿cuándo te redescubre el cine cubano del 59 para acá?

Rosita Fornés. Eso es cuando yo regreso, que me llaman para hacer una película que yo adoro. Debuto en el teatro haciendo una obra que se llamó “La permuta” y tuvo un éxito muy grande en teatro. Entonces la quieren llevar al cine, y claro, pues quisieron que la hiciera yo. Esa es una de las películas que yo recuerdo que más me ha satisfecho de todo lo que yo hice, y en Cuba, porque, bueno, dentro del cine cubano hice otras cosas…

He trabajado en otras películas, Papeles secundarios, que fue una película muy buena, buenísima película. Pero yo no me gusto.

Amaury Pérez. Te ves en las películas y no te gustas.

Rosita Fornés. En el cine cubano hubo un tiempo donde hicieron bastantes películas, pero me ignoraban a mí para el cine, no me llamaban. Y yo nunca he pedido trabajo en ninguna parte. Estoy acostumbrada a que me busquen, si no me buscan no voy a ofrecerme.

Amaury Pérez. Rosita, cada vez que pienso en “Se permuta” hay una escena que para mí será inolvidable. Es cuando tú vas a la casa de Silvia Plana a exponerle a la señora que tú tienes la permuta, que se vaya ella…

Rosita Fornés. Para Matanzas.

Amaury Pérez. Para Matanzas. Ese es un momento. ¿Qué significó para ti trabajar con Silvia?

Rosita Fornés. ¡Ay, chico, Silvia, era una gente encantadora, por Dios! Pues de verdad recuerdo esa escena, muy bonita. Porque en el teatro no la hice con ella, en el teatro la hacía con otra actriz que estuvo muy bien también. Cuando yo le decía: Matanzas. Me decía: ¡¡¡¿Matanzas?!!!, como diciendo, ¡oye! ¿Yo qué voy a hacer en Matanzas? Pero Silvia Plana fue una experiencia, ya te digo, porque ella fue una actriz que dejó cosas muy bonitas. Hizo cosas muy buenas, de mucha calidad. Al igual que su hija Raquel (Revuelta), que empezó conmigo en la Corte Suprema del Arte.

Amaury Pérez.  ¿Ah, sí?

Rosita Fornés. ¡Sí señor! Éramos muy amigas y tuvimos la misma maestra, Enriqueta Sierra, yo la admiraba y la quería mucho y, fue una compañera y una amiga muy buena, entrañable.

Amaury Pérez. Tú siempre has sido muy buena compañera y muy buena amiga, y la gente, toda la gente del gremio, por lo menos yo, nunca escuché a nadie hablar mal de Rosita.

Rosita Fornés. Mi vida, porque yo he admirado todo lo que ha surgido en nuestro país en el arte. Y yo no me sé la palabra esa: celos, o envidia, para mí no existen. Tu mamá llegó a tener una popularidad aquí, enorme y además era buenísima, porque además fue una actriz que lo sacrificó todo por estar nada más que animando. Ella demostró que era una gran actriz, o sea, era una artista completa. La admiré toda la vida.

Amaury Pérez. Y ella a ti.

Rosita Fornés. Ella conmigo fue muy cariñosa siempre. Siempre he disfrutado el éxito que han tenido mis compañeros. Me ha salido espontáneo y estoy feliz de que me haya salido así. Incluso cuando yo hacía una obra, quería que todo el mundo estuviera formidablemente bien, todo el reparto, no solamente yo. Me esforzaba porque mi personaje saliera bien. Pero qué bueno que también el que tenía un diálogo conmigo y el que tenía una escena importante, estuviera muy bien, a la máxima altura. Porque después si me elogiaban a mí, me elogiaban dentro de un cuadro de artistas que habían estado espléndidamente bien. El elogio tenía más calidad.

Amaury Pérez. A ver, Rosa, en tu mesita de noche, adónde quiera que tú viajas, incluso, hay unas imágenes de unos santos ¿cuáles son?

Rosita Fornés. En mi mesita de noche no, en mi cuarto, tengo una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, tengo también otra de Santa Bárbara, tengo del Sagrado Corazón de Jesús, de la Virgen de Fátima. Tengo del Santo Niño Jesús de Praga. Imágenes muy lindas que me han regalado a través del tiempo y las tengo en mi cuarto.

Amaury Pérez. Sí, pero tú, cuando te vas de viaje no te puedes llevar tu cuarto…

Rosita Fornés. No, no, claro que no. Pero tengo también las estampas de todos ellos y cuando viajo, viajo con las estampas de ellos.

Amaury Pérez. ¿Tú eres muy religiosa, Rosa?

Rosita Fornés. Soy creyente, soy muy creyente, muy religiosa, de verdad. Mira, yo no estoy yendo a misa los domingos a lo mejor, pero sí rezo y pido y pido para todo el que me hace bien, a todo el que quiero, que me quiere. Rezo todos los días y pido, pido por supuesto tener salud, que salud es lo único que me hace falta, porque lo demás lo hace uno. Salud es lo que pido, y pido para todo el mundo, para todos los que me quieren y para todos los que están a mí alrededor.

Amaury Pérez. ¿Y cómo sale Rosita de todas las lesiones, porque tú has tenido lesiones por tu mismo trabajo?, por bailar todo el tiempo, y por poner el pie aquí arriba…

Rosita Fornés. Sí, horrores. Bueno, yo he hecho horrores con mi esqueleto.

Amaury Pérez. Sin embargo, tú sales de todo eso como fortalecida, es una cosa como muy rara, ¿no?

Rosita Fornés. Como yo cultivé tantos géneros y no decía que no a nada que me ofrecían. Me decían: ¡Mira, vamos a hacer una obra que hay un personaje así! Yo decía que sí y después decía para mí: ¿Ay, lo podré hacer?

Llegué hasta bailar el baile acrobático. Pero no hice lo que hacen los bailarines así como los deportistas, que cuando van a hacer una presentación hacen un calentamiento del cuerpo. Yo salía sin calentamiento ninguno, salía a hacer la obra, la cantaba, la hablaba y al momento que tenía que bailar, pues mira, bailaba y levantaba la pierna hasta aquí arriba. ¿Y qué pasó? Pues que me propicié una desviacioncita en mi columna. Y esa desviacioncita, es la que me produjo el problema en la cadera. Al dañárseme la cadera tuve que acabar operándome de una y ahora me tengo que operar de la otra, pero ahí seguimos.

Amaury Pérez. ¡Tienes que seguir! En nombre de la cantidad de personas que te aman. Ahora, hay un detalle en la vida de Rosita que yo quiero tocar, porque es poco conocido, pero yo sí lo sé.

Rosita Fornés. ¿El qué?

Amaury Pérez. Es esa labor piadosa que tú has tenido toda tu vida, por ejemplo, con el leprosorio de San Lázaro.

Rosita Fornés. ¡Ay, sí!

Amaury Pérez. Esa relación. La gente no sabe que desde hace muchos años tú contribuyes con tu arte, con dinero, con tu trabajo y lo has hecho siempre discretamente. No sé si otras veces lo has dicho en televisión, pero creo que la gente no sabe.

Rosita Fornés. Estuve yendo mucho tiempo pero desgraciadamente hace ya hace como dos años que no puedo ir para allá, porque no hay transporte. Les llevaba espectáculos al teatro que tienen ellos. He ayudado en todo lo que he podido.

Y lo hacía varias veces en el año porque nunca hubo nadie que me dijera que no, todos me decían que sí. Y eso fue una cosa que me surgió así, porque me llevaron a mí una vez y vi lo que ellos disfrutaban ante un espectáculo.  Estuve mucho tiempo haciéndolo, bueno, al extremo que ellos me nombraron madrina. En estos días, he estado pensando a ver si hablo, para ver si se puede organizar una ida más allá.

Amaury Pérez. No sé, por lo menos podemos hacer un dúo. Vamos juntos, tú y yo.

Rosita Fornés. ¡Seguro, divino, divino!

Amaury Pérez. Bueno, Rosa, mi pregunta final. Tú eres norteamericana, eres de alguna manera también española, eres de alguna forma mexicana y, por supuesto, eres cubana.

Rosita Fornés. Sí.

Amaury Pérez. Cuando Rosita se acuesta por la noche y se levanta, ¿de qué país es?

Rosita Fornés. Te voy a decir una cosa. Yo he recorrido casi el mundo entero, al menos una gran parte y siempre voy como artista cubana. No voy como artista americana ni hago alarde de nada de eso. Voy como una artista cubana y así me conocen en todos los países que he visitado.

Amaury Pérez. Y es que has vivido en todas partes.

Rosita Fornés. Claro, he vivido además en todas partes. Viví en México y la declaré mi segunda patria porque México me dio mucho, muchas cosas artísticamente. Me nombró la primera vedette de México. Era la primera vez que hacían eso. Después me nombraron la primera de América, eso se lo debo a los mexicanos. Y vaya, estoy agradecida a todos esos lugares y puedo decir que sí, que he pertenecido a unos y a otros, pero soy artista cubana, aunque no haya nacido en Cuba. Porque aquí fue donde me crié y aquí fue donde me formé.

Amaury Pérez. ¿Y tu público cubano que está en todas partes del mundo?

Rosita Fornés. Los cubanos que están en todas partes. Dondequiera que voy y hay cubanos, van a verme. Dondequiera.

Amaury Pérez. No solo Rosita de Cuba, sino Cuba de Rosita… Te quiero mucho, yo te adoro, desde niño.

Rosita Fornés. Y yo también a ti, mi cielo. Te acuerdas cuanto tu madre me decía: “Tú sabes que estoy celosa de ti porque mi hijo te quiere más a ti que a mí. No hace más que hablar de Rosita.”

Amaury Pérez. Me siento muy orgulloso de ti, me siento orgulloso de haber sido de alguna manera parte de tu familia, y le doy gracias a Dios de que hayas accedido a estar conmigo hoy. Es un honor para mí y un privilegio que guardaré siempre.

Rosita Fornés. Muchas gracias, mi vida, yo me siento muy agradecida por tu invitación.

Amaury Pérez. Te quiero mucho, Rosa.

Rosita Fornés. Gracias.

http://www.cubadebate.cu/temas/cultura-temas/2010/04/06/rosita-fornes-he-vivido-en-todas-partes-pero-soy-artista-cubana/

“Me he quedado absolutamente fascinado con el público cubano”, afirma Giuseppe Tornatore (+ Fotos y Video)

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Con 2 que se quieran

En este artículo: Amaury Pérez, Cine, Cuba, Cultura, Giuseppe Tornatore, Hollywood, ICAIC, Italia, Nicole Kidman

11 enero 2010 | 10

El diálogo del cineasta italiano Giuseppe Tornatore con el cantautor Amaury Pérez tuvo lugar ayer domingo en la noche en los estudios de grabación del ICAIC. Cubadebate reproduce en exclusiva esta entrevista, que se filmó para la Videoteca “Contracorriente” y será transmitida próximamente por la televisión cubana.

Entrevista con Giuseppe Tornatore, realizada por Amaury Pérez, el 10 de enero de 2010. Foto: Petí

Entrevista con Giuseppe Tornatore, realizada por Amaury Pérez, el 10 de enero de 2010. Foto: Petí

Amaury Pérez: Bienvenido al programa Contracorriente. Estamos en el estudio del ICAIC, de Prado y Trocadero, en el corazón de la Ciudad de La Habana, y nos acompaña, con una gentileza que abruma, el gran cineasta italiano Giuseppe Tornatore. Buenas noches, gracias por venir a Cuba. ¿Cuál era la impresión que guardaba de la Isla antes de venir?

Giuseppe Tornatore: Mi impresión estaba totalmente condicionada por lo que sabía de las noticias, por las imágenes que se transmitían de Cuba. Debo confesar que recibí un impacto al llegar a La Habana. Me sentí mucho más entusiasmado. Tuve un impacto al ver a la gente, la generosidad y la alegría de las personas, que me han emocionado mucho.

Es una lastima que solo pueda quedarme poco tiempo. He podido ver muy poco, pero me he quedado absolutamente fascinado con el público. El encuentro con el público ha sido muy bello. Puedo percibir al público cuando se siente bien y el cubano es extremadamente afectuoso, generoso, curioso… Esto me ha emocionado mucho y me ha dado mucho placer.

Amaury Pérez: ¿Se imaginó que se le conociera tanto acá?

Giuseppe Tornatore: No, pensaba que se conocía una película. Sin embargo, me he percatado de que la gente conoce mucho mis películas. Me hicieron muchas preguntas, incluso los periodistas, y esto también me dio mucho placer. Este es un oficio que puede dar mucha más satisfacción de lo que uno puede pensar.

Amaury Pérez: Los primeros 24 años de su vida en Sicilia, y sus películas sugieren que usted allí fue un niño feliz. ¿Es así?

Giuseppe Tornatore: Yo siempre digo que he vivido una infancia feliz. Difícil, porque eran tiempos muy duros. Nací en el 56, la guerra hacia poco que había terminado. Viví en un contexto muy modesto, pero tuve la fortuna de una infancia feliz, porque siempre fui educado por mis padres de modo que siguiera mis ideas, para que no dejara de ser un hombre libre, y siempre fui ayudado y apoyado por ellos. Me acompañaron en mi propia batalla personal para seguir mis sueños y tengo recuerdos muy felices. No me siento disgustado con mi familia, al contrario. Me sentí muy consentido. Y dejaron que tomara mi propia vida, solamente mi propia vida.

Amaury Pérez: ¿Aun hoy?

Giuseppe Tornatore: Aún hoy. Sigo comportándome como fui educado cuando era niño.

Amaury Pérez: ¿Sigue pensando cuál será la opinión de sus padres?

Giuseppe Tornatore: Esto no lo pregunto mucho. Mi padre hace algunos años que no está conmigo. A veces, cuando estoy haciendo una película me pregunto a mí mismo, antes que a mis interlocutores, o cuando tengo que resolver una situación difícil, qué consejo me habría dado mi padre. A veces me lo pregunto y a veces logro imaginármelo en esa situación y encuentro que sus consejos han sido muy justos.

Amaury Pérez: ¿Hay consejos que solo puede darlos un padre?

Giuseppe Tornatore: ¿Es una pregunta?

Amaury Pérez: Es una pregunta

Giuseppe Tornatore: A veces puedo sentirme inseguro acerca de la naturaleza de uno de mis interlocutores. En este caso puedo percibir que alguien se comporte de manera negativa conmigo. En este caso pensar en la opinión que me dieron los míos, me hace comprender que no puedo detenerme con la primera impresión, y que no siempre las apariencias de las personas coinciden con su verdadero ser. A veces también cuando me equivoco, sé pedir disculpas a las personas, a mis interlocutores. Lo hago porque los míos me enseñaron, me dieron estos consejos. Lo mas importante es saber pedir disculpas, entre otras muchas cosas, muchas otras cosas.

Amaury Pérez: Hablemos del Giuseppe que dirigía teatro, muy joven, con obras de Pirandello. ¿Qué pasó con el teatro en su vida?

Giuseppe Tornatore: Sucedió lo siguiente: cuando yo asisti al Liceo clásico, me gustaba organizar iniciativas culturales en paralelo a la vida tradicional. Me ayudaban los compañeros de escuela. Por ejemplo, había convocado ciclos para proyecciones cinematográficas. Comencé a nivel de los profesores a enseñar películas. A veces buscaba películas que pudieran ser atractivas,  y que podíamos aprovechar en las materias que estábamos estudiando: Historia, Filosofía. Me ocupaba de la actividad cinematográfica de la escuela: tomaba un filme, lo proyectaba, me ocupaba de la bibliografía, organizaba preguntas de información. Y una vez organicé una compañía de teatro al interior de la escuela. No era profesional. Hicimos dos espectáculos, por dos años consecutivos. Uno era un acto único de Luigi Pirandello, y el otro era una comedia en dos actos, creo que de Eduardo de Filippo. En estas dos ocasiones fue la única vez en mi vida en que también fui actor. Fue muy útil esa experiencia, porque inmediatamente me di cuenta de que no tenía madera de actor.

Amaury Pérez: Sin embargo, hay un cameo suyo en Cinema Paradiso…

Giuseppe Tornatore: Eso no quiere decir que haya actuado. Fue solo una pequeña aparición.

Amaury Pérez: Tuve la oportunidad de ver Baaria en el estreno en La Habana. Sin necesidad de adulación gratuita, le confieso que salí del cine en shock, y que llegué a la casa y luego no podía dormir pensando que había sido partícipe de semejante maravilla. Pero también sentí que su obra ya no tenía solo la impronta juvenil que podíamos descubrir en Il camorrista o Cinema Paradiso, sino que usted mostraba oficio absoluto para hacer coexistir tres generaciones de una manera tan natural.  ¿No le teme a que el oficio mate al niño ingenuo, al joven de sus primeras películas?

Giuseppe Tornatore: No, estoy consciente de que a veces dar mucha importancia al oficio, a la técnica, puede vaciarnos del contenido acerca de la historia que queremos narrar. Siempre en este caso he tratado de exorcizar este riesgo porque mi guía, mi trayectoria en mi trabajo son las personas, sus sentimientos, sus destinos. Sé que todo esto siempre va a ser un gramo más que tiene que ver con la técnica o con la parte profesional. Siempre trato de salvaguardar la autenticidad de las emociones en mis actores, en mis personajes, en mis historias, sacando lo mejor de la técnica, pero evitando que esta prevalezca, lo cual sería un error imperdonable.

Amaury Pérez: Siento una relación hermosa, cálida, entre Cinema Paradiso, Malena y Baaria. Puedo recordar por ejemplo, que el personaje de Cinema Paradiso dice “esta plaza es mía”, y luego en Baaria dice “cambio dólares”. ¿Reconoce que entre estas tres películas existe una relación?

Giuseppe Tornatore: Así es. En Malena no lo había pensado, pero debo confesar que Cinema Paradiso y Baaria son dos filmes totalmente conectados. Baria es casi una costilla de Cinema Paradiso. Son dos historias que se integran una con otra. Podrían ser incluso un único filme. Cinema Paradiso fue una historia precisa, pero son dos  historias muy vinculadas entre ellas. Baaria engloba en sí mismo a Cinema Paradiso, como si esta fuera un destino, pero que hubiese nacido antes.

Amaury Pérez: Conozco todo su cine. Siento que cuando usted hace películas vinculadas a Sicilia, la luz resalta de las paredes de cal, y cuando hace otras películas, de cine negro –Una pura formalidad (1994) o La sconosciuta (2006)- es más oscura la atmósfera, abundan los tonos negros y el azul oscuro. Cuando está en Sicilia parece tener usted una obsesión por la luz…

Giuseppe Tornatore: Es verdad mis filmes de ambientación siciliana tienen un vinculo muy particular con mi fantasía, con mi memoria. Son lugares en los cuales yo viví, luces que conozco y que sé distinguir; palabras y paredes que sé reconstruir, materias que sé plasmar. Mis filmes están más vinculados a mi fantasía, a mis fantasmas, a mi forma de divertirme inventado historias. Usted hablaba de filmes oscuros -Una pura formalidad y La sconosciuta-, agregaría La leyenda del pianista en el Océano (La leggenda del pianista sull’Oceano, 1998), que no está ambientado en el entorno siciliano. Porque trato siempre de cambiar la historia, cambiar los géneros, y de de vez en vez construir un estilo audiovisual que tenga armonía con la historia que estoy narrando en ese momento. Para mí no hay un estilo bueno para todas las historias: cada historia debe tener su propia luz, su propio estilo, su propia forma de correspondencia. Claro, no siempre logro hacerlo en el cine.

Amaury Pérez: Cuando vi la primera copia de Cinema Paradiso, percibí que había 54 minutos más. Usted decía que en una entrevista que el productor Franco Cristaldi le había pedido una versión más corta, e incluso hay un personaje femenino que desapareció de la versión más conocida de esta película. ¿A qué se debe?

Giuseppe Tornatore: Simplemente la primera vez que salió el filme fue un desastre. No le gustó a nadie. El filme duraba mucho. Dijeron que el poco éxito se debía a que era demasiado largo. Me sentí poco complacido, en realidad, porque había creído mucho en aquel filme. Y yo, mucho más que los otros. En cierto punto nos convencimos de que quizás era la duración, y se cortó todo un capitulo, un gran corte. Cuando el protagonista vuelve ya grande al país y encuentra a la muchacha, todo este paréntesis sentimental se eliminó. Y el filme se quedó en dos horas y cinco minutos. Y el filme volvió a salir, fue una vez más un desastre. Por una parte había demostrado lo que yo pensaba, que no era por la prolongación del filme su falta de éxito. Por otra parte, me sentí mucho menos complacido que antes, pues entendía que el filme así ya no tenía ninguna otra posibilidad. Después la película fue invitada al Festival de Cannes, y obviamente mandamos la versión corta. No sabemos qué cosa habría pasado. Y en realidad el filme tuvo un gran éxito de la crítica, del público y sobre todo, del mercado. Fue comprado por numerosos países, y a partir de aquel momento el filme empezó a  ser un gran éxito que no acabó nunca desde hace ya 20 años, y cada vez que voy a país, a presentar cualquier película mía, la cuarta pregunta del periodista es Cinema Paradiso. Todos la conocen en todas partes. Después, gracias al productor y al distribuidor norteamericano del filme, hicimos un DVD con la versión original.

Amaury Pérez: ¿Hasta qué punto sus productores pueden influir en sus decisiones finales?

Giuseppe Tornatore: Mucho y poco al mismo tiempo, porque si mi productor me sugiere algo que es justo para el filme, voy a acoger con beneplácito esta sugerencia; si no es así, lucho hasta la última gota de sangre para evitar que prevalezca su opinión.

Amaury Pérez: En su último filme sale con el sello de Medusa Filme, que según datos que circulan en la red es una casa productora de su propiedad. ¿Es cierto esto?

Giuseppe Tornatore: Medusa es una de las grandes compañías de producciones de Italia, donde hay muy pocas producciones independientes. De las nueve películas que he hecho, cuatro filmes los ha producido Medusa. No es de mi propiedad. No sabía que se decía que era de mi propiedad.

Amaury Pérez: Hablemos de los niños en sus películas, que aparecen en Cinema…, Malena, La sconosciuta, La leggenda del pianista sull’Oceano, Baaria… Siempre tengo la impresión de que Giuseppe Tornatore es el niño de todas sus películas.

Giuseppe Tornatore: Un poco, es verdad. Tal vez por aquello que decía antes: viví una infancia y una adolescencia muy entusiasta, y esto puede de vez en cuando salir fuera, en cuyo caso no retrocedo nunca. Me gusta en realidad mostrar al ser humano en sus primeros años de vida. Creo que cuando somos niños damos lo mejor de nosotros mismos. Hay personas que piensan lo contrario, pero creo que en esa etapa nos damos al máximo y luego hay una larga trayectoria hacia abajo…

Amaury Pérez: Generalmente usted participa en las construcciones de sus guiones. No siempre están inspirados en obras literarias, pero quiero detenerme en la adaptación del monólogo de Alessandro Baricco, para mí el novelista más importante de Italia. Hablo del monólogo teatral Novecento, que inspira La leyenda del pianista en el Océano (1998). Vi la puesta teatral, que tiene mucho que ver con la película. ¿Cómo  le fue con Baricco?

Giuseppe Tornatore: No trabajé en la puesta en escena con Baricco. Vi la puesta teatral después de haber terminado el guión de la película. Una de las cosas que sí percibí en el texto era su falta de expresión cinematográfica, casi su imposibilidad de ser llevada al cine. Eso me atrajo, me gustó el personaje, me gustó muchísimo, y fue para mi un desafío conmigo mismo tratando de llevar a materia cinematográfica algo que no lo era, pero que contenía en sí mismo una gran intuición narrativa. Era un personaje que nace de la nada y que sigue su propio destino, el de no bajar nunca de este lugar y de no tener nunca el coraje de escoger un lugar donde seguir su propia existencia. Me pareció un tema extraordinario e importantísimo. Pero el filme fue diferente, aunque quise incorporar en él la tesitura narrativa de Baricco y el filme fue fiel al texto de Baricco.

Amaury Pérez: ¿A él le gustó su versión?

Giuseppe Tornatore: Sí, a él le gustó, y creo que a su generación también le ha gustado.

Amaury Pérez: Usted ha trabajado con grandes actores: Marcello Mastroianni, Gerard Depardieu, Roman Polanski, Philipe Noiret, Tim Roth, Ben Gazzara, Angela Molina, Jacques Perrin, una lista enorme. Pero también con debutantes, como Monica Bellucci y Keseniya Rappoport. ¿Cómo maneja el hecho de que sus actores suelen hablar lenguas diferentes?

Giuseppe Tornatore: El trabajo con los actores es lo que mas amo en mi oficio, y lo amo mucho y trato de protegerlos, porque yo me puedo equivocar en algo en mis filmes: en cuanto a la vestimenta o la escenografía o las luces, pero si mis actores están en perfecta sintonía con el personaje que he escrito, el filme puede salvarse. Puedo hacer la mejor fotografía del mundo, la más bella, pero si mis actores no saben restituir la esencia de mis personajes, todo queda en el vacío. Por eso trato de buscar actores que sean lo justo a mis personajes. Si un personaje me lleva hacia un gran actor, lo busco. Pero si tiene las características de alguien desconocido, como por ejemplo el de La sconosciuta,  puedo salir a buscar por todo el mundo para encontrar a esa persona que me convenza. Uno de los aspectos más interesantes de un filme es la búsqueda del actor, del rostro justo, la voz justa, la mirada que debe restituir la verdadera esencia del personaje.

Amaury Pérez: ¿Siempre hace usted el casting?

Giuseppe Tornatore: Siempre.

Amaury Pérez: Cuando vi Stanno tutti bene (1990) creo que fui quien lloró más en el cine. Me conmovió muchísimo, y sin embargo, la crítica fue muy severa. Ahora Hollywood ha hecho una versión, Everybody’s fine. ¿La vio?

Giuseppe Tornatore: No la he visto todavía. Voy a verla la semana próxima

Amaury Pérez: Interesante saber si Robert de Niro puede emular en el papel que hizo en su filme Marcelo Mastroianni.

Giuseppe Tornatore: Yo he visto solo un par de minutos -y será porque amo mucho a Robert de Niro y no lo he visto jamás en algo que no me gustase-, pero he tenido la sensación de ha estado muy inspirado con el personaje. Por supuesto, estoy curioso por ver el filme. Pienso que es un privilegio que productores y actores tan importantes utilizaron uno de mis temas para su propia obra. Este es uno de los filmes que más quiero, aunque sea de todas mis películas la que menos gustó a la crítica. Considero que el tema es extraordinariamente interesante, pero me siento muy curioso por saber cómo este tema puede tener la fuerza, incluso hoy, que tenía cuando lo filmé. Tengo un buen presentimiento acerca de este filme que hace poco fue realizado.

Amaury Pérez: Creo que han sido muy fieles a la versión original, por lo que he conocido

Giuseppe Tornatore: Han sido muy fieles. No he querido participar en la elaboración de la versión, porque si tú aceptas que una obra tuya o un tema tuyo se convierta en algo hecho por otro, entonces en realidad tú no puedes apreciar bien el trabajo de otros si te inmiscuyes. No quiero condicionar el trabajo de un guionista, de un realizador. Pero he tenido la percepción de que mantenido sustancialmente lo que yo planteé. Han llevado todo a los tiempos actuales, y eso es lo que más me llena de curiosidad: cómo han tratado esta historia, que es una apología de la familia, de la imposibilidad de vivir sinceramente hoy y estar obligado a decir que todo va bien, cuando todo va mal. Una historia, sin dudas, sumamente actual. Me siento curioso acerca de qué cosa salió al respecto.

Amaury Pérez: Es curioso cómo una película que transcurre en Italia, con una sensibilidad particular en torno a los valores de la familia, se ha extrapolado a Estados Unidos, donde los valores de la familia son otros…

Giuseppe Tornatore: Tal vez por eso puede ser muy interesante la transposición de la historia. Y me siento muy atraído para ver qué han hecho. Creo que no es ajena a la sociedad contemporánea esta historia.

Amaury Pérez: ¿Cuánto le interesa, le lastima o le entusiasma la buena o la mala crítica?

Giuseppe Tornatore: La buena crítica te va a dar gusto siempre. No toda la buena crítica, porque hay criticas buenas que te dejan indiferente. La verdadera crítica positiva es aquella que cuando tú estas leyendo tienes la sensación de que eres comprendido. No basta decir que has hecho un buen filme, sino que sea probado con argumentos. Ahora, cuando te sientes comprendido, es para mí lo más importante.

Te puedes sentir comprendido también con una crítica negativa. A veces la crítica negativa, hecha con buena fe, con amor hacia el cine, puede darte aún más estímulo y puede valer mucho mas que una crítica elogiosa. Lo que no me gusta para nada y trato de evitar generalmente son las criticas hechas para perjudicar, aquellas que son juicios preestablecidos antes de ver el filme, cuando no hay una profundidad, cuando no hay una búsqueda, cuando se magnifica gratuitamente el trabajo de los demás. Eso, realmente, no me interesa.

Amaury Pérez: ¿Y los premios?

Giuseppe Tornatore: Los premios son maravillosos acontecimientos en una trayectoria, que hay que saber vivir con dicha y alegría e inmediatamente después olvidarlo. Porque, cuando se va al set con los premios a la espalda, pierdes el sentido del trabajo. Los premios son muy bellos y hacen mucho bien a la salud y a la carrera, pero es mejor olvidarlos.

Amaury Pérez: Hay un tema que no se puede dejar de nombrar, el tema Tornatore-Morricone. ¿Usted puede concebir su cine sin la música de Ennio Morricone?

Giuseppe Tornatore: Si tuviese que citar el pensamiento de Ennio Morricone, debería responder que sí, que se puede imaginar filmes sin la música de Morricone. Él tiene una visión de la relación de la imagen y de la música vinculada a la imagen muy desencantada. Sin embargo, estoy cada vez mucho más convencido de lo que él hace, de cuán importante es el código que le permite encontrar una relación eficaz y armónica con el tema de los filmes. Después de decir todo esto, la relación con Ennio es importantísima. Tenemos ambos una gran afinidad. Amo mucho la música, pero no sé ni escribirla ni leerla, no conozco la técnica, pero tengo un buen oído, la conozco. Para hacerme entender con él, debo recurrir a largos juegos de palabras, alegorías que él logra recoger y transferir en su propia expresión que es la música. Hemos trabajado mucho. Nuestra colaboración siempre en cada uno de los filmes ha sido muy compleja, porque no nos sentimos contentos con facilidad. Tratamos siempre de buscar la mejor solución y nunca damos nada por descontado. Comenzamos a trabajar en la partitura musical del filme mucho antes de que comience el rodaje. Cuando comienzo el rodaje de un filme, ya la música existe.

Amaury Pérez: ¿Compone la música a partir del guión?

Giuseppe Tornatore: Ya él la ha compuesto, ya hicimos los cortes, modificamos, rescribimos, hicimos miles de hipótesis y hemos localizado lo que queremos. Es decir, yo ruedo sabiendo ya cuál es la música del filme.  Comienzo a armar el filme con su música.

Amaury Pérez: ¿Usted filma incorporando la música directamente en la escena?

Giuseppe Tornatore: A veces sí. A veces hago el rodaje con esa música.

Amaury Pérez: Por eso en sus películas se siente tanto la música. En Il Camorrista, la música es de Nicola Piovani, y  a partir de Cinema Paradiso, trabaja usted con Ennio Morricone…

Giuseppe Tornatore: Sí, trabajé con Piovani que es un músico extraordinario. Cuando comencé a trabajar en Cinema Paradiso, mi productor me sugirió Ennio Morricone que yo adoraba sin conocerlo. Pensaba que era imposible que él hiciera música para un desconocido. Sin embargo, mi productor le envío el guión, Ennio lo leyó y dijo: “me gusta mucho, quiero hacerlo”. Desde 1988 no hemos dejado de trabajar juntos.

Amaury Pérez: ¿Le ha sido difícil trabajar la música previa con él?

Giuseppe Tornatore: No lo es para nada, a condición de que tengas un enfoque del trabajo o tengas un vínculo con él de seriedad. Ennio es una persona dulcísima, muy simple, pero el trabajo con él tiene que ser serio y responsable. Exige de los otros esa misma seriedad y responsabilidad. De lo contrario, puede que la relación no funcione.

Amaury Pérez: Yo le voy a nombre títulos de sus películas y usted me responde con un recuerdo o una frase, casi como un juego…

Giuseppe Tornatore: O una escena

Amaury Pérez: O una escena…

Amaury Pérez: Il Camorrista (1986)

Giuseppe Tornatore: La escena del bautizo criminal.

Amaury Pérez: Cinema Paradiso (1989)

Giuseppe Tornatore: La escena final de los besos cortados.

Amaury Pérez: Están todos bien (Stanno tutti bene) (1990)

Giuseppe Tornatore: El Mastroianni que habla con la mujer muerta

Amaury Pérez: ¿Al final o al principio?

Giuseppe Tornatore: Lo mismo al principio que al final

Amaury Pérez: “La domenica specialmente”

Giuseppe Tornatore: Es un episodio dentro de una historia (Il cane blu) de un gran guionista italiano, Tonino Guerra. Es un episodio que dura media hora, que tiene como protagonista a Philippe Noiret, es una especie de historia de amor entre un hombre y un perro, una historia divertida, interesante.

Amaury Pérez: Pura formalidad (Una pura formalità) (1994)

Giuseppe Tornatore: la escena en la cual Polanski muestra a Depardieu toda la fotografía que ha hecho en su vida.

Amaury Pérez: L’uomo delle stelle (1995)

Giuseppe Tornatore: La escena en que todos los habitantes del pueblo tratan de recitar lo que dijo Clark Gable en Lo que el viento se llevó…

Amaury Pérez: Lo schermo a tre punte (1995)

Giuseppe Tornatore: Es una antología hecha por fragmentos de filmes sacados de 400 películas que tratan de Sicilia, dividida en 14 capítulos. Tal vez lo que más me gusta es el capítulo dedicado a un gran escritor siciliano, ya muerto, Leonardo Sciascia.

Amaury Pérez: Confieso que este documental no lo he visto: Ritratti d’autore: seconda serie (1996)

Giuseppe Tornatore: Para una serie hecha por jóvenes realizadores, hice una vez una entrevista a un gran realizador italiano Ricardo Freda, el inventor del horror a la italiana. Cuando lo entrevisté, él tenía 98 años.

Amaury Pérez: La leyenda del pianista en el Océano (La leggenda del pianista sull’Oceano) (1998)

Giuseppe Tornatore: La escena en la que Novecento, durante la tempestad, baila sobre el océano con el piano.

Amaury Pérez: Malena (2000)

Giuseppe Tornatore: La escena en que las mujeres la ultrajan. Es una secuencia muy dramática.

Amaury Pérez: La sconosciuta (2006)

Giuseppe Tornatore: El momento final, cuando la protagonista sale de la cárcel y ve a la niña que la va a buscar.

Amaury Pérez: Baaria (2008)

Giuseppe Tornatore: El momento final en que el padre y el hijo se cruzan, teniendo la misma edad. Es un momento importante del filme.

Amaury Pérez: El otro día, en el cine Riviera, cuando nos conocimos, le pregunté por su proyecto Leningrado. Se ha especulado en la prensa española que usted no ha comenzado a rodarla porque estaba esperando por Nicole Kidman. ¿Es cierto o no?

Giuseppe Tornatore: Yo he trabajado y todavía estoy trabajando en un guión que comencé a partir del 2004. Nunca he declarado que había pensado en Nicole Kidman, fue ella quien lo dijo a los periodistas. El filme no se ha hecho por otras razones. En aquella época (2004), había pensado en ella y Nicole estaba muy entusiasmada por el proyecto. En el futuro, quizás lo haga, quién sabe, con Nicole Kidman o con otra actriz.

Amaury Pérez: ¿Qué conoce -si conoce- del cine latinoamericano y del cine cubano?

Giuseppe Tornatore: En Italia, poco. De hecho en estos días hemos hablado con los amigos que han organizado mi retrospectiva aquí en La Habana y con los dirigentes del ICAIC para dar a conocer el cine cubano en Italia. Pero me gustaría, pensando en esta iniciativa, hacer circular en mi país los productos de la cinematografía cubana, que me parece muy llena de vitalidad, de un gran deseo de narrar. He visto algunas cosas en estos días, una síntesis antológica de algunos filmes y tengo la sensación de una gran vitalidad expresiva, y seria muy bueno que estos sean conocidos. Tomás Gutiérrez Alea es muy conocido; Suite Habana, de Fernando Pérez, es conocido, pero otros no.

Amaury Pérez: Es hora de despedirnos. Usted parte a Los Ángeles mañana y allá lo estaremos acompañando desde aquí, para que usted gane su Globo de Oro. Finalmente, agradezco al ICAIC por esta oportunidad, y decirle, lo más contenido que  pueda, que esta entrevista con usted es una de las grandes alegrías de mi vida.

http://www.cubadebate.cu/noticias/2010/01/11/giuseppe-tornatore-fascinado-con-el-publico-cubano/

De músicos y colaboraciones

Por: Amaury Pérez Vidal

En este artículo: Amaury Pérez, Cuba, Cultura, Música, Reguetón

31 agosto 2016 | 81

De regreso a casa, luego de una larga travesía de veinte días en el extranjero por asuntos estrictamente familiares, me comenta una entrañable amiga y colaboradora: ¿Leíste el artículo que publicó Cubadebate sobre tu canción “ENAMORADO” con Yomil & El Dany incluida en tu nuevo CD “Y… más canciones a Peti”? una negativa recibió por respuesta. ¡Rastréalo y te sorprenderás! agregó ella: Eso hice.

La respetuosa, cálida e informada reseña sin firma me llevó a indagar por su autor. Cuál no sería mi sorpresa, al enterarme en la pesquisa, de que el periodista es un muchacho de apenas 24 años!!! Cuál no sería también mi sorpresa al leer los comentarios al pie del breve artículo!!! Debo confesar que me costó trabajo llegar al final. Luego revisé las observaciones que en la página oficial de los jóvenes reagguetoneros escribieron sus devotos fans bajo las 32K (32,000 visitas) que ha recibido hasta hoy en el canal de video y audio Youtube la canción de marras en apenas dos semanas de exposición. Por lo que leí nos acompañaron por igual: entusiastas aprobadores, ofendidos (y ofendedores) detractores, y simples curiosos. Cosa normal en estos tiempos de redes sociales y singulares protagonismos, pero, ¿Por qué tanto revuelo? me he preguntado.

Desde que existe la música las colaboraciones entre los miembros del gremio artístico más noble y solidario de todos, que los demás me perdonen el absolutismo, conviven en miles de ejemplos imposibles de enumerar aquí por razones de espacio. Los músicos y autores nos necesitamos los unos a los otros, en algunos casos desde el proceso creativo mismo, y después cuando la música se orquesta, se graba y se edita; añadido proceso creativo. Un enjambre de ingenieros de sonido con sus respectivos asistentes, fotógrafos, videoastas, directores de casas discográficas, diseñadores, productores, intérpretes y colaboradores de variada tesitura, incluyendo a críticos y expertos, participan por igual en la faena. Los músicos, a no ser los muy ortodoxos, no son (somos) seres prejuiciados, prejuiciosos, ni excluyentes. En la música, en su esencia, bajo su luz redentora, todo cabe, todo vale y todo cuenta.

Casi nunca, en mi caso jamás, las cooperaciones entre nosotros han estado signadas por la ambición de éxito, las ganancias monetarias, que en nuestro país, y por razones de todos conocidas, alcanza montos ridículos, ni la perdurabilidad histórica de las obras ¡vano intento! sino por el derecho libre y soberano que asumimos los artistas de compartirnos entre todos, y hacer transcurrir las interminables horas de grabación como una fiesta de la camaradería y la virtud.

Disfruto los discos donde convergen géneros, voces, estilos, tendencias y edades porque la experiencia adquirida por los que vamos de salida se nutre con la tempestuosa vibra de los jóvenes; con demasiada y peligrosa frecuencia olvidamos que algún día nos levantamos también dispuestos a cenarnos el mundo y sus orillas reclamando a gritos nuestro imperativo a que se nos escuchara, y aceptara, sin cortapisas ni remilgos.

No está entre mis prerrogativas decidir si “ENAMORADO”, con Yomil & El Dany, será radiada o promovida en nuestros medios, ni lo he intentado, y realmente a estas alturas, si la censura siempre mañosa ejercitara nuevamente sus tentáculos, me importa poco, pero sí defenderé hasta el final las decisiones de multiplicarme y dividirme con mis entrañables compañeros de profesión y pagaré con gusto el precio que los “atrevimientos” musicales me deparen.

Arriba la música! ¡Abajo los mutiladores de sueños!

El encore de Barbra Streisand

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Hablando de discos

En este artículo: Amaury Pérez, Barbra Streisand, Cultura, Estados Unidos, Música

Hace dos años publiqué en esta web una reseña sobre el disco “Partners” de Barbra Streisand. Por entonces Barbra había roto todos los récords al ser la primera y única intérprete femenina en debutar con un álbum en el número 1 de los charts de Billboard durante seis décadas consecutivas. Diez de sus discos, incluido Partners, alcanzaban el tope de las listas de ventas de la industria y eso era una hazaña singular. Dos años después supera su logro; acaba de editar, el 26 de agosto pasado, el disco “STREISAND ENCORE: MOVIE PARTNERS SING BROADWAY” y nuevamente se erige como la indiscutible reina de los charts. El CD debutó nuevamente en el 1 y no solo en USA sino también en el Reino Unido y Australia.

¿Qué es ENCORE? pues una exquisita combinación de algunos temas musicales que forman parte del repertorio de los Broadway’s musicals interpretados a dúo con grandes celebridades cinematográficas: Alec Baldwin, Antonio Banderas, Jamie Foxx, Anne Hathaway, Hugh Jackman, Melissa McCarthy, Seth McFarlane, Chris Pine, Daisy Ridley, Patrick Wilson y un dúo virtual con el extraordinario actor y compositor inglés Anthony Newley fallecido en 1999. La edición de lujo solo conseguible en las tiendas TARGET incluye 4 canciones adicionales nunca antes grabadas por Barbra.

Con Alec Baldwin.

Con Alec Baldwin en el show de Jimmy Fallon.

Concebido y dirigido por ella, producido por Walter Afanasieff y la propia diva, con los arreglos de Afanasieff, Bill Ross y Streisand, grabado y mezclado por el impecable ingeniero Dave Reitzas, el disco es como el diamante perfecto y puro, lustroso y convencido de que su brillantez y dureza no pueden ser lastimados. El CD no hace una sola concesión al mercado y sin embargo el mercado lo abraza y rinde culto ¿A qué se debe tal milagro? Iré por partes.

La voz de Streisand tiene 74 años pero permanece límpida, timbrada, sonora y potente como si la edad se le resistiera. Unas canciones inteligentemente escogidas para su tesitura y emoción, y una listísima operación de mercadeo que lanzó a las redes sociales y al canal de video y audio You Tube, cada semana, antes del lanzamiento oficial del disco, pequeños cortos de la interacción de la Streisand con sus acompañantes en el estudio de grabación sin permitirte escuchar los temas completos, pero que fueron sazonando el paladar y alimentando la ansiedad de sus fans.

Como parte de la promoción del álbum hizo una pequeña gira de apenas 10 conciertos por 9 ciudades de USA y Canadá: Los Ángeles, San José, Las Vegas, Chicago, New York, Boston, Washington, Filadelfia y Toronto para los cuales, si adquirías los boletos por Ticketmaster, en el precio de los shows estaba incluido un ejemplar del disco. Su rotunda aparición el día 25 de agosto, unas horas antes de la salida al mercado del disco, junto a Alec Baldwin, en el show de Jimmy Fallon por NBC, el programa de más audiencia antes de la media noche entre las 4 grandes cadenas televisivas norteamericanas multiplicó las expectativas y si se suman las ediciones del disco en vinilo negro, y la especial de colección, de color lila, que editó en exclusiva la librería Barnes & Noble, más las descargas digitales, tendrán ustedes una idea de cómo se coloca un disco no comercial como un hecho comercial, y en el caso que nos ocupa de una calidad con pocos precedentes en la industria discográfica.

Marketing aparte, ENCORE es de lo más exquisito que puede recibir la delicada escucha de sus devotos fanáticos. Un disco imprescindible para acompasar una época donde el ARTE, así, con mayúsculas, solo permanece como patrimonio de los elegidos. Una Streisand que gracias a Dios ha renunciado a abandonarnos ni nosotros a ella.

De los conciertos, a dos de los cuales tuve el privilegio de asistir, comentaré en una próxima entrega.

Por temas en la edición convencional:

At The Ballet (From “A Chorus Line”) with Anne Hathaway and Daisy Ridley

Loving You ( From “Passion”) with Patrick Wilson

Who Can I Turn To (When Nobody Needs Me)? (From “The Roar of the Greasepaint – The Smell of the Crowd”) with Anthony Newley

The Best Thing That Ever Has Happened (From “Road Show”) with Alec Baldwin

Anything You Can Do (From “Annie get your gun”) with Melissa McCarthy

Any Moment Now (From “Smile”) with Hugh Jackman

Pure Imagination (From “Charlie and the Chocolate Factory”) with Seth MacFarlane

I’ll Be Seeing You / I’ve Grown Accustomed To Your Face (From “Right This Way / My Fair Lady”) with Chris Pine

Take Me To The World ( From “Evening Primrose”) with Antonio Banderas

Climb Ev’ry Mountain (From “The Sound of Music”) with Jamie Foxx

En la edición especial se agregan:

I Didn’t Know What Time It Was (From “Too Many Girls”)

Not A Day Goes By (“ From “Merrily We Roll Along”)

Fifty Percent ( From “Ballroom”)

Losing My Mind (From “Follies”)

Lista completa de sus discos debutando en el número uno de los charts:

People (1964)

The Way We Were (1974)

A Star is Born (1977)

Greatest Hits Volume 2 (1979)

Guilty (1980)

The Broadway Album (1986)

Back to Broadway (1993)

Higher Ground (1997)

Love is the Answer (2009)

Partners (2014)

Encore: Movie Partners Sing Broadway (2016)

Con Jamie Foxx en el estudio de grabación.

http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/09/09/el-encore-de-barbra-streisand/

El periodista que no soy (a modo de despedida provisional)

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Crónicas de Amaury

En este artículo: Amaury Pérez, Cuba, Cultura, Periodismo

18 junio 2016 | 381

cabezal amaury perez columna cronica de amaury grande

El periodista, que no soy, se mueve hoy por zonas del pensamiento claramente riesgosas, porque el hipercriticismo y la solemnidad que hemos asumido como a los espejos, pretende multiplicar cada opinión que emite en singular con una suerte de barullo coral incontenible, inacabable, ensordecedor y “absoluto”.

Durante varias semanas, treinta para ser exacto contando ésta, me he permitido escribir pequeñas columnas de vivencias, donde recorrí a la par sucesos dramáticos y risibles: Escogí publicar preferiblemente los segundos haciendo uso de las memoriosas facultades que aún me acompañan y del pleno, soberano, y libre ejercicio de narrar, sin que las ataduras de la academia o los convencionalismos de la sociedad me amedrentaran. La mayoría de las crónicas pusieron a muchos de acuerdo cuando la primera persona del ridículo me acompañaba, pero otras fueron blanco de incomprensiones, juicios mojigatos, amargos, de quienes pretenden enmendar los sucesos del pasado como si no hubiesen ocurrido cada vez que estimé legítimo hacer uso de la tercera persona. Yo, que ya soy más viejo que el agua, no debí permitirme ciertas licencias. El tiempo con que sueño, lamentablemente, aún no ha llegado.

El peligro de ser periodista en los días que corren reside en asumir la profesión sin convertirla en nicho de indolencia, atropello, desidia o acoso. C2QSQ, en sus dos temporadas, me ha brindado la oportunidad de entrevistar a grandes profesionales de la información; faltan otros por invitar. Les agradezco la confianza, el respeto y la consideración para conmigo y el programa televisivo que conduzco y dirijo.

Mi intención al escribir en Cubadebate nunca tuvo como propósito emular a mis vecinos del sitio (sí compartir) y mucho menos desacreditar a personajes, profesiones y lugares que nombré en mis apuntes, sino darle a esta página un “toque” de color cubano y choteo criollo.

Volveré a estas crónicas cuando los recuerdos lo merezcan, el ingenio vuelva a ser aliado y el debate posterior, si es inevitable, sea asumido con mesura, respeto, sin estridencias, ni protagonismos pueriles o altisonantes. ¿Sucederá esto alguna vez? Confío en que es posible.

Muchas gracias a todas y todos por haberme permitido acompañarles, y sentirme acompañado, cada sábado desde el 18 de noviembre de 2015 hasta el 18 de junio de 2016 ¡Siete meses! Fue una bella y estimulante experiencia.

La soledad del periodista, que no soy, tiene que ser la más terrible de las soledades. A ellos, desde mis crónicas que por lo pronto no continuarán, los reverencio hoy con humildad.

¡Hasta una próxima temporada!

http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/06/18/el-periodista-que-no-soy-a-modo-de-despedida-provisional/

Hugo, Carlos, Silvio y yo

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Crónicas de Amaury

En este artículo: Amaury Pérez, Carlos Varela, Cuba, Cultura, Hugo Chávez Frías, Silvio Rodírguez, Venezuela

4 junio 2016 | 138

cabezal amaury perez columna cronica de amaury grandeEl Presidente de Venezuela Hugo Chávez fue un gran admirador de la obra de Silvio Rodríguez. Al menos en mi presencia se lo confesó tres veces; En La Habana, Mar del Plata y Caracas.

Regresaba de ofrecer un par de conciertos por México y en la terminal 3 del aeropuerto José Martí mi esposa, que fue a recogerme, me dijo que no íbamos para la casa sino para otra terminal donde me esperaba Silvio porque teníamos que volar de inmediato a Caracas. Con Silvio involucrado no lo pensé dos veces, ni pregunté. Hay amigos y amigos. Y Silvito, como me gusta nombrarle, es uno de esos pocos que gozan de mi entera confianza.

Cuando arrastrando mi equipaje llegamos a la terminal 1 no sólo lo encontré a él, también a Carlos Varela, Ana Lourdes Martínez, amiga que por esas fechas trabajaba en Los Estudios Ojalá, y a un sonidista adscrito al Instituto de la Música. Los cuatro abordamos una pequeña aeronave modelo marca Falcon sabe Dios qué de 12 plazas, y cortamos el aire rumbo a la capital de todos los venezolanos.

Durante el vuelo, de apenas dos horas de duración, esos avioncitos vuelan como flechas, Silvio me puso al tanto de que ofreceríamos, a pedido del Presidente, un concierto multitudinario al día siguiente de nuestro arribo en una avenida cercana al aeropuerto La Carlota, que nos acompañarían cantautores bolivarianos, debíamos cantar unas 3 ó 4 canciones cada uno en solitario y luego los tres su canción Cita con Ángeles, que el espectáculo se transmitiría en directo por casi todos los canales de TV y regresaríamos a La Habana, capital de todos los cubanos, 48 horas más tarde. Asistieron finalmente unas 500,000 personas según cálculos de los organizadores. A la llegada a Venezuela me enteré de que Chávez sólo había invitado a Silvio y de que él, con su proverbial generosidad, nos enroló a Carlitos y a mí en la breve expedición. Fuimos hospedados en el Hotel Meliá Caracas y fue allí donde anunciaron que todos estábamos convidados esa noche a una cena de navidad, era diciembre, en el Palacio de Miraflores, la Casa Presidencial. Silvio y Carlos, siempre tan auténticos, se endilgaron sus vestimentas habituales y yo, camaleónico y artístico, me vestí con un traje oscuro sobre un sweater negro fulígeno con toneladas del perfume dulzón que usaba por entonces, y la cabellera peinada como para asistir a misa. Ya compuestos remitimos nuestros cuerpos, y almas, hacia donde nos esperaba el Presidente y su gabinete de gobierno.

Después de un par de cafés en el Despacho Presidencial, este servidor, un poco nervioso, hizo de las suyas confundiendo los retratos de los próceres: Donde estaba Miranda, vio a Bolívar y donde estaba Bolívar, vio a San Martín; Chávez risueño me contó que lo había llamado un querido amigo suyo desde La Habana y le había dicho que yo era muy bromista, Carlitos muy callado y Silvio muy discreto. Luego del fugaz, y por mi culpa torpe encuentro, el Presidente nos invitó a pasar al patio de la residencia para presentarnos, antes de la cena, a los ministros de su equipo gubernamental, insistiendo, no entendí el por qué, que me colocara a su lado y los demás, Silvio incluido, en una suerte de semicírculo alrededor suyo. Silvito llevaba puesta una gorra de marinero, una chamarreta azul oscuro, unas gafas polarizadas, se había dejado crecer la barba, y cargaba una inquieta, e inmensa, cámara fotográfica para registrar cada detalle del acontecimiento.

Los ministros del Presidente conocían al dedillo el repertorio del cantautor mayor, pero es probable, como en efecto resultó, que no el físico que lucía en ese momento y entonces ocurrió lo inesperado: ¡Me empezaron a confundir con él! es posible que mi “elegante” vestimenta jugara algún papel. Chávez decía: ¡Les presento a los compañeros cubanos que nos acompañarán mañana en el concierto! Y cada uno me saludaba, abrazaba y repetía cuanto les habían acompañado “mis canciones” en sus vidas nombrando al Unicornio, el Rabo de nube, Te doy una canción y Ojalá entre otras. Al principio me hizo gracia y les aseguraba gentilmente que estaban equivocados señalándoles que Silvio era el de la gorra, las gafas, la barba y la cámara, pero el ego comenzó a jugarme una mala pasada y me fui volviendo agresivo con cada elogio inmerecido diciéndoles: ¡¡Yo no soy Silvio compañerooos!!! mientras el Presidente Chávez sonreía malicioso y yo enfurecía con el paso de los minutos perdiendo la paciencia a punto del rugido.

La última personalidad que Chávez presentó, a la sazón Ministra de Tecnología y Medio Ambiente, se me lanzó literalmente al cuello repitiendo a gritos: ¡Silvio querido, tus canciones me hicieron crecer en la lucha, estuve durante años enamorada de ti y aún te amo, te amo, eres lo más grande, lo más grande, lo más grande…! Le desprendí los brazos cuando mi cervical estaba a punto de colapsar y enérgico le espeté: ¡¡¡Usted está equivocada señora, que no soy Silviol!!! ella respondió desafiante, colocándose las manos en las caderas: ¿Y entonces quién eres tú? ¿Yo?… le reciproqué colérico ¡¡¡Yo soy Pablo!!!

http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/06/04/hugo-carlos-silvio-y-yo/

La abuela Delfina

Por: Amaury Pérez Vidal

Publicado en: Crónicas de Amaury

En este artículo: Amaury Pérez, Cuba, Cultura

A mis hermanos y a mí nos criaron, y acompañaron en la infancia, esencialmente, la abuela paterna Delfina García, natural de Orense, Galicia por más señas, su hermana, la tía abuela Carmen y el abuelo Alcibiades cubanos ambos. Los abuelos maternos, Consuelo y Gonzalo, emigraron a USA en 1960 y no volvimos a saber de ellos hasta décadas después. Nuestros padres, en los momentos en que la vida les dejaba tiempo, contribuían también a la educación de sus hijos, pero no disponían de mucho. Los años sesenta fueron muy convulsos y carentes de espacio para ocuparse de otra cosa que no fuera trabajo, trabajo, y compromiso patrio.

Yo fui un infante bueno, tranquilo, estudioso y hasta tímido. En las películas, kinescopios y reportajes televisivos que conservo siempre aparezco serio, meditativo, con la mirada perdida, en lontananza. Tengo un libro en las manos o estoy escribiendo algo, pero como cualquier chiquillo a veces, pocas, era travieso y recibía por eso curiosos castigos que contribuyeron al comportamiento cívico y la educación del adulto que soy hoy.

Un domingo maravilloso de aquellos en los que conversaba con mi padre alrededor de una mesita en el cuarto- estudio del minúsculo departamento en que vivía por entonces y conociendo él que apenas yo había terminado el décimo grado (lo repetí tres veces) me preguntó: ¿Amaurito y de donde viene ese conocimiento literario tuyo que te lleva a componer canciones de cierta intensidad poética e intelectual? le aseguré con orgullo ¡De las enseñanzas de Abuela Delfina! Él mostró un interés mayor que el habitual, se inclinó hacia adelante en el asiento, aspiró su puro, y dijo intrigado: ¡A ver, cuéntame eso!

¡Mira Papá!. Comencé así mi explicativo discurso. Cuando llegaba del colegio con el uniforme sucio, con un lápiz que no era de mi propiedad, o ella se enteraba que no había alcanzado las mas altas calificaciones escolares, me encerraba en la biblioteca de tío Tabaré (vivíamos en una época una casa tras la otra), agarraba al azar cualquier libro, daba igual que fuera, Los Miserables de Víctor Hugo, una obra de teatro de Tenesse Williams, la Biblia, El Quijote, cualquier tomo de las obras completas del etnólogo Fernando Ortiz, etc…siempre escogía los libros más voluminosos, y decía: ¡Estás castigado y por eso no saldrás de aquí hasta que leas, y me comentes después, de la página cuarenta hasta la setenta (es un ejemplo) de este texto! Entonces cerraba la puerta de la biblioteca por fuera y se alejaba para regresar luego a fiscalizar la lectura y terminar con el encierro hasta otro día en que lo mereciera.

Niño al fin, agarraba y leía la primera página señalada y la última, nunca las intermedias, y cuando ella volvía preguntaba: ¿Qué dice en la cincuenta? como no la había leído el castigo se prolongaba y volvía a señalarme que repitiera la lectura hasta que finalmente me interesó, y apasionó, lo que leía.

Mi padre, a esas alturas de la conversación permanecía en silencio y a veces miraba al “cielo” desde donde seguro mi abuela estaba al tanto de la plática. Por eso, le explicaba, es que sin tener estudios universitarios, como ella hubiera soñado, desde niño he leído una buena parte de los libros imprescindibles para andar por el mundo con cierta cultura, ahí está la clave de tu pregunta. Al fin de mi historia mi padre me respondió haciéndome la confesión más relevante de todas cuantas compartió conmigo: ¡Amaurito mijo, eso que cuentas es increíble! ¿Por qué? le pregunté. Él enfrentó mi desconfiada mirada y con una grave sonrisa agregó: ¡¡¡Mi querida madre, tu abuela, era analfabeta, jamás hubiera podido saber que habías leído y que no!!! Mi sorpresa fue de incalculables proporciones y su felicidad aún mayor, los dos nos abrazamos, ebrios del desconcierto, por haber sido deudores de una mujer tan astuta, especial, y enigmática.

La Abuela Delfina nos abandonó una mañana gris y ventosa, pero todavía la presiento en el olor transparente de la ropa lavada, en el aroma de los garbanzos recién cocidos, en el vago perfume de las librerías.

http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/05/28/la-abuela-delfina/

Lucero no me llama

Por: Amaury Pérez Vidal

El 1 de mayo de 2015 murió en La Habana Lucía Huergo, a los 63 años. Arreglista, productora, compositora y mul­­tinstrumentista y experta en el trabajo con las nuevas tecnologías, Lucía recibirá hoy un homenaje de sus amigos y familiares en Bellas Artes.

(Para Lucía Huergo)

Hace un año que no hablo con Lucero. Nunca hemos permanecido tanto tiempo sin intercambiar opiniones, criterios, música, bromas, burlas, ingenuos disgustos casi adolescentes y por qué no: ¡Chismes de todo tipo y de todo el mundo! No nos medimos en eso. Empezamos por el cariño y ahí, como sempiterno tema de conversación, salen a relucir Sara, Martha Campos, Fefita y Lourdes, Sonia Cornuchet y Liuba de protagonistas, pero una vez transcurridas las artimañas del amor comienza el: ¡No digas que te lo dije pero…!!!! y en medio de las intrigas palaciegas, inician las carcajadas y los disparates el descenso hacía las fosas de lo prescindible, por que a fin de cuentas nuestras conversaciones son parecidas a las de los niños, y ni a ella ni a mí nos importa demasiado el cotilleo.

Lucero es sumamente ingeniosa y mucho más aguda de lo que algunos suponen y esas características de su personalidad, aunadas a su talento musical sin límites ni parangón, nos unieron desde 1981 hasta los días que corren cuando todavía espero preguntarle si aquella falta de aire por fin se le atenuó, o la alteración de su piel acomodó el escozor, si terminó su trabajo con Telmary, Manolito Iglesias, Lourdes de los Santos, Mayra Caridad Valdés o Yaíma Sáez.

Durante años nos fuimos de gira desde España, pasando por Venezuela y República Dominicana, hasta México, y las crónicas humorísticas de esos viajes bien rebasarían el volumen literario más extenso; la niña que Lucero fue nunca dejó de acompañarla para mi goce, y eso, muchas veces se lo aseguré, la lanzaría también a la inmensidad.

La última vez que hablamos, y ahora se lo reprocho, fue a finales de abril de 2015 con motivo de un almuerzo que mi esposa Peti le había preparado porque ambas se adoran; el apetito de Lucero es insaciable y legendario. Hablo de reproche porque no ha solicitado más de las filigranas gastronómicas de la amiga y hemos acumulado libras y libras de carne de cerdo esperando su reclamo gástrico siempre urgente y desaforado como su amor.

Alguien me aseguró que jamás me llamaría, pero no lo creo. Cuando el sol se pone bajito, y este firmante también, suena el teléfono y desesperado respondo no vaya a ser que por descuido pierda la oportunidad de hacer el disco que nos falta o comentarle que Delia, su mamá, está contando sus intimidades a voz en cuello, que La Gorda necesita consultarle algo, que Mami quiere café, y que Niurka es lo mejor que le ha ocurrido en la vida.

¡Coño Lucero, llámame, que a mí la paciencia y el tiempo se me están agotando y prefiero no dejarte más mensajes en el contestador!

Amaury Pérez Vidal

http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/05/01/lucero-no-me-llama/

Debut en el Amadeo

Por: Amaury Pérez Vidal

Mi primera actuación en grande fue en el antiguo Teatro Amadeo Roldán en 1975, recinto emblemático de espectáculos en otra época (Auditorium). Ahí fui invitado por el grupo Irakere a cantar un tema mío, “Para cuando me vaya”, acompañado por la prestigiosa agrupación. Los otros invitados eran la cantante Beatriz Márquez, que interpretó una conmovedora versión de “Bridge over trouble water”, de Paul Simon, y el cuarteto Tema 4, hoy Grupo Síntesis, dirigido por Carlos Alfonso, uno de los tipos más graciosos, ocurrentes y soñadores que he conocido en mi vida con un talento musical innato. Allí entonaron magistralmente la obra “Misa negra”, del Maestro Chucho Valdés, director y arreglista de la banda.

Nosotros no teníamos con que vestirnos para la ocasión así que Carlos, con su imaginación sin límites me dijo: “Amaury, ¿Tu esposa sabe coser para que te haga un pantalón?” Nuestro desamparo textil era pavoroso en esa época. Yo respondí que sí sin estar seguro. ¡Pero no tengo tela!, le dije. ¡De eso me ocupo yo!, fue su decidida respuesta.

Al otro día me llevó a los ensayos un corte de tela grisáceo, opaco, feo, blandito y yo le pregunté que de donde había sacado semejante horror, y él me respondió bajito que era de un traficante de telas con las que forraban los féretros. Es decir ¡tela de cajas de muertos! Omití la referencia y le dije a Magdalena, hoy madre de mis hijos, abuela de mis nietas Anne y Avril y mi compañera en esos años, que pusiera manos a la obra sin dilación alguna. Me hizo el pantalón un poco cantinflesco, pero digno, y después le volví a preguntar a Carlos: ¿Y qué hago con los tenis? (Mis tenis Converse de entonces, el único par que tenía, estaban viejos, sucios y rotos). Carlos me replicó: Yo conozco un zapatero que te los pone como nuevos, ¡fíjate que a mí me está haciendo un par de zapatos de plataforma!

Llegó el día de la actuación y allí estaba yo con mis tenis resplandecientes y Carlos con su alto y recién estrenado calzado. Cuando dieron los primeros acordes de “Para cuando me vaya” salí raudo y veloz, en plan rockero, di un salto, y cuando caí, de mis tenis saltó un polvo blanco que me llegó a la cintura para después regar el piso. Los tenis volvieron a convertirse en cochinos y marchitos como dos palomas mustias y suicidas rumbo al desfiladero, mientras el público ingenuamente pensó que era un efecto provocado por mis afanes pirotécnicos y aplaudió a rabiar ¡Los habían lustrado con lechada!!!! (Para los que no son cubanos diré que la Lechada es una mezcla de agua y masilla que solo sirve para pintar malamente los rebordes de las aceras, nosotros los llamamos contenes, y se la lleva el primer aguacero.) Y así, con una mezcla de frustración y ridículo, terminé mi participación.

Tema 4, con Carlos y sus relucientes plataformas salieron después. Los zapatos de Carlos eran tan, pero tan pesados, que su entrada al escenario parecía la de un anciano mamut buscando donde abandonar sus huesos. Entre paso y paso mediaban por lo menos 15 segundos. Entre bambalinas me agachaba en el tabloncillo del teatro con unas carcajadas, que se escucharon por el público de platea. Cuando al fin su calvario de lentitud coreográfica terminó le pregunté entre sollozos de tanto reír: ¿Quién es tu zapatero? Y el fastidiado y sudoroso me confesó: No era un zapatero coño ¡era un carpintero! y me hizo las plataformas de Caoba” (árbol cuya madera es muy dura, resistente y pesada) y entonces volví a la carga mientras miraba mis desojados tenis: ¿Y fue ese carpintero quien pintó mis tenis con lechada? Y Carlos, con una media sonrisa burlona me dijo: “No Amaury, ese fui yo”

Una vez en la calle, recuerdo las risas bordeando la histeria de los miembros del Irakere de entonces.

http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/04/30/debut-en-el-amadeo/