Biblioteca Argentina para Ciegos


La Biblioteca Argentina para Ciegos (BAC) es una asociación civil liderada por personas ciegas y con baja visión, fundada el 18 de septiembre de 1924 en la ciudad de Buenos Aires. Su misión social es promover el acceso a la información para las personas con discapacidad visual, a través de servicios y actividades de carácter cultural, educativo y recreativo.

Constituye la primera institución que en América Latina se creó con el fin específico de producir libros y publicaciones destinadas a este sector.

Está inscripta en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) y afiliada a la Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Amblíopes (FAICA), Unión Latinoamericana de Ciegos (ULAC) y Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecas (IFLA).

Actualmente funciona en la calle Lezica 3909, Barrio de Almagro de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, Argentina.[1]

Reseña

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1. Antecedentes

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En América Latina, la creación de organizaciones tiflológicas fue un proceso estrechamente ligado al desenvolvimiento de la educación de las personas ciegas.“A grandes rasgos se puede afirmar que a la introducción del sistema braille y por ende, a la aparición de las primeras escuelas en cada país, sigue la inquietud de los que pasaron por las aulas y adquirieron una formación, de ser protagonistas de la acción tendiente a mejorar su propia calidad de vida. Sabían también que para lograrlo, el único camino posible era ejercer el derecho a organizarse y constituir asociaciones que les brindaran el marco adecuado para proyectarse” [2]​.

En su libro sobre la historia de la tiflología argentina, Antonio Pegoraro ofrece una pormenorizada recapitulación de los inicios del movimiento organizativo. “En 1884 se recibieron en Argentina los dos primeros libros en sistema braille que aquí se conozcan: un manual de geometría con algunas ilustraciones y otro de lecturas escolares. Los remitió, desde París, la Sra. Ana M. del Campillo de Perdriel, presidenta de la Sociedad de Beneficencia, con destino a la Casa de Expósitos, bajo su dependencia, donde se albergaba un pequeño número de ciegos. Al año siguiente, a raíz de haberse declarado un brote de viruela en la casa, se trasladó a los internados ciegos al Asilo de Huérfanos en la calle México 2650-70).[3]

A principios de 1887 llegó de España el maestro ciego Juan Lorenzo y González. "Se había graduado en Santiago de Compostela y traía título de Pedagogo, diploma que, como se ve, y de paso, se extendía en la Península desde antiguo” [3]​.

Pegoraro afirma que el maestro aspiraba a crear en el país una escuela especial. Con ese objeto, presentó sus credenciales a la Sociedad de Beneficencia, que, con fecha 28 de mayo de 1887, lo nombró "profesor de la primera escuela para ciegos", con cargo en el Asilo de Huérfanos. Firman el documento las Sras. Luisa Muñoz de Cantilo y Rosa Bonet de Villatte, presidenta y secretaria, respectivamente.[3]

“Inicia sus clases el 13 de agosto. Durante un tiempo, para varones solamente; al año, más o menos, se establece otra para mujeres. Enseñaba lectura, escritura, nociones de aritmética, y, según indicios, algo de manualidades” [4]​.

Lorenzo y González no poseía conocimientos musicales. En aquella época, y aún después, se consideraba una carencia importante, ya que se veía a la música como la ocupación principal a través de la cual una persona ciega podía ganarse la vida. Su labor, que se prolongó hasta 1892, es considerada el primer intento de enseñanza sistemática a las personas ciegas en el país. En ese año fue reemplazado por otro inmigrante ciego, Francisco Gatti (1865-1941), educador napolitano y concertista de piano que había arribado a Buenos Aires dos años antes.

En 1902 Gatti fundó en la Argentina la escuela que sirvió de base al Instituto Nacional de Ciegos, en seis habitaciones alquiladas en una vieja casona de la calle Independencia al 1800; "llevaba el nombre, un poco optimista de `Instituto para Ciegos de ambos sexos´" [5]​.

Esta primera escuela fue inaugurada con sólo cinco alumnos. Con el tiempo, la inscripción se incrementó y el establecimiento pasó a ocupar, sucesivamente, otras sedes hasta convertirse en una entidad pública nacional.

La sección del Asilo de Huérfanos quedó rápidamente disuelta y la escuela se nacionalizó en 1908 con el nombre de Instituto Nacional de Ciegos, por ley 5796 del 29 de septiembre de 1908. Esta ley, sancionada por iniciativa del diputado Dr. Lacasa, fue el proyecto estatal que organizó en el país la educación de las personas ciegas. El artículo 5to. expresaba: “El Instituto de Ciegos que, actualmente, existe en Flores con subvención nacional, servirá de plantel y base al Instituto Nacional de Ciegos”.

En el momento de nacionalizarse, fueron nombrados: Francisco Gatti para las clases de enseñanza primaria, piano y solfeo; Bruno Bandini (violín, luego viola) y Galvani Viccinelli (mandolin). Los tres trabajaron ad honorem durante el primer año. En 1909 se agregaron: Jesús González y Pascual de Rogatis, ambos en teoría y solfeo; Vicente Scaramuzza (piano); Manuel Posadas (violín); Américo Debiasse (violonchelo). Más adelante, Scaramuza fue reemplazado por el compositor y profesor Carlos Pedrell, formado en la Schola Cantorum de París.

Si bien recién en 1929 una ley promueve el acceso de las personas ciegas a la escuela secundaria común, la instrucción primaria, de buen nivel (hubo cursos de literatura y un curso elemental de francés, por ejemplo), les permitió abrirse paso en diversos campos. Además del caso de Gatti, algunos alumnos fueron profesores en el instituto y continuaron su trabajo en otros establecimientos.

La imprenta del colegio fue dirigida durante algunos años por el ciego catalán Ramón Domínguez Sans y en 1915 se nombraron dos profesores ciegos: uno de piano, Ángel Ipas, y otro de afinación, Enrique Medina.

"Ya en 1928, con intervención del Ministro de Justicia e Instrucción Pública [Antonio Sagarna] se nombraron 8 maestros auxiliares: varios en música y literatura, más tarde estos últimos dedicados a la enseñanza del Braille integral y la estenografía (...) Ciertamente, el número de empleos para ciegos fue muy reducido, pero siendo los únicos para la época en la esfera oficial, no puede menos que considerarse como un saludable principio en el reconocimiento de las aptitudes profesionales del maestro ciego” [6]​.

1.2 Primeras organizaciones

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En 1911 entra en escena otro inmigrante: Julián Baquero (1888-1942), poeta, docente y violinista ciego español. Baquero estaba muy dispuesto a tomar contacto con las actividades tiflológicas en Argentina. Tanto él como su compañero de estudios, Segismundo Taladriz (pianista y compositor) ni bien llegaron al país, inmediatamente, se involucraron en las actividades educativas y culturales.

Julián Baquero se acercó al Instituto, se comprometió con los fines de la entidad y entrevió la necesidad de una biblioteca. Enseguida su capacidad organizativa promovió y gestionó diversas acciones con el objetivo de agrupar a las personas ciegas.

Paralelamente, en agosto de 1913, se sancionó la Ley Nro. 9339 que creó la “Institución Argentina de Ciegos” con la facultad de “dirigir, orientar y supervisar cuanto afecta a la capacitación y desenvolvimiento de los privados de vista –educación, trabajo, ayuda social, prevención de la ceguera–, mediante una comisión especial, nombrada por el Poder Ejecutivo, periódicamente renovable”. Esta norma legislativa es conocida como “Ley Agote”, pues su mentor fue el diputado Dr. Luis Agote. Él mismo y el prestigioso oftalmólogo Dr. Pedro Lagleyse ocuparon cargos en la primera comisión rectora de este nuevo organismo. La Institución Argentina de Ciegos será reemplazada el 16 de mayo de 1939 por el “Patronato Nacional de Ciegos”.

Entre tanto, Baquero participó en la creación de la primera institución de carácter privado: la Asociación Luis Braille (1915), que pretendió crear una escuela especial como contraparte de la existente, aunque no tuvo éxito y duró poco tiempo en actividad.

Al año siguiente, 1916, fundó junto a un grupo de jóvenes la Sociedad de Ciegos “La Fraternal”, que en un principio denominaron “La Fraternal”, Sociedad de Ciegos para Ciegos con el lema sanmartiniano: “Serás lo que debas ser y si no, no serás nada”. Esta entidad , de extensa trayectoria, que se disolvió en 1997, tuvo su primera sede en el comité socialista de Flores y dio impulso a conquistas sociales para el sector, como la adjudicación a personas ciegas de kioscos en dependencias públicas.

Sin embargo, pese a todos los esfuerzos e iniciativas públicas y privadas, era muy escasa una herramienta fundamental para la educación: los libros en braille.

2. Fundación y primeros años

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El 18 de septiembre de 1924, Julián Baquero y el oftalmólogo Agustín C. Rebuffo (1872-1947) se juntaron con el periodista y escritor Alberto Larrán de Vere (1897-1968) y María C. Marchi (1883-1973) –también ciega–, en la casa del Dr. Rebuffo y fundaron la Biblioteca Argentina para Ciegos. Decidieron conformar una comisión organizadora presidida por el anfitrión e integrada por Larrán de Vere (secretario), Marchi (tesorera) y Julián Baquero (bibliotecario). Ese mismo día fueron considerados y aprobados los estatutos de la flamante institución, cuyos primeros pasos se dirigieron a reunir fondos para poner en marcha la entidad [7]​.

 
Detalle de la firma y fecha del acta uno

Entre las actividades organizadas se gestionaron rifas de obras de arte, venta de alfabetos en tinta y braille, conferencias y recaudación de donaciones. Una conferencia realizada por el propio Larrán de Vere a través de la onda de LOV Radio Brusa permitió suscribir numerosos socios protectores.

El lema de la institución: “Ayuda a todo ciego en toda forma” deja entrever la energía puesta por los fundadores para que todas las personas con discapacidad visual lograran algún tipo de mejora en su calidad de vida.

Con la colaboración de diferentes actores y los resultados de las diversas actividades, en los primeros meses de 1925, se recibieron algunos libros en braille, la mayor parte impresos en Barcelona, y se tomó la decisión de buscar un local apropiado donde instalar la sede y la sala de lectura para acogerse a los beneficios que acordaba la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares (CONABIP). Para ello se había alquilado una propiedad en el barrio de Flores.

En noviembre de 1925 se recibió la notificación de que la CONABIP se hacía cargo del 50% de los gastos de la nueva institución. El 13 de diciembre de 1925, la Biblioteca Argentina para Ciegos inauguró un modesto local en Pedernera 210, que ocupó por pocos meses, trasladándose luego a Pedernera 502.

La poeta Vicenta Castro Cambón (1883-1928), quien se vinculó a la BAC desde sus inicios como copista, se hizo cargo de una importante labor cuando comenzó a atender la reeducación de los ciegos que se acercaban a la institución.

 
Busto de Vicenta Castro Cambón que se encuentra en la BAC. CIRCA 1933

Los directivos entendieron que los concursos de copistas eran una buena forma de promocionar la tarea de trasladar los libros de la literatura universal al sistema braille para que pudieran ingresar nuevos volúmenes.

Aquellos mismos directivos también se propusieron gestionar periódicamente una audición por la onda de LOY Radio Nacional, emisora que había iniciado sus transmisiones en 1924 desde el mismo barrio de Flores (Boyacá 472) y que luego se denominó Radio Belgrano. La primera de esas audiciones tuvo lugar el 3 de febrero de 1926, y consistió en un concierto de piano, violín, canto, guitarra y recitado a cargo de ejecutantes ciegos.

Ese mismo año, llegaron de Alemania las primeras 100 pizarras para copia de libros. Al año siguiente, dieron comienzo las clases de escritura braille a los ciegos hospitalizados en los establecimientos dependientes de la asistencia pública. La tarea fue iniciada por María C. Marchi en el hospital Alvear.

Paralelamente, se reconoció la intensa labor del fundador Julián Baquero, quien fue designado jefe de imprenta y bibliotecario de la BAC. Mientras todo esto ocurría, hubo tiempo para la creación de varios talleres. Uno de ellos fue de tejido manual, de donde crearon piezas que a menudo se rifaban a beneficio de la institución. Ello posibilitó comprar juegos, relojes y metros para ciegos traídos desde Alemania para sostener los servicios.

 
Copia de foto A2 tejedoras de la biblioteca. CIRCA 1935

Un acontecimiento fundamental fue la creación de la imprenta braille. Entre 1925 y 1926, luego de varios intentos fallidos, los equipos alemanes para impresión fueron adquiridos por intermedio de la empresa Stocker & Cía e instalados en la sede de la calle Pedernera.

 
Copia de foto A3 taller de imprenta y encuadernación CIRCA 1935

Allí se imprimió el primer número de “Hacia la luz” (octubre 1927), la primera revista editada en braille en Latinoamérica; la publicación periódica que se distribuyó a los socios de la biblioteca, en principio, y organizaciones similares en América Latina.

La sede inicial en el barrio de Flores resultó pequeña para atender los requerimientos de los socios. Además, el material de lectura era cada vez más voluminoso y no había espacio suficiente para acomodarlo. El trabajo de la imprenta se multiplicaba en las mismas proporciones. Otro tanto ocurría con los distintos talleres que funcionaban a pleno. También aumentaba el número de quienes tomaban clases de escritura braille. Debió pensarse, entonces, en la posibilidad de mudar la biblioteca a un local con mayores comodidades.

En reunión de comisión directiva del 7 de noviembre de 1927, se informó sobre un contrato para la adquisición de un lote situado en Medrano 46, esquina calle sin nombre (hoy Lezica), que formaba parte de la llamada “Quinta de Peluffo”.

El 11 de noviembre de 1929 se colocó la piedra fundamental donde se erigiría la sede. El edificio quedó concluido después de tres años de trabajo, el 24 de junio de 1933. Se levantó en Lezica 3923 (hoy 3909): “teniendo en cuenta las necesidades de los no videntes, habiéndose distribuido sus oficinas, su gran biblioteca y salón de actos en el primer piso”, precisaba La Prensa al día siguiente de su inauguración. “La imprenta especial, sistema braille, costeada por la institución, se halla instalada en la planta baja y atendido, exclusivamente, por ciegos”, señaló el mismo diario.

 
Copia de foto A25 visita del Centro de Profesores de Enseñanza Secundaria, CIRCA 1935

Los festejos de inauguración de la sede propia se extendieron hasta el 1 de julio de 1933, día en que se llevó a cabo una gran fiesta en el teatro Cervantes en honor de los socios, copistas y demás colaboradores de la institución.

Para entonces, la Biblioteca Argentina para Ciegos ya contaba con alrededor de 5.000 volúmenes de obras famosas que prestaba a sus socios, en cualquier punto del país, a cambio solo requería que fueran cuidados para que pudieran llegar en buenas condiciones a las manos de otros socios.

La sede se levantó gracias a una hipoteca que tomó la Constructora, crédito que se saldó en 1962 con los alquileres de los 14 departamentos de vivienda del edificio.

En 2014, el emblemático edificio que ocupa la BAC fue declarado Patrimonio Urbano por la Legislatura Porteña, bajo la Ley 4925 que protege las propiedades construidas antes de 1941.

Volviendo a los inicios, a propósito del valor de la obra de la BAC, cabe citar a quien en los años 20 fue estudiante del Instituto Nacional de Ciegos y recibía los libros y revistas de la BAC: Rosa D’Arcángelo –que firma en 1973 esta conferencia con su apellido de casada, Rosa D. de Hustaix: “¿Es dable imaginar con qué hambre leíamos los niños y jóvenes de entonces cada cuento, cada novela, cada obra científica o filosófica que se incorporaba? No contando hasta el momento más que con exiguos textos escolares, las muy escasas publicaciones de la imprenta tipográfica del ex Instituto Nacional de Ciegos, alguna que otra novelita rosa leída por maestros o preceptores y las poesías que podíamos copiar nosotros mismos en ratos dispersos, leer una obra importante pasando palabra por palabra bajo nuestros propios dedos, implicaba poco menos que remontarnos al mundo de las maravillas. Todo era tragado, devorado, con la voluntad sin fin de quienes padecíamos sed de cultura y esparcimiento” [8]​.

3. Ampliación y actualidad

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3.1 Estructura institucional

La BAC es conducida por una comisión directiva ad honorem, integrada por 12 miembros elegidos periódicamente en asamblea de socios. Cuenta con personal remunerado y con un área de voluntariado.

3.2 Imprenta y biblioteca braille

El área de biblioteca es circulante: los libros en braille se prestan gratuitamente a los socios a través de envío postal o se retiran en la sede de la BAC. Desde la fundación de la institución, los libros fueron transcritos a mano por copistas, en su mayoría mujeres, que donaban su tiempo a tal fin. A partir de la década de 1990 se utilizan impresoras braille. En cuanto al sector de imprenta, actualmente se imprimen materiales en braille y tinta, en alta y baja tirada: libros, resúmenes bancarios, facturas de servicios, folletos, menús de restaurantes, calendarios, programas de mano, rotulado. También cartelería en aluminio y señalética en plastificado en frío. Las revistas en braille, a la mencionada publicación "Hacia la luz" , que se imprimió durante más de ochenta años, se agregó, en 1968, "Burbujas", dedicada a los niños En la década del 90, apareció la revista braille "Con Fundamento", que contenía artículos sobre la realidad social, vida cotidiana y actualidad para adolescentes y jóvenes. Esta última publicación dio paso, en los 2000, a "Braille Joven", con idéntico propósito. Las revistas, además de contar con artículos originales, en su mayor parte reproducían artículos publicados en medios impresos en tinta, que resultaban inaccesibles para el público con discapacidad visual. Debido a los cambios tecnológicos que hoy permiten la lectura de periódicos y revistas a través de lectores de pantalla o líneas braille, este tipo de publicaciones ha sido discontinuado.

3.3 Libro Parlante

El 9 de julio de 1980 se inauguró un área dedicada a la producción de audiolibros, que hasta hoy son grabados por voluntarios que donan su tiempo y voz.Desde el sector de Libro Parlante se produjo la revista en audio “La rosa blanca” (1992-2002), editada en casetes magnetofónicos. Y, en 2022, la biblioteca en audio incorporó “Libros que unen”, una plataforma digital que permite a los socios acceder a las obras en forma directa desde la web y usando cualquier dispositivo con conexión a internet.

También cabe destacar que, en el ámbito de la producción en audio gestionada desde la biblioteca, ocupó un lugar preponderante el estudio de grabación “Joaquín Rodrigo”, inaugurado a mediados de la década del 90. Por este espacio circularon diferentes músicos profesionales del folclore argentino, como Los Chalchaleros, Horacio Guarany, Mercedes Sosa, Ariel Ramírez, Soledad Pastorutti y Abel Pintos, entre otros.

3.4 Tienda

Desde hace más de nueve años, en la BAC se abrió un espacio para adquirir elementos como libros en braille y tinta. Con el tiempo se fueron sumando otros productos como bastones, punteras, pizarras y punzones, hojas, juegos adaptados y algunos elementos con cierta utilidad para la autonomía de las personas con discapacidad visual. Actualmente, se puede realizar las compras de estos elementos a través de la web, por email o por mensaje de texto o audio al whatsapp de ventas. Y desde ese mismo espacio se gestiona la adaptación de juegos y libros en formato accesible.

3.5 Ateneo Cultural y otras propuestas artísticas

La BAC lleva a cabo en su sede, desde la década del cuarenta, el Ateneo Cultural Julián Baquero, donde se presentan conciertos, conferencias y obras de teatro, entre otras actividades culturales.. Entre los artistas y escritores que se han presentado en el ateneo se destacan: Jorge Luis Borges, Marta Argerich, Rafael Alberti, Edmundo Rivero, Carlos Sánchez Viamonte, Nicanor Zabaletta, Wimpi, Ariel Ramírez y Alejandro Dolina. Desde la biblioteca, además, se gestaron varias iniciativas artísticas que trascendieron el contexto inicial, como fue el elenco de teatro leído o la BAC Big Band. En el caso del grupo de teatro integrado por personas ciegas, de la mano de Adalberto Cuomo, se presentó con gran éxito la obra “La isla desierta”, de Roberto Arlt. El grupo siguió trabajando luego con directoras como Dora Prince y Elenna Ruas. Mientras que en los años 90, la BAC Big Band, organizada por integrantes de la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos “Pascual Grisolía”, se conformó por músicos con y sin discapacidad visual. El primer director, Lulo Barrera, se destacó por impulsar al grupo a grabar su disco y gestionar numerosas presentaciones en diferentes espacios culturales del país.

3.6 Servicio de Apoyo Educativo

El Servicio de Apoyo Educativo marcó una época. Diseñado para complementar las actividades realizadas por las escuelas de educación especial de la Ciudad de Buenos Aires, este programa impulsó la enseñanza y el aprendizaje de las personas con discapacidad visual.

Las profesoras María Cecilia Fernándes, maestra de ciegos que trabajó en la biblioteca hasta 1998, y la profesora Elina Tejerina de Walsh, introductora de la modalidad de integración escolar para niños ciegos, fueron quienes coordinaron e impulsaron el servicio que favoreció la instrucción de cientos de estudiantes.

3.7 Actividades culturales y gestión de autonomía

Hoy la biblioteca continúa trabajando en la accesibilidad e inclusión de las personas con discapacidad visual en conjunto con otras organizaciones públicas y privadas, ofreciendo asesoramiento sobre diferentes temas vinculados a la discapacidad y promoviendo un espacio de encuentro y mejora de la calidad de vida a través de la autonomía y la participación.

Además, la BAC mantiene una oferta de talleres y cursos regulares y eventuales que se dictan tanto en forma virtual como presencial y están abiertos a personas con y sin discapacidad visual. Desde la web, en la solapa actividades se publican los cursos regulares como braille, yoga, lectura (un ícono que lleva más de treinta años ininterrumpidos a cargo de Liliana Nissensohn), tejido sin agujas e informática, entre otros.

Eventualmente, se publica en noticias y se difunde por redes y en el grupo infoBAC las visitas guiadas a espacios turísticos y culturales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la cartelera de obras de teatro o muestras de arte accesible, encuentros de interés como exposiciones o ferias. Como una manera de acercar los espacios turísticos a las personas con discapacidad visual, desde la biblioteca se trabajó en la reproducción de piezas realizadas en impresión 3D que se suelen usar en los paseos junto a los planos hápticos.

Referencias

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  1. [1]
  2. [1] Varsavsky, Judith A,: "EL MOVIMIENTO ASOCIATIVO DE LOS CIEGOS EN AMÉRICA LATINA". Cadernos GESTA, Año I Nº 1, Julio 2001
  3. a b c [2] Pegoraro, A. (1965). Introducción a una historia de la tiflología argentina. Buenos Aires, Editora Nacional Braille.
  4. [3] Pegoraro, A. (1965). Introducción a una historia de la tiflología argentina. Buenos Aires, Editora Nacional Braille.
  5. [4] Pegoraro, A. (1965). Introducción a una historia de la tiflología argentina. Buenos Aires, Editora Nacional Braille.
  6. [5] Sección Legislación. En Revista Nexo. Federación Argentina de Instituciones para Ciegos (FADIC). año III nº 8, abril-junio 1971. Editora Nacional Braille.
  7. [6] Prignano, Ángel (2004), Una historia en relieve. Biblioteca Argentina para Ciegos
  8. [7] Hustaix, Rosa D. de (1973). “Julián Baquero – Su obra a través del tiempo” Conferencia pronunciada en la Biblioteca Argentina para Ciegos al cumplirse el 30º Aniversario de la muerte del eminente tiflólogo hispano-argentino. Editora Nacional Braille. Buenos Aires

Bibliografía

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  • Prignano, A. (1924-2004). Una historia en relieve. Biblioteca Argentina para Ciegos. Ediciones BAC. 
  • Revisada y digitada por Nelly Menotti (1968). Siete improvisaciones. María Isabel Siemers. 
  • Mario Rabossi (1975). Seis cantos de amor. Buenos Aires, 20-10-1975. Asoc. Arg. de Comp. Perla Lavari (canto) Juan Carlos Biondo (p). 
  • Arturo Marasso (1975). Ángelus. Buenos Aires, Centro Cultural Gral. San Martín, 25-9-1981. Asociación Argentina de Compositores. Perla Lavari (canto). Angela Asismondi de Robert (p). 

Enlaces externos

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https://repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/1093/1/revista-instituto-carlos-vega-19.pdf

http://biblioteca-accesible.bn.gob.ar/

https://www.senado.gob.ar/parlamentario/comisiones/verExp/2740.05/S/PD

https://www.hcdn.gob.ar/dependencias/dcomisiones/periodo-124/124-3229.pdf

https://www.ulacdigital.org/es/nosotros/directorio

https://teatrociego.org/el-teatro/