Calle de Tabernillas

calle de Madrid

La calle de Tabernillas es una vía pública de la ciudad española de Madrid, que corre de norte a sur desde la plaza de Puerta de Moros hasta la calle del Águila, en el barrio de Palacio. Por su cercanía a la desaparecida Puerta de Moros se le concede una antigüedad de cinco siglos. De su último periodo puede mencionarse su presencia protagonista en Fortunata y Jacinta y en algunas canciones de Joaquín Sabina, donde residió.[1]

Calle de Tabernillas
MadridEspaña

Rótulo de cerámica con el nombre de la calle. Dibujo y cerámica de Alfredo Ruiz de Luna González
Datos de la ruta
Nombre anterior Calle Tabernillas de Parla
Otros datos
Distrito(s) Centro
Barrio(s) Palacio
Orientación
 • este Plaza de Puerta de Moros
 • oeste Calle del Águila
Cruces Plaza de Puerta de Moros, calle de las Aguas, calle de Oriente y calle de Luciente
Ubicación 40°24′39″N 3°42′41″O / 40.410908333333, -3.7113972222222

Historia editar

Con el nombre de Tabernillas de San Francisco figura en el Mss 5918 datado hacia 1626 y guardado en la Biblioteca Nacional de España. En el plano de Texeira de 1656, figura escrita Tavernillas (sic); en el plano de Nicolas Chalmandrier (1761) como Tabernillas; y amplia su nombre a Tabernillas de Parla en los de Espinosa (1769) y Tomás López (1785). En 1835 volvió a llamarse Tabernillas, nombre que conserva en el inicio del siglo xxi.[2]

Los cronistas consultados barajan el origen legendario de este nombre a partir de dos versiones,[3][4]​ que «en tiempo de los árabes estaban aquí los despachos de vino, saliendo de puerta de Moros a la izquierda, donde estaba el fondac moruno»,[5]​ o que hubo tabernas con el privilegio de venta de vinos de Parla.[6][a]​ Répide añade el dato de que aquí estuvo durante años la imprenta que publicaba las aleluyas y romances de ciego que alimentaba en la capital de España el capítulo de la «literatura de cordel».[5]

Tabernas de Tabernillas editar

Un documentado estudio de Antonio Pasies Monfort,[2]​ permite un seguimiento de los establecimientos, tabernas o bodegas de vino que hubo en esta calle desde finales del siglo xvi

Ya se registra un negocio de este ramo en 1583 a nombre de Andrés Rodríguez;[b]​ y a lo largo del siglo xvii aparecen en los archivos los nombres de Gabriel Mellado (1637-1647), Pedro Ortiz (1678); crece la lista en el xviii con los de Domingo Terrón (1701), Juan de Omás (1720), Juan de Velasco (1730), Antonio Martínez (1740), Manuel Faeño (1769-1779), Juan Parrondo (1770); Antonio Pérez y Cayetano García, ambos en 1779. Esta lista de tabernas y taberneros crece y se desborda a lo largo de los siglos xix y xx[2][c]​ En el siglo xx destaca Pasies Monfort los establecimientos de Tomás González (desde 1932 a 2007, sobre un local con tradición tabernera desde 1887) –tabernero ilustrado autor de varios libros– cuyos flexibles horarios quedaban advertidos por el cartel: “abro cuando llego y cierro cuando me voy”.[2]​ Otra taberna histórica de los últimos años es La Copita Asturiana, en el número 13 de la calle, regida por José Bueno y María Mayo y ubicada en una bodega que desde 1904 tuvo varios nombres y dueños.

Madrid galdosiano editar

Otros dos personajes, uno real y otro ficticio han quedado históricamente ligados a esta calle de Tabernillas. La eligió el escritor Benito Pérez Galdós como domicilio temporal de Fortunata, una de las protagonistas de su obra maestra, Fortunata y Jacinta.[7]

Vivía en la calle de Tabernillas (Puerta de Moros), que para los madrileños del centro es donde Cristo dio las tres voces y no le oyeron. Es aquel barrio tan apartado, que parece un pueblo. Comunícase, de una parte con San Andrés, y de otra con el Rosario y la V.O.T. El vecindario es en su mayoría pacífico y modestamente acomodado; asentadores, placeros, trajineros. Empleados no se encuentran allí, por estar aquel caserío lejos de toda oficina. Es el arrabal alegre y bien asoleado, y corriéndose al Portillo de Gilimón, se ve la vega del Manzanares, y la Sierra, San Isidro y la Casa de Campo. Hacia los taludes del Rosario la vecindad no es muy distinguida, ni las vistas muy buenas, por caer contra aquella parte las prisiones militares y encontrarse a cada paso mujeres sueltas y soldados que se quieren soltar. Al fin de la calle del Águila también desmerece mucho el vecindario, pues en la explanada de Gilimón, inundada de sol a todas las horas del día, suelen verse cuadros dignos del Potro de Córdoba y del Albaicín de Granada. Por la calle de la Solana, donde habita tanta pobretería, iba Fortunata a misa a la Paloma, y se pasmaba de no encontrar nunca en su camino ninguna cara conocida. Ciertamente, cuando un habitante del centro o del Norte de la Villa visita aquellos barrios, ni las casas ni los rostros le resultan Madrid. En un mes no pasó Fortunata más acá de Puerta de Moros, y una vez que lo hizo, detúvose en Puerta Cerrada. Al sentir el mugido de la respiración de la capital en sus senos centrales, volviose asustada a su pacífica y silenciosa calle de Tabernillas.
Benito Pérez Galdós en Fortunata y Jacinta. Parte Tercera, capítulo IV.4

Ilustres vecinos editar

Además de a Fortunata,[8]​ puede citarse, en la segunda mitad del siglo xx a Joaquín Sabina, que como agradecido vecino de una buhardilla del número 23, le dedicó versos como estos de su canción Incompatibilidad de caracteres:

Si me excita el sesenta y nueve
me grita: "quiero un cuarenta y dos".
Siempre que en mi piso de Tabernillas llueve
en su buhardilla brilla el sol.
Adios amor,
adios mujeres,
debe ser un caso de incompatibilidad de caracteres.[2]

Notas editar

  1. Peñasco y Cambronero anotan también la posibilidad, igualmente improbable y legendaria, de que el dueño de las tabernillas se apellidara Parla o tuviera el mote por ser de ese pueblo.
  2. Hermano del comerciante Alonso Rodríguez dueño de una en la calle Tudescos, personaje identificado con el marido de Ana de Villafranca, amante de Migue de Cervantes y madre de la única hija reconocida del autor de El Quijote.
  3. Pasies Monfort documenta en el número 1 las de Felipe García y Joaquín Fernández en 1911, la de Agapito Quiroga en 1920 y la de Tomás Castillo en 1930; en el n.º 3 aparecen desde 1848, pasando por distintos dueños censados hasta 1894 en ese siglo; en el número 4, la taberna que abre Ramón López en 1894 pasaría luego a otros dueños hasta 1920. En el número 8 figuran tabernas desde 1805 y en el número 9-11 desde 1851. Esquina a la calle de las Aguas hubo una posada documentada hasta 1930. Siguen censándose tabernas en los números 11, 15, 17, 19, muchas de ellas sobrevivientes en el siglo xx.

Referencias editar

  1. https://elpais.com/ccaa/2019/02/12/madrid/1549932843_638620.html
  2. a b c d e (2 de junio de 2015). «Las tabernas de la calle Tabernillas». Tabernas antiguas de Madrid. Consultado el 24 de diciembre de 2016. 
  3. Cabezas, 1968, p. 441.
  4. Montero Alonso, 1990, p. 507.
  5. a b Répide, 2011, p. 727.
  6. Peñasco de la Puente y Cambronero, 1889, p. 525.
  7. Galdós, 2004, p. 104-105.
  8. Varios autores (1988). Madrid en Galdós. Galdós en Madrid (catálogo de la exposición). Madrid: Comunidad de Madrid. ISBN 8445100203. 

Bibliografía editar

  • Cabezas, Juan Antonio (1968). Diccionario de Madrid. Madrid: El Avapiés. ISBN 8486280419. 
  • Montero Alonso, José; Azorín, Francisco; Montero Padilla, José (1990). Enciclopedia General de Madrid. Madrid: Méndez y Molina Editores. ISBN 8486686067. 
  • Peñasco de la Puente, Hilario; Cambronero, Carlos (1990). (facsímil de 1889), ed. Las calles de Madrid. Noticias,tradiciones y curiosidades. Madrid: Fernando Plaza del Amo, S.L. pp. 123-124. ISBN 978-84-87653-02-5. 
  • Pérez Galdós, Benito (1886-7). Francisco Caudet, ed. Fortunata y Jacinta (2004 edición). Madrid: Cátedra. ISBN 8437604370. 
  • Répide, Pedro (2011). María Isabel Gea, ed. Las calles de Madrid. Madrid: Ediciones La Librería. p. 116-117. ISBN 9788487290909. 

Enlaces externos editar