Infraestructura hidráulica equivalente a una zanja cimbrada en el terreno, cubierta por un enlosamiento de mampostería o bovedillas de cerámica permeable, que se realizaba en los aluviones permeables de las márgenes fluviales, paralelamente a los cauces y a escasos metros, con dos objetivos: de servir de drenaje de las aguas altas, para evitar el anegamiento de las parcelas de cultivo próximas; y para aprovechar el sobrante de agua acumulándola en unas especies de aljibes laterales estancos (cimbres), como depósitos de regulación auxiliares.

Interior de un cimbre (aljibe) de un calzadizo. Al fondo, la salida del soterramiento de la zanja cimbrada.

Los calzadizos se deben a las primeras civilizaciones conocidas. En España, aún quedan ciertos vestigios remotos de la época íbera, sobre todo junto a los ríos menos caudalosos de algunos sectores de La Mancha y de Castilla La Vieja, donde se conservan todavía topónimos que hacen alusión a estas estructuras, muchos de ellos en relación con antiguas veredas y restos arqueológicos.

En la actualidad se pueden reconocer sistemas de drenaje parecidos en algunas de las zonas de vega del regadío tradicional, como en la Huerta de Murcia, y en la vega del Guadalentín, donde toman el nombre de "avenamientos".

Aunque estructuralmente o funcionalmente puede confundirse con un viaje de agua (de origen árabe), se puede diferenciar de estos últimos, en que el drenaje de agua de aquel no es continuo, sino ligado a los oscilamientos periódicos de niveles freáticos o de pequeños ríos; mientras que los viaje de agua suelen ser de caudal más constantes, con canalizaciones de mayor dimensión, como galerías de drenaje excavados en verdaderos acuíferos. Asimismo, los calzadizos son anteriores a la invasión árabe.