Discusión:Asta (anatomía)

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Barbaridad editar

Esto es una barbaridad de arriba a abajo. Supongo que ayuda que sean en inglés las únicas referencias para un artículo que explica, oponiéndolos, dos términos de la lengua castellana; y que sean de tema zoológico, no lingüístico. Me he encontrado el artículo intentando rastrear el origen de esa distinción en otras partes (no es la primera vez que veo que la autoridad de Wikipedia ha servido para extender un error). Reproduzco, en parte, lo que ya he puesto en otro sitio:

  • Esto ha pasado ya muchas veces y produce confusión. Tenemos dos sinónimos, asta y cuerno, y tenemos dos clases, astas o cuernos ramificados y astas o cuernos sin ramificar. En ese momento aparece alguien que de buena fe cree que asta y cuerno son cosas distintas, igual que son distintos los cuernos del ciervo y los del toro; tal vez, ha visto una foto de un ciervo cuyo pie habla de astas en la misma publicación donde otra foto habla de los cuernos del toro (…) Así el que lea «El cuerno del venado, hecho polvos y quemado, tiene esta y otras virtudes» (Alonso Martínez de Espinar, «Arte de ballestería y montería», 1644) pensará «¡Qué ignorantes eran el el siglo XVII», pero no por atribuir virtudes medicinales a órganos del ciervo, sino por ignorar «que los ciervos no tienen cuernos» (notable para ser un tratado sobre la caza). La palabra asta, que es un sinónimo extendido de cuerno, significa primariamente pica, palo de lanza o de venablo (aunque el DLE ha relegado esta acepción a la tercera posición), así que lo que es, es una metáfora literaria que ha tenido mucho éxito. Según Corominas, la mayor autoridad en la historia del léxico romance peninsular, fue inventada (las metáforas se inventan o se imitan) por Calderón (Joan Corominas, 1984, «Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico», Madrid: Gredos). Lo encuentro en «No hay burlas con el amor», una comedia de 1631 o 1632 donde leemos: «Salió un toro, y cara a cara | hacia el caballo se vino, | aunque pareció anca a anca, | porque el caballo y el toro, | murmurando a las espaldas, | se echaron dos melecinas | con el cuerno y con el asta.» Así pues, nadie le había llamado asta a un cuerno, ni de ciervo ni de toro, hasta bien entrado el siglo XVII. Nótese también que la metáfora se justifica por la agudeza del cuerno del toro, comparable a la de un arma, y que su uso para toda clase de cuernos, como los hechos para trabarse de los machos de los ciervos, es una generalización necesariamente más moderna (y poco justificada). ¶ Este tipo de torpezas introduce desorden en el tesoro léxico, un patrimonio que hay que cuidar, más o menos de la misma manera que la hibridación con gato doméstico introduce desorden en el acervo génico del gato montés. Las operaciones intelectuales deben fluir, como indica el adjetivo, desde la inteligencia, desde lo que se conoce porque se ha investigado, no desde la ignorancia, desde el «me suena luego debe (tiene que) ser verdad».
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