Discusión:Cisma de Oriente

Último comentario: hace 8 años por 79.156.173.52 en el tema Datos confusos
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Cisma de Oriente editar

El distanciamiento político se inicia en el año 754 cuando el papa Esteban II (752-757) amenazado por los lombardos de Astolfo solicita auxilio al emperador bizantino Constantino V, quien envía a Juan el Silenciario que junto al papa se entrevista con Astolfo en Pavía sin llegar a acuerdo alguno. Tras este fracaso el papa viaja en busca de ayuda a la corte de Pipino el Breve rey de los francos con quien Roma ya había tenido relaciones en el año 751 cuando el entonces papa Zacarías (741-752) legítimó a este como rey de los francos, legitimación necesaria al carecer Pipino de sangre real. Tras dos campañas militares Pipino reconquista los territorios conquistados por los lombardos, que habían pertenecido a Bizancio y no al papa, y dona al papado en el año 756 (Donación de Pipino) el Exarcado de Rávena que comprendía, entre otras las ciudades de Bolonia y Ferrara, la Marca de Ancona, con la Pentápolis (Rimini, Pésaro, Fano, Sinigaglia y Ancona) y el ducado de Roma. Surge asi un Estado eclesiástico, los Estados Pontificios. Bizancio reaccionó exigiendo a Pipino la restitución del Exarcado al imperio a lo que Pipino respondió que “no había salido a campaña sino por amor a San Pedro y remisión de mis pecados”. Pero como dichos territorios recibieron el nombre de provincia imperial y en la acuñación de monedas y en la datación de documentos se daba a entnder, al menos externamente, que se seguía reconociendo la soberanía imperial, no se desembocó en la ruptura con Oriente. La ruptura política se consumó en el año 800 cuando el papa León III (795-816) confirió el título de Cesar a Carlomagno, rey de los francos que incrementó los Estados Pontificios con la isla de Córcega. Con este acto de coronación del emperador en la ciudad de Roma el papado inicia una tradición que continuará hasta el año 1452 con la coronación de Federico III lo que para el papa es una afirmación de su supremacía pero tambien supone la entronización en Roma de un poder temporal distinto al del Pontifice que en adelante sustituiria al lejano emperador de Oriente. Con este paso coexisten enfrentados un emperador occidental y germánico (Carlomagno) con una emperatriz oriental y romana (Irene, viuda de León IV). Para legitimar esta situación Carlomagno quiso casarse con al emperatriz Irene y, de esta forma, unir nuevamente el antiguo imperio romano. Sin embargo, en el año 802, al ser destronada Irene por Nicéforo I se impidió dicha reunificación imperial.

Otra causa, en este caso también política, de la separación entre ambas Iglesias fue la pretensión de dominio del obispo de Roma, el primado de Roma. En tiempos de Constantino la primacía de la Iglesia no la detentaba ningún obispo, la detentaba el emperador que como pontifex maximus poseía el monopolio de la legislación en asuntos de iglesia, y como tal convocó en el año 325 el I Concilio ecuménico de Nicea en el que, entre otras decisiones, se adecuó la organización de la Iglesia en patriarcados y diócesis a la organización del Estado en provincias imperiales, dándose el mismo rango a las sedes patriarcales de Roma, Alejandría, Antioquia y Jerusalén. Posteriormente, en el II Concilio ecuménico de Constantinopla (381) se estableció que el obispo de Constantinopla debía tener la preferencia de honor tras el obispo de Roma prohibiendo asimismo a todos los obispos inmiscuirse en otras diócesis, y por último en el IV Concilio ecuménico de Calcedonia (475) se reconoció a Constantinopla el mismo primado que a Roma recibiendo el obispo de aquella el título de “patriarca ecuménico”. No obstante, la Iglesia de Roma disfrutaba de una autoridad moral sobre el resto de los patriarcados por tratarse de la comunidad de la capital del imperio, por ser antigua, grande y rica y por el ser el lugar de las tumbas de Pedro y Pablo. Esta autoridad moral, que nadie negaba ya que era reconocida por las restantes sedes patriarcales, comenzó a tornarse problemática desde el momento en que Roma intenta imponer de forma autoritaria su doctrina, su liturgia o su ordenamiento eclesiástico sin respetar las peculiaridades e independencia de las otras Iglesias. Estas injerencias comienzan incluso antes de Constantino, cuando: • A finales del siglo II el obispo romano (hasta el año 384 al obispo de Roma no se le conoció con el título de papa) Víctor I (189-199) intenta fijar una fecha unitaria de la Pascua y amenaza con excomulgar a los obispos que celebraban dicha festividad el decimocuarto del mes hebreo de Nisan (obispos cuartodecimanos). • A mediados del siglo III otro obispo romano, Esteban I (254-257) estableció que el bautismo administrado por heréticos era válido y no tenía que repetirse, e intentó excluir de la comunidad eclesial a los obispos con distinta opinión.

Tras Constantino, los obispos romanos perseveran en imponer su patriarcado sobre toda la Iglesia, así: • El obispo romano Julio I (337-352) convierte a Roma en tribunal universal de apelaciones basándose para ello en un canon de un sínodo, únicamente occidental, celebrado en la actual Sofía en el año 343 por el que se permitió a los obispos depuestos apelar a Roma. • El obispo romano Dámaso I (366-384) que fue elegido en una tumultuosa elección en la que perdieron la vida 137 personas, necesitaba fortalecer su débil autoridad política y moral, lo que logra mediante una novedosa acentuación de su cargo como “sucesor de Pedro” aplicándose la promesa de Jesús a Pedro de Mt 16,18: “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” y comienza a referirse a la Iglesia romana como “Sede apostólica”al declarar que la Iglesia romana no fue fundada por decretos sinodales sino por los apóstoles Pedro y Pablo, olvidando que otras muchas sedes de Oriente también habían sido fundadas por apóstoles. En esta misma línea encarga al erudito Jerónimo la versión latina de la Biblia, la Vulgata, en la que traduce muchas expresiones utilizando el derecho romano. • El obispo Siricio (384-399) monopoliza para el obispo romano el título de papa, término que los cristianos de Oriente utilizaban para referirse cariñosamente a sus obispos. También comienza a llamar a sus estatutos lisa y llanamente “apostólicos”. • El papa Inocencio I (401-417) intenta que todo asunto importante, tras ser tratado en sínodos, sea sometido al obispo romano para la decisión final. Intenta asimismo que todas las Iglesias occidentales sigan la liturgia romana. • El papa Bonifacio I (418-422) prohíbe cualquier apelación a los juicios y decisiones de Roma que son inapelables y permanentemente vinculantes. • El papa Celestino I (422-432) sostiene en el II Concilio ecuménico de Ëfeso (431) que Pedro es la cabeza de los apóstoles y él como sucesor es la cabeza de toda la Iglesia. • El papa León I El Magno (440-461), con todos los elementos anteriores, crea la síntesis clásica de la idea del primado romano fundamentándose para ello en: 1) Pedro poseía un primado sobre los restantes apóstoles, 2) Pedro, en su último testamento nombra a Clemente su único sucesor legítimo, para ello se utilizó una falsificación consistente en una carta del papa Clemente a Santiago, el hermano del señor; y 3) en base al derecho sucesorio romano, el sucesor podía heredar la autoridad oficial y las funciones otorgadas por Cristo a Pedro. León I es el primer obispo romano que se adorna con el título pagano de Pontifex maximus que el emperador romano Flavio Graciano (375-383) había desechado. • El punto culminante de la pretensión romana de poder se alcanza con Gelasio I (492-496) quien al estar totalmente supeditado al rey ostrogodo Teodorico se considera seguro respecto a Bizancio para desarrollar su idea de un poder sacerdotal supremo e ilimitado sobre toda la Iglesia, del todo independiente del poder imperial. Considera que el emperador sólo ejerce el poder temporal y el papa sólo el poder espiritual, sentándose con ello las bases para las demandas papales de un poder temporal ya que la autoridad espiritual se considera superior a la autoridad mundana del emperador.

Hay que señalar que todos estos intentos de los obispos romanos fracasaron ya que las restantes Iglesias y especialmente las orientales no los tomaban en serio al considerar que sólo un concilio ecuménico, que únicamente el emperador podía convocar, era la autoridad suprema, autoridad que en ningún caso era infalible.

Señalar asimismo que la pretensión romana de primado sobre toda la Iglesia se intentó fundamentar también mediante falsificaciones a favor del prestigio romano entre las que podemos señalar las siguientes: • La leyenda del papa San Silvestre, redactada entre el 480 y el 490 por un autor desconocido pretendía justificar el traslado a Constantinopla de la sede imperial. Dice así: Constantino, el iracundo perseguidor de los cristianos, contrae la lepra, y el papa Silvestre, en Roma, no sólo le cura, sino que también le convierte y bautiza. El emperador se postra ante el papa, hizo penitencia y luego, cuando le fue perdonado el pecado, llevó a cabo el traslado con la aprobación pontificia .Consecuencia: Constantinopla debe su ascenso a la gracia del obispo romano. • La Donación Constantiniana, creada en el siglo VIII que mantiene que antes de partir para Constantinopla, Constantino otorgó a Silvestre I no sólo el derecho a llevar insignias y vestimenta imperiales, a crear títulos y orden jerárquico de la Curia pontificia en consonancia con la corte imperial y a nombrar cónsules y patricios, sino que, más bien, legó también la ciudad de Roma y todas las provincias , lugares y ciudades de Italia así como de las regiones occidentales al papa, que adquiere así una posición similar a la imperial. Consecuencia: Constantino confiere a la sede romana el primado sobre todas las demás Iglesias, en especial sobre Antioquia, Alejandría, Constantinopla y Jerusalén. • Las falsificaciones simaquianas, llamadas así por proceder de tiempos del papa Símaco. Consisten en la invención de un supuesto concilio celebrado en Sinuesa en el año 303 en el que se decidió que “nadie juzga a la primera Sede” con lo que dado que el papa es la autoridad suprema, no puede ser juzgado por instancia alguna, ni siquiera el emperador.

Otro tipo de causas con raíz política son aquellas que provocaron un enfrentamiento directo entre Oriente y Occidente, entre ellas podemos destacar: • La disputa de las imágenes. El problema arranca de las discusiones en torno al culto que había de rendirse a las imágenes. En Occidente, donde la mayoría de las iglesias aparecían desprovistas de figuras y el culto se reservaba a las abundantes reliquias, el problema no llegó a plantearse. Pero en Bizancio la afición a las imágenes había acabado en una multiplicación desorbitada de las mismas, y lo que en el oeste se estimaba como elemento decorativo e instructivo, terminó por convertirse en objeto de veneración por sí mismo. La idolatría estaba a un paso. En el año 726 el emperador León III el Isaurio (717-741) prohíbe mediante un edicto la veneración y la utilización de iconos en las ceremonias religiosas enfrentándose con ello al papa Gregorio II (713-731) y al patriarca de Constantinopla, Germán. A poco de la publicación del edicto, León ordenó destruir la veneradísima estatua de Cristo situada sobre una de las puertas de la magnífica entrada del palacio imperial. La destrucción de aquella imagen suscitó un motín en el que intervinieron sobre todo mujeres. Jovino, el funcionario imperial enviado a destrozar la imagen, fue muerto, más el emperador le vengó castigando con dureza a cuantos habían defendido la estatua. Esas víctimas fueron los primeros mártires de la disputa iconoclasta. En el año 730, convocó una especie de concilio donde se promulgó un nuevo edicto en el que prohíbe las imágenes por completo. Germán se negó a firmar el decreto por lo que fue depuesto y sustituido por Anastasio quién si firmó el edicto, hecho de gran importancia para el emperador ya que pudo presentar el decreto como una decisión no sólo suya al estar refrendado por la Iglesia. Con esta actuación León III se enfrenta a la Iglesia occidental y al papa Gregorio III (731-741) que aceptaban plenamente la existencia de figuras artísticas que representasen a Jesús, María o los santos y que convocó un concilio en Roma anatematizando a los enemigos de las imágenes (731). A raíz de estos acontecimientos, la Italia central se desgajó del Imperio bizantino y se volvió por completo al lado del Papa y de Occidente. La Italia meridional siguió bajo la dominación bizantina.. Constantino V Coprónimo (741-775), hijo y sucesor de León III, declara el iconoclasticismo como doctrina eclesiástica de toda la jerarquía oriental en el concilio celebrado en el año 754 en Hiereia donde se afirmó la imposibilidad básica de representar a Cristo ya que para ello habría que separar la naturaleza humana y divina de Cristo ya que esta no puede ser representada, y dado que en el IV Concilio ecuménico de Calcedonia, celebrado en el 451, se dictó que Cristo existe de manera inconfusa, inmutable, indivisa e inseparable en dos naturalezas, la representación en imágenes pasa a ser considerada como una práctica herética. A este concilio no asistió ninguno de los patriarcas ya que la sede de Constantinopla se encontraba vacante, y los titulares de las sedes de Antioquia, Alejandría y Jerusalén se negaron a participar. El decreto del concilio proclama : “Apoyándonos en las Santas Escrituras y los Padres, declaramos unánimemente en nombre de la Santa Trinidad que será rechazada, apartada y expulsada con imprecisiones de la Santa Iglesia toda imagen de cualquier materia que fuere hecha por el arte maldito de los pintores. Quien en lo futuro ose fabricar tal cosa, o venerarla, o exponerla en una iglesia, o en una casa privada, o poseerla en secreto, será, si es obispo, sacerdote o diácono, depuesto; si es monje o laico, anatematizado; y caerá bajo el golpe de las leyes del siglo como adversario de Dios y enemigo de las doctrinas transmitidas por los Padres”. Este decreto supone una novedad al prescribir la comparecencia de los acusados de idólatras ante los tribunales imperiales y por tanto bajo la jurisdicción del poder temporal. Tras este concilio la persecución de las imágenes se intensificó, abriendo Constantino V una verdadera cruzada contra los monjes a los que acusó de “idolatras y adoradores de tinieblas” lo que llevó a la confiscación de monasterios y de los bienes monásticos y a una emigración masiva de los monjes hacia Italia meridional. La situación se tranquiliza bajo el reinado de León IV (775-780) que, aunque partidario de la iconoclastia, permitió que los monjes recobraran su notable influencia lo que permitió que a su muerte la situación cambiara bajo la emperatriz Irene (780-802) viuda de León IV quien en su cuarto año de reinado nombra patriarca a Tarasio quien declaró necesario la convocatoria de un concilio ecuménico con miras a la restauración del culto de las imágenes. Se enviaron a Roma embajadores con una invitación para el Papa Adriano I (772-795), quien envió legados al concilio de Constantinopla de 786. El concilio no llega a celebrarse ya que las tropas de la capital, hostiles al culto de las imágenes dispersaron a los asistentes. Irene, hábilmente, sustituyó las tropas reacias por nuevos soldados más leales y más afectos a sus ideas, convocando en el 787 el VII Concilio ecuménico de Nicea que restauro el culto a las imágenes, permitiendo su veneración aunque no la adoración que permanece reservada a Dios. Tras la muerte de Irene, se llegó en el siglo XI a un segundo periodo iconoclasta que comienza con el emperador León V el Armenio en el año 814 y finaliza con la emperatriz viuda Teodora en el año 843 que cierra definitivamente la disputa a favor de las imágenes en un sínodo celebrado en Constantinopla. Terminados los trabajos del concilio se celebró un oficio solemne en Santa Sofía el primer domingo de cuaresma (11 marzo 843). La Iglesia griega ortodoxa celebra todavía el recuerdo de aquella ceremonia en la fiesta anual de la ortodoxia. • El denominado cima de Focio, que se inicia al finalizar la disputa de las imágenes cuando en el 847 la emperatriz Teodora II nombra como patriarca a Ignacio de forma no canónica al realizarse obviando al sínodo. En el año 856 la emperatriz es depuesta por Bardas que depone a Ignacio en el 857 al negarse este a dar la comunión al regente acusándole de incesto. Como sucesor de Ignacio es nombrado Focio (858-867, 877-886) que comunica al papa Nicolás I su entronización, este ante las apelaciones de los partidarios de Ignacio envía a Constantinopla dos legados para que le informaran de los hechos. Los legados quedaron convencidos de la legalidad de la elección de Focio y en un sínodo local (861) declararon nulo el patriarcado de Ignacio. Sin embargo, el abad Teognosto, jefe de la oposición a Focio, llega a Roma y entrega al papa una carta de apelación que él mismo había falsificado como si fuera de Ignacio, lo que junto con la promesa de obediencia incondicional convence a Nicolás I para excomulgar, en un sínodo romano en el 867, a sus propios legados y a Focio declarando a Ignacio como patriarca legítimo. Esta acción junto al hecho de que Nicolás I envió a Bulgaria, cristianizada desde Bizancio, a sus misioneros, provocó que Focio junto al emperador Miguel III el Beodo, en un sínodo celebrado también en el año 867 en Bizancio, respondieran con la destitución del papa. El cisma fue efímero ya que en ese mismo año de 867 se agolpan los acontecimientos: el emperador Miguel III es asesinado por Basilio I el Macedonio que depone a Focio para ganarse el apoyo de Adriano II sucesor de Nicolás I que había fallecido sin tener noticia de su condena por Bizancio. Adriano II excomulga de nuevo a Focio y lo destierra en un concilio celebrado en Constantinopla (869-870) restituyendo en el patriarcado a Ignacio. Focio conserva sin embargo el apoyo de la mayoría de los obispos y es llamado del exilio y nombrado educador del príncipe reconciliándose con Ignacio, siendo nombrado nuevamente patriarca a la muerte de este en el 877. En el concilio de Constantinopla de 879-880 es abolido el concilio antifociano de 869-870 declarándose nulas sus decisiones afirmándose la unión dentro de la Iglesia oriental y su unidad con Roma. El papa Juan VIII reconoce de forma expresa el concilio profociano y así lo hacen los siguientes papas hasta el siglo XI aparcandose las disensiones entre ambas partes debido sobre todo a que la dislocación del imperio carolingio y al debilitamiento del papado (El siglo X es conocido como el siglo de Hierro del papado). Sin embargo con la llegada del siglo XI vuelven rápidamente los encontronazos y así en el año 1028 el papa Juan XIX (1024-1032) se enfrenta con Bizancio al rechazar reconocer el título de ecuménico del patriarca de Constantinopla. • Miguel Cerulario es elegido, en el año 1043, patriarca de Constantinopla. Este patriarca, carente de formación teológica y desmesurado, sentía una profunda antipatía por todo lo occidental y latino y aprovechó una tonta disputa provocada en el año 1051 por gobernador de la Italia bizantina, un condottiero latino de origen lombardo llamado Argiros, que rechazaba a abandonar el rito latino y el uso del pan ácimo en la comunión para, junto al hecho de la costumbre latina de ayunar el sábado, acusar a la Iglesia occidental de herejía judaica. Inicia así una campaña amenazando con cerrar las iglesias latinas en Constantinopla que no adoptasen el rito griego y previno a los súbditos bizantinos de Italia contra la actividad que los latinos desplegaban en esa región. Esto causó una gran agitación en la Iglesia bizantina, situación que se agravó más cuando los normandos derrotaron al ejercito griego y se asentaron en la provincia italiana pero bizantina de Apulia. Esto no sólo suponía un peligro para otras posesiones bizantinas en Italia, también era una amenaza para el patrimonio de los papas. El papa León IX al objeto de lograr una alianza con Bizancio contra los normandos manda, en 1054, una embajada a Constantinopla encabezada por su colaborador Humberto de Silva Candida y formada por los arzobispos Federico de Lorena y Pedro de Amalfi. Sin embargo, Humberto de Silva Candida resultó tan intolerante como Cerulario y a su llegada negó el título de patriarca ecuménico, el segundo puesto en la jerarquía eclesiástica de Constantinopla y, además, dudó de la legitimidad de la elevación de Cerulario al patriarcado. El patriarca se niega entonces a recibir a la legación pontificia respondiendo Humberto con la publicación de su “Dialogo entre un romano y un constantinopolitano” un tratado contra las costumbres griegas y redactó una bula de excomunión contra Cerulario y sus ayudantes que depositó el 16 de julio de 1054 sobre el altar de Santa Sofía abandonando inmediatamente la ciudad. La reacción inmediata, el 24 de julio de 1054, fue la contraexcomunión del patriarca contra el cardenal y su séquito. Se llega de esta forma a la ruptura y a partir de ese instante ya nunca más se mencionó el nombre del papa en la liturgia bizantina, y permanecieron cerradas en Constantinopla las iglesias para los latinos. Por su parte la Iglesia de Occidente pasó a no reconocer el VI Concilio de Constantinopla con lo que el Credo niceno-constantinopolitano pasó a incluir el “filioque”, posiblemente el único motivo dogmático que influyó en el cisma.

Entre las causas dogmáticas destaca la disputa respecto al Filioque. El I Concilio de Constantinopla celebrado en el año 381 declaró: "Credo in Spiritum Sanctum qui ex Patre per Filium procedit”(Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre a través de hijo). En el sínodo de Toledo del año 675 se produce la añadidura de “filioque”, una combinación de palabras latinas que significan “y del Hijo” con lo que la formulación del Credo quedó en: "Credo in Spiritum Sanctum qui ex Patre Filioque procedit” (Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo). Esta inclusión no fue aceptada por la Iglesia de Oriente porque se había hecho de forma unilateral, alterando un credo aprobado por concilios ecuménicos anteriores; además, la fórmula reflejaba una idea particular de Occidente sobre la Trinidad, que rechazaba la mayoría de los teólogos bizantinos. Para tratar este tema, entre otros, Focio patriarca constantinopolitano convoca un concilio a celebrar en Constantinopla en el año 867, que no llegó a celebrarse ya que el papa Nicolás I muere tras deponer, en un sínodo romano, a Focio, quien respondió, en un sínodo bizantino, destituyendo al papa. Además el emperador Miguel III es asesinado y su sucesor Basilio I el Macedonio convoca el VI Concilio de Constantinopla (869-870) que excomulga y destierra a Focio. En el año 877 es restituido como patriarca y rehabilitado en el VII Concilio de Constantinopla (879-880). En este concilio se llega al compromiso de que para Occidente fue reconocido el primado romano, pero para Oriente se rechazó toda jurisdicción papal. Al mismo tiempo se corroboró el texto original del Credo (sin el filioque). — El comentario anterior sin firmar es obra de Armenteros (disc.contribsbloq).

Faltan referencias editar

El artículo no las posee, queda pendiente añadirlas. No deben olvidar firmar en la página de discursión. --eHelper (discusión) 14:30 17 may 2008 (UTC) esto contiene es el cisma del OCCIDENTE y preguntan por el cisma del ORIENTE si es verdadResponder

Referente al título principal editar

Estimados Editores. Wikipedia del Proyecto wikimedia, no es la voz de ningún ente religioso como "la Iglesia Catolica" u "Ortodoxa", el describir esto como "Cisma de Oriente" ya solo es valerse en una conjetura demasiado parcializada aprobando una entidad, por tanto, en la perspectiva de los individuos mencionados o publico presente que pueda observar este tema, en el mejor de los casos, comenzaran a realizar lagunas de edición a consecuencia de que pueda perjudicar su "realidad de los hechos". Por tanto me veo obligado en tomar la iniciativa de cambiar el titulo a Cisma de Occidente y Oriente, a tal modo de que el articulo solo haga referencia a un conflicto religioso sucedido en el siglo X y el siglo XI y no a un Tomos de excomunión; todo esto para una optima perspectiva neutral.Μιχάηλ Κούπας (discusión) 19:24 21 ago 2013 (UTC)Responder

Eso es razonable.--Paganel (discusión) 12:31 22 ago 2013 (UTC)Responder
: El cambio del título es una mamarrachada. En cualquier libro de historia, confesional o no, católico, protestante o ateo de Occidente a este hecho se le llama el "Cisma de Oriente". Wikipedia no es un revisionismo de vocablos.
: Puesto a decir mamarrachadas de este calibre se puede decir que esto tiene un punto de viste Romano, que supone unos a su oriente y otros a su occidente. La denominación de "Oriente" tiene obviamente la connotación de dónde está el punto de referencia. ¿Acaso vamos a cambiar el título del artículo de "Oriente Medio"? Ellos jamás se llamarán a sí mismos "Oriente". ¿Acaso los chinos y los indios se autodenoniman "Extremo Oriente"?--62.14.228.174 (discusión) 10:36 26 ene 2014 (UTC)Responder
Que porque cierto grupo de libros de historia universal diga que ese es el nombre mas común o fácil de recordar, no significa que sea el correcto, pues ciertamente este término tiene origen de un pasado remoto titulado por partidarios de una tal denominación religiosa con el fin de la auto-promoción, difundido en ciertos eruditos hasta llegar a libros de historia escolares, pero porque solo el hecho de que el nombre sea el más CORTITO, o FACILITO de recordar, no significa que sea el mas apropiado, puesto que solo es una connotación peyorativa e incompleta, y no defendida en absoluto por los fieles, clérigos y jerarcas de la denominación conocida como "Iglesia ortodoxa", que jamas ha situado cisma a los lugares.
El segundo hecho a resaltar, no resulta factible referente a la "connotación inter-local", en primer lugar, debido a que este término no más fue utilizado en los eruditos papales, para diferenciar el conflicto de otro ocurrido en el seno de la Institución de la "Iglesia católica romana" conocido como Cisma de occidente. Pero para los ortodoxos, jamás ha existido tal frontera de diferencias ni ocurrido tal "segundo conflicto"; y por cierto, muy poco que ver con los meridianos geográficos. En segundo lugar, cabe resaltar las trascendencia no ocurrida solo oriente sino en toda Europa y el mundo cristiano, que para aquella fecha Y POSTERIOR A ELLA, abundaban en fieles cristianos que en igualdad con sus paralelos cristianos de oriente, manifestaron gran resistencia ante las reformas papales "filoquistas", hasta llegar al punto de que para los partidarios papales, para erradicar esta situación, promulgaron purgas en varias de las ciudades de Italia y otras tantas en Europa del oeste para mas información véase: Anthony of Rome, Barlaam di Seminaray Harold Godwinson
Μιχάηλ Κούπας (discusión) 22:59 27 ene 2014 (UTC)Responder
Por otra parte, tengo que admitir que no es mi intención ser responsable de hacer ediciones arbitrarias, que solo muestro mi preocupación por el alto nivel de imparcialidad existente en estos temas diría yo religiosos, pero por notar tal nivel de molestia por haber cambiado el nombrer del artículo, solo pediría entonces cambiar este nombre nombre "Cisma de Occidente y Oriente", a su otra forma de nombrarse, mas difundida por las enciclopedias y libros de historias hispánicos, y ciertamente un poco mas imparcial, o sea: "Cisma de Oriente y Occidente", así, sin la excusa de que el nombre es más corto o más difundido, o lo que sea. Espero por sus aprobaciones, Saludos cordialesΜιχάηλ Κούπας (discusión) 00:18 28 ene 2014 (UTC)Responder
De acuerdo con las convenciones de títulos y con el hecho de que Cisma de Oriente es la denominación de este acontecimiento en la historiografía en español, frente a la práctica inexistencia de las otras propuestas y aplicadas, el artículo debe recuperar su nombre original. Afrasiab جانم؟ 16:39 9 feb 2014 (UTC)Responder
Los títulos son determinados por la bibliografía en español, de acuerdo a WP:CT, no porque a un usuario se sienta ofendido o le parezca no neutral o no le parezca correcto. El hecho es que Cisma de Occidente y Oriente no aparece en ningún lado, por lo que es una denominación inventada y por tanto contraria a la política de convención de títulos, y Cisma de Oriente es la denominación más conocida en la bibliografía en español. No hay más vuelta de hoja. Trasamundo (discusión) 22:48 9 feb 2014 (UTC) PD: A pesar de la contundencia de decir que no aparece en ningún lado, entiéndase que su posible presencia es prácticamente insignificante con respecto a la abrumadora denominación de Cisma de Oriente.Responder
Entonces no insistiré más, y prometo no seguir interviniendo en los cambios de nombre, para que así puedan redirigir este artículo a su página original, me disculpo seriamente por dificultar sus trabajos, resalto que mi única intención de los cambios de nombres solo era para mantener artículos estables, más no para realizar ediciones arbitrarias. Pido por la redirección del nombre ortiginal: "Cisma de Oriente", y la destrucción definitiva del nombre "Cisma de Occidente y Oriente", y la redirección al primero por parte de los demás artículos.Μιχάηλ Κούπας (discusión) 02:31 10 feb 2014 (UTC)Responder
Lamento tener volver a tocar este asunto pero en relación con el título más conocido, aqui tengo que ver que no sería Cisma de Oriente sino Cisma de 1054 segun este [gráfico], entonces me parecería oportuno volver a realizar el nuevo traslado de título.Μιχάηλ Κούπας (discusión) 00:21 10 mar 2014 (UTC)Responder
Lamento decir que esos resultados son bastante poco reveladores, puesto que está puesto "para que las mayúsculas importen". Y lo has escrito en minúsculas todo. Si marcamos case insensitive en la búsqueda (y por lo tanto dejamos que los resultados que incluyan "Cisma" u "Oriente" aparezcan) los resultados son estos. Atentamente.—Totemkin (discusión) 08:52 10 mar 2014 (UTC)Responder

Poco neutral editar

Hay que mejora la redacción del artículo según las conveciones wikipedia: sin hacer referencias a santidades, veredictos episcopales de excomunión, y herejías (estas mas que todo en alguno de los dos grupos mencionados)Μιχάηλ Κούπας (discusión) 21:32 22 ago 2013 (UTC)Responder

Estupidez máxima editar

Una cosa es ser neutral y otra cosa es omitir información. Se pueden hacer referencias a santidades, excomuniones y herejías. Las herejías son grupos de pensamiento heterodoxo para otros grupos de pensamiento. Si realmente fueramos neutrales, tendríamos que hablar de creencias imaginarias que tienen unos y otros. ¿A que no? A ver si aparecen los inquisidores de wikipedia y me dicen que insulto... en fin. Bueno, el caso es que independientemente de la afinidad con cada una de las iglesias que uno tenga, no se puede reescribir la Historia para "neutralizarla", lo que se puede contar es: La Iglesia tal proclamó al grupo tal como herejía. Eso es neutral, te guste, formes parte de la secta X o de la secta Y. --Jakeukalane (discusión) 18:16 22 jun 2014 (UTC)Responder

Es correcto, y acepto cada uno de los hechos que usted y muschos afirman, mi intención solo era de complementar un poco de información que podía mejorar y lo admito: ES DIFICIL y TOMA MUCHO TIEMPO organizar la información y sustentarla con referencias (ya que faltan varias), siento mucho que por algunas de mis iniciativas fuese considerado como un wikipedista megalomaníaco o un publicador de spam (no pretendo serlo). Comprometo colaborar solo con: referencias, añadir algún detalle trascendental que falte (que si faltan varios), y corregir algún verdadero error de edición. Mis Disculpas por los inconvenientes, y mis saludos cordiales. Μιχάηλ Κούπας (discusión) 20:54 17 jul 2014 (UTC)Responder

Datos confusos editar

Hay algunos datos que me llevan a confusión. Dice el artículo que en el año 589, durante el Tercer Concilio de Toledo, se produjo la añadidura del término filioque. Luego sigue con que en el año 568 (¡21 años antes del concilio toledano!) el nombre del Papa fue retirado de los dípticos del patriarcado de Constantinopla y que una causa pudo ser el hecho de que el papa Sergio IV había enviado al patriarca de Constantinopla una profesión de fe que contuviera el filioque. Después veo también que Sergio IV ejerció su papado desde 1009 a 1012. Creo que alguna fecha falla. Saludos.

--79.156.173.52 (discusión) 20:55 2 ago 2015 (UTC)Responder

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