Discusión:Pedro y el lobo
En realidad "Pedro y el Lobo" es un cuento popular ruso, y después Sergei Prokofiev compuso una sinfonía basándose en el cuento popular. Este cuento es una obra didáctica que trata de enseñar una moraleja a los niños, esta moraleja es totalmente obvia.
Por tanto creo se debe cambiar el artículo y decir que en realidad Sergei Prokofiev se basó en el cuento popular y por lo tanto no compuso l sino que él compuso una sinfonía basándose en este relato popular.
Este tipo de cosas acostumbran a ocurrir a menudo, al igual que "Pedro y el Lobo" es un relato popular pongo aquí un caso parecido con la canción "The House of the Rising Sun". La canción más famosa fue la de "The Animals" pero estos escucharon la versión de Nina Simone y antes fue cantada por otros artistas. La canción trata sobre un burdel en Nueva Orleans. “The House Of The Rising Sun” (La Casa del Sol Naciente) se le llamó así, a propósito, debido a Madame Marianne LeSoleil Levant –quien manejaba el prostíbulo- (por su apellido, que significa ‘Sol Naciente’ en francés) y fue abierta desde 1862 hasta 1874 cuando fue cerrada debido a las quejas del vecindario. Estaba ubicada en la Calle St. Louis. En Mayo de 2005, (después del Huracán Katrina que azotó la zona), los arqueólogos encontraron restos de este burdel. La balada va mucho más allá de esa época y nadie, hasta ahora, está seguro de quién fue su autor o compositor, pero si de que era una canción popular. La melodía es una balada tradicional inglesa, pero la canción se hizo popular como una canción Folk Afro-Americana.
Creo que en el artículo queda claro que es un cuento popular ADAPTADO por el famóso músico.La versión más utilizada de la adaptación hecha por el compositor es esta: Introducción.- Queridos niños, niños de todas las edades. Cada personaje de este cuento está representado por un instrumento de la banda. Pedro por los instrumentos de viendo madera. El abuelo, por los instrumentos graves de la banda. El pájaro, por la flauta. El pato, por el saxofón soprano. El gato, por los clarinetes en registro grave. Los cazadores, con sus disparos de fusil, por los timbales y el bombo. Y el lobo, por las trompas. Así podréis distinguir mejor a los personajes de esta historia. Pero vamos ya con el cuento:
Érase una vez un niño llamado Pedro. Él y su abuelo vivían en una cabaña con jardín rodeada de una alta pared de piedra. Detrás de la pared había un gran prado y, más allá del prado, un bosque profundo y oscuro. Una hermosa mañana, Pedro abrió la verja del jardín de su casa y salió a la verde y ancha pradera. Sobre la rama más alta de un frondoso árbol, estaba posado un pajarillo que, al ver a Pedro, pió con alegría: “Buenos días, Pedro. Por aquí todo está tranquilo.” Pronto apareció un pato contoneándose. Al ver que Pedro no había cerrado la verja se sintió feliz y decidió darse un chapuzón en la profunda y soleada charca. Al ver al pato, el pajarillo bajó del árbol y se posó a su lado en el césped encogiéndose de hombros. “¿Qué clase de ave eres tú, le dijo, que no sabes volar?”. A lo que respondió el pato: “¿Qué clase de ave eres tú que no sabes nadar?”. Y se zambulló en la charca. Y así, siguieron discutiendo, el pato nadando en el estanque y el pájaro dando brinquitos en la orilla. De pronto, algo atrajo la mirada de Pedro. Era un gato que se deslizaba sigilosamente sobre el césped. El gato pensaba para sus adentros: “El pájaro está ocupado discutiendo con el pato. Voy a ver si lo atrapo”. Y comenzó cautelosamente a acercársele. ¡Cuidado!, dijo Pedro. Y el pájaro voló al instante hasta el árbol. Mientras, el pato graznaba coléricamente al gato, desde el centro del estanque, claro .El gato daba vueltas y vueltas en torno al árbol y pensaba: “¿Valdrá la pena trepar tan alto?, cuando yo llegue el pájaro habrá volado”. En aquel momento salió el abuelo. Estaba disgustado al ver que Pedro había ido al prado. “La pradera es un lugar peligroso”, dijo, “¿qué harías tú si viniera un lobo del bosque, eh?”. Pedro, no prestó atención a las palabras de su abuelo. Los muchachos como él no tienen miedo de los lobos. Pero el abuelo, tomó a Pedro de la mano, se lo llevó a la casa y cerró la verja con llave. Casi no habían entrado, cuando salió del bosque un gran lobo gris. De un salto, el gato trepó al árbol. El pato, lleno de pavor, salió precipitadamente del estanque. De nada le valió correr. No podría escapar de las garras del lobo. El lobo se acercaba, se acercaba, lo alcanzaba, ya. Hasta que lo agarró y de un solo bocado se lo tragó. Así pues, la situación ahora era esta: el gato sentado en una rama del árbol. El pájaro posado en otra, no muy cerca del gato. El lobo dando vueltas y vueltas alrededor del árbol mirando a los dos con ojos glotones. Mientras tanto, Pedro, detrás de la verja, sin el menor temor, contemplaba todo lo que estaba sucediendo. De pronto corrió a la casa, tomó una gruesa cuerda y a toda prisa volvió y se subió a la tapia de piedra. Una de las ramas del árbol alrededor del cual giraba el lobo, pasaba cerca del muro. Agarrándose a la rama, Pedro se subió al árbol. Entonces le dijo al pájaro: “Revolotea sobre la cabeza del lobo, pero ten cuidado de que no te alcance”. El pájaro casi rozaba con sus alas la cabeza del lobo, el cual, furioso daba mordiscos a un lado y a otro. ¡Cómo le molestó aquel pajarillo! Y ¡cuántas ganas tuvo de atraparlo! Pero el pájaro era muy listo y el lobo nada le pudo hacer. Entre tanto, Pedro había hecho un lazo con la cuerda, y la fue dejando caer suavemente hasta enredarla en la cola del lobo. Luego, tiró con todas sus fuerzas. Al sentirse atrapado, el lobo empezó a brincar desesperadamente tratando de soltarse. Pero Pedro, ató el otro extremo de la cuerda al árbol y los brincos del lobo sólo consiguieron apretarla aún más. Y fue entonces cuando salieron del bosque los cazadores. Seguían las huellas del lobo disparando y dando voces. Desde el árbol, Pedro les gritó: “No disparéis, por favor. EL pájaro y yo hemos atrapado al lobo. ¡Ayudadnos a llevarlo al jardín zoológico!”. Y allá van. Imaginaos la procesión triunfal. A la cabeza, Pedro. Tras él, los cazadores arrastrando al lobo. Luego, el gato. Cerrando el cortejo iba el abuelo. Movía la cabeza como si dijera: “Todo ha estado muy bien, pero, ¿qué habría ocurrido si Pedro no hubiese atrapado al lobo?”. Sobre ellos , revoloteaba el pajarillo piando jubiloso: “¡Qué listos somos Pedro y yo! ¡Mirad lo que hemos atrapado!” Y si escucháis con atención, podréis oír al pato graznar en el vientre del lobo, ya que, con las prisas, el lobo, se lo había tragado ¡vivo!.
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El cuento es el siguiente:
Erase una vez un pequeño pastor que se pasaba la mayor parte de su tiempo cuidando sus ovejas y, como muchas veces se aburría mientras las veía pastar, pensaba cosas que hacer para divertirse.
Un día, decidió que sería buena idea divertirse a costa de la gente del pueblo que había por allí cerca. Se acercó y empezó a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo!
La gente del pueblo cogió lo que tenía a mano y corriendo fueron a auxiliar al pobre pastorcito que pedía auxilio, pero cuando llegaron, descubrieron que todo había sido una broma pesada del pastor. Y se enfadaron.
Cuando se habían ido, al pastor le hizo tanta gracia la broma que pensó en repetirla. Y cuando vió a la gente suficientemente lejos, volvió a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo!
Las gentes del pueblo, en volverlo a oír, empezó a correr otra vez pensando que esta vez si que se había presentado el lobo, y realmente les estaba pidiendo ayuda. Pero al llegar donde estaba el pastor, se lo encontraron por los suelos, riendo de ver como los aldeanos habían vuelto a auxiliarlo. Esta vez los aldeanos se enfadaron aún más, y se marcharon terriblemente enojados.
A la mañana siguiente, el pastor volvió a pastar con sus ovejas en el mismo campo. Aún reía cuando recordaba correr a los aldeanos. Pero no contó que, ese mismo día, si vió acercarse el lobo. El miedo le invadió el cuerpo y, al ver que se acercaba cada vez más, empezó a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo! Se va a comer todas mis ovejas! Auxilio!
Pero esta vez los aldeanos, habiendo aprendido la lección el día anterior, hicieron oídos sordos.
El pastorcillo vió como el lobo se abalanzaba sobre sus ovejas, y chilló cada vez más desesperado:
- Socorro! El lobo! El lobo! - pero los aldeanos continuaron sin hacer caso.
Es así, como el pastorcillo vió como el lobo se comía unas cuantas ovejas y se llevaba otras para la cena, sin poder hacer nada. Y se arrepintió en lo más profundo de la broma que hizo el día anterior.
No estoy para nada de acuerdo. Este cuento no tiene nada que ver con el cuento de Pedro y el Lobo. Es otro cuento popular (que por cierto, tembién inmortalizó Samaniego en una de sus fábulas). El cuento de Pedro y el Lobo y el cuento del Pastor mentiroso que avisa de que viene el lobo no dos cuentos diferentes y además las historias no tienen nada que ver.