Primera imprenta en México

La imprenta en México se fundó en 1539 en la sucursal mexicana de la imprenta de Juan Cromberger en la ciudad de Tenochtitlán. Esta idea surge en la mente de Fray Juan Zumárraga, ya que en su arribo a la Nueva España (1528) este se dio cuenta de la necesidad de un taller tipográfico en el Nuevo Mundo, pues todos los libros, en su mayoría destinados para la evangelización, eran importados desde Europa y esto atraía mayores costes, además de atrasos en el desarrollo intelectual y espiritual de la colonia.

Casa de la primera imprenta en México

Antecedentes y causas editar

No hay “libros” o imprenta en  América, particularmente en México, antes del contacto con Europa. Se sabe que en el México precolonial sólo existieron los Códices que estaban hechos en pieles de venado o cordero, lienzos de henequén u hojas de papel sacadas del amate, higuera o maguey, sobre los cuales se pintaba con pinturas vegetales, animales (cochinilla o parásito de nopal). Estos eran utilizados con múltiples finalidades. A la llegada de los españoles y debido a los conflictos previos y posteriores al periodo de la Conquista, muchos de estos Códices se perdieron y con ellos su riqueza como testimonio histórico y cultural.

 
Fundación de la Ciudad de México-Extracto del códice Duran

En el año de 1472 el alemán Juan Párix de Heidelberg estableció la primera imprenta en España, situada en la ciudad de Segovia, a la que siguieron una en Barcelona (1473), Valencia (1473 o 1474), Zaragoza (en 1475) y Sevilla (1477 o antes), entre otras. En 1522, Carlos V nombra a Hernán Cortes: Capitán General y Gobernador de Nueva España, dando un vuelco irreparable en lo que en ese entonces era la Gran Tenochtitlán. En 1535, don Antonio de Mendoza es nombrado Virrey de la Nueva España (dando inicio a la Época Virreinal que durará  61 virreyes). Ese mismo año también se funda la Casa de la moneda.

En México, la vida colonial se comenzó a organizar a partir de 1521 después de la caída de Tenochtitlán y de entonces a la publicación del primer impreso noticioso, median hace exactamente 20 años, que en realidad son pocos si tomamos en cuenta los arduos problemas que debían resolver en primer término, el sistema trasplantado por los españoles. El hecho de que en la Ciudad de México se estableciera la primera imprenta en 1535 que funcionó en todo continente, permitió la aparición de las primeras relaciones periodísticas antes que en ningún otro lugar del nuevo mundo.

Las Guerras de Religión en Francia y los disturbios políticos y religiosos en los países bajos generaron que en la década de 1560 muchos operarios de imprenta se marcharan a España y Portugal; consolidando un fuerte brazo de trabajadores de imprenta en estas regiones. Estos extranjeros no sólo llevaban consigo los saberes del oficio, sino el pensamiento reformista y luterano, siendo este el motivo del Santo Oficio para hacer una “persecución” sistemática de impresores heréticos, y es a raíz de estos documentos como se puede crear un mapa hipotético de la migración de trabajadores. Entre 1572 y 1573 una comisión, bajo la orden de Felipe II, inspeccionó las imprentas españolas en busca de la debilidad tipográfica que aquejaba en ese momento y los resultados arrojaron lo siguiente: la mayoría de operarios de aquellos talleres eran extranjeros y, por lo tanto, algunos no tenían un buen manejo y comprensión del castellano.

 
Maquinaria de imprenta, España

Señala Crive Griffin: “En general los oficiales extranjeros empleados en los talleres tipográficos parecen haber sido hombres aventureros y emprendedores, cualidades que los motivaron a abandonar el hogar y a viajar grandes distancias en busca de vida y, a veces, de fortuna.”[1]

La injerencia de Juan Cromberger y Juan de Zumárraga editar

Juan Cromberger editar

Llega a España el impresor alemán Jacobo Cromberger, quien probablemente es el más ilustre de los impresores en la historia española. Introdujo maquinaria de procedencia alemana, la cual constaba de prensas y cizallas para el corte de papel. En 1507 es contratado por el rey don Manuel de Portugal para que imprimiera en Lisboa una colección de leyes. A partir de ese momento su hijo, Juan Cromberger, se quedó a cargo de la sucursal española. Se sabe que entre padre e hijo lograron imprimir unos 293 libros, casi todos en lengua castellana.

 
Imprenta de los Cromberger en Sevilla

Juan Cromberger estuvo años participando activamente en la llamada Carrera de Indias, pues había impreso en Sevilla ediciones destinadas al mercado novohispano, las cuales se basaban en cartillas y doctrinas en “idioma mexicano.” También poseía, junto a su cuñado Lázaro Nuremberger, minas en Sultepec y Taxco, de ésta recibió una gran aportación a su capital, razón por la cual se piensa que siempre fueron su prioridad en el comercio en el nuevo mundo y la imprenta fue una empresa periférica.

Juan de Zumárraga editar

Juan de Zumárraga nació en 1486 en Durango, España, fue novicio de los franciscanos reformados (OFM) en el convento de Aránzazu. Luego fue mandado como inquisidor a Vizcaya para después arribar a México como obispo electo; luego en 1533 volvió a España para recibir la mitra de manos del obispo de Sevilla, y en 1547 el papa humanista Paulo II le nombró primer arzobispo de México.

 
Juan de Zumárraga

Las causas editar

Los privilegios y monopolios surgen como finalidad y necesidad de influencias eclesiásticas a favor de un impresor que solucionara las problemáticas del catecismo. Debido a que la conquista colonial se dio acompañada de la conquista espiritual.

Los primeros evangelizadores se enfrentaron a la barrera del lenguaje, lo que los llevó a darse a la tarea de comprender y aprender una nueva lengua, con la finalidad de dar a conocer la nueva religión. Esto también se tradujo en la elaboración de diccionarios y catecismos bilingües que se fueron mejorando en cuanto los frailes franciscanos aprendían del lenguaje indígena. Esto hubiera sido imposible sin el desarrollo y apoyo de la imprenta.

Por lo tanto, es probable que los primeros impresos de Juan Pablos consten de vocabularios de lenguas indígenas y exposiciones de fe; requerimientos necesarios para el trabajo de la evangelización. Aunque, para nuestro infortunio, este tipo de impreso es de carente calidad e importancia fugaz para su época, llevándolos a desaparecer rápidamente del registro vivo que podemos consultar para conocer más sobre los inicios de la imprenta en México. En palabras de Ernesto de la Torre:  “Los libros que influyen en la formación ideológica de los mexicanos son, en primer lugar, libros impresos fuera de México que poseen un sentido universal, revolucionario, en su más amplio y limpio término, no subversivos, y escritos en las cumbres más altas del pensamiento occidental.”[2]

En 1539 Juan Cromberger llega a un acuerdo con Zumárraga y el virrey Antonio de Mendoza para establecer una imprenta en México. Para esta tarea recluta al italiano Giovanni Pauli (Juan Pablos), quien ya trabajaba para él en su taller ubicado en la ciudad de Sevilla, España. Entonces, el 12 de junio de 1539 estos dos firmaron el contrato que estipulaba la subordinación de Juan Pablos a la sucursal americana de Cromberger. Se embarcó Juan Pablos, su esposa Gerómina Gutiérrez, el cajista y prensista Gil Barbero y un esclavo de raza negra llamado Pedro, junto a todos los enseres necesarios (papel, prensa, tinta, Etc.), en la nave de don Diego Martín. Cromeberger decidió no invertir un capital riesgoso, así que sólo otorgó la suma de 500 ducados a la empresa.

A los encomendados a esta empresa se les entregó un material tipográfico modesto, cuestión que dio como resultado que en las primeras ediciones de Juan Pablos se emplearan grabados en desuso dentro de Europa. Y las letrerías destinadas para la imprenta mexicana no pasaban de cuatro juegos góticos. La razón de esta decisión se puede dividir en dos matices: el primero parte de la decisión de economizar en material y no invertir en este hasta que las ganancias se convirtieran en redituables y la segunda parte del celo de Cromberger ante la posible emancipación de algunos de sus trabajadores de su monopolio, así los limitaría de los recursos necesarios para iniciar su propia imprenta.

Primeros pasos de la imprenta mexicana editar

Juan Pablos se comprometió a imprimir 3,000 hojas al día sin goce de sueldo, sino que después de 10 años, de regreso a Sevilla, cobraría una quinta parte de las ganancias. Tampoco Pablos tendría permiso para participar en otro tipo de negocios dentro del territorio mexicano.

Sin embargo, el alcance de la imprenta regida por Juan Pablos fue muy limitado en sus primeros años. Cabe recordar lo siguiente: “En aquellos tiempos de la industria editorial, las imprentas eran unos círculos, a modo de clubes, en los que pasaban y convivían todos los hombres que concurrían al nacimiento del libro: autor, editor, corrector, cajista, tirador…”[3]​  Por lo tanto, era de esperarse que los frutos tardaran en surgir dentro de tierras inexploradas para este negocio.

Aparece el primer impreso mexicano de carácter informativo que se conoce. Hace mención del terremoto ocurrido en la ciudad de Guatemala la noche del 10 al 11 de septiembre de 1541. Además, las "mamas voladoras" que se les ha llamado no salieron, pues, cada semana, ni cada mes, ni cada año. Se imprimían cuando la importancia de la noticia lo ameritaba y solo contenía una narración por lo tanto, no eran verdaderos periódicos, sino publicaciones noticiosas precursoras del periodismo, ya que un periódico, como su nombre lo indica, debe tener periodicidad, es decir debe salir cada término de tiempo con regularidad.

 
Manual de adultos, impreso en el taller Cromberger-Juan Pablos (1540)

El traspaso: Cromberger - Juan Pablos editar

La carencia fue una terrible acompañante de la imprenta mexicana en sus inicios, pues su dependencia a la casa sevillana la mantuvo limitada por mucho tiempo, así en 1547 Juan Pablos presentaría sus quejas ante los Cromberger a raíz de las escasas ganancias. Cromberger muere en septiembre de 1540, un año después de la fundación de su sucursal americana. Resultado de esto fue que entre 1545 y 1548 la viuda de Juan Cromberger, doña Brígida Maldonado, tomó la decisión de traspasar el taller en el nuevo mundo al encargado: Juan Pablos. Esta acción marcó el inicio de un nuevo impulso en los albores de la imprenta mexicana.

Al finalizar el primer año de vida útil de la imprenta en México aparece Breve y más compendiosa Doctrina christiana en la lengua mexicana y castellana, con el pie de imprenta que señalaba su procedencia: “en casa de Juan Cromberger”, pero ésta ya era una obra originada en el nuevo mundo. Posteriormente, cuando Juan Pablos consigue hacerse de la imprenta los pies de imprenta aparecerán: “Juan Pablos Lombardo primer impresor en esta insigne leal Ciudad de México”, así en las obras en latín su nombre latinizado: Ioannes Paulus Brissensis.

La producción bibliográfica y modernización de la primera imprenta mexicana editar

Los primeros misioneros entendieron bien que la evangelización sólo sería posible por medio de alfabetización occidental, para este fin el instrumento fueron las famosas cartillas bilingües. Zumárraga tuvo a bien notar que los catecismos tendrían que tener una sola opinión para no confundir en los recovecos de la doctrina, así aquello que en el castellano se podía transmitir con claridad debía traducir esa misma lucidez a las lenguas indígenas. Pero en un segundo lugar existía la problemática de que los encargados de difundir el cristianismo provenían de distintas congregaciones religiosas y estas diferencias, aunque fueran mínimas, se podrían vislumbrar.   

Esto generó algunos tropiezos en el proceso evangelizador, pero la solución siempre mutó al libro impreso: en 1544 saldrá del taller de Cromberger el libro Doctrina christiana para instrucción e información de los indios por manera de historia como respuesta a la problemática. Así pues, de la imprenta Cromberger-Pablos saldrían los pilares textuales para los caminos de la evangelización. Algunos con el fin de educar a los indios y otros para guiar a los clérigos. Entre estos tenemos el Manual de adultos impreso en 1540, o el Cancionero spiritual, escrito por Las Casas y dedicado a Zumárraga, que imprimiría Juan Pablos en 1546; Tripartito del christianissimo y consolatorio doctor Juan Gersón de Doctrina christiana, también figura en este tipo de escritos, debido a que contiene una detallada explicación de los mandamientos, el examen de consciencia  y el préstamo de ayuda a moribundos.

Se suman Doctrina cristiana, más cierta y verdadera para gente sin erudición y letras; en que se contiene el catecismo o información para indios con todo lo principal y necesario que el cristiano debe saber y obrar en el año de 1546, como ferviente deseo de los obispos de la época; el colofón incluye que se imprime en México por mandato de Juan de Zumárraga. Un año después (1547) se publica Regla christiana breve para ordenar la vida y tiempo del cristiano que se requiere salvar y tener su alma despierta para que Jesucristo more en ella.

Les seguirán libros de enseñanza filosófica y teológica como cognitio (1554), Dialectica (1554) y Physica (1557) también impresas por Juan Pablos y consideradas obras maestras de la tipografía novohispana. Se añade a la lista Speculum coniugiorum (1556) de fray Alonso. Por último, cabe mencionar que fueron encargadas a Juan Pablos las leyes de la iglesia católica mexicana en 1556: Constituciones del Arzobispado y provincia de la muy insigne y muy leal ciudad de Tenuxtitlán.

En 1542, Juan Pablos publicó la primera hoja periodística en América, en la cual se dieron a conocer los terremotos en Guatemala, sucedidos el 10 y 11 de septiembre de 1541.

Al tener bajo su nombre la imprenta, Juan Pablos contrató a Antonio de Espinos, fundidor de tipos y cortador de grabados o punzones. Con esta acción y pidiendo capital prestado inició un proceso de modernización de la empresa en cuanto al material tipográfico; imprimió algunos libros de la Universidad de México.

Fin del monopolio de primera imprenta en México editar

560 se rompe el monopolio de la imprenta en México, siguiéndole Antonio de Espinosa entre 1559 y 1575; Antonio Álvarez en 1563; Pedro Ocharte entre 1563 y 1592; Pedro Balli 1574 y 1600; Antonio Ricardo entre 1577 y 1579; de Figueroa (viuda de Pedro Ocharte)  entre 1599 y 1601; Henrico Martínez entre 1599 y 1611; Luis Ocharte Figueroa entre 1600 y 1601; Diego López Dávalos entre 1601 y 1615; terminado esta primera etapa de la historia de la imprenta en México con Cornelio Adriano César entre 1602 y 1633.    '

Referencias editar

  1. Griffin, Clive, La primera imprenta en México, p. 19., en Leer en tiempos de la colonia: imprenta, bibliotecas y lectores en la Nueva España, Idalia García Aguilar y Pedro Rueda Ramírez (comp.), México, UNAM, 2010, 367 p.
  2. De la Torre, Ernesto, Breve historia del libro en México, México, UNAM, 2009, p.46.
  3. Lafaye, Laques, Albores de la imprenta -El libro en España y Portugal y sus posesiones en ultramar (siglos XV y XVI)-, México, FCE, 2002, p. 86.

Bibliografía editar

De la Torre,Villar Ernesto, Breve historia del libro en México, México, UNAM, 2009, 235 pp.

García, Aguilar Idalia y Pedro Rueda Ramírez (comp.), Leer en tiempos de la colonia: imprenta, bibliotecas y lectores en la Nueva España, México, UNAM, 367 pp.

Lafaye, Jacques, Albores de la imprenta -El libro en España y Portugal y sus posesiones de ultramar (siglos XVy XVI)- , México, FCE, 196 pp.

Salazar, Rovirosa Alfonso, Historia de las artes gráficas, México, Ediciones Económicas, 1961, 224 pp.

Ochoa, M. (1968).Reseña histórica del periodismo en México. Capítulo 4 "La Cuna del Periodismo Mexicano".