Diferencia entre revisiones de «San Pablo Anicano»

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Bocanegra o Chizolote, Pedregoso y otras rancherías, se acostumbra bailar la danza del Guajolote, que regularmente lo realizan personas con costumbre indígenas y siempre cuando el
alcohol los tiene bien entonados.
 
 
DANZA DE TECUANIS DE SAN PABLO ANICANO, EN PUEBLA
 
 
Danza de Tecuanis, es una representación de la lucha de unos aldeanos contra el “Tecuani” (el que come), quien ataca a sus animales domésticos para alimentarse.
Cuenta la tradición, que encontrándose un “Tecuani” (tigre), merodeando las rancherías y causando desmanes y pérdidas entre los rebaños de la región, debido a lo cual, los lugareños se organizan para dar cacería al “Tecuani”, y poner fin a los daños, contratan a un lancero quien no puede matarlo debido a la agilidad del felino; deciden entonces contratar a un tirador para que con su “chafus”, (escopeta) logre dar muerte a la bestia, el cazador logra dar muerte al tigre, lo cual celebran los lugareños con un a fiesta donde los mismos pobladores organizan una danza que desde entonces se conserva como recuerdo de aquel pasaje.
Aquí algunas de las opiniones sobre el origen y desarrollo de danza de Tecuanis.
 
Algunas de las danzas que se ejecutan actualmente son, como dice Fco. Javier Clavijero, para representar algo, como sucede con la danzan llamada del Tigre, objeto de esta descripción. Tal danza se baila en mucho en pueblos del Estado de Guerrero, pudiendo admirarse en Iguala, Hitzuco, San Miguel Totolapan, Poliuhtla, Arcelia, etc. y en Pungarabato Mich. También lleva el nombre de "Danza del Tecuani" y a quienes la bailan les dicen los "tecuanis", pues en nathuatl, la palabra "tecuani" quiere decir bestia feroz, "
 
Los actuantes son tipos de dos categorías: hombres y animales. Entre éstos está, primeramente, el tigre; un individuo disfrazado con un traje que imita, con su color amarillo y sus pintas negras, la piel del felino. Su cola ondea airosamente. Lleva cubierta la cara con una hermosa máscara de madera labrada que simula grotescamente la cabeza del tigre. Los ojos verdes y brillantes, las cejas enhiestas, los bigotes hirsutos, el hocico entreabierto del que sale la lengua jadeante y roja, resguardada por cuatro colmillos afilados y feroces, y que son de algún Jabalí del rumbo, debidamente adaptados. Es una más cara de una belleza terrorífica. El hombre-tigre lleva en la mano un gran látigo de cuerda tejida,
que ondea atronador cuando camina y que simula los zarpazos que tira a diestra y siniestra.
Otro hombre con disfraz de venado, lleva unas hermosas astas de ciervo, amarradas a la cabeza, y una máscara de cuero con pelo para simular a este ágil cuadrúpedo. Tres o cuatro muchachos, con caretas de piel también, representan los perros que ayudarán en la batida que deberá darse al tigre. El macho, otro individuo disfrazado de acémila, con una gran cabeza con largas orejas, forma parte también del elenco, cerrando el grupo tres o cuatro individuos disfrazados de zopilotes y quebrantahuesos, que se darán un soberbio festín a la muerte del tigre, finalidad principal del ballet..
El otro grupo, el de los hombres, lo componen dos o tres campesinos que representan ser los dueños del ganado al que asóla el tigre que merodea en sus campos. Uno o dos lanceros armados, y un cazador que porta una vieja escopeta de chispa que llaman cafus, al que acompaña su mujer, la vieja, un hombre disfrazado grotescamente de bruja, quien lleva en su mano una zorra o una ardilla disecadas con las que importuna a las mujeres que contemplan la danza.
Al ritmo del son se inicia la marcha de los elementos del baile, con el tigre a la cabeza, haciendo evoluciones y culebreos que significan los estragos que el felino hace por los montes. Fórmanse en seguida en dos filas, haciendo parejas fronteras para bailar, como en las cuadrillas, una especie de cadena, cruzándose de una parte a otra, y cogiéndose las manos al pasar.
Después de una pausa, como una tregua en el ataque, seoárase el tigre del grupo, chicoteando a los muchachos que están a su alrededor, quienes tienen buen cuidado de escapar a tales desmanes. Júntanse los danzantes cogiéndose de las manos, formando una rueda y bailan girando, mientras el tigre ronda, con lo que se supone que se preparan y se ponen de acuerdo para batirlo.
La "vieja" se desprende también del grupo para correr tras las muchachas y espantarlas, lo que causa risa y origina dicharachos y búrlelas del público que rodea el grupo. Los muchachos provocan al tigre. Las campanas de la iglesia, mientras tanto, tocan a rebato con sus voces broncíneas y sonoras.
Y sigue el grupo bailando, en tanto que el tigre se separa y se va por las calles caminando solo, correteando de vez en cuando a algún chamaco que se pone a su alcance, como si fuese algún animal que persigue en el bosque. Y así se le ve rondar por las calles solo, como feroz bestia que anda en busca de presa. Quien ve al tigre caminar en tal forma por la calle, pudiera creer que la danza ha terminado y que pasea descansando; no hay tal cosa, ese caminar por calles y plazas forma parte del desarrollo del mitote.
Acá, el grupo empieza a arreglar los preparativos para cazar al animal dañino. Los perros están echados, los zopilotes a un lado aparentan dormitar, aunque con ojo avisor esperando el festín, tal como suelen hacerlo esos típicos pajarracos sobre los árboles. El macho simula estar pastando.
Los campesinos quéjanse de los males que están resintiendo con aquella fiera que les diesma sus animales, y pónense de acuerdo con un lancero para que busque al tigre y lo mate. Sale éste a buscarlo dando un rodeo, para significar que espía a su adversario. El tigre, a su vez, camina también para enfrentarse con el lancero, de modo que el encuentro sea en el punto donde están todos los bailarines, que es también el lugar en donde se ha congregado el publico para ver la ejecución de la danza. Teniendo el animal a su alcance, le ataca el lancero, no logrando hacer blanco pues el tigre esquiva hábilmente el golpe y se pone a bailar con la vieja como si esto indicara el final de una escena.
De un rincón sale el venado, travieso y juguetón, moviendo la cabeza nerviosamente y dando saltos graciosos. Verlo el tigre y lanzarse hacia él para cazarlo, es todo uno. El venado corre evitando ser presa y el tigre lo corretea, hasta que lo alcanza, dos o tres cuadras adelante, y vuelve con el cargado a la espalda, simulando que se acerca a su cueva para comérselo. A todo esto los músicos no han dejado de tocar sus sones —uno de ellos llamado "el pajarito"— que se suspende mientras duran los diálogos que hay entre cada baile.
La cueva: he aquí una de las representaciones más hermosas del mitote, juntos varios de los componentes del cuadro se pasan los brazos por la espalda y se encorvan, figurando el cubil en que entra el tigre con su presa, el venado moribundo, para darse un suculento banquete. Pero un perro rastrea al tigre olfateándolo y logra acercarse hasta él, quien viéndose perseguido por el atrevido perro, salta sobre la cueva para escapar. El perro le sigue detrás, casi mordiéndole las corvas y ladrando. Y este trepar sobre los hombres que siguen enlazados para formar la guarida del tigre es de mucho efecto. Dos o tres veces se suben, hasta que escapa la fiera y el perro pierde la pista, volviéndose a su lugar.
 
Viendo los labriegos que el lancero no ha podido hacer nada al felino, se convencen de que solamente un cazador podrá acabar con él a tiros, por lo que proceden a contratar a un tirador.
Por fin el cazador se va a buscar al felino que sigue rondando por las calles, mientras los demás continúan bailando. Corre toda la gente siguiendo al cazador que va al encuentro de la fiera. El tigre viene furioso, atacando a todos, lo que produce mucho regocijo, pues toma parte en este acto el público, especialmente los muchachos, porque se acerca el final del acto y quieren estar presentes. Cuando se encuentran viene la persecución y el animal se escabulle por entre los árboles y las bancas del jardín, hasta que logra acorralarlo en una trampa preparada. Dispara el cazador y de certero balazo cae el tigre.
Se arrima el macho y le cargan al tigre muerto, y con él a la espalda se hace el último bailable, rodeando al cadáver los zopilotes, con lo que termina tan gustado mitote.
Este se repite varias veces durante el día, de preferencia a la puerta de la casa de alguna familia acomodada, puesto que esperan recompensa por su baile, recibiendo un buen trago de aguardiente.
Y así transcurre el día de la fiesta, la que como todas las pueblerinas, termina con la quema del castillo, hermoso conjunto de fuegos de artificio, y el típico torito de cuete, contribuyendo todo al mayor lucimiento de la festividad.
 
 
San Pablo Anicano, es un municipio enclavado en nuestra mixteca poblana, que tiene como referencia principal, Acatlan de Osorio.
San Pablo Anicano, tiene su fiesta y feria más importante, la semana siguiente al domingo de resurrección. Donde se celebra la fiesta al Sr. De La Paz. Un cristo muy venerado por todos los habitantes de la región.
Aparte de la vendimia tradicional de los pueblos, se realizan eventos de Jaripeo (monta de toros), danza tradicional y un encuentro de bandas filarmónicas, donde participan bandas de gran reconocimiento en toda la mixteca poblana.
 
== Zapatismo ==