Diferencia entre revisiones de «Conquista del Imperio incaico»

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==== Captura de Atahualpa ====
El [[Inca Garcilaso de la Vega]] y [[Miguel de Estete]] aseguran que los españoles encontraron en Cajamarca "''gente popular y algunos de la gente de guerra''" de Atahualpa. Además, que fueron muy bien recibidos. Otros cronistas, como brescalofrio@hotmail.com Jerez, aseguran que los españoles no encontraron gente en la llacta. Herrera dice que "''sólo se veían en un extremo de la plaza unas mujeres que lloraban la suerte que el destino reservaba a los españoles que habían provocado la cólera del Emperador indio''" ("Hechos de los castellanos, Década V").
 
Cuando Pizarro entró en Cajamarca, Atahualpa se encontraba a media legua del asiento, en los Baños del Inca, donde había asentado su real, "''con cuarenta mil indios de guerra" (Pedro Pizarro). Entrados en Cajamarca y antes de apearse, Francisco Pizarro envió a Hernando de Soto con cinco o seis y un intérprete donde Atahualpa, para que le diga "''que él venía de parte de Dios y del Rey a los predicar y tenerlos por amigos, y otras cosas de paz y amistad, y que viniese a ver con él''".
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Al día siguiente, los espías de Atahualpa le informaron de que "''los españoles estaban tan asustados que se habían escondido en los tambos''". No se apuró en ir a Cajamarca el Inca, primero comieron. Mientras, para los españoles la espera era angustiante. Pedro Pizarro, sobre esto, escribió "''... yo oí a muchos españoles que sin sentirlos se orinaban de puro miedo''".
Los cronistas fijan las cuatro de la tarde como la hora en que Atahualpa ingresa a la plaza de Cajamarca. Este dice: "''A la hora de las cuatro comienzan a caminar por su calsetocalzada delante, derecho a donde nosotros estábamos; y a las cinco o poco más, llegó a la puerta de la ciudad''". El inca comenzó su entrada en Cajamarca, antecedida por su vanguardia de cuatrocientos hombres con "''grandes cantares''", ingresó a la plaza con toda su gente, que cubría toda ella, en una "''litera muy rica, los cabos de los maderos cubiertos de plata...; la cual traían ochenta señores en hombros; todos vestidos de una librea azul muy rica; y él vestido su persona muy ricamente con su corona en la cabeza y al cuello un collar de esmeraldas grandes; y sentado en la litera en una silla muy pequeña con un cojín muy rico''". Jerez, escribía. "''Entre estos venía Atabaliba en una litera aforrada de plumas de papagayos de muchos colores, guarnecida de chapas de oro y plata''".
 
Cabe destacar que los acompañantes del Inca no traían armas; éstas, en poder de los soldados, venían a retaguardia. Atahualpa se sorprendió de no ver a ningún español en la plaza y mandó orejones a inspeccionar los tambos. Uno de los generales incas, sospechando, mandó traer la tropa de retaguardia. Esas lanzas y esas tropas jamás llegaron porque los acontecimientos de Cajamarca se sucedieron rápidamente y en una gran confusión.