Diferencia entre revisiones de «Luis XVI de Francia»

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Los intentos de Calonne de seguir en la línea de sus predecesores y organizar una serie de reformas económicas necesarias para sacar al estado de su precaria situación económica se encontraron, como en ocasiones anteriores, con el rechazo frontal de las clases privilegiadas. El reinado de Luis y su política poco firme había propiciado un incremento del poder aristocrático, el cual había dificultado el llevar a cabo las reformas necesarias tanto en aspectos económicos como judiciales.
 
En [[1787]], los Parlamentos se habían convertido en un órgano de poder que llegó incluso a desacatar las órdenes reales. Luis reaccionó reformando el Parlamento, limitando mucho sus funciones. En [[1789]], la resistencia a la reforma económica llevó a Luis a convocar los [[Estados Generales]] por primera vez desde [[1614]]. Pretendía así conseguir aprobar las reformas económicas, dotando de mayor poder al [[Tercer Estado]], para hacer frente así a la oposición de la nobleza. Esta convocatoria fue uno de los acontecimientos que llevaron a convertir el malestar social en la [[Revolución Francesa]], la cual comenzó en junio de 1789. El [[Tercer Estado]] se autoproclamó [[Asamblea Nacional (Revolución Francesa)|Asamblea Nacional]]. Los intentos de Luis de tomar el control de la Asamblea dieron lugar a reacciones antimonárquicas como el [[Juramento del Juego de Pelota]], la declaración de la [[Asamblea Nacional Constituyente]] el [[9 de julio]] y la [[toma de la Bastilla#Toma de la Bastilla|Toma de la Bastilla]] el [[14 de julio]]. En octubre, la familia real fue trasladada del [[Palacio de Versalles]] al [[Palacio de las Tullerías]].
 
Luis era muy popular y solícito con las reformas sociales, políticas y económicas propuestas por la Revolución. Los principios revolucionarios de soberanía popular, a través de los principios centrales y democráticos de eras posteriores marcó una brecha decisiva con los principios de [[trono]] y [[altar]] de la monarquía absolutista, los cuales eran el centro del gobierno contemporáneo. Esta diferencia resultaría en una oposición de los revolucionarios a cualquier forma de élite gobernante en Francia y, prácticamente, a casi todos los gobiernos [[Europa|europeos]]. Sin embargo, algunos de los personajes más destacados del movimiento revolucionario inicial fueron cuestionando los principios del control popular del gobierno. Algunos, entre los que destaca [[Honoré Mirabeau]], hicieron planes secretos para restaurar el poder monárquico de una nueva forma.