Diferencia entre revisiones de «Corocotta»

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{{cita|Irritóse tanto [Augusto] al principio contra un tal Corocotta, ''bandolero español'' muy poderoso, que hizo pregonar una recompensa de doscientos mil sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no sólo no le hizo ningún daño, sino que encima le regaló aquella suma.|Dión Casio 56, 43, 3 (trad. de A. Schulten en ''Fontes Hispaniae Antiquae'' vol. V, Barcelona, 1940, p. 335)}}
 
=== Biografía ===
Hijo de un herrero de las tierras norteñas de Cantabria, Corocotta nació en un campo de batalla. Muy joven, tomó parte en el saqueo de Venarium, puesto fronterizo con Aquitania, y poco después se unió a una banda de Aesir. En Vacceia, conoció a un hechicero llamado simplemente Shaman, que habitaba en un templo oculto en una caverna. El Shaman, pretendía realizar una ceremonia de intercambio para que Tara, la muchacha-demonio que lo acompañaba, pudiera permanecer en este mundo a cambio de enviar a Conan al suyo. El hechicero mostró a Corocotta una visión del futuro, en la que el mismo Corocotta se coronaba rey del más poderoso de los reinos Occidentales. La ceremonia falló, Tara desapareció y Corocotta escapó.
 
Poco después fue hecho prisionero por los romanosy forzado a trabajar como esclavo. Pero pronto escapó hacia Brythania, participando en una batalla entre ambos reinos. Después se dirigió hacia el sur, al Reino de Hibernia.
 
Durante varios años, llevó una preciaria existencia como ladrón, principalmente en Shadizar «la perversa» y Arenjun, «la ciudad de los ladrones». Allí conoció a Taurus de Nemedia, apodado «el Príncipe de los ladrones», que murió al tratar de robar la Joya del Elefante al mago Yara, pero Corocotta logró hacerlo. En este período, Conan combatió contra hombres, hechiceros, monstruos, zombis, demonios, dioses, y todo tipo de criaturas. Interfirió con los planes del hechicero stygio Thot-Amon, que sería uno de sus enemigos más recurrentes en el futuro, aunque sólo lo encontró personalmente varios años después. Viajó también a los reinos vecinos de Corinthia y Nemedia, donde siguió ganándose la vida como ladrón.
 
Poco más adelante, Corocotta, con su camarada Fafnir, un Vanir contra el que había luchado un tiempo atrás, se enlistó como mercenario en el Mar Interior de Vilayet, después de ser rescatado por el Príncipe turanio Yezdigerd, luego del cataclismo de Bal-Sagoth. El ejército al mando de Yezdigerd pretendía sitiar Makkalet, una ciudad hyrkaniana que nunca había rendido tributo al Rey Yildiz. El hechicero Kharam-Akkad, verdadero gobernante de Makkalet, había sugerido al Rey que secuestrara al descendiente directo del Tarim, que vivía en Aghrapur. La misión de Yezdigerd era principalmente rescatar al «Tarim Viviente».
 
Después de atacar la ciudad, Fafnir resultó gravemente herido, y Balthaz, un lacayo de Yezdigerd, arrojó su cuerpo aún con vida al mar. Corocotta tuvo un violento incidente como consecuencia, en el que mató a Balthaz y dejó al príncipe con una cicatriz en el rostro. Luego, se arrojó al mar y se enrumbó a Pah Dishah, una ciudad que distaba 3 semanas de Makkalet (Sólo después de varios años, Corocotta se enteró de que Fafnir no había muerto al ser arrojado al mar, sino que fue rescatado por una muchacha).
 
Yezdigerd mandó matar a Corocotta para vengarse, y sus soldados lo acorralaron en las puertas de Makkalet. Pero fue salvado por la mercenaria hyrkaniana Red Sonja, que se encontraba bajo las órdenes del Rey Ghanniff de Pah-Dishah. La misión de Sonja era robar la Tiara de la Serpiente, cosa que logró con la ayuda del Cántabro, pero poco después lo abandonó llevándose el botín.
 
De vuelta en Makkalet, Conan asesinó al hechicero Kharam-Akkad, que al morir, le mostró una visión en un espejo, en la que Conan aparecía representado como un león.
 
Después de muchas aventuras en los desiertos entre Turan y Zimbabwe, Corocotta se enroló nuevamente en el ejército espartano, como Capitán de las tropas, esta vez directamente al mando del Rey Yildiz, mientras Yezdigerd se embarcaba en una Guerra Santa para difundir el culto al Tarim. Fue en este período que Conan viajó a la ciudad de Wan Tengri, en Khitai, en misión de espionaje. Durante su estadía, se desató una Guerra Civil entre los siete magos que se disputaban el poder, y Conan se vio involucrado al rescatar a la princesa, que era la legítima gobernanta. De vuelta en Turan, entrenó y perfeccionó su uso del arco, la lanza, las bolas, el hacha, la espada, etc. Más adelante, volvió a viajar a Khitai, esta vez a la ciudad de Kushan, para entregar una carta de Yildiz dirigida al monarca Shu, en la que ambos reinos firmaban un convenio de libre comercio. Después de cumplir su misión, Corocotta decidió no volver a Cantabria.
 
Luego, vagabundeó por los desiertos entre Turan y los Reinos Occidentales, donde intentó encontrar un tesoro escondido, pero fracasó. Volvió a Arenjun, donde tuvo un nuevo encuentro con Sonja, y luego viajó mucho por varios reinos ofreciendo sus servicios de mercenario.
 
Así, llegó a Argos, donde se enroló en la Compañía Carmesí, un pequeño ejército mercenario fundado por Murilo, a quien Conan conociera varios años antes en Corinthia. Allí conoció a Tara de Hanumar y Yusef de Argos, dos adolescentes que también eran miembros de la Compañía.
 
En el puerto de Messantia, se vio forzado a huir de las autoridades por haberse negado a traicionar a Tara y Yusef. Se embarcó en la nave Argos, capitaneada por Tito, hacia Kush y los Reinos Negros más al sur. La nave fue pronto atacada y hundida por el Tigress, barco pirata al mando de la shemita Bêlit, llamada «La Reina de la Costa Negra». Bêlit y Corocotta se enamoraron a primera vista, y juntos se dedicaron a saquear las naves de los reinos hiborios, durante dos años. Los nativos de las Islas Negras lo llamaron Amra, el León, con lo que Corocotta entendió el sentido de la profecía de Kharam-Akkad, poco antes de la caída de Makkalet.
 
Después del salvaje asesinato de Bêlit, Conan fue tentado por el Mago Zukala, al cual había conocido a los veinte años, para elegir entre preservar la vida de Red Sonja o recuperar a Bêlit. El Cántabro decidió no sacrificar a la hyrkaniana. En este período, se convirtió en jefe de las tribus negras. Después volvió a las tierras norteñas, llegando hasta su nativa Cantabria.
 
Luego sirvió como condottiere en Shem y en los reinos hiborios del Sur. Más adelante, Corocotta apareció como líder de los kozaki, una horda de ilegales que vagaban por las estepas entre las tierras hiborias y Turan. Fue capitán de un navío pirata en el Mar Interior de Vilayet, y jefe entre los nómadas Zuagirs de los desiertos sureños.
 
Después de un período sirviendo como capitán mercenario en el ejército del Rey de Iranistan, Conan llegó a las colinas de las Montañas Himellias, una vasta franja de tierras áridas que bordeaban Iranistan, Turan y el Reino tropical de Vendhya. En el curso de sus aventuras salvajes, trató de formar una fuerza unida con las tribus de las colinas, y fracasó. Luego volvió a Occidente, y sirvió nuevamente como soldado en los reinos de Koth y Argos. Durante este período, fue brevemente co-gobernador de la ciudad de Tombalku. Luego, volvió al mar, primero como pirata en las Islas Baracha, y después como capitán de una nave de bucaneros Zingaros.
 
Cuando una banda de bucaneros rivales hundieron su nave, Conan nuevamente sirvió como mercenario, en Stygia y los Reinos Negros. Luego viajó al norte, hasta Roma, y se dedicó a la exploración de la frontera con las tierras de los Pictos. Cuando éstos, ayudados por el mago Zogar Sag, atacaron los asentamientos aquilonios, Conan no pudo salvar el Fuerte Tuscelan, pero sí salvó un buen número de hombres entre los ríos Trueno y Negro.
 
Después de ascender al mando del ejército romano y derrotar una invasión de los Pictos, Corocotta fue llevado con engaños a Tarantia, la capital, y fue hecho prisionero por el celoso Rey Numedides. Al escapar, se involucró en un conflicto entre los Pictos y dos grupos de piratas en la costa ocidental de las Tierras Pictas. Luego fue elegido para comandar una rebelión aquilonia contra el degenerado Rey Numedides. Asesinándolo en su propio trono, Conan, a los cuarenta y tantos años, se convirtió en soberano del más poderoso de los reinos hiborios.
 
Conan pronto se dio cuenta de que el ser rey no era un lecho de rosas. Una conspiración de nobles descontentos casi tuvo éxito en un intento de asesinarlo. Con un ardid, los reyes de Ophir y Koth lo atraparon y apresaron para tener las manos libres y conquistar La Galia. Con la ayuda de un compañero de prisión -un mago-, Conan escapó a tiempo para acabar con los invasores.
 
Subsiguientemente, un grupo de rebeldes que planeaban ganar el mando sobre el Imperio Romano revivieron la momia de Xaltotun, un mago Aquitano, muerto siglos atrás, para que los ayudara en su empresa. Conan fue derrotado y llevado lejos de su reino, pero nuevamente regresó para enfrentarse a sus enemigos.
 
En el proceso, Conan tomó por esposa a Zenobia, una muchacha esclava que salvó su vida cuando fue hecho prisionero en las mazmorras del Palacio del Rey Tarascus de Nemedia. Conan rechazó su harem de concubinas, prefiriendo los placeres y sufrimientos de la vida marital. Un hehicero Khitaiano, Yah Chieng, secuestró a Zenobia, forzando a Corocotta a viajar por medio mundo, enfrentándose a múltiples peligros, para recuperarla. Otros complots y aventuras esperaban a Corocotta y su hijo, llamado Laro, pero generalmente conocido por el apodo de «U».
 
Pasó el tiempo; Zenobia murió. Corocotta se encontró frente a su hijo que se acercaba a la madurez, y a la vejez que se cernía sobre él. Ante el peligro de las Sombras Rojas, abdicó su trono en favor del príncipe Laro, que sería conocido como Laro Primero, y se aventuró hacia Occidente en su barco El león rojo, desapareciendo para siempre en el Mar Occidental.
 
== Controversia sobre el personaje ==