Diferencia entre revisiones de «Francisco Franco»

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== La dictadura ==
{{AP|Franquismo}}
[[Archivo:Aigle_franquiste.jpg|thumb|right|200px|Escudo de España durante el Régimen de Franco.]]
Concluida la [[Guerra Civil Española|Guerra Civil]] el [[1 de abril]] de [[1939]], se produjo el [[Exilio republicano|exilio de cerca de 400.000 españoles]] al extranjero de los cuales se calcula que 200.000 permanecieron en un exilio permanente.
 
El 19 de mayo de 1939 se celebró el desfile de la victoria. 120.000 soldados desfilaron frente a Franco y se le impuso la más alta condecoración militar española: la Gran Cruz Laureada de San Fernando. La celebración se prolongó el día siguiente con otra ceremonia de carácter religioso celebrada en la iglesia de Santa Bárbara. Franco entró bajo palio (honor reservado al [[Santísimo Sacramento]] y a los reyes). Su acto central, en el que deposita la espada de la victoria a los pies del Gran Cristo de Lepanto, traído ex profeso desde [[Barcelona]], parecía recrear una ceremonia guerrera medieval.<ref>Tusell 2005. Pg. 11.</ref> Ya en 1937 se proclamó su autoridad absoluta y se elevó hasta el punto de no responder sino ante Dios y la Historia.<ref> "El Jefe asume en su entera plenitud la más absoluta autoridad. El Jefe responde ante Dios y ante la Historia". BOE Nº 291, Burgos 7 de agosto de 1937. Reig Tapia 1996, Pg. 134.</ref> ''Franco adquirió más poder que ningún otro gobernante en España''.<ref>Payne 1987. Pg. 245.</ref><ref> ''El poder más amplio y absoluto que nunca, a lo largo de la Historia, haya tenido español alguno''.Tusell 1996, Pg. 137</ref> Poder que fue ampliando mediante sucesivos decretos. Franco mantuvo siempre al gobierno subordinado a sus decisiones. Leyes, decretos, y en general todas las acciones de gobierno y legislativas, fueron fruto de sus decisiones personales.<ref>{{cita|Franco consideraba en gran medida al Gobierno como si fuese un ejército, gobernado por “leyes de prerrogativas”, decretos personales emanados del Jefe del Estado. El 9 de agosto de 1939 se promulgó una nueva ley de Jefatura del Estado, que amplió ulteriormente los poderes de Franco, definidos originalmente en el decreto del 29 de enero de 1938. En las nuevas medidas se decía que poseía “de modo permanente las funciones de gobierno” y que se le dispensaba categóricamente de la necesidad de someter las nuevas leyes al Consejo de Ministros “cuando razones de urgencia así lo aconsejen”.|Payne, 2007, p. 100.}}</ref>
 
Instauró un [[Autarquía|régimen autárquico]] que pasó desde el [[totalitarismo]] de carácter [[Fascismo|fascista]] a la [[dictadura]] autoritaria. ''La ausencia de un ideario definido le permitió transitar de unas fórmulas dictatoriales a otras, rozando el fascismo en los cuarenta y a las dictaduras desarrollistas en los sesenta''.<ref>Tusell 1999 Vol.3, Cap. ''El franquismo como dictadura''.</ref> La característica principal de su régimen fue el enorme peso del ejército en las funciones políticas.<ref> ''La característica más visible del régimen es el número de militares que a lo largo de los años forman parte del gobierno; ese número varía según las circunstancias y necesidades, pero siempre es considerable.[…] Por otra parte, la rudimentaria ideología franquista coincidía a menudo con la mentalidad militar''. Bachoud 2000, Pgs.203-204.</ref> También se apoyó en diferentes estamentos que se dio en llamar “familias”: los militares, la Iglesia, la Falange tradicionalista como partido único y sectores monárquicos y conservadores. Grupos con diferentes intereses y en casos contrapuestos que Franco supo manejar apoyándose unas veces en unos, otras veces en otros, según sus intereses del momento.
 
La [[ideología]] del franquismo se ha definido como [[nacional catolicismo]] destacando su [[nacionalismo]] centralista y la influencia de la [[Iglesia]] en la [[política]] y demás ámbitos de la [[sociedad]]. Aunque ''política e ideológicamente Franco se define sobre todo por rasgos negativos: antiliberalismo, antimasónico, antimarxista, etc''.<ref>Reig Tapia 1996, Pg. 150.</ref> En su rudimentaria ideología destacaba una mentalidad ''cuartelaria'' que trasladó a los diferentes ámbitos de la sociedad española.<ref> Ashfort 2001, Pg. 216.</ref> Desde su posición de poder absoluto intentó controlar todas las esferas de la vida española. Mediante la censura, la propaganda y la educación se puso en marcha ''una de las [[hagiografía]]s más alucinantes que ha conocido la historia contemporánea. Un hombre corriente, aunque habilísimo y tenaz para aprovechar con el mayor rendimiento sus circunstancias particulares fue revestido de unos loores completamente desorbitados y, sin embargo, para muchos de sus seguidores ha sido no ya un gobernante excepcional sino el más grande de los últimos siglos'':<ref>Reig Tapia 1996, Pgs. 150-151.</ref><ref>''¿Cómo puede explicarse que esa evidente mediocridad fuera compatible con tal larguísima permanencia en el poder? Por supuesto, un factor absolutamente decisivo para explicarlo consiste en el recuerdo de la guerra civil, de cuyo trauma tanto tiempo tardó en recuperarse la sociedad española''. Tusell 1996, Pg. 138.</ref>
 
{{cita|Todos los españoles tenemos que meditar sobre este discurso. Hay en él tanta profundidad de ideas. Tantas y tan admirables anticipaciones propias de un espíritu ungido por [[Dios]] para conseguir la grandeza de un pueblo, tantas perspectivas luminosas abiertas a nuestro futuro, que lo juzgamos de una inmensa trascendencia para [[España]].[...] Franco, que ganó la guerra con la espada, nos gana la paz con su certera visión de [[estadista]] y su esfuerzo permanente lleno de amor sin límites por la [[Patria]] querida.| ABC, Madrid, 2 de enero de 1940.<ref> Reig Tapia 1996. Pg 150.</ref>}}
 
''En 1939 con la ley de Responsabilidades Políticas se empezó a purgar a los trabajadores de la cultura, especialmente a los [[periodista]]s. Todos los directores de los [[periódico]]s y revistas fueron nombrados por en [[Estado]] y tenían que ser [[Falange Española|falangistas]]''.<ref> Ashfort 2001, Pg. 218.</ref> Franco llegó a identificar el destino de España con el suyo propio, a juicio del general [[Alfredo Kindelán|Kindelán]], el que más obrara para su nombramiento como jefe del Estado, Franco estaba “atacado por el [[mal de altura]]”.<ref>Tusell 1996, Pg. 137</ref><ref>En torno a Franco y respecto a su persona perduró una exaltación de su figura en unos términos que le hicieron a él ratificarse en el convencimiento de su misión providencial''.Tusell 1996, Pg.138.</ref>
 
=== Represión ===
Para ser benevolentes con Franco hay que compararlo con [[Stalin]] o [[Hitler]]: “La represión franquista, que fue brutal, no se puede comparar con las represiones estalinistas”,<ref> Jorge Semprún. Bachoud 2000, Pg. 204.</ref> tampoco fue tan brutal como la de Hitler. Cualquier otra comparación sirve para descubrir la desmedida represión que ejerció finalizada la guerra. Las 40.000 o 50.000 ejecuciones del franquismo no admiten comparación con los centenares de ejecuciones que se produjeron tras la [[Segunda Guerra Mundial]] en [[Francia]], [[Alemania]] o [[Italia]].<ref>Tusell 1999 Vol.3, Cap. ''Vencedores y vencidos: Los desastres de la guerra y la represión''.</ref> En las cárceles de Franco en la posguerra llegaron a hacinarse más de 270.000 personas en condiciones infrahumanas, y a las ejecuciones habría que sumar las muertes de aquellos que fallecieron en las cárceles por causa de estas condiciones.
 
La represión se ejerció en muchos ámbitos, no sólo fueron las ejecuciones y largas condenas de cárcel, se creó una sociedad donde los vencidos estaban excluidos de la vida política, cultural, intelectual y social.<ref> Ashfort 2001, Pg. 218.</ref> También hay que añadir la represión económica ''durante la primera etapa del régimen en virtud del favoritismo con que actuaba el Estado en favor de los vencedores o penando a los vencidos. En ese sentido puede decirse que este terreno hubo, por así decirlo, un botín de guerra''.<ref>Tusell 1999 Vol.3, Cap. ''El franquismo como dictadura''.</ref> la corrupción y el amiguismo vinieron a empeorar las condiciones de vida de la posguerra<ref>''La repugnancia por la malversación falangista en los gobiernos centrales y locales y su declarada corrupción fue el lugar común de las críticas de los militares monárquicos a Franco, en particular del conservador Kidelán''. Preston 1994, Pg. 422.</ref> y la desnutrición y las enfermedades provocaron al menos 200.000 muertes por encima de la tasa de mortalidad anterior a la guerra.<ref>Payne 1987, Pg 267</ref>
 
=== Segunda Guerra Mundial. La etapa Fascista ===
{{AP|España en la Segunda Guerra Mundial}}
[[Archivo:Bundesarchiv Bild 183-L15327, Spanien, Heinrich Himmler bei Franco.jpg|right|thumb|250px|Franco junto a [[Heinrich Himmler]] en 1940.]]
La primera etapa de la dictadura franquista se caracterizó por su acercamiento al fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán y las personales aspiraciones [[Imperialismo|imperialistas]] de Franco:<ref> En opinión de Reig Tapia, al estar involucrados otros estamentos como la Iglesia, y no sólo la política y la economía, ''el franquismo sería más totalitario que el propio fascismo italiano. Desde luego fue bastante más violento y represor''. Reig Tapia 1996, Pg. 151.</ref><ref>''Consideró sus vínculos con el fascismo de la época como el requisito necesario para el renacimiento de la gloriosa tradición imperial''. Preston 1994, Pg. 412.</ref><ref> ''Transportado por la emoción de la victoria y ensoberbecido por un incesante coro de aduladores, se consideraba a sí mismo el camarada natural de [[Hitler]] y [[Mussolini]]: uno de los dirigentes que reorganizarían el mundo sobre una base más equitativa''. Preston 1994, Pg. 405.</ref>
 
{{cita|Hemos hecho un alto en la batalla, pero solamente un alto en la batalla. No hemos acabado nuestra empresa. No se ha derramado sangre de nuestros hermanos para volver a los tiempos blanduchos que nos trajeron los tristes días de [[Cuba]] y [[Filipinas]]. No queremos volver al siglo XIX. Hemos derramado la sangre de nuestros muertos para hacer una nación y forjar un imperio.| Franco en el 4º aniversario del ''alzamiento'', 17 de julio de 1940.<ref> Reig Tapia 1996, Pg. 143.</ref>}}
 
El 27 de marzo de 1939 Franco había firmado el acuerdo Anti-Komintern junto a Hitler y Mussolini y el 31 de marzo el tratado de amistad hispanoalemana. El 8 de mayo Franco sacó a España de la [[Sociedad de Naciones]] y ese verano programó dos visitas, una a Mussolini en Italia y otra a Hitler en [[Berlín]], visitas que se pospusieron por el estallido de la Guerra. Expresó sus deseos de sumarse al Eje, pero planteó que España necesitaba tiempo para recuperarse militar y económicamente, y remodeló su gobierno incorporando a él falangistas y simpatizantes del Eje. Hitler diría que junto a Mussolini, Franco era el único aliado seguro. Declarada la guerra, Franco lamentó que se hubiese declarado demasiado pronto y adoptó una posición de neutralidad ante la invasión de [[Polonia]], haciendo un llamamiento a la neutralidad a las grandes potencias. ''Era evidente que sus llamamientos a la paz trataban de ayudar al Eje, y hace más difícil a las demás potencias la intervención en defensa de Polonia''.<ref> Preston 1994, Pgs. 417, 420, 421, 423, 429.</ref> Posteriormente, cuando en junio de 1940 Italia entra en guerra al lado de Alemania, a instancias de Mussolini, Franco cambia su declaración de neutralidad por la de no-beligerancia.<ref> Ashfort 2001, Pg. 219.</ref> Con motivo da la caída de Francia, Franco felicitó a Hitler:
 
{{cita|Querido Führer: En el momento en que los ejércitos alemanes bajo su dirección están conduciendo la mayor batalla de la historia a un final victorioso, me gustaría expresarle mi admiración y entusiasmo y el de mi pueblo, que observa con profunda emoción el glorioso curso de la lucha que ellos consideran propia. [...] No necesito asegurarle lo grande que es mi deseo de no permanecer al margen de sus cuitas y lo grande que es para mi satisfacción al presentarle en toda ocasión servicios que usted estima como valiosos.|Carta de Franco enviada Hitler el 3 de junio con motivo de la caída de Francia.<ref> Preston 1994, Pg. 444.</ref>}}
 
En un principio Hitler desestimo el ofrecimiento de Franco, pero las dificultades que encontró en su guerra contra Inglaterra le hicieron pensar en la conveniencia de que España se incorporara al conflicto. El 8 de agosto, Berlín elaboró un informe sobre los costes y beneficios de la entrada de España en la guerra. España, sin la ayuda de Alemania difícilmente soportaría el esfuerzo bélico. Con esta previsión, la ventaja se centraba en la supresión de las exportaciones españolas de minerales a Inglaterra, el acceso de Alemania a minas de Hierro y cobre de propiedad inglesa en España y el control del [[estrecho de Gibraltar]]. Los inconvenientes serían: una previsible ocupación inglesa de las islas Canarias y Baleares, la ampliación de Gibraltar, la posible conexión de las fuerzas británicas con las francesas en Marruecos y la necesidad de abastecer a España de productos de primera necesidad y combustible (ya que España se abastecía en terceros países de estas materias); también, la necesidad de rearmarla, añadiendo las dificultades que las carreteras estrechas y el diferente ancho de vía supondrían para el transporte de material bélico.<ref> ''El informe sobre el potencial militar español elaborado por el Alto Mando alemán llegó a conclusiones igualmente pesimistas. Se calculó que España no disponía de la artillería suficiente como para equipar un ejército en tiempo de guerra, sólo contaba con munición para unos pocos días de hostilidades y las fábricas de armamento tenían una capacidad inferior a lo requerido en una guerra''. Preston 1994, Pgs. 460-461.</ref> Un segundo estudio pormenorizado de la ayuda que España necesitaría para entrar en la guerra desanimó a los alemanes. Ese verano existieron numerosos contactos entre España y Alemania. El entusiasmo que mostró Franco ante la entrada de España en la guerra, que con el posterior reparto de [[África]] colmaría sus ambiciones imperialistas, contrastó con el escepticismo mostrado por Alemania.<ref>''Los expertos militares alemanes no compartían el optimismo de Franco sobre la posible contribución de España al esfuerzo bélico del Eje''. Preston 1994, Pg. 469.</ref>
 
''El 23 de octubre de 1940, Franco acudió al histórico [[Entrevista de Hendaya|encuentro con Hitler en Hendaya]] con la esperanza de obtener una adecuada recompensa a sus reiteradas ofertas de unirse al Eje. Posteriormente sus propagandistas afirmarían que Franco contuvo brillantemente a las hordas nazis en Hendaya manteniendo a raya a un Hitler amenazador. De hecho, el examen del encuentro no indica una presión desmesurada por parte de Hitler a favor de la beligerancia española''. [[Ramón Serrano Súñer|Serrano Súñer]], comentaría que, ante las expectativas de poder anexionarse [[Marruecos]], Franco estaba como “un niño ilusionado, encariñado con lo que había sido su deseo de siempre: el mundo en el que se había formado como gran jefe militar”.<ref> Preston 1994, Pg. 484.</ref> El encuentro se prolongó durante varias horas. Las exigencias coloniales de Franco, que chocaban con otros intereses de Hitler, no fueron atendidas por éste; y Hitler no consiguió flexibilidad por parte de Franco en sus pretensiones. Ambos comentarían la reunión en tono despectivo. Hitler diría que “con estos tipos no hay nada que hacer” y que preferiría que le sacasen tres o cuatro muelas antes que volver a conversar con Franco. Por su parte, Franco comentaría a Serrano Suñer que: “Es intolerable esta gente; quieren que entremos en guerra a cambio de nada”.<ref> Preston 1994, Pgs. 492-498.</ref>
 
Todavía, en el verano de 1941 Franco confiaba plenamente en la victoria del Eje:
 
{{cita|Yo quisiera llevar a todos los rincones de España la inquietud de estos momentos, en que con la suerte de Europa se debate la de nuestra nación, y no porque tenga dudas de los resultados de la contienda. La suerte está echada. En nuestros campos se dieron y ganaron las primeras batallas.[...] Se ha planteado mal la guerra y los aliados la han perdido.|Discurso ante el Consejo Nacional de FET, 17 de junio de 1941.<ref> Reig Tapia 1996, Pg. 144.</ref>}}
 
Con el fin de la guerra y la derrota de [[Alemania]] e [[Italia]] se desvanecieron las aspiraciones imperialistas de Franco y su intento [[Fascismo|fascista]]. ''Si bien el naciente régimen político franquista asumió plenamente la decisión de crear ''ex novo'' un [[Totalitarismo|estado totalitario]] alternativo al liberal-democrático, al igual que sus aliados naturales: el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán, no pudo consumar su sueño, y la derrota de Hitler y Mussolini primero, el aislamiento internacional y la guerra fría después, le obligaron a renunciar a sus objetivos forzándole a renunciar al “ideal totalitario” en beneficio del “autoritarismo pragmático”''.<ref>Reig Tapia 1996, Pg. 151.</ref>
 
=== La España de la posguerra mundial ===
En el encuentro de Hendaya Franco había adquirido el compromiso de adherirse al Eje, compromiso que dejaba en manos de España la fecha de esa adhesión que nunca se materializaría.<ref>España dependía de los suministros de Gran Bretaña y negoció otros suministros con EEUU. ''El Reino Unido que había establecido un bloqueo marítimo internacional contra Alemania, utilizó el arma de la concesión de permisos de circulación de buques con trigo y gasolina destinados a España para presionar a ésta y forzarla a preservar su neutralidad; Estados Unidos usó el arma del petróleo con el mismo fin''. Fusi 1985, Pg. 83.</ref> Los requerimientos de Hitler para su incorporación nunca fueron atendidos. ''Alemania pidió la intermediación de Italia. Franco se entrevistó con Mussolini en Bordighera el 12 de febrero de 1941; la entrevista fue muy cordial; Mussolini entendió los argumentos españoles y salió con la certeza de que Franco no podía ni quería ir a la guerra''.<ref> Fusi 1985, Pg. 83.</ref> No obstante, Franco, sin alterar su declaración de no-beligerancia, prestó apoyo a Alemania. Los submarinos alemanes utilizaron los puertos españoles como base para sus reparaciones y abastecimiento, lo que les permitió extender su radio de acción. También, los aviones alemanes utilizaron los aeropuertos españoles con los mismos fines, quedando demostrado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que operaron desde ellos en misiones contra la flota aliada.<ref>Los aparatos alemanes eran reparados en aeropuertos españoles y a los alemanes se les permitía la inspección de los aparatos aliados que en algún caso se vieran obligados a aterrizar en suelo español. ''El espionaje y el sabotaje alemán contra blancos aliados en España se vio facilitado por las autoridades españolas''. Preston 1994, Pgs. 448-449.</ref> Y en junio de 1941, tras una beligerante campaña de prensa, se creó la División Azul que lucharía junto a Alemania en el frente soviético hasta 1944.
 
Con la evolución de la guerra, ante la inminente derrota de Eje, la primera evolución del franquismo fue su "desfascistización". En 1943 la delegación nacional de Propaganda daba instrucciones muy concretas:
{{cita|Como norma general deberá tenerse en cuenta la siguiente: en ningún caso, bajo ningún pretexto, tanto en artículos de colaboración como en editoriales y comentarios…, se hará referencia a textos, idearios ejemplos extranjeros al referirse a las características y fundamentos políticos de nuestro movimiento. El Estado español se asienta exclusivamente sobre principios, normas políticas y bases filosóficas estrictamente nacionales. No se tolerará en ningún caso la comparación de nuestro Estado con otros que pudieran parecer similares, ni menos aún extraer consecuencias de pretendidas adaptaciones ideológicas extranjeras a nuestra Patria.|''La España franquista en sus documentos''.<ref> Fernando Díaz-Plaja. Editorial Plaza & Janés. Barcelona 1976. Pgs. 139-140</ref>}}
 
Aunque no cesó la colaboración, el Régimen se fue alejando paulatinamente del Eje, y con la caída del [[Tercer Reich]], se enviaron directrices para que la derrota se viese como el triunfo del Régimen ya que España, según estas directrices, se había mantenido alejada de la guerra y siempre estuvo preocupada por la paz.<ref>Payne 1997. Pgs. 587-589</ref> En el plano internacional, ''Franco iniciaría en el otoño de 1944 unas operación de cosmética política que daría al Régimen una fachada más aceptable''.<ref>Fusi 1985, Pg. 95.</ref> El 3 de noviembre, Franco declararía a la agencia de noticias ''United Press'' que España nunca había sido nazi o fascista.
 
[[Archivo:Franco eisenhower 1959 madrid.jpg|thumb|260px|Francisco Franco junto al Presidente estadounidense Eisenhower, en 1959]]
[[Archivo:Placa ministerio de la vivienda 1954.JPG|thumb|250px|Placa del ministerio de la vivienda. Durante la época franquista se promocionó la construcción de casas baratas]]
 
En [[1945]], la recién creada [[ONU]] rechazó el ingreso de [[España]] y recomendó a sus miembros la retirada de sus embajadores en [[1946]]: "No hay lugar en las Naciones Unidas para un gobierno fundado sobre principios fascistas".<ref>Roosevelt al embajador en España Norman Armour. Fusi 1985, Pg.96.</ref> Franco respondió convocando una gran manifestación en la Plaza de Oriente de apoyo al régimen que el mismo había instaurado, como haría en sucesivas ocasiones en las que la presión internacional le obligarían a mostrar un respaldo, muchas veces ficticio. El pueblo español sufrió las consecuencias del aislamiento que le impusieron al régimen naciones como [[Francia]], [[Reino Unido|Gran Bretaña]] y [[Estados Unidos de América|Estados Unidos]], que no veían con buenos ojos la pervivencia de un régimen fascista en Europa. Sólo la [[Argentina]] de [[Juan Domingo Perón|Perón]] firmó un tratado de relaciones comerciales en enero de [[1947]], ratificado con la visita de [[Eva Perón|Evita]], la Primera Dama, en junio del mismo año.
 
Esta situación terminó, en parte, durante la [[Guerra Fría]], cuando las necesidades geoestratégicas de [[Estados Unidos]] le hicieron colaborar con España. Estados Unidos intentó incluir a España en el el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y ante la oposición de países europeos, principalmente el Reino Unido, reconduce su estrategia que acabará con la firma de un tratado bilateral.
 
{{cita|El Reino Unido tuvo una decisiva influencia en el mantenimiento del cerco diplomático. Como representante más cualificado de los gobiernos europeos, y con el visto bueno de Francia y otros países, presionó a Estados Unidos para que supeditara la política española al conjunto de la política hacia Europa occidental. […] Si se incluía a la España franquista [en el bloque atlántico] esta política se convertiría en sinónimo de anti comunismo, una opción demasiado vinculada a actitudes conservadoras que restaría apoyo social. Franco, como símbolo del fascismo, no podía ser incluido sin poner en peligro el soporte social y liberal. |Florentino Portero y Rosa Pardo, 2007,<ref>p. 318.</ref><ref>{{cita|El veto europeo al ingreso de España en la OTAN y la gravedad de la situación internacional obligaron a Truman a buscar una fórmula alternativa para consolidar la presencia española en el dispositivo de seguridad occidental. […] La cesión de la soberanía casaba mal con la retórica ultranacionalista desplegada por aquellos años por el régimen, pero era un buen exponente de la realidad internacional. España aceptaba formar parte de un dispositivo internacional de seguridad, asumiendo importantes riesgos, a pesar del no reconocimiento que suponía la exclusión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.| Florentino Portero y Rosa Pardo, 2007, pp. 320-321.}}</ref>}}
 
En [[1950]] la [[ONU]] revoca su resolución de 1946 para la retirada de embajadores y Estados Unidos nombra un embajador, pero es especialmente a partir de la firma del pacto de [[1953]] con EE.UU., el ingreso en la ONU en [[1955]] y la posterior visita del presidente [[Dwight David Eisenhower|Dwight D. Eisenhower]] a Franco en [[1959]], para establecer bases militares estadounidenses en España, cuando se produce una mayor apertura internacional del régimen franquista.
 
=== Años 60. El desarrollo económico ===
[[Archivo:Seat 600.jpg|200 px|right|thumb|El Seat 600, símbolo de los años del ''Desarrollismo'' económico.]]
España se caracterizó en la década de los sesenta por el fuerte crecimiento de su economía, lo que se dio en llamar "el milagro económico español". Durante esa década España creció a un ritmo del 7%.<ref>Moradiellos, 2003, p. 137.</ref>
 
Las raíces de esta expansión económica habría que buscarla en la década de los cincuenta. El modelo autárquico impuesto por Franco había colocado a España al borde de la bancarrota. Durante esa década, aun con las reticencias y la oposición de los sectores falangistas del Régimen y del propio Franco, se produjo una lenta liberalización de la economía.<ref>{{cita|Lo que llama la atención no es que los rectores de la política española cambiaran drásticamente el enfoque de la política económica, sino que tardaran tanto tiempo en hacerlo. La situación ya era desesperada: se cernía sobre España la amenaza de la suspensión de importaciones vitales.| Tusell, 1999, III, Cap.: ''El alivio de la autarquía y el cambio en la política económica''.}}</ref><ref>{{cita|La causa próxima del impulso hacia el cambio durante los cincuenta fue la situación alcanzada por el sector exterior que, en última instancia, tenía su orígen en el estrepitoso fracaso del proyecto autárquico iniciado tras la Guerra Civil.| Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 156.}}</ref> También, las ayudas norteamericanas, tras la firma del tratado bilateral, tuvieron los efectos de paliar esa crítica situación económica.<ref>{{cita|El impacto de esta ayuda sobre la economía española ha sido muy gráficamente descrito por Sarda diciendo que "regó a España como el agua a la tierra sedienta.| Tusell, 1999, III, Cap.: ''El alivio de la autarquía y el cambio en la política económica''.}}</ref>
El periodo que desde el final de la II Guerra Mundial incluye estas décadas, fueron años decisivos para Europa, se emprendió la reconstrucción que culminó con su unificación, proceso del que estuvo excluida España, pero que no evitó que se viese favorecida por el fuerte y sostenido crecimiento económico que generó. “El contexto económico internacional fue, en este sentido, decisivo”.<ref> Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 157.</ref>
 
España, en los años cincuenta, no se sumó plenamente al avance económico que experimentaron los países de su entorno<ref>{{cita|La expansión de la economía europea durante los años cincuenta continuó en la década de l960. Se disfrutó de una larga fase de prosperidad. [...] La economía española no se había integrado plenamente en la ola de crecimiento europeo durante los cincuenta. A pesar de de su importante crecimiento en cifras absolutas, la renta per cápita había disminuido en España respecto a la de los países más avanzados de Europa.| Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 239.}}</ref> hasta que con el progresivo desplazamiento de los falangistas del gobierno y el acceso de los llamados "tecnócratas" (su núcleo principal, miembros del [[Opus Dei]]), con una mejor formación técnica en economía, se materializara el alejamiento del modelo autárquico. En 1959, el Plan de Estabilización, con la supervisión del FMI y la OCDE, significó el definitivo lanzamiento de la economía española. España, a cambio de recibir ayudas financieras, envió un memorando al FMI en el que se comprometía a “adoptar las medidas necesarias para situar a la economía española en condiciones de solvencia y estabilidad económica”.<ref> Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 182.</ref><ref>{{cita| Por otro lado, la solución a los problemas económicos españoles era obvia. El programa que ofrecieron los especialistas de todos esos organismos internacionales a España consistió en la vuelta a la ortodoxia financiera, la liberalización comercial y la eliminación de las prácticas discriminatorias; era el mismo programa que acababa de ponerse en práctica en Francia y que desde hacía mucho tiempo estaba en la base de la actuación de todos esos organismos. Cualquier otra alternativa no era una vuelta al pasado sino una recaída en lo demencial.
 
De esta decisión surgió un memorándum del Gobierno fechado a fines de junio de 1959 y dirigido al FMI y a la OECE. Con tono realista y lacónico, se definía el giro que iba a dar la política económica española de forma inmediata: "El Gobierno español cree que ha llegado el momento de reorientar la política económica en línea con las naciones del mundo occidental y liberarla de controles que, heredados del pasado, no se ajustan a la presente situación".[...] Quizá lo más significativo de este documento es que, aunque no se revelara, contenía párrafos enteros de informes redactados por expertos extranjeros acerca del estado de la economía española.| Tusell, 1999, III, El alivio de la autarquía y el cambio en la política económica.}}</ref> La reacción fue inmediata y durante toda la década de lo sesenta se creció a un rimo medio del 7%, solamente superado por [[Japón]]. España partía de un suelo muy bajo, era uno de los países más pobres de Europa, junto a Grecia y Portugal, con una renta per capita inferior a la de algunos países latinoamericanos,<ref>Moradiellos, 2003, p. 114.</ref> y las claves de su crecimiento estuvieron relacionadas con la expansión económica de los países de su entorno: la entrada de capital extranjero, la afluencia del turismo y las remesas procedentes de la emigración (la emigración permanente superó los 800.000 españoles, a los que deben sumarse otros tantos emigrantes temporales).<ref>Las remesas de divisas procedentes de la emigración alcanzaron una cifra cercana a los 6.000 millones de dólares (el 12% de los ingresos procedentes del exterior). Moradiellos, 2003, p. 138.</ref><ref>{{cita|Los apologistas del franquismo reivindicaron dicho crecimiento -el llamado "milagro español"-, presentandolo como una consecuencia directa de la acción gubernamental, cuando en realidad ésta solo había sido determinante en la medida en que, para aprovechar la oleada de crecimiento en Europa, era imprescindible la eliminación de todas aquellas leyes, ordenanzas e instituciones que se habían creado en el periodo autárquico.|Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, pp. 271-272.}}</ref> Este desarrollo, en cierto modo desordenado, y la afluencia de gente del campo a la ciudad, propició un nuevo fenómeno: el chabolismo, que rodeó a las grandes ciudades. También, las altas tasas de crecimiento económico, no vinieron acompañadas de la consecuente creación empleo (la necesidad de industrialización del país, primó el aumento del factor capital frente al factor trabajo), fue la emigración a Europa lo que evitó que la escasa capacidad de crear empleo no se tradujese en un aumento de las tasas de paro.<ref> Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 270.</ref>
 
Aunque parte de los recursos generados para modernizar la economía fueron a parar a manos de personas cercanas al poder, lo que generó un desequilibrio en la distribución de la riqueza, esto no logró evitar que gran parte de la población experimentase una mejora en su calidad de vida.<ref>Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 271.</ref> Paralelo al desarrollo económico vino la modernización de la sociedad, se pasó de una sociedad agraria a una industrial, con avances en la educación, alcanzándose una tasa de escolarización del 90% y reduciéndose el nivel de anafabetismo. Otro avance fue la timida incorporación de la mujer al trabajo y a los estudios.<ref>Moradiellos, 2003, p. 146.</ref> Se produjo un aumento del bienestar, una mejora en las infraestructuras del país y, también, el contacto con el exterior propició la extensión de hábitos y costumbres más liberales: la minifalda, el pelo largo masculino, la ropa desenfada, el biquini, la musica pop y rok. También se experimentó un cambio en la sexualidad (la venta de píldoras anticonceptivas superó el millón de unidades en 1967).<ref>Moradiellos, 2003, pp.147-148.</ref>
 
En esta década se extendió la movilización social. Crece la militancia obrera agrupada, principalmente, en torno a [[Comisiones Obreras]]; que surge, no como un sindicato, sino como una plataforma sindical, impulsada por el [[Partido Comunista Español]], que, con una estructura clandestina, utiliza las estructuras del sindicato vertical para llevar las reivindicaciones a la calle, procurando la movilización de masas (también, otras centrales sindicales comienzan a mostrarse activas: USO y UGT).<ref> Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 338.</ref> "La movilización reivindicativa de la clase obrera durante la década de los sesenta fue, sin duda, el mayor desafío que tuvo que afrontar el régimen de Franco. [...] La constitución de las Comisiones Obreras como movimiento de ámbito nacional es indisoluble de esa lenta transformación antifranquista del nuevo movimiento obrero español, gracias a la acción conjunta de militantes comunistas y de católicos progresistas".<ref>Moradiellos, 2003, pp. 161-162.</ref> La universidad dejó de ser un feudo del SEU, el sindicato falangista. En el curso 1955-1956 se crean las agrupaciones de estudiantes Frente de Liberación Popular (el Felipe) de adscripción comunista y la Asociación Socialista Universitaria (ASU) auspiciada por el PSOE. Y Durante los años siguientes las universidades, también, serán escenario del activismo contra le régimen de Franco.
 
"No cabe duda que la acción reivindicativa de segmentos significativos de la clase obrera española fue una condición necesaria para la consecución de mejoras sustanciales en el nivel de vida y las condiciones laborales".<ref>Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 340.</ref> La represión ejercida por Franco tras ganar la guerra hizo inecesarias las mejoras laborales. Si en el resto de Europa, desde 1942, se venía trabajando para conseguir mecanismos e instituciones que universalizaran la protección social, en España no fue hasta 1963, con la promulgación de la Ley de Bases de la Seguridad Social, cuando se comenzara "a forjar una nueva configuración de las prestaciones sociales en España, dentro de un auténtico sistema de seguridad social".<ref>Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, p. 343.</ref> Aun con la inexistencia de una reforma fiscal que la dotara de medios y la ineficacia en la gestión de recursos, la puesta en marcha de la Seguridad Social, supuso un importante avance en protección social, permitiendo que, en 1973, cuatro de cada cinco españoles tuvieran cobertura sanitaria.<ref>{{cita|La reforma del modelo asistencial no fue una concesión del franquismo, sino que fue una conquista del mundo del trabajo, que se vio facilitada por la situación de debilidad que sufría el régimen.|Barciela, López, Melgarejo y Miranda, 2001, pp. 340-345.}}</ref>
 
Franco, durante esta década de lógros económicos, resultó "intocable" para las diferentes facciones que formaban el conglomerado franquista.<ref>Preston, 2004, p. 751.</ref> No resultaba así en el exterior, la Comunidad Económica Europea se negó a iniciar conversaciones para la entrada de España en la comunidad, algo que Franco achacó a las fuerzas hostiles contra España.<ref>Preston, 2004, p. 758.</ref> Como también achacó a esas supuestas fuerzas hostiles las movilizaciones obreras y estudiantiles.
 
En 1966 se presentó en las Cortes la Ley Orgánica del Estado. "Se decidió que no hubiera debate sobre la compleja ley. Sería sometida primero a las Cortes y luego al pueblo español sin examen público de sus ventajas y desventajas ni demasiadas explicaciones".<ref>Preston, 2004, p. 787.</ref> El 14 de diciembre se voto en referendum con una participación del 88% y tan solo un 1,81% de votos negativos.<ref>Preston, 2004, p. 789.</ref>
 
Franco, durante la segunda mitad de los sesenta, recibió presiones de su entorno (en forma de reiteradas sugerencias) para que nombrara sucesor. Franco mostraba ya una creciente decrepitud y se temía por la continuidad del Régimen. En ese tiempo surgieron varios candidatos, entre ellos don Juan que intentó, en diversas comunicaciones con Franco, hacer valer su legitimidad. Juan Carlos fue el candidato elegido, se había mostrado "gris" en sus opiniones, "Juan Carlos era dolorosamente consciente desde hacía mucho tiempo de su estrecho margen de maniobra".<ref>"Más tarde se referiría a ello el privado, hablando de los muchos años que había estado "haciéndome el tonto en este país", pues se había dado cuenta de que debía evitar controversias hasta el punto de resultar un personaje gris". Payne, 2007, p. 215.</ref> El entorno de Franco lo consideraba débil de carácter y sin capacidades políticas para tomar decisiones que lo pudieran enfrentar a las instituciones del Régimen. Estimaron que con su elección, al menos durante un tiempo, la continuidad del Régimen estaría asegurada. Cuando en Enero de 1969 Franco le comunicó su decisión de nombrarlo sucesor, Juan Carlos se preocupó de consultar con su muy estimado ex tutor y hombre de confianza, [[Torcuato Fernández Miranda]], que "le garantizó que serían perfectamente posibles nuevas reformas una vez hubiese heredado plenamente la estructura legal del Estado franquista"<ref> Payne, 2007, p. 217.</ref> (Fernández Miranda, con Juan Carlos ya Jefe de Estado, diseñó la auto defenestración de Régimen, contribuyendo activamente a ella desde su puesto de Presidente de las Cortes, al que accedió por designación de Juan Carlos). Franco, por fin, en Julio de 1969 presentó al consejo del Reino y a las Cortes a Juan Carlos como sucesor, siendo aprobada la designación por éstas sin apenas oposición (419 votos a favor y 19 en contra).<ref>Para todo el párrafo: Payne, 2007, Cap.: ''La “Operación Príncipe”'', pp. 213-218.</ref>
 
En 1967, producto de la Ley Orgánica, un tercio de los procuradores de las Cortes fueron elegidos por "cabezas de familia" en votaciones que simulaban un proceso democrático. "No se trataba de una liberalización significativa: todos los procuradores eran miembros del Movimiento y cerca de la mitad eran funcionarios del Estado. En cualquier caso, Franco no dejó de señalar a uno de sus ministros. Las Cortes no eran soberanas. Solo el Caudillo podía sancionar las leyes.<ref>Preston, 2004, p.794.</ref>
 
=== Últimos años ===
 
A principio de los años 70 el Régimen se divide en “continuistas”, más moderados, e “inmovilistas”, que intentan parar todo tipo de reformas y a los que se les terminará denominando “el búnker”. Entre las acciones de los inmovilistas estuvo el intento de sustituir en la sucesión a [[Juan Carlos I|Juan Carlos de Borbón]] por [[Alfonso de Borbón]], prometido de la nieta de Franco con la que posteriormente se casaría.<ref> "Es improbable que el propio Franco pensara demasiado en la posibilidad de establecer una dinastía real. Sin embargo, la causa de Alfonso, el "príncipe azul", contaba con el favor de la extrema derecha y especialmente de la esposa y el yerno de Franco". Preston, 2004, p. 808.</ref> Desde el movimiento se instó a los gobernadores provinciales a que restaran importancia a las visitas de Juan Carlos y destacaran las de Alfonso de Borbón. En ese tiempo, desde el interior del Régimen ya se toman posiciones para el momento posterior a su muerte.<ref> Preston, 2004, p. 810.</ref>
 
En Septiembre de 1970 Franco recibió la visita de Nixon y Kissinger. Una visita que reforzaba la imagen del dictador fuera y dentro de España y que marcó el punto de máxima tolerancia de las democracias occidentales con el franquismo.
 
Dos meses después de la visita, el proceso de Burgos, que terminó condenando a la pena de muerte a tres etarras, hizo retroceder treinta años la situación de España en el mundo.<ref> "Entre el encuentro de Nixon de septiembre de 1970 y los juicios de Burgos dos meses después, Franco había retrocedido treinta años". Preston, 2004, p. 812.</ref> El 17 de diciembre convocada por el "búnker", una multitud se concentró en la plaza de Oriente de Madrid. En ella pudo verse a Franco saludando desde el balcón muy debilitado físicamente, ya en aquella época sufría parkinson. La excusa de la manifestación era contestar a las críticas que se multiplicaban en el exterior y a la contestación interior de la oposición democrática; pero, realmente, fue una demostración de capacidad de convocatoria del búnker en sus intentos de desplazar de los puestos de poder a tecnócratas y continuistas.<ref>Bechoud, 2000, p. 454.</ref> La imagen de Franco aclamado por la multitud y su deterioro físico, tuvieron el efecto en la oposición democrática de no intentar precipitar su caída, y en el búnker, el de aceptar que "mientras Franco viviera, contra él no iría nada".<ref>Fraga, ''Memoria breve de una vida pública'', p. 275. En Bechoud, 2000, p. 455.</ref> Las sentencias de muerte fueron finalmente conmutadas. Franco, muy reticente a conmutarlas, atendió en última instancia la insistencia, principalmente, de Lopez Rodó y Carrero Blanco preocupados por las seguras repercusiones internacionales (también le escribió su hermano Nicolás pidiéndole que las conmutara). Franco en el discurso de aquel fin de año justificó las protestas internacionales con su fijación persecutoria: "La paz y el orden de que hemos disfrutado durante más de treinta años han despertado el odio en las potencias que siempre han sido el enemigo de la prosperidad de nuestro pueblo".<ref>Preston, 2004, p. 813.</ref> En el interior, el proceso de Burgos tuvo el efecto de unir a las fuerzas de oposición democrática que ampliaron su área de influencia. La Iglesia comenzó a mostrarse crítica y los más aperturistas del franquismo vieron al Régimen como "un barco que se estaba hundiendo".<ref>Preston, 2004, p. 813.</ref>
 
En los años setenta se generalizaron las movilizaciones obrera y estudiantil iniciadas ya en los sesenta; sectores, como la Democracia Cristiana, hasta entonces cercanos a El Régimen, se posicionan frente a él, desde el propio falangismo surgen grupos de oposición, en el ejército, una asociación clandestina, la UMD, desafía la disciplina militar para hacer también oposición; y, su mayor aliada, la Iglesia, se muestra dividida. [[El Vaticano]] ya había dado muestras de alejamiento del régimen de Franco y durante esos años se sucedieron las muestras de desaprobación, en el interior, el cardenal primado [[Vicente Enrique y Tarancón]] se mostró especialmente beligerante. Para completar una situación insostenible, ETA y otros grupos terroristas adquirieron una fortaleza creciente, multiplicando sus acciones. El 20 de diciembre de 1973, coincidiendo con el denominado proceso 1001, juicio contra diez dirigentes de [[Comisiones Obreras]], que pretendía ser ejemplar, ETA atenta contra el presidente del Gobierno y principal apoyo de Franco, Carrero Blanco, causándole la muerte.<ref>Preton, 2004, Cap: 28. ''El largo adiós: 1969-1975''.</ref><ref>Bechoud, 2000, Cap.: 14. ''Agonía del franquismo y muerte de Franco''.</ref>
 
Franco se enfrentó a estas tensiones iniciando un giro hacia posiciones inmovilistas.<ref>Preston, 2004, p. 814.</ref> El 1 de octubre de 1971, en la celebración del aniversario de su nombramiento como Jefe de Estado, con nuevas concentraciones en la plaza de Oriente, Franco dejó claras sus intenciones de no retirarse. Desde el sector continuista comenzó a temerse la previsible perdida de facultades físicas y mentales de Franco antes de sustanciarse la transmisión de poderes.<ref>Bachoud, 2000, p. 459.</ref> En esta última etapa el parkinson se hizo muy evidente, a finales de 1974 mostraba claros síntomas de senilidad.<ref>Preston, 2004, p. 832.</ref>
 
"En el verano de 1975, la sensación de desmoronamiento del régimen era omnipresente".<ref>Preton, 2004, p. 836.</ref> En septiembre de 1975, otro juicio, el de ocho miembros de la organización terrorista FRAP, condenados los ocho a la pena de muerte y dando su conformidad y ejecutandose cinco de las penas, aisló aún más al Régimen internacionalmente. Quince países europeos retiraron a sus embajadores, produciéndose protestas y ataques a las embajadas de España en la mayoría de los países europeos. Como reacción a aquél desmoronamiento, el 1 de octubre, Franco vuelve al balcón de la plaza de Oriente y "repite ante la muchedumbre su discurso de siempre y una vez más, con una voz que la enfermedad hace aún más trémula, denuncia en medio del fervor general de sus incondicionales el complot judeomasónico contra España y la subversión comunista-terrorista"<ref>Bechoud, 2000, p. 474.</ref>
La agonía de Franco fue lenta y dolorosa, siendo sometido a numerosas intervenciones innecesarias y de efectos desastrosos. El 17 de octubre, después de varias crisis de su salud, aún preside el Consejo de Ministros. El 22 de octubre sufre su tercer ataque cardiaco, el 24 sufre otro y se agravan sus otras dolencias. Desde entonces, todos los intentos de su entorno son los de prolongarle la vida, intentando que sobreviva al 26 de noviembre, momento en que debería renovar el mandato de Alejandro Rodríguez Valcárcel como presidente del consejo del Reino y de las Cortes y, así, garantizarse una persona "fiable" con poderes para influir en la elección del futuro presidente del Consejo de Ministros. El 25 de octubre se le administra la extremaunción y, finalmente, el 20 de noviembre, se certifica su muerte.<ref>Preston, 2004, pp. 807-839.</ref>
 
[[Archivo:Tombe_Franco.jpg|right|thumb|150px|Tumba de Franco en la cripta del Valle de los Caídos]]
 
Durante las cincuenta horas que estuvo abierta la capilla ardiente en la sala de Columnas del [[palacio de Oriente]], se calcula que pasaron por ella para mostrarle su último respeto entre 300.000 y 500.000 personas, formandose largas colas de varios kilómetros. El sepelio desde [[Madrid]] al [[Valle de los Caidos]], donde fue enterrado en una solemne tumba junto a la de [[José Antonio Primo de Rivera]], fue presenciado, también, por una gran multitud. Sólo asistieron tres jefes de Estado: el príncipe Rainiero de [[Mónaco]], el rey Hussein de [[Jordania]] y el general [[Augusto Pinochet]] de [[Chile]].<ref>Preston, 2004, p. 842.</ref><ref>Bechoud, 2000, p. 476.</ref>
 
Tras su muerte, los mecanismos sucesorios funcionaron y Juan Carlos "aceptando los términos de la legislación franquista" fue investido rey,<ref>Preston, 2004, p. 848.</ref> siendo aceptado con escepticismo tanto por los adeptos al Régimen como por la oposición democrática. Posteriormente, Juan Carlos desempeñaría "un papel central en el complejo proceso de desmantelamiento del régimen franquista y en la creación de la legalidad democrática".<ref>Preston, 2004, p. 848.</ref> Se inica el proceso conocido como [[Transición Española]].<ref>{{cita|[Juan Carlos] Ya en 1969 había preguntado a su profesor de Derecho político, Fernández Miranda, hasta qué punto le obligaba la jura de los Principios del Movimiento Nacional, obteniendo la respuesta de que la ley Orgánica podía ser reformada sustancialmente desde sus propios presupuestos. […] La monarquía de Don Juan Carlos era una incógnita en 1975. El Príncipe había tenido que vivir unos años muy complicados en los que no solo debió callarse y aparecer como lo que no era (es decir, como tonto), sino que había tenido la complicadísima tarea de, por un lado, aceptar en su plenitud la condición de sucesor de Franco, evitando cualquier tipo de prevención en El Pardo, y, al mismo tiempo, dejar caer, en la medida de lo posible, en especial en el exterior pero también a los elementos reformistas del Régimen, que vendría una situación política en la que los españoles podrían hacerse dueños de sus propios destinos. La tarea no había sido en absoluto sencilla y en ella el futuro Rey testimonió prudencia, paciencia y habilidad.|Tusell, 2007, pp. 283-284.}}</ref>
 
== Ideología ==