Diferencia entre revisiones de «Don de lenguas»

Contenido eliminado Contenido añadido
Deshecha la edición 29668025 de 189.160.93.126 (disc.)
Deshecha la edición 26886217 de 190.27.54.134 (disc.)
Línea 1:
El '''''Cristianismo Biblicocristianismo''''' define Don de lenguas como el don concedido a una persona por obra del Espíritu Santo para hablar en '''todos los idiomas al mismo tiempo''' (del mismo modo en que lo hace Dios) y, de este modo, ser oída por cada oyente solamente en su idioma nativo y en su propio idiolecto SIN que el hablante esté al tanto de estarse expresando en otro idioma y SIN que el oyente sepa que el hablante desconoce su idioma (cfr. Hechos 2: 1-13). Debido a las características de este fenómeno, es imposible para una persona estar al tanto de que está empleando este don, salvo bajo circunstancias tales como que el mismo oyente haga notar su sorpresa al hecho de que el hablante conociera tan bien su idioma.
Este fenómeno supone que la interpretación/traducción a todos los idiomas es realizada por obra de Dios sin intervención lingüística del hombre; ya que el hombre, en su incapacidad para conocer verdaderamente un idioma por cuestiones de [[semiótica]] y bajo el entendido de que el único lenguaje verdadero es el de los significados sin los [[significante]]s, depende de la completa labor de Dios el transmitir Su mensaje de evangelización entre distintos hablantes.
No debe confundirse con la "capacidad" de hablar otros idiomas o incluso lenguas muertas o "inexistentes" sin haberlas estudiado o siquiera oído (salvo ciertas posibles excepciones del gusto propio de Dios) ya que esta "capacidad" es considerada como proveniente del demonio y suele ocurrir cuando se realizan ciertas actividades sacrílegas, como pueden ser actividades esotéricas, invocación de espíritus, satanismo; también puede observarse esta "capacidad" demoníaca en personas poseídas en alto o menor grado, o, aún más, en algunos exorcistas que de algún modo se han visto afectados por los espíritus infernales, ya sea por falta de ayuno, oración, vida sacramental o un mal exorcismo, entre otros posibles factores.