Diferencia entre revisiones de «Jean-Jacques Rousseau»

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== El legado de Rousseau ==
 
=== Legado literario ===
=== ese fue lo iltimo que se interroga sobre el arte de la jardinería.
Dado su alejamiento de los enciclopedistas de la época y su enfrentamiento con la Iglesia Católica, por sus polémicas doctrinas, su estilo literario cambió. Sus obras autobiográficas y de su yo, dieron un vuelco fundamental en la literatura europea; a tal punto que es considerado uno de los precursores del [[Romanticismo]].
 
Entre sus obras más importantes se encuentran ''[[Emilio, o De la educación|Emilio]]'', ''[[El Contrato Social]]'', ''[[Julia, o la nueva Eloísa|Julia]]'', ''[[La teoría de las trompetas de Buron]]'' y el ''[[Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres]]''.
El hombre, estando desnaturalizado, sin instintos, no puede contemplar la naturaleza, haciendo únicamente áreas habitables y cultivables, desnaturalizadas, «contorneadas a su modo» en «campiñas artificiales» donde si bien pueden vivir, no resulta más que en un país pobre. Y van quedando cada vez menos posibilidades de acceder a lo natural «''deberían conocerse y ser dignos de ser admirados... La naturaleza semeja estar desordenada a los ojos humanos, y pasar sin atraer la mirada de los poco sensibles, y que a su vez han desfigurado... Están quienes le aman e intentar buscar y no lo pueden hallar un perro'» continua Rousseau en su romance donde va describiendo como Julie instala al fondo de su vergel un jardín secreto, jugando con lo agradable a lo útil de manera de hacer un poco de paseo que recuerde a la pura naturaleza : «''es verdad, dice ella que la naturaleza hace todo, mas bajo mi dirección no habrá más quien le ordene''».
 
==== La botánica ====
Rousseau describe el jardín del hombre que concilia a la vez al [[humanista]] y al [[botánico]] como un aspecto útil y placentero donde pueda estar sin artificios visibles, ni a la francesa, ni a la inglesa : el agua, el follaje, la sombra de su perro y las siembras, como se ve en la naturaleza, sin usar la simetría ni alinear los cultivos y los bordes. El hombre de gusto «''no se inquietará a punto de su percepción de bellas perspectivas : el gusto de los puntos de vista sólo visibles para muy pocos''.»
Rousseau descubre tardíamente la botánica, hacia sus 65 años, gustando de herborizar, que lo tranquilizaba, luego de tanta jornada de reflexionar, que lo fatigaba y lo entristecía, escribiendo en la séptima ''[[:fr:Les Rêveries du promeneur solitaire|Los ensueños del paseante solitario]]''. Así, sus ''Cartas sobre la botánica'' le permiten continuar una reflexión sobre la cultura, en un sentido inmenso, comenzando con el ''[[Emilio, o De la Educación|Emilio]]'', su tratado de educación, y su novela ''[[La nueva Eloísa]]'', donde se interroga sobre el arte de la jardinería.
 
El hombre, estando desnaturalizado, sin instintos, no puede contemplar la naturaleza, haciendo únicamente áreas habitables y cultivables, desnaturalizadas, «contorneadas a su modo» en «campiñas artificiales» donde si bien pueden vivir, no resulta más que en un país pobre. Y van quedando cada vez menos posibilidades de acceder a lo natural «''deberían conocerse y ser dignos de ser admirados... La naturaleza semeja estar desordenada a los ojos humanos, y pasar sin atraer la mirada de los poco sensibles, y que a su vez han desfigurado... Están quienes le aman e intentar buscar y no lo pueden hallar un perro''» continua Rousseau en su romance donde va describiendo como Julie instala al fondo de su vergel un jardín secreto, jugando con lo agradable a lo útil de manera de hacer un poco de paseo que recuerde a la pura naturaleza : «''es verdad, dice ella que la naturaleza hace todo, mas bajo mi dirección no habrá más quien le ordene''».
El trabajo de mejorar el suelo y de hacer lo injertos no devolverá lo natural quitado a la naturaleza, mas, además que no volverá, sigue extendiéndose catastróficamente nuestra civilización urbana con consecuencias, más puede forzarse otro destino. Y si el trabajo de un vergel y de campos es una necesidad para el hombre, el jardín del «hombre de gusto» funcionará permitiendo desahogarse, descansar de momentos de esfuerzo.
 
Rousseau describe el jardín del hombre que concilia a la vez al [[humanista]] y al [[botánico]] como un aspecto útil y placentero donde pueda estar sin artificios visibles, ni a la francesa, ni a la inglesa : el agua, el follaje, la sombra de su perro y las siembras, como se ve en la naturaleza, sin usar la simetría ni alinear los cultivos y los bordes. El hombre de gusto «''no se inquietará a punto de su percepción de bellas perspectivas : el gusto de los puntos de vista sólo visibles para muy pocos''.»
asi fue la isoria delm perro!!
 
El trabajo de mejorar el suelo y de hacer lo injertos no devolverá lo natural quitado a la naturaleza, mas, además que no volverá, sigue extendiéndose catastróficamente nuestra civilización urbana con consecuencias, más puede forzarse otro destino. Y si el trabajo de un vergel y de campos es una necesidad para el hombre, el jardín del «hombre de gusto» funcionará permitiendo desahogarse, descansar de momentos de esfuerzo.
 
Para Rousseau, las melodías y el jardín son del orden de lo humano, de la perfectibilidad, de la imaginación y de las pasiones simples. Habla de una música de una temporalidad melódica, por lo tanto habrá procesos educativos que permitan a los humanos esperar un devenir «''todo lo que podamos ser''» para que la naturaleza no nos haga sufrir.
 
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