Diferencia entre revisiones de «Imperio romano»

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El Imperio romano como sistema político surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César, en los momentos finales de la [[Antigua república romana|República romana]]. Se alzó como mandatario absoluto en Roma, haciéndose nombrar ''[[Dictador romano|Dictator]]'' (dictador). Tal osadía no agradó a los miembros del Senado romano, que conspiraron contra él asesinándole durante los [[Idus de marzo]] en las mismas escalinatas del Senado, restableciendo así la república, pero su retorno sería efímero. El precedente no pasó desapercibido para el joven hijo adoptivo de César, [[Octavio Augusto]], quien sería enviado años más tarde a combatir contra la ambiciosa alianza de [[Marco Antonio]] y [[Cleopatra VII|Cleopatra]].
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
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[[zh-min-nan:Lô-má Tè-kok]]
[[zh-yue:羅馬帝國]]
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
 
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. [[Augusto]] aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de [[Diocleciano]], quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de [[Teodosio I el Grande]], quedó definitivamente dividido.
 
Finalmente en [[476]] el [[hérulo]] [[Odoacro]] depuso al último emperador de Occidente, [[Rómulo Augústulo]]. El senado envía las insignias a [[Constantinopla]], la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de [[Imperio Bizantino]], hasta que en [[1453]] Constantinopla cayó bajo el poder [[imperio otomano|otomano]].
 
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de [[Justiniano I]], por medio de sus generales [[Narsés (general bizantino)|Narsés]] y [[Belisario]], el de [[Carlomagno]] así como el del propio [[Sacro Imperio Romano Germánico]], pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.