Diferencia entre revisiones de «Batalla de las Horcas Caudinas»

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La '''Batalla de las Horcas Caudinas''' fue un encuentro armado que tuvo lugar el año {{AC|321}}, entre los ejércitos [[antigua Roma|romanos]] y [[samnitas]], en el marco de la [[Guerras Samnitas|Segunda Guerra Samnita]].
 
El comandante samnita era [[PoyaponcioCayo Poncio]], quien conocía la posición de un importante ejército romano cerca de [[Calacia]] (''Calatia''), por lo que envió algunos soldados disfrazados de pastores con órdenes de propagar la historia de que los samnitas estaban sitiando la ciudad de [[Lucera]], una colonia romana clave situada en la [[Apulia]], en la retaguardia del Samnio. Los comandantes romanos, los [[cónsul romano|cónsules]] Espurio Postumio Albino y Tito Veturio Calvino, fueron tontamente engañados por este ardid, decidiendo ponerse en marcha con varias [[Legión romana|legiones]] (unos 50.000 hombres, según [[Apiano]]) para prestar ayuda a Luceria, y eligiendo la vía más rápida hacia esta ciudad a través de las '''Horcas Caudinas''' sin apenas conocimiento del terreno. Era éste un angosto valle que discurría entre los montes Tifata y Taburno, en plenos [[Apeninos]], y situado entre las actuales localidades de [[Arpaia]] y [[Montesarchio]]. Recibía su nombre (''Furculae Caudinae'') debido a la proximidad de la ciudad samnita de [[Caudio]] (''Caudium''), situada al Este de [[Capua]] y que correspondería a la propia Montesarchio.
 
El área circundante al valle era muy montañosa, por lo cual constituía la única ruta que el ejército romano podía afrontar en esta zona. Cuando los romanos franquearon un primer [[desfiladero]] muy estrecho, los veteranos comenzaron a sentirse inquietos, y al alcanzar un segundo paso lo hallaron clausurado mediante una [[barricada]] de piedras y troncos, evidentemente procedentes de los árboles recientemente talados que jalonaban el valle. Advirtiendo la trampa, Postumio dio orden de regresar rápidamente hacia el primer paso, encontrándolo fuertemente custodiado por los samnitas, que les impedían la salida. Entonces los romanos desesperaron por su sombría situación, y de acuerdo con [[Tito Livio]], trataron de escalar las escarpadas paredes del desfiladero e intentaron abrirse paso, pero los samnitas mataban o herían a todo aquel que lo intentaba.