Diferencia entre revisiones de «Fantasía heroica»

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A finales del [[siglo XIX]] la fantasía épica conoció a uno de sus grandes autores, [[H. Rider Haggard]]. Aunque más conocido por su clásico ''[[Las minas del rey Salomón]]'', Haggard exploró el género épico fantástico y la literatura fantástica en general en muchas ocasiones. Cabe señalar su novela ''Eric Ojos Brillantes'', publicada por primera vez en ''1889'' y poseedora de la mayor parte de los elementos del género. Esta novela reconstruye las aventuras de un [[vikingo]], pero a la manera de las [[Saga (literatura)|sagas]], es decir, con gigantes, reyes y geografía ficticios, abundante épica y un ambiente idealizado y poco definido. Con todo esto se convierte no sólo en una de las primeras novelas de fantasía épica sino en uno de sus hitos.
 
La fantasía épica o espada y brujería del [[siglo XX]] es fruto de la remasterización de obras de principios de siglo como [[Conan el bárbaro|Conan el cimmerio]] (cuyo autor, Robert E. Howard, es considerado el padre de la espada y brujería "moderna"), [[La espada rota]], [[El Señor de los Anillos]] o [[La Historia Interminable]], cuya repercusión aún es palpable hoy en día. Algunas de las más antiguas, como Conan, nacen ligadas al fenómeno de las [[revistas pulp]], entre las dos guerras mundiales. Los valores de estas obras, basados en la lucha del gran héroe contra el gran villano, la magia todopoderosa y las grandes batallas, empiezan a superarse en la década de 1990. Aquí estos estereotipos se rompen, y se empieza a deshacer la marcada dualidad entre el Bien y el Mal. También aparece un mayor componente de intriga o desarrollo social en algunas obras, que desplaza el contenido épico sin que este deje de ser la base fundamental.
 
Actualmente existen dos corrientes. Ciertas obras tratan de ambientarse en un mundo pseudomedieval, intentando para ello sentar una bases narrativas realistas, con explicaciones detalladas de índole histórico o social que expliquen, incluso científicamente, cada uno de los lugares y situaciones. Otras obras huyen de esta relativa realidad para crear mundos sostenidos por la imaginación y la magia, con situaciones del todo surrealistas y una preocupación posmoderna de la realidad. Prácticamente todas las obras actuales siguen el influjo de [[J. R. R. Tolkien|Tolkien]], [[Robert E. Howard]] y los otros clásicos de principios del [[siglo XX]]. Son corrientes las comparaciones con estos autores y especialmente tras el éxito cinematográfico de [[El Señor de los Anillos]]. Para los propios autores supone un halago.