Diferencia entre revisiones de «Mercantilismo»

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Estas políticas contribuyeron en gran medida a que Inglaterra se convirtiera en la mayor potencia comercial del mundo, y una potencia económica internacional. En el interior, la transformación de tierras no cultivadas en terreno agrícola tuvo un efecto duradero. Los mercantilistas pensaban que para hacer crecer el poderío de una nación, todas las tierras y recursos debían utilizarse al máximo, lo que les llevó a embarcarse en grandes proyectos como el drenaje de la región de los ''fens'' ("pantanos" de la [[llanura de Bedford]]).<ref>Wilson p. 15.</ref>
 
=== En España ===
Omar es un puto maricon k mama vergas y le escanta la de princi y al pemdejo es la hermafrodita del año
{{AP|Arbitrismo}}
[[Archivo:Cathedral and Archivo de Indias - Seville.jpg|thumb|right|250px|[[Casa de Contratación]], que actualmente cumple la función de [[Archivo de Indias]], junto a la [[Catedral de Sevilla]]. Centro económico del mundo en el [[siglo XVI]], [[Sevilla]] se hundió en una profunda crisis en el siguiente, mientras que [[Londres]] y [[Ámsterdam]] entraban en su apogeo.]]
La [[revolución de los precios]] que afectó a toda Europa desde el siglo XVI, tuvo su origen en la llegada a España de las remesas anuales de metales preciosos que traía la [[flota de Indias]], con lo que la reflexión sobre sus causas y posibles soluciones produjo el primer pensamiento económico digno de tal nombre. A ello se sumaba la tradición de peticiones de orden económico en las [[Cortes]], tanto las [[Cortes de Castilla|castellanas]] como las de los reinos de la [[Corona de Aragón]]. Castilla, desde la [[Baja Edad Media en España|Baja Edad Media]] había presenciado un enfrentamiento entre los intereses vinculados a la exportación de la lana (la aristocrática [[Mesta]], y la alta burguesía de mercaderes de [[Burgos]], las [[feria]]s y puertos conectados con [[Flandes]]) y los vinculados a la producción interna de paños (la baja burguesía y el patriciado urbano de las ciudades centrales, como [[Segovia]] y [[Toledo]]), que se expresaron en las [[guerra civil castellana|guerras civiles de los Trastamara]] e incluso la de las [[Guerra de las Comunidades|Comunidades]]. Ese modelo simplificado no oculta la confluencia de multitud de otros intereses, tanto personales como dinásticos, institucionales y estamentales, como los de las distintas partes del clero, e incluso la presencia de minorías como [[judío]]s y [[converso]]s y la gran mayoría social que es el campesinado.<ref>Madrazo Madrazo, Santos (1969) ''Las dos Españas. Burguesía y nobleza, los orígenes del precapitalismo español'' Editorial ZYX.</ref> La misma construcción de la monarquía autoritaria tiene mucho que ver con su habilidad para arbitrar estos conflictos socioeconómicos y su dimensión política.<ref>Anderson, Perry (1979) ''El estado absolutista'', Madrid, Siglo XXI.</ref>
La misma organización del [[monopolio]] del comercio americano, a través de la [[Casa de Contratación]] de Sevilla, conjugado con los préstamos adelantados por banqueros alemanes ([[familia Fugger]]) o genoveses, y los mecanismos de la deuda pública ([[juros]]) dan una muestra de lo necesario y a la vez complicado que era entender los fenómenos económicos y actuar políticamente sobre ellos. Era vital para el funcionamiento del complejo aparato militar, burocrático y hacendístico de la [[Monarquía Hispánica]] (véase [[Instituciones españolas del Antiguo Régimen]]), en el que los impuestos (unos del rey, otros del reino, otros de los municipios), las múltiples exenciones, y los derechos y [[regalías]] del monarca formaban un entramado caótico.
[[Archivo:Martin Azpilicueta.jpg|thumb|right|180px|[[Martín de Azpilicueta]]]]
A los economistas españoles, de abundante nómina en los siglos XVI y XVII ([[Tomás de Mercado]], [[Sancho de Moncada]] y [[Martín de Azpilicueta]], teólogos vinculados a la [[Escuela de Salamanca]]; [[Luis Ortiz]], contador de hacienda, [[Martín González de Cellorigo]], abogado en la [[Chancillería de Valladolid]], [[Pedro Fernández de Navarrete]], militar y gobernador de Guipúzcoa, [[Luis Valle de la Cerda]], que propone en [[1600]] la creación de los [[Montes de Piedad]] con el apoyo de las Cortes...), se les daba el nombre de [[arbitrista]]s, por ser [[arbitrio]] el nombre que solía darse a la medida que, por su mera voluntad, podía el rey tomar en beneficio del reino, y que esos autores solicitaban. Su papel fue subvalorado por la misma [[historiografía]] económica española en sus primeros estudiosos, como es el caso de [[Manuel Colmeiro]].<ref>Colmeiro, Manuel: (1883) ''Historia de la Economía Política en España''; (1880) ''Biblioteca de los economistas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII''.</ref> Ya en su propia época eran ridiculizados por proponer medidas extravagantes, como lo hizo [[Quevedo]], que en varias ocasiones describe a bienintencionados arbitristas ("arcigogolantes") causando toda clase de catástrofes; uno de ellos está tan enfrascado en escribir sus teorías que no se da cuenta de que se ha sacado a sí mismo un ojo con la pluma.<ref>Llopis-Fuentes, Roger (1991) ''El personaje del arbitrista según Cervantes y Quevedo'' Cincinnati Romance Review 10, pgs. 111-122. Consultable en internet hay un estudio de Mercedes Blanco ''Del infierno al Parnaso. Escepticismo y sátira política en Quevedo y Trajano Boccalini'' [http://cvc.cervantes.es/obref/quevedo_critica/satiras/blanco.htm]</ref>
 
El mismo Quevedo reflejó magistralmente la percepción de fracaso económico, como parte de la más general [[decadencia española]] en su célebre poema:
{{cita|Nace en las Indias honrado,<p>
donde el mundo le acompaña.<p>
Viene a morir en España<p>
y es en Génova enterrado...<p>
¡Poderoso caballero es Don Dinero!}}
[[Archivo:Marquis de Ensenada.jpg|thumb|left|180px|Zenón de Somodevilla, [[marqués de la Ensenada]].]]
 
Durante la crisis económica que afectó a [[España]] durante el [[Siglo XVII]] (de hecho fue la principal afectada por la general [[crisis del siglo XVII]]) se pusieron en marcha muchas políticas económicas sin demasiada coherencia, incluyendo alteraciones monetarias y fiscales que más que remediar, contribuyeron a su profundización. El estado ruinoso de finales de ese siglo, durante el reinado de [[Carlos II]], no obstante presenció una reactivación de la economía en las zonas periféricas (a excepción de Andalucía). Tras la [[Guerra de Sucesión Española]] (1700-1714), supuso un indudable éxito económico la adopción, por los gobiernos de [[Felipe V de España|Felipe V]], de una serie de medidas mercantilistas de inspiración colbertista importadas de Francia (ministros [[Jean Orry]] y [[Michael-Jean Amelot]]).
 
En el siglo XVIII, la herencia del arbitrismo se trasladó al llamado [[proyectismo]] ilustrado con mayor elevación intelectual. En el reinado de [[Fernando VI]] las medidas asociadas al [[Catastro de Ensenada]], muy ambiciosas, no fueron aplicadas con decisión. Lo mismo ocurrió con las del [[Marqués de Esquilache]] con [[Carlos III]] (decreto de abolición de la tasa del trigo y libre comercio de granos, 1765), que fue apartado tras el [[motín de Esquilache|motín que lleva su nombre]] (1766). El final del siglo XVIII es el del ascenso de políticos con ideas económicas más cercanas a la [[fisiocracia]] y el [[liberalismo económico]] ([[Pedro Rodríguez de Campomanes|Campomanes]] y [[Jovellanos]]), destacando el [[proyecto de ley agraria]] y la liberalización del comercio americano; que tampoco consiguieron un desarrollo eficaz, ya en la [[crisis del Antiguo Régimen]].
 
=== En otros países ===