Diferencia entre revisiones de «Juana de Arco»
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Place du Vieux Marché (Plaza del Viejo Mercado), Ruán, 30 de mayo de 1431. Previamente, Juana había sido escuchada en confesión por [[Jean Totmouille]] y [[Martin Ladvenu]] y le habían administrado los sacramentos de la [[Comunión]]. Juana hizo una pequeña declaración que se puede interpretar de modo que ella podía haber sido violada o como mínimo agredida físicamente el día 27, cuando la desnudaron para que no tuviera más remedio que vestirse como un hombre. Ladvenu (que después declararía que Juana había muerto injustamente a su parecer) le acababa de decir que sería ejecutada en la hoguera, ella comenzó a jalarse el cabello duramente, totalmente desesperada. Al poco rato, entró en la cámara Cauchon. Juana, desesperada, arremetió contra él con duras palabras «Yo muero a través tuyo». Pero él respondió que su muerte estaba en sus propias manos. Pero con habilidad (aún estando destrozada y terriblemente desesperada) apeló a que si la hubiera aprisionado en una prisión eclesiástica como ella reclamó, con gente competente, no habría pasado nada. Entonces apareció en la cámara el hermano [[Pierre Maurice]] al que Juana se dirigió en busca de consuelo, pidiéndole donde estaría aquella misma noche. Él le preguntó si aún creía en Dios, y entonces ella afirmó que con la buena voluntad de Dios, aquella noche ya estaría en el paraíso: «Sí, con la ayuda de Dios, estaré en el paraíso», tal como le habían prometido los ángeles el [[1 de marzo]]. De este modo, la joven doncella de no más de 19 años perdió el miedo y se preparó para el reto definitivo.
Juana será escoltada esposada hacia una plaza llena de gente. Unas diez mil personas más mil soldados ingleses, todos expectantes, a las nueve de la mañana de aquel día. Iba vestida de blanco y llevaba algunos detalles en recuerdo de Jesús. En el centro había una hoguera montada; una plataforma con una estaca en el medio a la cual sería atada, con un montón de ramitas de madera para
Mientras se acababa de preparar la plataforma, [[Nicholas Midi]] (el autor de los doce artículos de la acusación) comenzó a leer un sermón al que Juana guardó silencio. Éste acabó con la siguiente frase: «Juana, ve en paz, la Iglesia ya no te puede proteger más y te libra a las manos del brazo secular». Juana, en aquel momento arrodillada, realizó unas plegarias a Dios con contrición, penitencia y fervor de fe. Invocó además de a Dios, a la Virgen María, la Santísima Trinidad y todos los ángeles del paraíso. Asimismo, también invocó el perdón por los males que hubiera podido causar. Estuvo una media hora aproximadamente, según Jean Massieu. Algunos jueces y algunos ingleses incluso lloraron viendo que no era más que una buena chica. Finalmente, un soldado inglés acabó una pequeña cruz con dos palos que ella besó repetidamente.
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