Diferencia entre revisiones de «Luis de Góngora»

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En 1609 regresa a Córdoba y empieza a intensificar la tensión estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y 1611 escribe la ''Oda a la toma de Larache'' y en 1613 el ''Polifemo'', un poema en [[octava real|octavas]] que [[paráfrasis|parafrasea]] un pasaje mitológico de las ''Metamorfosis'' de [[Ovidio]], tema que ya había sido tratado por su coterráneo [[Luis Carrillo y Sotomayor]] en su ''[[Fábula de Acis y Galatea]]''; el mismo año divulga en la Corte su más ambicioso poema, las incompletas ''[[Soledades]]''. Este poema desata una gran polémica a causa de su oscuridad y afectación y le crea una gran legión de seguidores, los llamados poetas [[Culteranismo|culteranos]] ([[Salvador Jacinto Polo de Medina]], fray [[Hortensio Félix Paravicino]], [[Francisco de Trillo y Figueroa]], [[Gabriel Bocángel]], el [[Conde de Villamediana]], sor [[Juana Inés de la Cruz]], [[Pedro Soto de Rojas]], [[Miguel Colodrero de Villalobos]], [[Anastasio Pantaleón de Ribera]]...) así como enemigos entre conceptistas como [[Francisco de Quevedo]] o clasicistas como [[Lope de Vega]] o [[Lupercio Leonardo de Argensola|Lupercio]] y [[Bartolomé Leonardo de Argensola]].
 
Algunos de estos, sin embargo, llegaron con el tiempo a militar entre sus defensores, como [[Juan de Jáuregui]]. El caso es que su figura se revistió de aun mayor prestigio, hasta el punto de que [[Felipe III de España|Felipe III]] asi le nombró [[capellán]] real en 1617; para desempeñar tal cargo, vivió en la Corte hasta [[1626]], arruinándose para conseguir cargos y prebendas a casi todos sus familiares; al año siguiente, 1627, perdida la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza. [[Velázquez]] lo retrató con frente amplia y despejada, y por los pleitos, los documentos y las [[sátira]]s de su gran enemigo, [[Francisco de Quevedo]], sabemos que era jovial, sociable, hablador y amante del lujo y de entretenimientos como los naipes y los toros, hasta el punto de que se le llegó a reprochar frecuentemente lo poco que dignificaba los hábitos eclesiásticos. En la época fue tenido por maestro de la [[sátira]], aunque no llegó a los extremos expresionistas de Quevedo ni a las negrísimas tintas de Juan de Tassis y Peralta, segundo [[Conde de Villamediana]], que fue amigo suyo y uno de sus mejores discípulos poéticos.
 
En sus poesías se solían distinguir dos períodos: el tradicional, en que hace uso de los metros cortos y temas ligeros. Para ello usaba [[décima]]s, [[romance]]s, [[letrilla]]s, etc. Este período iba hasta el año [[1610]], en que cambiaba rotundamente para volverse culterano, haciendo uso de [[metáfora]]s difíciles, muchas alusiones mitológicas, [[cultismo]]s, [[hipérbaton|hipérbatos]], etc.; pero [[Dámaso Alonso]] demostró que estas dificultades estaban ya presentes en su primera época y que la segunda es solamente una intensificación de estos recursos realizada por motivos estéticos.