Diferencia entre revisiones de «Serie de la Fundación»

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== El argumento ==
En la saga se aborda y desarrolla la primera y reñida expansión humana en la Galaxia mediante la colonización de los primeros mundos espaciales, la lucha de éstos con la Tierra (ver [[Tierra/Saga de la Fundación]]) por el predominio galáctico, la derrota final de los espaciales a manos de los colonos terráqueos, la decadencia de la Tierra como planeta civilizado por efecto de una radiactividad inducida, la gran diáspora que significó el escape de la población humana de la Tierra y su dispersión por la Galaxia, la colonización de millones de mundos por la humanidad, la formación del Imperio Trantoriano, su conversión en [[Imperio Galáctico]] y la decadencia del mismo. Paralelo a esto se narra el desarrollo de la ciencia robótica y la influencia que los robots tienen sobre las sociedades humanas. Un momento clave y decisivo es la creación del robot [[R. Daneel Olivaw]], personaje mítico que abarca con su presencia explícita o velada toda la Saga. El Imperio, formado originalmente por la expansión de los seres humanos en el [[Astronáutica|espacio exterior]] (origen del que se ha perdido la memoria), agrupa millones de [[planeta]]s de nuestra [[Vía Láctea|Galaxia]]. Su decadencia sucede en un futuro muy lejano y el planteo central es el problema de evitar el dolor y la destrucción de vidas y bienes que se producirá con la desaparición de su sistema absolutista de gobierno galáctico. Para minimizar el daño, ya que la caída del Imperio se reconoce inevitable, se crean dos poderosas organizaciones: una pública (la Primera Fundación) y otra secreta (la Segunda Fundación). Situadas en extremos opuestos de la Galaxia, servirán de promotores de la gestación de un Segundo Imperio Galáctico. Las medidas a tomar son las dictadas por una ficticia [[ciencia aplicada]], la [[Psicohistoria (ficción)|Psicohistoria]], que permitirán reducir el inevitable período de caos a sólo mil años.
 
La Saga se cierra con un enlace entre el ciclo de los robots y el de la Fundación propiamente dicha, con la exposición del plan Gaia-Galaxia de Daneel Olivaw, como respuesta a la necesidad de hacer frente a una hipotética intromisión alienígena. La psicohistoria, al parecer, no basta para asegurar el futuro de la especie humana, si no que es necesario ir un paso más allá, y crear una conciencia galáctica que sea un eficaz escudo frente al caos y las entidades alienígenas. Sin embargo, el autor dejó planteada una gran contradicción: el plan Gaia-Galaxia contrapuesto a la efectiva formación de un Segundo Imperio Galáctico, atestiguado por la publicación de la Enciclopedia Galáctica en el futuro del plan diseñado por Hari Seldon. Pero el autor no tuvo tiempo de explicar la contradicción y han sido otros autores los encargados de aventurar una solución. Por ejemplo, David Brin, en "El triunfo de la Fundación", apuesta que la Fundación de Términus prevalecerá al fin sobre Gaia, sea mediante una transacción, una incorporación o una absorción. Donald Kingsbury en "Crisis psicohistórica" prescinde totalmente del plan de Daneel y supone la efectiva creación del Segundo Imperio bajo la dirección de los psicohistoriadores trantorianos.
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Asimov hace referencia a la Fundación en algunos de sus numerosos libros. Inversamente, algunos libros de la saga de la Fundación mencionan otros de sus escritos. Entre los últimos se destaca ''The end of Eternity'' (''[[El fin de la Eternidad]]''), aludido en el libro ''[[Los límites de la Fundación]]''. Allí se desarrolla la conjetura, actualmente muy en boga, de la existencia de múltiples [[universos paralelos]] donde cualquier historia puede tener un número casi infinito de variantes. La Saga de la Fundación sería la historia de uno de esos universos posibles, aquél donde la Tierra dio origen al poblamiento de 25 millones de planetas de la Vía Láctea y que formaron en su apogeo el [[Imperio Galáctico]]. En este contexto (provocadora idea) cada uno de los libros de Asimov relataría fragmentos de posibles variantes de la historia del Universo.
 
Existe una trilogía de novelas(Trilogía de Calibán)escritas por el autor norteamericano [[Roger Mc Bride Allen]] en colaboración estrecha con el propio Asimov antes de su fallecimiento, el cual contribuyó con la concepción general. Tal trilogía está constituida por las novelas [[Calibán]](1993), [[Inferno]](1994) y [[Utopía]](1996). Ambientadas en el contexto de los decadentes mundos espaciales la Trilogía es una reelaboración del tema detectivesco- tema desarrollado por Asimov en novelas como "Las bóvedascavernas de acero"- en combinación con lo robótico, a lo que se agregan preocupaciones ecológicas y ambientalistas.
 
Hay también libros escritos por otros autores que usan personajes, circunstancias y conceptos de la Saga de la Fundación. Algunos de ellos están autorizados por los herederos de Isaac Asimov, tal como la "[[Segunda Trilogía de la Fundación]]", formada por ''[[El temor de la Fundación]]'' ([[Gregory Benford]]), ''[[Fundación y Caos]]'' ([[Greg Bear]]) y ''[[El triunfo de la Fundación]]'' ([[David Brin]]); otros son homenajes a Asimov, como la novela corta ''[[El originista]]'' (Orson Scott Card) y el cuento ''[[La caída de Trántor]]'' de Harry Turtledove. Por su parte, [[Donald Kingsbury]] escribió ''[[Crisis Psicohistórica]]'' (2001), la cual está ambientada en el contexto de un Segundo Imperio Galáctico controlado por los psicohistoriadores de Trántor; la novela no tuvo el respaldo de los herederos de Asimov, por lo que el autor tuvo que usar una nomenclatura distinta a la tradicional. Estos libros no pertenecen a la Saga y no se incluyen aquí porque no fueron escritos ni revisados personalmente por Asimov, aunque en cierta forma han profundizado el universo creado por éste, atando cabos sueltos y explicando en forma más bien coherente clásicas preguntas dejadas por Asimov, las cuales no pudo o no tuvo tiempo de explicar. Por ejemplo, es notable la respuesta que da Benford a la clásica interrogante de por qué la Galaxia se encontraba carente de civilizaciones alienígenas al momento de ser colonizada y dominada por el hombre. Y la respuesta es simple y lógica: flotas de robots positrónicos (los "amadiros") enviadas desde el planeta Aurora acabaron con ellas en el comienzo de la colonización galáctica. O la explicación que da Brin a la interrogante de cómo una civilización galáctica se pudo mantener estática en lo social y tecnológico durante miles de años sin, por ejemplo, reinventar los robots una y otra vez en los millones de mundos que formaban el Imperio Galáctico; la respuesta -en la línea de Asimov- es consecuencia de la manipulación mentálica que Daneel Olivaw ha hecho mediante los llamados "emisores giskardianos" (sofisticados aparatos que se camuflan en órbita de cada mundo habitado) induciendo un estado de conformismo y estancamiento, en respuesta al problema del caos y por el "bien" -tal como lo entiende Daneel- de la humanidad. Por otro lado, Kingsbury afronta valientemente la tarea de narrar las consecuencias que supone un Segundo Imperio controlado por los poderes mentálicos y la psicohistoria, concluyendo que el paternalismo psicohistórico no debe conculcar la libertad humana.