Diferencia entre revisiones de «Economía de la Antigua Roma»

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La [[República romana|República de Roma]] dominaba una vasta extensión de tierra con enormes recursos naturales y humanos. Como tal, la '''economía en la antigua Roma''' se mantuvo concentrada en la agricultura y el comercio. El comercio agrícola libre cambió el panorama italiano, y por el siglo I a.C., las enormes haciendas dedicadas al cultivo de la vid, de los cereales y de la oliva propiedad de grandes terratenientes habían estrangulado a los pequeños agricultores, que no pudierttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttonpudieron igualar el precio del grano importado. La anexión de [[Egipto]], [[Sicilia]] y [[Cartago]] (actual [[Túnez]]) proporcionó un suministro continuo de cereales. A su vez, el aceite de oliva y el vino fueron las principales exportaciones de Italia. Ya por entonces se practicaba la rotación de dos hojas, pero la productividad agrícola en general fue baja: alrededor de 1 tonelada por hectárea.
 
== Agricultura ==
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Lo que no ha perdurado hasta hoy es la técnica que los romanos usaban para arar los campos. Los arados romanos eran muy ligeros, como se acaba de insinuar. Por lo tanto, al ser de madera, no dejaban los característicos surcos que podemos observar hoy en día en las tierras aradas. En su lugar, este arado lo único que conseguía era arañar la superficie de la tierra, por lo que el agricultor tenía que dibujar una cuadrícula por toda la parcela, para aprovechar toda la extensión de ésta.<ref>Ídem.</ref> [[Archivo:RomanHoeBlade.jpg|thumb|200 px|left| Azada romana de hierro, 2000 años de antigüedad. Puede ser vista en el [[Field Museum of Natural History]] (Chicago)]]
 
La época más activa en el campo era el otoño. Hacia principios de octubre se empezaba a sembrar el trigo y la cebada, terminando a mediados, o incluso a finales, de Noviembre. Una vez finalizada la siembra, hacia mediados de Diciembre, había que recoger las aceitunas, que posteriormente eran prensadas para obtener aceite, el cual se almacenaba en tinajas de barro precintadas con brea que eran destinadas a la venta o a su posterior consumo por parte de los residentes en la explotación. Además, el otoño era el momento de la matanza del gauoypiynadoganado, con el adobe y el embutido de sus carnes (con las que se fabricaban exquisitos jamones, lomos adobados, chorizos y una especie de mortadela); del esquile de las ovejas y del arado de las tierras.
 
En el invierno, sin embargo, las actividades que se realizaban eran menos pesadas, aunque igualmente importantes. La mayoría de los trabajos invernales eran de índole doméstica, es decir, era la época de las reparaciones, de tejer cestos de mimbre, de fabricar queso, herramientas, tinajas y arados, de tejer la lana de las ovejas y curtir pieles etc.
 
El verano era igual de intenso que el otoño, ya que, a finales de primavera, comenzaba la temporada de recogida de las hortalizas, seguida de la siega de la cebada y del trigo hasta casi principios del otoño, ya en Septiembre, que terminaba con la recogida de las uvas, la vendimia, y su posterior prensado para hacer vino.
 
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Puede decirse que la vida del campesinado en tiempos de la Antigua Roma era muy dura; además, los campesinos solían vivir en condiciones muy humildes, rozando el umbral de la pobreza (y traspasándolo, generalmente), y de ninguna manera llegaban a percibir los mismos ingresos que un carpintero o que un alfarero, por ejemplo, que trabajara en la ciudad, ya que en ésta existía un gradode especialización que no se daba en el campo.
Pero los campesinos también tenían sus jornadas de descanso. Cuatro veces al mes, cada siete días, los campesinos (libres, eso sí) detenían sus actividades y acudían a la ciudad a vender sus productos, a comprar simiente y utensilios variados e incluso a asistir al circo.
 
Además, hacia finales del invierno los campesinos realizaban una serie de fiestas, las ''Paganalia'', mediante las cuales por mandato de los dioses entonces reposaba el arado, pues la religión establecía el descanso tanto para el criado y el buey como para el labrador y el dueño.<ref>Theodor Mommsen, ''Historia de Roma'', Libro I, cap. XIII.</ref> Habitualmente, estas fiestas se realizaban en enero, por lo que ni la cosecha ni las labores relativas al ganado sufrían alteración alguna.kiñuñ{
 
Solemos pensar que en lo que respecta al campo los romanos no hicieron grandes avances tecnológicos. Aquí nos equivocamos, puesto que, además de generalizar el arrendamiento de las parcelas de tierra (a otros ciudadanos o al Estado) promovieron el uso de molinos de agua y, en menor medida, de viento para poder moler el grano; inventaron una mejorada prensa de aceite, novedosas técnicas de regadío y generalizaron el uso de abonos y otros fertilizantes naturales.vihññññkmhkj
 
== Trabajo en la ciudad ==
 
El trabajo que se realizaba en las ciudades era muy distinto que el realizado en el campo. Para los romanos, al contrario de lo que sucedía con la agricultura, el comercio y el trabajo manual no gozaban de gran consideración.<ref> Rondo Cameron, ''Historia económica mundial'' (3ª Edición), Cáp. II.</ref> Era normal dejarlo en manos de clases sociales inferiores, de extranjeros e incluso de esclavos. Esto puede hacernos pensar que en las ciudades romanas había muy pocos artesanos y fabricantes de utensilios, pero, en realidaioñññvvkdrealidad, no fue así. Incluso, paradójicamente, el Derecho romano permitía y promovía una considerable libertad de empresa y no penalizaba las operaciones comerciales.<ref>Ídem.</ref> Este Derecho cuidaba del cumplimiento estricto de los contratos, de hacer respetar el derecho de propiedad privada y de llegar a un acuerdo rápido en las disputas. hay que decir, en lo referente a los contratos, que su uso era tan común como hoy en día. Los contratos que se realizaban con el Estado, generalmente de arrendamiento de tierras para el pasto del ganado, podían tener fiadores (''pyiraevidespraevides''). También existían las ''Tabulae'' (el contrato de esponsales). De los contratos se exigía su cumplimiento, que, de lo contrario, suponía el tener que pagar una indemnización por parte del infractor. También existían contratos para las ventas (''emancipatio''). Éstos se realizaban con la entrega del bien y el pago correspondiente ante testigos, siendo entonces una venta perfecta. Si se incumplían los términos, el infractor debía indemnizar a la otra parte como si le hubiera robado el bien. Incluso también se hacían contratos para el préstamo de dinero. El prestamista entregaba la suma de dinero al prestatario ante testigos, y este último tenía la obligación (''nexum'') de devolver el capital más los intereses,<ref>Theodor Mommsen, ''Historia de Roma'', Libro I, cap. XI.</ref> un 10 % anual, generalmente. Si el prestatario no pagaba, el prestamista, después del obligado proceso judicial, podía desposeerle de todas sus propiedades para recuperar lo prestado, convertirle en esclavo suyo e incluso matarlo, aunque en tiempos más tardíoipppppistardíos de la historia de Roma esta práctica cayó en desuso. [[Archivo:Foro_romano.jpg|thumb|250px|left|El [[Foro (arquitectura)|foro romano]], centro de la actividad económica en la [[Antigua Roma]]]]
 
 
Como se acaba de mencionar, en las ciudades romanas existían numerosos talleres y “empresas”. Cada ciudadano, fuera libre o esclavo, desarrollaba una actividad, desde la manufactura y el comercio hasta las profesiones de maestro, banquero y arquitecto, aunque éstas últimas no tenían la misma consideración que se las da hoy en día. Tejedores, alfareros, zapateros, herreros, tintoreros, vidrieros, orfebres y un largo etcétera ofrecían sus productos al público en el mismo lugar donde los fabricaban, atrayendo a los posibles compradores con toda suerte de artimañas y predicando a voces la excelencia de sus productos y lo irrisorio de sus precios. Toda calle romana era una ruidosa mezcla de gente, niños jugando, mendigos y comerciantes dando a conocer a voces sus productos, cada cual más alto para tapar a la competenuiopipupciacompetencia. Los más abundantes, y los que más vociferaban, eran los comerciantes de alimentos, y no existía lugar público donde no se les encontrara, al igual que a los traficantes de esclavos.
 
También las obras públicas movilizaban a infinidad de especialistas: albañiles, carpinteros, canteros, fontaneros, ingenieros, arquitectos etc. Por su parte, el Estado mantenía servicios públicos tan importantes como el abastecimiento de agua, los bomberos (la célebre ''militia vigilum'', instaurada por el emperador [[Augusto]] en el año 22&nbsp;a.&nbsp;C.) y las [[termas]], los baños públicos donde la gente acudía regularmente a charlar y a divertirse, atendidas todas ellas por mano de obra esclava.
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Debido a que, ya en el último siglo de la República (y no digamos en la época imperial), la península italiana no podía mantener a una población tan numerosa solamente con los recursos locales, se importaban los productos necesarios para la manutención y el buen funcionamiento de la industria y la vida romana de las provincias donde se producían. Gracias a la denominada ''[[Pax Romana]]'', el comercio se desarrolló en las condiciones más favorables.[[Archivo:Palatina.jpg|thumb|right|Una de las mayores exportaciones de Italia en tiempos de la [[Antigua Roma]] fueron sus excelentes vinos.]]
 
Así, la piratería y el bandidaje, que habían supuesto serias amenazas para el comercio, habían sido eliminados casi por completo.<ref>Rondo Cameron, ''Historia Económica Mundial'' (3ª ed.), cap. II.</ref> Pero la ya citada ''Pax romana'' no sólo hizo posible el auge del comercio hasta cotas nunca antes vistas, sino que provocó un espectacular crecimiento demográfico. Este crecimiento fue más acusado en el Mediterráneo occidental, ya que el oriente estaba muy poblado. Y, como todos los economistas saben, un aumento de la población suele producirse por un aumento en el nivel de vida de los ciudadanos. Según diversas estimaciones, la población del Imperio en tiempos de [[Julio César|César]] oscilaba en torno a los 60 millones de personas. Parece probable que el número de habitantes del Imperio a la muerte de [[Marco Aurelio]] (180&nbsp;d.&nbsp;C.), fuese, al menos, el doble que a la muerte de Julio César (44&nbsp;a.&nbsp;C.).<ref>Ídem.</ref> Estas cifras atestiguan, por sí solas, el espectacular aumento demográfico que se produjo, ya que en unos 224 años, la población del Imperio se multiplicó por dos. Y es muy probable que estas personas que habitaban el Imperio estuvieran en una situación económica superior a la de millones de personas, tanto de ámbito agrícola como urbano, de Asia, Áfrichaga pipi en cARLaÁfrica y Sur América de hoy en día.<ref>Ídem.</ref>
 
Generalmente, la vía de transporte más utilizada, a pesar de las famosas [[calzadas romanas]], era el [[Mediterráneo]], que se convirtió en la gran vía del tráfico comercial, con una prosperidad que nunca antes había alcanzado. Y, dicho sea de paso, rara vez volvería a brillar con tanta luminosidad.