Diferencia entre revisiones de «Brujería»

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En el [[siglo XVI]] [[Anton Praetorius]] ([[1560]]-[[1613]]), un [[pastor]] y [[teólogo]] calvinista alemán, luchó contra la persecución de brujas y la [[tortura]] en su obra ''Gründlicher Bericht'', un informe completo acerca de la brujería y las brujas.
 
== '''El cristianismo asesinando miles de mujeres, se disponen a deshacerce de las brujas''' ==
 
Mujer: He sentido dentro de mí una rabia fría, profundamente escondida y llena de deseos de venganza contra todos los hombres que alguna vez han forzado, violado, matado o herido a las mujeres. Es algo que parece que he llevado dentro durante vidas. Por favor, ayúdame a dejar al des­cubierto ''a esta vieja bruja'' y a hacerme amiga de ella
 
Osho: Lo primero que hay que tener en claro es que ''fue el cristianis­mo el que condenó la palabra «bruja»''; por lo demás, era una de las palabras más respetadas, tan respetadas como «místico», un hom­bre sabio. Significaba simplemente una mujer sabia, el paralelo de un hombre sabio.
 
Pero en la Edad Media el cristianismo se vio enfrentado a un peligro. Había miles de mujeres que eran mucho más sabias que los obispos y los cardenales y el Papa. Conocían el arte de transfor­mar la vida de las personas.
 
Toda su filosofía se basaba en el amor y la transformación de la energía sexual, y una mujer puede hacer esto mucho más fácil­mente que un hombre. Después de todo, es una madre y siempre es una madre. Incluso una niña muy pequeña tiene la cualidad de los sentimientos maternales.
 
La cualidad de los sentimientos maternales no es algo relacio­nado con la edad, forma parte de ser mujer. Y la transformación necesita una atmósfera muy amorosa, una transferencia muy ma­ternal de energías. Para el cristianismo, era un competidor. El cristianismo no tenía nada que ofrecer que pudiese compararse a eso, pero el cristianismo estaba en el poder.
 
Era un mundo del hombre hasta entonces; y decidieron des­truir a todas las brujas. Pero ¿cómo destruirlas? No era cuestión de matar a una mujer, sino a miles de mujeres. Así que se creó una corte especial para investigar, para descubrir quién era una bruja.
 
Cualquier mujer de la que los cristianos decían que había teni­do influencia en la gente y a la que la gente respetaba, era captu­rada y torturada, tanto que tenía que confesar. No dejaban de tor­turarla hasta que confesaba que era una bruja. Y habían cambiado el significado de «bruja» según la mente cristiana, según la teolo­gía cristiana: una bruja es alguien que tiene una relación sexual con el diablo.
 
Ya no se oye más de ningún diablo que tenga una relación con alguna mujer. O el diablo se ha hecho monje cristiano, célibe, o... ¿qué ha pasado con el diablo? ¿Quién era el que estaba teniendo re­laciones sexuales con miles de mujeres? Y estas mujeres eran en su mayoría mujeres mayores. No parece algo racional. Habiendo dis­ponibles mujeres jóvenes y bellas, ¿por qué iba el diablo a acudir a las mujeres mayores, viejas?
 
Pero hacerse bruja era un adiestramiento muy largo, una dis­ciplina muy larga, una experiencia muy larga. De forma que para cuando una mujer era una bruja —una mujer sabia—, era ya vieja; lo había sacrificado todo para lograr esa sabiduría, esa alquimia.
 
Forzaron a estas pobres mujeres a decir que estaban teniendo relaciones sexuales con el diablo. Muchas de ellas se resistieron mucho... pero la tortura era demasiado.
 
Torturaron a estas pobres mujeres mayores de maneras muy feas, sólo para lograr una cosa: que confesaran. Las mujeres si­guieron tratando de decir que no tenían nada que ver con el dia­blo, que no había nada que confesar. Pero nadie las escuchaba; con­tinuaban torturándolas.
 
Puedes hacer que cualquiera confiese cualquier cosa si sigues torturándolo. Llega un punto en que siente que es mejor confesar que sufrir innecesariamente la misma tortura cada día. Y hubiera continuado durante toda su vida. Una vez que una mujer confesa­ba que era una bruja y tenía una relación sexual con el diablo, de­jaban de torturarla y la llevaban a los tribunales —una corte espe­cial creada por el Papa— y ahora tenía que confesar ante la corte. Y una vez que confesaba ante la corte, la corte podía castigarla, por­que el suyo era el mayor crimen a los ojos del cristianismo.
 
En realidad, incluso si la mujer hubiera tenido una relación se­xual con el diablo, eso no es asunto de nadie más, y no es un deli­to, porque no está haciendo daño a nadie. Y el diablo jamás ha pre­sentado una denuncia en ninguna comisaría: «Esa mujer es peligrosa.» ¿Con qué autoridad estaba quemando a esas mujeres el cristianismo?
 
El único castigo era ser quemada viva, para que ninguna otra mujer se atreviese a ser una bruja de nuevo. Destruyeron a miles de mujeres e hicieron desaparecer completamente una parte muy significativa de la humanidad. Y la sabiduría que estas mujeres contenían, sus libros, sus métodos, sus técnicas de transformar al hombre, de transformar la energía del hombre...
[http://www.oshogulaab.com/OSHO/TEXTOS/LIBRO_DE_LA_MUJER_1.html](3º texto)
 
== La brujería en otras culturas ==