Aunque la '''Salve''' principalmente es una oración dedicada a la Virgen María (en [[latín]] Salve Regina), la gran variedad de representaciones de la Vírgen y la devoción existente en cada lugar donde se venera ha generado la creación de una "Salve" particular según la advocación del lugar.
La versión universalmente aceptada hoy como original, en latín, es la siguiente:
Salve Regina (Mater) misericordiae,
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules filii Hevae;
Ad te suspiramus gementes et flentes in hac lacrymarum valle.
Eia ergo advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte.
Et Jesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exsilium ostende.
O Clemens, O pia,
O dulcis (Virgo) Maria
La versión más difundida en español es la siguiente:
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra: Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!
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