Diferencia entre revisiones de «Cantabria»

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=== Prehistoria ===
{{AP|Prehistoria en Cantabria}}
 
{{Ficha de Patrimonio de la Humanidad
| Nombre = [[Cueva de Altamira]] y [[arte rupestre paleolítico del norte de España]]
| Imagen = Techo de Altamira (replica)-Museo Arqueológico Nacional.jpg
| Tamaño = 250
| Pie = Réplica del techo de Altamira<br />([[Museo Arqueológico Nacional]])
| Coor = {{coord|43|22|57.1|N|4|06|58.2|O}}
| País = [[Archivo:Flag of Spain.svg|20px|Bandera de España.]]
| Tipo = Cultural
| Criterios = i, iii
| ID = 310
| Región = [[Europa]]
| Año = 1985
| Extensión = 2008
| Peligro =
}}
La presencia humana en la región del [[Cantábrico]] se remonta a hace unos 100.000 años, a finales del '''[[Paleolítico]]''' Inferior –período interglacial-, extendiéndose a lo largo de una estrecha franja costera entre la zona central de la actual [[Asturias]] y los [[Pirineos]] occidentales. De aquel período se conservan restos de útiles tallados en piedra ([[cuarcita]] u [[ofita]]), caso de los ''bifaces'', hallados en algunas cuevas y yacimientos al aire libre. Eran poblamientos próximos a la costa y en valles bajos, junto a ríos, de chozas construidas con ramas o pieles, asentamientos eventuales de pequeños grupos familiares o ''clanes'' dedicados a la caza y la recolección.
 
[[Archivo:Bastón perforado-Cueva del Castillo (España).jpg|200px|thumb|Bastón de mando perforado adornado con el grabado de un ciervo hallado en la [[Cueva de El Castillo]].]]
 
En la transición del ''Paleolítico Inferior'' al ''Paleolítico Medio'', (hace 95.000 años), la cornisa cantábrica sufre un fuerte enfriamiento climático, alterando el entorno natural y trasladando la línea de costa varios kilómetros hacia el interior del mar, proliferando en la Cordillera ''glaciares''. Es el momento de la ocupación masiva de cuevas habitadas por una nueva especie, el [[Neanderthal]]. Éste desarrollará la industria lítica heredada del período anterior, perfeccionando el tallado de instrumentos dirigidos principalmente a la caza. La preeminencia de la [[piedra]] como materia prima no obsta para que también utilizaran otras, caso de la [[madera]].
La primera presencia humana en la [[cornisa cantábrica]] data de hace 100.000 años ([[Paleolítico]]). Aquel [[Homo Erectus]], asentado durante un período interglaciar, se organizaba en clanes seminómadas dedicados a la caza y la recolección, y fabrica [[bifaz|bifaces]]. Durante la [[glaciación de Würm]] el [[Neanderthal]] ocupa las cuevas y desarrolla una importante industria lítica (puntas, raederas, raspadores, denticulados) que será llevada a su cenit por el [[Homo Sapiens]] durante el [[Paleolítico Superior]] (azagayas, bastones de mando).
 
El último período Paleolítico, el ''Superior'', se inició hace 35.000 años, y se prolongó hasta el final de la última glaciación, hace 10.000. En el asistimos a la extinción del Neanderthal y su sustitución por el [[Homo Sapiens Sapiens]], impulsor de un importante avance tecnológico y cultural que significó el cenit cultural del Paleolítico: aumento demográfico, compleja organización social ([[división del trabajo]]), cuevas mejor acondicionadas y compartimentadas, evolución y mayor especialización de la [[industria lítica]] y la [[industria ósea|ósea]] (''azagayas'', ''“bastones de mando”'').
El arte que desarrolló aquel hombre de las cavernas, rupestre y mobiliar, se encuentra a lo largo de una extensa nómina de cuevas cántabras ([[Altamira]], El Castillo, La Pasiega, Las Monedas, Covalanas, Hornos de la Peña, El Pendo). Practicaban grabado, pintura y ciertos atisbos de escultura, representando sus presas de caza (ciervo, caballo, bisonte, reno), motivos geométricos y simbólicos, pero rara vez la figura humana y nunca sus enemigos depredadores.
 
[[Archivo:Menhir El Cabezudo002.jpg|150px|thumb|left|Uno de los menhires alineados neolíticos existentes en [[Valdeolea]].]]
La [[revolución neolítica]] –aparición de sociedades productoras-, iniciada en el [[Mediterráneo]], llega al [[Cantábrico]] con un importante desfase cronológico, convirtiéndolo en una región marginal en la que durante mucho tiempo coexistirán sociedades cazadoras-recolectoras y productoras (agrícolas-ganaderas). Culturalmente destaca el [[Megalitism]]o, vinculado a la [[ganadería trashumante]].
 
El desarrollo de las culturas del Paleolítico Superior en Cantabria estuvo al nivel de sus homólogas europeas, gracias a la combinación de diversidad ecológica y abundancia de cavidades naturales, constituyendo un verdadero filón arqueológico. Contamos por ello con un [[patrimonio]] de valor incalculable, repartido por una infinidad de cuevas en las que se ven representadas todas las fases del Paleolítico Superior: '' [[Cueva de Altamira|Altamira]]'', ''[[Cueva de El Castillo|El Castillo]]'', ''[[Cueva de La Pasiega|La Pasiega]]'', ''[[Cueva de Las Monedas|Las Monedas]]'', ''[[Cueva de Covalanas|Covalanas]]'', ''[[Cueva de Hornos de la Peña|Hornos de la Peña]]'', ''[[Cueva de El Pendo|El Pendo]]'', etc. Esta producción se compone tanto de [[arte mueble]] o ''Mobiliar'' (grabados o pinturas realizados sobre objetos transportables como huesos, caparazones, dientes y astas que constituían armas, útiles, adornos y objetos votivos), como de [[arte rupestre]] o ''parietal'', ejecutado sobre paredes de cuevas.
=== Guerras Cántabras y Romanización ===
 
A partir de hace 10.000 años el final de la glaciación marca la clausura del Paleolítico, iniciándose el proceso de transición hacia el [[Neolítico]]. El retroceso del frío trae consigo, en Cantabria, una nueva línea de costa, la expansión de los bosques y, con ello, la transformación de la fauna. Estos cambios obligaron a aquellos grupos humanos a adaptarse a las nuevas condiciones: decadencia de los patrones culturales paleolíticos y explotación más diferenciada de los recursos.
 
El '''[[Neolítico]]''' convive en Cantabria durante mucho tiempo con el ''Epipaleolítico'', coexistiendo una economía depredadora con otra productora. La expansión de esta última vendrá acompañada de un fenómeno común al de otras regiones atlánticas europeas: el [[Megalitismo]], la elevación de grandes piedras con finalidad [[funeraria]] o [[ritual]]: [[menhir]]es, [[dolmen|dólmenes]], [[cromlech]]s, alineaciones... Manifestación cultural vinculada a la ''ganadería pastoril trashumante'', propiciada por las características naturales de Cantabria.
 
[[Archivo:F1010028.jpg|200px|thumb|Reproducción de un antiguo poblado cántabro de la [[Edad del Hierro]] en la localidad de [[Argüeso]].]]
 
El largo proceso de ''"neolitización"'' se prolongará a través de la [[Edad de los Metales]], que en Cantabria se desarrolla con tardanza cronológica. Así el [[Calcolítico]], caracterizado por la coexistencia de útiles de piedra y cobre y vinculado a la cerámica ''"campaniforme"'', se introduce en la segunda mitad del [[III milenio]]. La [[Edad del Bronce]] se desarrolla entre [[1.800 a. C.]] y [[700 a. C.|700&nbsp;a.&nbsp;C.]] incorporando la aleación de [[cobre]] y [[estaño]], ambos muy escasos en Cantabria, por lo que la presencia de estos materiales respondería a la existencia de contactos comerciales con otras regiones.
 
Es una época de crecimiento demográfico y ocupación de nuevos espacios, permitiendo la extensión de la ganadería [[bovina]] y [[porcina]], junto a la [[ovina]] y [[caprina]] en menor medida. El fin de los enterramientos colectivos indicaría una incipiente estratificación social que acabará con la sociedad igualitaria y colectivista que había caracterizado a las comunidades cazadoras.
 
A partir del [[700 a. C.|700&nbsp;a.&nbsp;C.]] se extiende el uso del [[hierro]], abundante en Cantabria, iniciándose así las actividades mineras en nuestra región ([[Peña Cabarga]], zona de [[Castro-Urdiales]]). Esta última fase de la Prehistoria se extiende hasta la misma llegada de los romanos, introductores de los primeros textos escritos.
 
=== Imperio romano ===
{{AP|Cantabria romana}}
{{VT|Cántabros|Guerras Cántabras}}
{{Wikipedia grabada|Es-Historia_de_Cantabria-article.ogg}}
La primera referencia escrita del nombre de Cantabria se remonta al año [[195 a. C.|195&nbsp;a.&nbsp;C.]], en el que el historiador [[Catón el Viejo]] habla en su libro ''Orígenes'' del nacimiento del [[Ebro|río Ebro]] en el país de los [[cántabros]]:
 
{{Cita|''"...fluvium Hiberum: is oritur ex Cantabris, magnus atque pulcher, pisculentus."''|[[Catón el Viejo|Marco Porcio Catón, "el Viejo"]]. ''Orígenes (VII)'', [[195 a. C.]]}}
 
A partir de aquí las citas acerca de los cántabros y Cantabria se suceden continuamente, puesto que los cántabros se empleaban como [[mercenario]]s en diferentes conflictos tanto dentro como fuera de la [[Península Ibérica|Península]]. Hay constancia de que participaron en la guerra de los [[Cartaginés|cartagineses]] contra [[Imperio romano|Roma]] durante la [[segunda guerra púnica]] por las referencias de [[Silio Itálico]] (libro III) y [[Quinto Horacio Flacco]] (lib. IV, oda XIV). También se les menciona durante el sitio de [[Numancia]] llevado a cabo por [[Cayo Hostilio Mancino]], que se dice levantó el sitio a la ciudad y huyó al ser informado de que cántabros y [[vacceo]]s acudían en su auxilio.
 
[[Archivo:Cantabros.png|thumb|300px|left|Cantabria durante el periodo de las Guerras Cántabras. El mapa señala las fronteras del territorio cántabro en relación con la Cantabria actual así como las distintas tribus que lo habitaban, los pueblos vecinos, ciudades y accidentes geográficos interpretados a partir de fuentes clásicas.]]
 
La mayor parte de las referencias posteriores aparecen a raíz del inicio de las [[Guerras Cántabras]] contra Roma en el año [[29 a. C.|29&nbsp;a.&nbsp;C.]] Se conservan en torno a 150 referencias de este pueblo de cuya fama dejan constancia textos griegos y latinos. Su territorio rebasaba significativamente los límites de la actual comunidad autónoma de Cantabria, localizándose al norte con el [[mar Cantábrico]], nombre con el que le bautizaron los romanos; al oeste con las cumbres occidentales del valle del [[río Sella]], dentro del actual [[Principado de Asturias]]; por el sur se extendía hasta el [[castro (fortificación)|castro]] de [[Peña Amaya]], en la actual provincia de [[Provincia de Burgos|Burgos]], y al este se extendía hasta casi [[Castro-Urdiales]], en torno al [[río Agüera]].
 
La fundamental huella que los romanos imprimieron en la civilización occidental se debió al proceso de [[romanización]] que impulsaron en todas las tierras conquistadas, sometiendo a sus pueblos a una aculturación que los incorporaba paulatinamente a las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales del Imperio. Y siendo [[Roma]] una ciudad-estado, aquel proceso lo realizó a través de un modelo urbano. En Cantabria (integrada en la provincia [[Tarraconense]]) la romanización fue tardía e incompleta, consecuente con una débil urbanización. Si en el [[siglo I]] d. C. fuentes latinas hablan de varias ''civitates'', éstas se refieren a pequeños núcleos en los que asentó a las antiguas tribus, obligadas a abandonar sus poblados en los montes para evitar nuevas rebeliones. La única ciudad considerada como tal por los propios romanos era [[Julióbriga]] ([[Retortillo]], junto a [[Reinosa]]), fundada en el [[26 a. C.|26&nbsp;a.&nbsp;C.]] como base de la ofensiva militar y convertida posteriormente en la capital civil del territorio. Aparte de ella [[Flavióbriga]] ([[Castro-Urdiales]]) en el [[74]] d. C. logró, en tierra de [[Autrigones]], el importante estatus de colonia gracias al asentamiento de numerosos ciudadanos romanos, posiblemente ex legionarios dedicados a la pesca, el comercio y la exportación de [[hierro]].
 
[[Archivo:Término augustal.jpg|200px|thumb|Término augustal encontrado en el municipio de Valdeolea. Fijaba el límite entre el territorio dependiente de la ciudad romana de [[Julióbriga]], sujeto a tributación, y los pastos adscritos a la [[Legio IIII Macedonica]], libres de tributos por su carácter militar.]]
 
La superficial romanización de la cornisa cantábrica se debió a su condición de territorio remoto y marginal, fuente de explotación agropecuaria y minera ([[hierro]], [[sal]], [[blenda]], [[plomo]] y [[zinc]]) en beneficio de la [[metrópoli]] romana. Este hecho queda patente en la organización de la red viaria, orientada a la exportación de aquellas materias primas. Los romanos establecieron dos vías de salida, una terrestre siguiendo el valle del [[Ebro]] hacia [[Tarraco]] y [[Burdeos]], y otra marítima, en dirección a la [[Galia]] o circunnavegando la Península hacia [[Gibraltar]], para lo cual fundaron una serie de puertos en la costa: [[Portus Vereasueca]] ([[San Vicente]]), [[Portus Blendium]] ([[Suances]]), [[Portus Samanum]] ([[Castro-Urdiales]]), [[Portus Victoriae]] ([[Santoña]]). Conectando ambas salidas se orientaron varias ''calzadas'' transversales que recorrían de sur a norte la región.
 
De estas últimas sólo tenemos constancia de tres en nuestra región. La que comunicaba con la Meseta a través de [[Campoo]] y el corredor del [[Besaya]]; la que cruzaba el valle de [[Mena]] y las [[Encartaciones]] hasta [[Flavióbriga]]; y la que enlazaba [[Campoo]] y [[Cabuérniga]] con la costa occidental. Se especula igualmente con la existencia de una [[Vía Aggripa]] que corriera paralela al litoral, pero hasta ahora no se han hallado vestigios materiales de ella.
Los romanos se encontraron en Cantabria con una sociedad clánica sin unidad política que habitaba en [[castro|castros]] (poblados fortificados) y practicaba el pillaje en la Meseta para equilibrar su frágil economía. Ello, los recursos mineros, la voluntad de cerrar las fronteras del [[Imperio romano|Imperio]] y la búsqueda de laureles de victoria llevaron a [[Octavio Augusto]] a iniciar la invasión de la región en [[29 a. C.]]. La [[romanización]] en Cantabria fue tardía e incompleta, centrada en la explotación minera y ganadera, la cual marcó la disposición de las comunicaciones, centrada en la exportación a través de los puertos marítimos. Como urbes sólo destacan [[Julióbriga]] y [[Flavióbriga]]. Al derrumbarse el Imperio en el [[siglo V]] la antigua sociedad cántabra resurgió.
 
Otro medio de inserción económica y social de los antiguos cántabros en el [[Imperio romano|Imperio]] fue el ejército. Pueblo guerrero, no era extraño su enrolamiento en las [[Legión romana|legiones]], existiendo vestigios epigráficos de su presencia en [[Britania]], [[Germania]], [[Judea]] o [[Numidia]], siempre destinos remotos que alejaran el peligro de insurrección armada. Para prevenir esta amenaza en Cantabria permaneció asentada hasta el [[39]] d. C. la ''[[Legio IV Macedonica]]'', acampada seguramente en la zona de [[Aguilar de Campoo]]. Trasladada posteriormente a tierras germánicas, la responsabilidad de vigilancia del norte peninsular recayó hasta la desaparición de Imperio en la ''[[Legio VII Gemina]]'', cuyo campamento daría origen a la ciudad de [[León (España)|León]].
=== Alta Edad Media ===
 
En fin, tras cuatro siglos, la romanización no pasó de ser un barniz superficial cuya única herencia perdurable fue la sustitución de las antiguas lenguas cántabras por el [[latín]]. Seguramente existió una élite cántabro-romana, urbana, culturalmente integrada y monopolizadora de los altos cargos administrativos. Pero con las ''[[Invasiones bárbaras|invasiones germánicas]]'' del [[siglo V]] resurgieron los antiguos modos de vida y las formas sociales prerromanas basadas en pequeños grupos pastoriles, así como las seculares creencias, nunca perdidas por el grueso de la población.
 
=== Edad Media ===
{{AP|Edad Media en Cantabria}}
 
En el [[siglo III]] el Imperio romano atravesó una profunda [[crisis]] económica, social e institucional que inició un proceso de transformación estructural acentuado en las dos siguientes centurias, con la irrupción de pueblos del centro y este de [[Europa]] atraídos por la mayor riqueza de las tierras sudoccidentales. El resultado de ese proceso fue el fin de la [[Antigüedad]] y el inicio de una nueva civilización, la del [[Medievo]], síntesis cultural del encuentro y fusión de los pueblos germánicos con la civilización grecorromana.
 
==== Alta Edad Media ====
 
[[Archivo:Hispania3c.JPG|250px|thumb|La Península Ibérica en torno al [[560]]<br />
{{Leyenda|#B5904C|[[Visigodos]]}}
{{Leyenda|#DD5C9C|Asentamientos de colonos visigodos}}
{{Leyenda|#E85C39|Asentamientos de colonos visigodos}}
{{Leyenda|#B2CF41|[[Suevos]]}}
{{Leyenda|#ECE153|[[Bizantinos]]}}
{{Leyenda|#6091CB|[[Cántabros]] y [[vascones]]}}]]
 
{{VT|Ducado de Cantabria|Ciudad de Cantabria}}
 
===== El Ducado de Cantabria =====
 
En [[Hispania]] se sucedieron las invasiones a partir del [[409]], penetrando sucesivamente [[Suevos]], [[Vándalos]], [[Alanos]] y, especialmente, [[Visigodos]], asentados en [[Galia]] e Hispania tras un acuerdo con [[Roma]] ([[416]]). A partir del [[siglo VI]] estos últimos se establecen definitivamente en la Península con intenciones hegemónicas.
 
Los cántabros mantuvieron su recuperada independencia frente al reino [[visigodo]], hasta la ofensiva del rey [[Leovigildo]] ([[574]]), iniciada a causa de la recuperada costumbre de saquear las regiones cerealísticas meseteñas. El dominio visigodo, en todo caso, fue precario e incompleto, restringido a [[Amaya (ciudad)|Amaya]] y a la vertiente sur de la cordillera, zona en la que se configura una provincia visigoda denominada [[Ducado de Cantabria]] (ver imagen), que serviría a modo de [[Marca fronteriza|marca]] o zona fronteriza para controlar tanto a los cántabros como a sus vecinos los [[vascones]]. Al norte de la Cordillera Cantábrica, entre tanto, los cántabros continuarían con su forma de vida hasta la invasión árabe. La llegada de los primeros misioneros cristianos (caso de [[San Millán]] o [[Santo Toribio]]) pocas repercusiones tuvo en un entorno predominantemente pagano.
 
A partir de este periodo las fuentes documentales apenas sí hacen referencia a Cantabria con este nombre, dado que prevalecerá el de ''Asturias'' para las diferentes comarcas: [[Asturias de Santillana]], [[Asturias de Trasmiera]] y [[Asturias de Laredo]].
 
[[Cántabros]], [[astures]] y [[vascones]] continuaron siendo foco de conflictos para el inestable reino visigodo hasta su desaparición a comienzos del [[siglo VIII]]. De hecho, en el momento de la [[invasión musulmana de la Península Ibérica]] ([[711]]), el rey [[Rodrigo]] se encontraba en plena campaña militar al norte de sus dominios.
 
===== Invasión islámica, repoblación y reconquista =====
 
[[Archivo:Ducado de Cantabria.png|thumb|250px|left|Límites hipotéticos del Ducado de Cantabria.]]
 
En el año [[714]] los [[musulmán|musulmanes]] invaden los valles altos del [[Ebro]] y llegan a conquistar [[Amaya (ciudad)|Amaya]], la capital cántabra, obligando a los cántabros a ceñirse a las tradicionales fronteras bélicas, para organizar su defensa. Atendiendo a las primeras crónicas de la [[Reconquista]] sigue apareciendo Cantabria definida como unidad territorial. Así, en la [[Crónica Albeldense]] al tratar de [[Alfonso I de Asturias|Alfonso I]] dice «''iste Petri Cantabriae ducis filius fuit''», con lo que, junto a la figura de [[Pedro de Cantabria|Pedro]], se nombra el título de Duque de Cantabria, que atestigua la territorialidad de su [[ducado]].
 
Tras la invasión, en [[722]], un caudillo llamado [[Pelayo]] lograba una victoria militar contra tropas islámicas en [[Covadonga]]. Aquel hecho marginal en los confines del [[Emirato]] cordobés traerá, no obstante, importantes consecuencias para Cantabria, originando una nueva entidad política en la que quedará englobada. El pequeño dominio de Pelayo al abrigo de los [[Picos de Europa]], durante el reinado de su yerno [[Alfonso I de Asturias|Alfonso I]] ([[739]]-[[757]]) hijo del duque [[Pedro de Cantabria]], logró consolidarse como el [[Reino de Asturias]]. Se extendió por toda la Cornisa Cantábrica al oeste del [[Nervión]], protagonizando una serie de campañas contra el [[Al-Ándalus]] que provocaron el despoblamiento de la cuenca del [[Duero]]. Expansión paralela a una reorganización del poblamiento, germen de la actual caracterización de las comarcas cántabras.
 
[[Archivo:V arroyuelos 2.jpg|200px|thumb|Durante el [[siglo VII]] la presencia de iglesias rupestres en el sur de Cantabria, como ésta de [[Iglesia de Arroyuelos|Arroyuelos]] en [[Valderredible]], indican el establecimiento de [[monacato]]s de tipo [[eremita]] destinados a ser cabeza de puente del [[cristianismo primitivo]], continuando la labor iniciada por [[Millán (santo)|San Millán]] de evangelizar la Cantabria pagana.]]
 
Es en el [[siglo VIII]], por tanto, cuando se asientan las bases socioeconómicas y culturales de la Cantabria actual. Se alteran bruscamente los modos de vida, con el asentamiento de población hispano-romana y visigoda, introductora del [[cristianismo]], y se reorganiza el poblamiento sobre nuevas pautas socioeconómicas y culturales, con asentamientos permanentes en los valles, fructificando la agricultura ([[cereal]], [[vid]], frutas) y consolidándose la ganadería. La estructura tribal prerromana desaparece sustituida por familias nucleares cristianas. Cambios que van implantando la ''' [[Feudalismo|sociedad feudal]]''': apropiación de las tierras productivas por monasterios y algunos nobles y sometimiento de la población mediante lazos de [[vasallaje]].
 
Cambios impuestos con fuertes tensiones, caso de las ''rebeliones de siervos'' estalladas durante los reinados de [[Aurelio]] ([[768]]-[[764]]) y [[Alfonso II el Casto]] ([[791]]-[[842]]), probables revueltas autóctonas contra el nuevo orden sociopolítico, duramente reprimidas.
 
Asimismo, la triunfante presencia cultural del [[cristianismo]] basculó tanto en la asimilación de los cultos naturalistas, situando iglesias sobre antiguos lugares sagrados, como en la violenta represión del [[paganismo]].
 
Las repercusiones, sin embargo, no fueron iguales en todas las comarcas. Si [[Campoo]] y [[Valderredible]] continuaron desiertos y los valles de [[Nansa]] y [[Saja]] tampoco fueron significativamente poblados, [[Trasmiera]] y [[Asturias de Santillana]] asumieron las innovaciones con cierta lentitud, descollando [[Liébana]] como punta de lanza del ''nuevo orden'', beneficiada por su proximidad a los centros de poder ([[Cangas de Onís]], [[Oviedo]], [[León (España)|León]]) y a su aptitud climática favorable a cereales y viñedos.
 
La comarca lebaniega se instituyó así en refugio de la cultura latina e hispanogoda exiliada del vasto territorio dominado desde Córdoba, conservada en sus numerosos monasterios, pilares de la nueva sociedad feudal. A uno de ellos, ''San Martín de Turieno'' (actual [[Santo Toribio]]), llegó desde [[Astorga]] para resguardarlo de la ofensiva islámica el [[Lignum Crucis]], el fragmento más grande conservado de la cruz de [[Cristo]], entre la multitud de presuntos trozos presentes por todo el antiguo continente.
 
En este crítico período destaca el monje [[Beato]], adalid de la ortodoxia católica y la intolerancia religiosa contra la ''[[herejía]] [[Adopcionismo|adopcionista]]'' (la del cristianismo [[mozárabe]] que convivía en tierras de [[Al-Ándalus]]), y autor de los ''[[Comentarios al Apocalipsis]]'', joya literarias del cristianismo altomedieval. Impulsó el mito de la presencia del apóstol [[Santiago el Mayor|Santiago]] en [[Hispania]], germen del ''milagroso'' descubrimiento de su sepulcro en tierras gallegas ([[814]]).
 
Simultáneamente florecía un estilo arquitectónico singular, denominado [[arte de repoblación]], presente en las construcciones religiosas de características prerrománicas que proliferaron por la región. Iglesias y monasterios erigidos en centros económicos y administrativos de los espacios agrícolas circundantes: [[Santo Toribio]] y [[Santa María de Piasca]] en Liébana; [[Colegiata de Santillana del Mar|Santa Juliana]], [[Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Santander|Emeterio y Celedonio]], y [[Colegiata de Santa Cruz de Castañeda|Santa Cruz de Castañeda]] en Asturias de Santillana; [[Iglesia de Santa María del Puerto (Santoña)|Santa María de Puerto]] en Trasmiera o [[Colegiata de San Pedro de Cervatos|San Pedro de Cervatos]], [[San Martín de Elines]] y [[Monasterio de Santa María la Real (Aguilar de Campóo)|Santa María de Aguilar]] en Campoo. Los campesinos les cedían la propiedad de la tierra que trabajaban a cambio de protección (material y espiritual), pagada con una parte de los productos cultivados; otras veces laboraban como arrendatarios o [[colono]]s parcelas propiedad de los monasterios. Su abundancia inicial menguó a causa de la pugna por el control de la tierra que se estableció entre ellos, persistiendo finalmente los más poderosos. A la larga, sin embargo, caerían todos bajo la influencia de los más fuertes y ricos monasterios castellanos.
 
==== Baja Edad Media ====
La consolidación y expansión experimentadas por el [[feudalismo]] europeo entre los siglos [[siglo XI|XI]] y [[siglo XIII|XIII]] tuvo su expresión en la [[Península Ibérica]] en el fuerte avance que los reinos cristianos protagonizaron frente a la España musulmana, reducida a partir de entonces al ''reino nazarí'' de [[Granada]]. Tal proceso habría de tener importantes repercusiones en Cantabria.
 
El avance de los reinos cristianos hacia el sur propició el desplazamiento de los centros de decisión hacia la [[Meseta]], relegando a los antiguos núcleos cantábricos a una posición marginal. Sin embargo el desarrollo del feudalismo ibérico y la expansión del reino castellano propiciarán un nuevo y relevante papel histórico a la costa cantábrica. En el [[siglo XII]], bajo el reinado de [[Alfonso VIII]], el [[reino de Castilla]] decidió impulsar el desarrollo de cuatro puertos cántabros. El objetivo, vinculado a las estrategias políticas y económicas del reino meseteño, era doble: habilitarlos para desarrollar las relaciones comerciales con la fachada atlántica europea y consolidar la frontera marítima de [[reino de Castilla|Castilla]] en un momento en el que los estados medievales reforzaban el control de sus territorios en toda la Europa occidental.
 
===== Las Villas Marineras =====
 
[[Archivo:San Vicente dela Barquera4.JPG|200px|thumb|Castillo del Duque de Estrada en [[San Vicente de la Barquera]]. Reflejo de la importancia comercial, urbana y guerrera de la [[Hermandad de las Cuatro Villas de la Costa del Mar]] y de su capacidad económica fue el hecho de que estos asentamientos fueron los únicos en toda Cantabria que tuvieron murallas.]]
 
Es este el origen de los '''[[Fuero]]s''' concedidos a los puertos de [[Castro-Urdiales]] ([[1173]]), [[Santander (España)|Santander]] ([[1187]]), [[Laredo]] ([[1200]]) y [[San Vicente]] ([[1210]]), junto al de [[Santillana del Mar]] en [[1209]] (transformándola en la capital del territorio conformado por las [[Asturias de Santillana]]). Tales fueros constituían textos legales que reconocían una serie de ''privilegios'': status de [[villa (población)|villas]], autonomía municipal, exacciones fiscales (en ''portazgos'' y ''peajes'')... El consecuente crecimiento económico impulsó el incremento demográfico y un desarrollo urbano plasmado en una morfología más regular y en la elevación de unas murallas concebidas como ''frontera simbólica'' entre el nuevo y pujante mundo [[urbano]] y su entorno [[rural]].
 
La nueva posición de Cantabria como frontera marítima y nudo comercial del [[reino deCastilla]] facilitó una mejor integración económica con la [[Meseta]], aunque el desarrollo comercial no pasara de modesto a causa de la ''marginalidad'' del territorio, entorno pobre, rural y señorial marcado por deficiencias estructurales que impidieron la extensión de las innovaciones más allá de los núcleos costeros. Se perpetuaba con ello la desvertebración de los distintos ámbitos que fragmentaban el territorio cántabro (villas y valles, costa e interior, llanos y montaña) desde los albores del medioevo.
 
El esplendor de las villas marineras impulsó el desarrollo del [[arte gótico|Gótico]] en Cantabria. Arte urbano evolucionado a partir del [[Románico]] y extendido por Europa a partir del [[siglo XII]], refleja la ebullición demográfica, económica y cultural vivida por las ciudades del bajomedievo. En la [[arquitectura gótica]] los gruesos muros sustentadores dejan paso a [[pilares]] y [[contrafuerte]]s, permitiendo la apertura de grandes ventanales con bellas [[vidriera]]s polícromas, inundando de luz las amplias catedrales, mientras que el [[arco de medio punto]] y la [[bóveda de cañón]] evolucionan hacia arcos apuntados y [[bóveda de crucería|bóvedas de crucería]]. Esbeltez y majestuosidad caracterizan a grandes edificios en los que la ''verticalidad'' se impone al predominio horizontal del [[Románico]]. Los principales ejemplos cántabros los hallaremos, a partir del [[siglo XIII]], en las iglesias de las villas marineras y en monasterios como [[Santo Toribio]] o [[Iglesia de Santa María del Puerto (Santoña)|Santa María de Puerto]] ([[Santoña]]).
 
[[Archivo:Santo-Toribio.jpg|200px|thumb|left|El [[Monasterio de Santo Toribio de Liébana]], importante centro de peregrinación cristiana desde la Edad Media, guarda el ''[[Lignum Crucis]]'' y en él el [[Beato de Liébana]] redactó en el [[siglo VIII]] el conocido ''[[Comentario al Apocalipsis]]''.]]
 
Entre las actividades marítimas desarrolladas en las nuevas villas destacará la [[Pesca comercial|pesca]], antiguo producto de subsistencia cuya comercialización deberá regularse, ahora, mediante ''ordenanzas concejiles''. Simultáneamente se potenciaron industrias como la construcción o la [[salazón]] (origen de los [[alfolí]]es o depósitos de sal) y se vertebraron nuevas vías comerciales, marítimas y terrestres (ruta del [[Besaya]], las que partían de [[Castro-Urdiales]] y [[San Vicente]] o el camino [[Laredo]]-[[Burgos]]). La costa cántabra se instituye en la salida marítima de Castilla, importando manufacturas flamencas, inglesas y francesas (a las que se sumaban hierro, madera, fruta y pescado cántabros) y exportando lanas burgalesas y cereales. Diversificado este mercadeo por el [[Atlántico]] y el [[Mediterráneo]], se especializará hacia [[Flandes]] en los siglos [[siglo XIV|XIV]] y [[siglo XV|XV]].
 
Tal volumen de tránsito mercantil, favorecido por una época de avances en las técnicas de navegación, supuso una importante fuente de ingresos para las villas y un jugoso maná recaudatorio para la hacienda real. Propició igualmente la especialización y profesionalización de las actividades marineras (''marineros'', ''maestres'', ''pilotos'' y ''remeros''), y la fundación de [[Cofradías]] de pescadores y ''mareantes''. En pago a su prosperidad las villas debieron participar con naves y hombres (el denominado ''tributo de la galea'') en la expansión militar castellana, destacando en la toma de ciudades como [[Cartagena (España)|Cartagena]] ([[1245]]) y [[Sevilla]] ([[1248]]). En esta última, al mando del Almirante [[Ramón de Bonifaz]] y Camargo, rompieron el puente de barcas que unía [[Triana (Sevilla)|Triana]] y Sevilla, acción representada con una [[Nao]] y la [[Torre del Oro]] en el escudo de [[Escudo de Santander|Santander]] y [[Escudo de Cantabria|Cantabria]].
La recuperada libertad de los [[Cántabros]] se prolongó hasta la ofensiva visigoda encabezada por [[Leovigildo]] en [[574]], que estableció un dominio precario en la vertiente sur de la [[Cordillera Cantábrica|Cordillera]], fundando el [[Ducado de Cantabria]] como marca defensiva con capital en [[Amaya]]. Los primeros misioneros cristianos, [[San Millán de la Cogolla]] o [[Santo Toribio]], no lograron gran repercusión. A comienzos del [[siglo VIII]] la invasión islámica alcanza [[Amaya]], empujando una importante inmigración hispano-goda que alterará fundamentalmente las estructuras socio-económicas y culturales cántabras.
 
[[Archivo:Bataille de la Rochelle.jpg|200px|thumb|[[Batalla de La Rochelle|Batalla naval de La Rochelle]] ([[1372]]), en la que trabaron combate barcos cántabros. Durante la [[Guerra de los Cien Años]] almirantes como el cántabro [[Pero Niño]] atacarían desde la base naval situada en el puerto de Santander ciudades inglesas como [[Plymouth]] o [[Portland]], llegando a remontar con sus naves el [[Támesis]].]]
En [[722]] la victoria de [[Don Pelayo|Pelayo]] en [[Covadonga]] permitió la constitución del [[Reino de Asturias]], núcleo político dentro del cual se configurará la sociedad cántabra medieval: asentamiento de aldeas en los valles, implantación de una economía agraria asentada en el [[cereal]], la [[vid]] y las frutas y triunfo del [[cristianismo]] introducirán el [[feudalismo]] en la región, con el desarrollo de señoríos religiosos vinculados a los primeros monasterios (Arte de Repoblación): [[Santo Toribio]], [[Santa María de Piasca]], [[Santa Juliana]], [[Emeterio y Celedonio]], [[San Pedro de Cervatos]], [[Santa María de Elines]].
 
La intensidad (y peligrosidad) del comercio en el cantábrico y la necesidad de defender sus franquicias impulsó a los puertos del norte de la Península a asociarse en la denominada [[Hermandad de las Marismas]] ([[1296]]). De la misma formaron parte [[Santander (España)|Santander]], [[Laredo]], [[Castro-Urdiales]] (sede de la capital), [[Bermeo]], [[Guetaria]], [[San Sebastián]], [[Fuenterrabía]] y [[Vitoria]], incorporándose [[San Vicente de la Barquera]] al año siguiente. Erigida en auténtica potencia naval al servicio de la [[corona castellana]], la Hermandad, sin embargo, mantuvo una gran autonomía, implicándose en determinados conflictos ([[Guerra de los Cien Años]]) según sus propios intereses.
=== Baja Edad Media ===
{{AP|Edad Media en Cantabria}}
[[Archivo:Sta Maria de la Asuncion - Castro Urdiales.jpg|250px|thumb|[[Iglesia de Santa María de la Asunción]] de [[Castro-Urdiales]], un síimbolo de la prosperidad de las villas marineras en el Bajo Medievo.]]
 
La prosperidad de las villas propició la ''diversificación social'' y profesional del mundo urbano (''portazgueros'', ''guardas'', ''dezmeros'', ''fiadores'', ''mercadores'', ''escribanos''), aunque la mayoría de la población se componía de marineros que compatibilizaban actividades comerciales y pesqueras con labores agrarias. Se estructuraba así sociedad polarizada entre una mayoría heterogénea (el ''común'') sin privilegios, fiscalizada y sin representación en los órganos de gobierno local, y una minoría (''patriciado urbano'') privilegiada fiscal, jurídica y políticamente.
 
===== Linajes nobiliarios y guerras de banderizas =====
El avance de la [[Reconquista]] hacia el sur marginó de nuevo la región cantábrica, que sólo alcanzará un nuevo y relevante papel a partir del [[siglo XII]], con la concesión de fueros a las villas marineras ([[San Vicente de la Barquera]], [[Santander]], [[Laredo]] y [[Castro Urdiales]]) por parte de la corona castellana para impulsar el comercio de las lanas con el norte de [[Europa]] y asegurar las fronteras del reino. Las villas experimentan así un notable crecimiento demográfico y un desarrollo urbano alrededor de la pesca y el comercio, introduciendo el [[Gótico]] en la región (destacan las cuatro grandes catedrales). Su prosperidad les lleva a confederarse en la [[Hermandad de las Marismas]] ([[1296]]) con otros puertos del [[Cantábrico]], sirviendo militarmente al reino en la conquista de las ciudades andaluzas durante el [[siglo XIII]].
 
La conexión entre el nuevo mundo urbano y la vida de los valles se produjo a través de estos grupos privilegiados, cuando extendieron sus vínculos al ámbito rural entrelazándose con '''linajes nobiliarios'''. Tal conexión, limitada, no propició una verdadera integración [[campo]]-[[ciudad]], pero la confrontación entre los diferentes [[clan]]es por incrementar sus parcelas de poder provocó un prolongado desgarramiento social en Cantabria trufado de violencia.
La crisis del [[siglo XIV]] tiene su reflejo en las [[guerras de banderizas]] provocadas por los diferentes linajes que tejían la estructura señorial en Cantabria en pos de la extensión de sus patrimonios (La Vega, Manrique, Velasco). Esta ofensiva señorial desangrará el territorio cántabro (en villas y valles) hasta la imposición de la autoridad real durante el reinado de los [[Reyes Católicos]].
 
Por otro lado la [[Baja Edad Media]] será escenario del debilitamiento de los señoríos monásticos en beneficio de los [[Laico (religioso)|laicos]]. A partir del [[siglo XIII]] la fuerte expansión territorial del reino castellano hacia el sur peninsular supuso numerosas concesiones a los [[caballero]]s que participaron en la misma, en forma de territorios, privilegios fiscales y jurisdiccionales, cesiones mantenidas y aumentadas en los dos siglos siguientes a causa de las guerras dinásticas que desgarraron a la corona.
Durante la [[Edad Media]] se articuló la estructura administrativa cántabra a través de Concejos, Juntas o Valles y Merindades (''[[Becerro de las Behetrías]]'', [[1352]]), con la posterior implantación de los [[Corregimiento|Corregimientos]] como instituciones de control estatal: uno para [[Asturias de Santillana]], [[Campoo]] y [[Liébana]] y otro para las Cuatro Villas y [[Trasmiera]].
 
Así se extendió por el espacio cántabro una intrincada red de ''relaciones feudales'' estructurada mediante vínculos socio-familiares (los [[linaje]]s), de modo que los miembros de cada familia se organizaban alrededor del pariente más significado (enriquecido por mercedes o heredades). La pugna entre linajes por extender sus intereses e incrementar sus patrimonios les llevaba, por arriba, a vincularse a señores más poderosos y, por debajo, a ampliar su base social integrando nuevos ''“parientes”'' de forma más o menos voluntaria. Estrategias desplegadas con constante recurso a la violencia, sumergiendo a la región en una interminable [[guerra civil]].
=== Edad Moderna ===
 
Entre los linajes más poderosos destacaron el de ''La Vega'', el de ''Manrique'' o los ''Velasco'', junto a multitud de pequeños señores envueltos en constantes luchas de ''“[[Guerras banderizas|banderizas]]”'' que ensangrentaron la vida de valles y villas en el contexto de crisis generalizada que afectó a toda la Europa [[tardomedieval]] (siglos [[XIV]] y [[XV]]). Tales pugnas finalizarían con la autoritaria imposición del poder real sobre la levantisca nobleza castellana llevada a cabo por los [[Reyes Católicos]] en los albores de la [[Edad Moderna]], lo que no fue óbice para la permanencia de los dominios señoriales hasta la extinción del [[feudalismo]].
 
Como reacción al creciente abuso de los señores feudales se produjo el refuerzo de la personalidad de valles y entidades menores, ya que los sectores damnificados por la ''“ofensiva señorial”'' se vieron empujados a organizarse en [[Concejo]]s y [[Junta]]s como medio de protección. Tal resistencia, en ocasiones armada, se canalizó a través de la [[justicia]] real logrando sentencias favorables tras larguísimos [[pleito]]s, logrando defender su condición de tierras de [[Realengo]]: dependencia señorial directa del [[rey]] sin la interposición de otro señor laico o eclesiástico (''“reales valles”'').
 
Se teje así una '''organización del territorio''' en la que el [[Concejo]] se consolida como célula básica. Institución rectora local integrada por ''vecinos'' que elegían anualmente los cargos institucionales, los Concejos se reunían a su vez en entidades superiores, los [[Valle]]s (''[[Alfoz|Alfoces]]'' o ''[[Junta]]s''), para coordinar sus intereses. Estas entidades se integraron asimismo en la estructura territorial extendida por toda la corona castellana a partir del [[siglo XII]]: las [[Merindades]].
 
Gracias al ''Libro de las Merindades de Castilla'' o '''''[[Becerro de las Behetrías]]''''' ([[1352]]) podemos conocer las entidades que compartimentaban el territorio cántabro bajomedieval: la [[Merindad de Liébana]] con sede en [[Potes]], la de [[Campoo]] alrededor de [[Reinosa]], las [[Asturias de Santillana]] con capital en [[Santillana del Mar]] y [[Trasmiera]] con sede en [[Hoz de Anero]]. Se ha barajado la posibilidad de que entre el [[Asón]] y el [[señorío de Vizcaya]] existiera una Merindad denominada [[Vecio]], pero la falta de información no ha permitido, hasta el momento, confirmar tal hipótesis.
 
A este mapa jurisdiccional se añaden a partir del siglo XIV los [[Corregidor]]es, representantes reales que podían controlar varias merindades, relegando a los propios [[merino]]s (agente real instituido en autoridad fiscal y militar de cada merindad). En Cantabria se establecieron dos corregimientos: uno para [[Asturias de Santillana]], [[Campoo]] y [[Liébana]] ([[1396]]) y otro para las [[Cuatro Villas]] y [[Trasmiera]].
 
Esta estructura administrativa sobrevivió con alguna modificación, al igual que la [[sociedad feudal]], a lo largo de toda la [[Edad Moderna]] hasta su sustitución en el [[siglo XIX]] por la estructura territorial liberal sustentada por la [[provincia]] y los [[ayuntamiento]]s.
[[Archivo:Sta Maria de la Asuncion - Castro Urdiales.jpg|250px|thumb|[[Iglesia de Santa María de la Asunción]] de [[Castro-Urdiales]], un síimbolo de la prosperidad de las villas marineras en el Bajo Medievo.]]
 
=== Edad Moderna (siglos XVI al XVIII) ===
{{AP|Edad Moderna en Cantabria}}
 
El tránsito a la [[Edad Moderna]] no altera en Cantabria el estado de fragmentación territorial heredado del [[medievo]], condicionando una desvertebración a la vez económica, política, institucional y eclesial. Tierras de [[realengo]] y de [[señorío]], feudos laicos y religiosos, concejos, valles, merindades y corregimientos tejen la intrincada maraña institucional de una tierra sin conciencia de unidad y que en su conjunto es conocida como “Montañas Bajas de Burgos”, “De Peñas al Mar” o simplemente “[[La Montaña]]”.
 
==== Hidalguía y desigualdad social ====
 
En su seno la reunión de pequeños barrios en Concejos sigue constituyendo la [[célula]] básica de la organización territorial, órgano en el que se ven representadas las familias vecinas de cada lugar a través de un representante con derecho a [[voto]]. Aparente “democracia” desvirtuada por el control que sobre el [[Concejo]] ejercían los grandes hacendados, relegando a una mayoría de minúsculos propietarios, [[colono]]s y jornaleros obligados a trabajar la tierra de los primeros y sometidos, por tanto, a la autoridad de unos orgullosos ''linajes'' acaparadores de la riqueza y el poder político en una sociedad que sancionaba jurídicamente la desigualdad. Sociedad en la que el individuo se veía supeditado a los intereses de la [[comunidad]] y en la que el [[paternalismo]] emanaba desde las propias familias, unidad básica del entramado social; en su seno se establecía una rígida [[jerarquía social|jerarquización]] presidida por el varón cabeza de familia a quien se supeditaban por orden descendente los demás miembros, ocupando el último escalafón mujeres y niños.
 
La [[hegemonía]] social en aquella estructura estamental de las [[oligarquía|oligarquías rurales]], heterogéneas pero cohesionadas, se traducía en la imposición de una mentalidad aristocrática que otorgaba especial relevancia a la [[hidalguía]] y la [[limpieza de sangre]]. Las redes [[clientela]]res tejidas por los linajes nobiliares vinculaban su poder y prestigio a la ''honorabiliad'' que envolvía sus apellidos, mentalidad reforzada por la unidad religiosa en torno al [[catolicismo]] impuesta a partir de los [[Reyes Católicos]], y que fomentaba la consiguiente intolerancia social frente a minorías e individuos de dudosa ascendencia. Discriminación concretada en el acceso a cargos administrativos y en la represión inquisitorial ante toda actitud heterodoxa, otorgando al estatuto de [[hidalguía]] (escalafón básico del estamento privilegiado) el valor de certificado de adecuación social, junto a exenciones fiscales y garantías judiciales negadas a los [[pechero]]s (individuos sujetos a impuestos ordinarios). La extensión de la condición de hidalgos (“hijos de algo”) a la mayor parte de los habitantes de Cantabria, les confería un especial orgullo como miembros de una comunidad de [[castellano viejo|castellanos viejos]] presuntamente no contaminada con sangre [[musulmán|musulmana]] o [[judío|judía]].
 
En la cúspide de aquella pirámide estamental y hasta la extinción del [[Antiguo Régimen]] los grandes señoríos jurisdiccionales de Cantabria estuvieron controlados principalmente por tres de las [[Grandeza de España|grandes familias nobiliarias españolas]]: los [[Familia de Mendoza|'''Mendoza''']] ([[Ducado del Infantado|Duques del Infantado]], [[Marquesado de Santillana|Marqueses de Santillana]]); los '''[[Familia Lara|Manrique de Lara]]''' ([[Marquesado de Aguilar de Campoo|Marqueses de Aguilar de Campoo]], Condes de Castañeda) y en menor medida por los '''[[Familia de los Velasco|Velasco]]''' ([[Ducado de Frías|Duques de Frías]], [[Condestable de Castilla|Condestables de Castilla]]).
 
La extensión de la hidalguía ocultaba una sociedad fuertemente polarizada entre una minoría de grandes y medianos propietarios y una mayoría de [[micropropiedad|micropropietarios]] y campesinos sin tierra en condiciones de subsistencia, al margen de la “pureza” de su sangre. Desigualdad preñada de tensión social, en muchas ocasiones violenta, reflejada en el plano de las mentalidades cuando la [[Iglesia]] [[Contrarreforma|contrarreformista]] trate de imponer una religiosidad oficial cargada de ceremonial y boato ([[Concilio de Trento]], [[1563]]) sobre un [[cristianismo]] popular impregnado de espiritualidad naturalista. Una [[Iglesia]] aliada de la [[aristocracia]] y que diezmaba los ingresos de esas mismas clases populares para sostener sus privilegios y su hegemonía ideológica.
 
Un espacio rural, agrario y señorial en el que contrastaban las [[villa (población)|villas marineras]], limitada presencia del mundo urbano que sufrirá una aguda [[crisis]] económica y demográfica en el tránsito del siglo [[XVI]] al [[XVII]]. Su tráfico mercantil se había resentido ya por la competencia de los puertos vascos desde la posición privilegiada que les otorgaba sus cartas forales, iniciada a finales del [[medievo]] y confirmada ahora con la creación del [[Consulado]] marítimo de [[Bilbao]] ([[1511]]). Lejos de conseguir un órgano similar, el comercio cántabro se vio supeditado al Consulado instalado en [[Burgos]] desde [[1494]]. Por otro lado con los [[Reyes Católicos]] desaparece la [[Hermandad de las Marismas]], sustituida institucionalmente por el [[Corregimiento de las Cuatro Villas]]. Pero el golpe de gracia vendrá de la mano de la política imperial impuesta en la península a raíz de la implantación de los [[Habsburgo]] en el trono. La supeditación de los intereses castellanos a su estrategia hegemónica en Europa arruinará la economía española, sangrando fiscalmente a su población y diezmándola con una sucesión de guerras, hambrunas y plagas.
 
En ese escenario las villas cántabras ejercieron de puertos de embarque y base de la flota del [[Atlántico]], lo que, si en un principio potenció la construcción naval de la región (Astilleros de [[Colindres]]), a la larga supuso una sangría de naves y hombres enviados a servir en una armada que debía proteger las vulnerables líneas marítimas coloniales y las dispersas posesiones españolas en [[Europa]]. La constante merma de hombres, los ataques protagonizados por la armada francesa y las distorsiones que el [[tráfico]] marítimo sufrió a causa de los conflictos bélicos significaron un duro golpe para las economías portuarias, sentenciadas con la paralización de las exportaciones laneras a [[Flandes]] a partir de [[1570]].
 
Una sucesión de plagas (epidemias de [[tabardillo]] y [[peste]] entre [[1596]] y [[1599]]) se cebó a finales del [[siglo XVI]] sobre una población debilitada por la crisis de subsistencias, provocando en las villas un largo declive económico y demográfico extendido hasta el siglo XVIII. Si el trasiego comercial se redujo al [[cabotaje]], el [[monopolio]] pesquero era amenazado por nuevos puertos. No obstante [[Santander (España)|Santander]] mantuvo su participación en la exportación de [[lana]], comerciando con [[Inglaterra]], [[Ámsterdam]] y [[Hamburgo]], prólogo del éxito que la llevará a convertirse en la [[Capital (política)|capital]] de la futura [[provincia]].
 
Culturalmente a partir del siglo XVI resurge el interés por los estudios relativos a Cantabria y los cántabros, apareciendo el problema de la localización del territorio que ocupó este pueblo. No será hasta el [[siglo XVIII]] cuando se zanje definitivamente la gran controversia sobre la situación y extensión de la Cantabria antigua gracias a obras tan trascendentales para el conocimiento de la historia regional como ''La Cantabria''<ref>Enrique Flórez. ''La Cantabria. Disertación sobre el sitio y extensión que tuvo en tiempos de los romanos la región de los cántabros, con noticia de las regiones confinantes y de varias poblaciones antiguas''. Madrid. 1768</ref> del padre [[agustino]] e historiador [[Enrique Flórez de Setién]]. Paralelamente a este interés por los cántabros y a la clarificación de la aludida polémica se aplicó el nombre de cántabro o Cantabria en el territorio montañés a diversas instituciones, organismos y jurisdicciones.
 
==== Una economía tradicional. Cambios y limitaciones ====
El descubrimiento y colonización del continente americano introdujo en [[Europa]] nuevos cultivos. Si la popularización de [[alubia]]s, [[pimiento]]s, [[tomate]]s y [[patata]]s en Cantabria fue posterior, el [[maíz]] se expandió mucho antes con importantes consecuencias. Desde comienzos del [[XVII]] penetra desde la costa hacia el interior, potenciando relevantes transformaciones en la [[economía rural]].
 
Acondicionado con facilidad, desplazó a la deficitaria producción de unos [[cereal]]es ([[trigo]], [[mijo]], [[cebada]], [[centeno]]) mal adaptados al clima del [[cantábrico]], incrementando la productividad de los terrazgos gracias a su integración las actividades agropecuarias. Así tras la recogida de la [[cosecha]] se permitía el acceso de las [[res]]es para que pastaran los restos herbáceos ([[derrota de mieses]]), fertilizando con ello la tierra. Se configuró así un [[paisaje agrario]] denominado de “campos abiertos”.
 
Mejora en la [[dieta]] campesina que impulsó un discreto pero sostenido incremento demográfico, se pasa de 87.687 habitantes en [[1534]] a unos 130.000 en [[1700]], acelerado desde la segunda mitad del siglo [[XVIII]] (178.715 habitantes en [[1822]]). Crecimiento desigualmente repartido, favoreciendo áreas costeras y valles en detrimento del interior montañoso. Sin embargo la adopción del [[maíz]] no logró superar los estrechos límites de la [[economía agraria]] cántabra, perpetuando el nivel de [[subsistencia]] que afectaba a la mayoría de las familias.
 
Las alternativas a tal situación fueron la [[emigración]] a [[ultramar]], las actividades complementarias desplegadas en tierras castellanas y andaluzas o la [[roturación]] de nuevas tierras (el [[arcaísmo]] y la falta de [[Capital (economía)|capital]] impedía un incremento de la [[productividad]] mediante innovaciones técnicas). Proceso, este último, que menguó las tierras comunales en beneficio de [[cerramientos particulares]], provocando una competencia por el control de la [[tierra]] que afloró en forma de [[tensión social]] y [[violencia]] abierta. Fue un pulso desigual que benefició a grandes hacendados y propietarios acomodados frente a unos [[jornalero]]s y [[arrendatario]]s que no podían manipular la[[administración]] concejil y de [[justicia]] a su favor, como sí hicieron los primeros.
 
Las carencias de la [[producción agrícola]] impedían el desarrollo de otras actividades económicas, reducidas a rudimentarias labores [[artesanía|artesanales]] ejercidas por campesinos que las compatibilizaban con sus ocupaciones agrícolas ([[curtidor]]es, [[carpintero]]s, [[alfarero]]s, [[herrero]]s). [[Producción]] de escasa comercialización centrada en satisfacer la [[demanda]] de las propias comunidades agrícolas.
 
Fabricaban instrumentos de trabajos y [[menaje]]s hogareños elaborados con técnicas tradicionales: [[azada]]s, [[dalle]]s, [[horcón|horcones]], [[rastrillo|rastrillas]], [[albarca]]s, [[cuévano]]s, [[carreta]]s, [[red]]es para la pesca. Ente aquellos [[artesano]]s destacaron por su prestigio los maestros [[cantero]]s (principalmente de [[Trasmiera]]), quienes imprimieron su huella en la arquitectura española edificada durante los siglos modernos.
 
No obstante las carencias de aquella economía tradicional, a lo largo del siglo XVIII florecieron en Cantabria otras actividades que superaban el ámbito de lo artesanal para constituir verdaderas [[protoindustria]]s. Por su capacidad productiva y energías empleadas no podemos denominarlas industriales, pero sí alcanzaron un incipiente desarrollo sustentado en los recursos naturales de la región: [[hierro]], [[madera]] y [[corriente fluvial|corrientes fluviales]]. Numerosas fueron las [[ferrería]]s, así como los [[molino]]s maquileros que aprovechaban la corriente de los ríos o la fuerza de las mareas. En los [[batán|batanes]] se confeccionaban tejidos para uso doméstico a partir de [[lino]] y [[lana]], en tanto que la zona de [[Siete Villas]] se especializó en la fabricación de [[campana]]s.
 
Esta protoindustria rurales se vio extinguida por el incontenible empuje de la [[siderurgia]] industrial y la fabricación de tejidos de [[algodón]] impulsada por la [[Revolución industrial]] a lo largo del siglo [[XIX]].
 
Diferentes fueron las [[fábrica]]s que por iniciativa estatal se implantaron en Cantabria durante el setecientos. Construcción naval (Astilleros de [[Guarnizo]]) y producción de cañones en [[Liérganes]] y [[Real Fábrica de Artillería de La Cavada|La Cavada]] fueron orientadas a alimentar el rearme promovido por la nueva dinastía de los [[Borbones]] dentro de su política colonial. Las consecuencias para la región fueron nefastas.
 
La voraz necesidad de [[madera]] que tales actividades necesitaron llevó a la [[Corona]] a imponer un estricto [[monopolio]] forestal sobre amplias zonas, privando de ese recurso a una [[población]] que lo necesitaba para la construcción de viviendas y cercados, la carpintería o como leña. Ecológicamente significó la [[deforestación]] de extensas áreas de la región, principalmente en las [[comarca]]s occidentales. Pese a todo, aquellas fábricas no sobrevivieron a la coyuntura crítica iniciada a finales de siglo, que acabó con unas actividades no enraizadas en la [[economía]] de su entorno territorial.
 
==== La expansión de Santander y la unidad provincial ====
 
[[Archivo:Santcivitatis.jpg|thumbnail|220px|'''Santander''' vista por [[Joris Hoefnagel]] a finales del [[siglo XVI]]. Este grabado es la imagen más antigua existente de la ciudad.]]
Cantabria experimentará durante el siglo [[XVIII]] un evidente incremento [[demografía|demográfico]], pasando de 130.000 a 180.000 habitantes en poco más de una centuria ([[1700]]-[[1822]]). Fue, no obstante, un crecimiento desequilibrado, concentrado en la franja costera –principalmente Santander y su entorno- y en los valles medios –destacando la cuenca del [[Besaya]]-, al tiempo que se experimentaba un descenso en la densidad de población en las áreas interiores y de montaña ([[Campoo]] y [[Liébana]]). Era, como antaño, una población eminentemente [[rural]], no alcanzando el 75% de las localidades los 1.000 habitantes en 1787. Las únicas excepciones eran las cuatro villas costeras ([[San Vicente de la Barquera]], [[Santander (España)|Santander]], [[Laredo]] y [[Castro-Urdiales]]), algo más populosas, seguidas por [[Reinosa]] y [[Santoña]].
 
Economía eminentemente agraria, estaba desde el siglo [[XVII]] orientada hacia el cultivo del maíz, no obstante algunas peculiaridades comarcales. Si [[Liébana]] destacaba por la implantación de la vid, en [[Campoo]] se mantenían los cereales tradicionales (trigo, cebada, centeno), mientras que en el [[Pas]] predominaban praderías y pastos ganaderos. Se trataba en todo caso de una agricultura de subsistencia, de baja productividad y escasos excedentes, en la que la [[ganadería]] jugaba un papel meramente complementario.
 
Así, la combinación de un escaso desarrollo económico y la existencia de un moderado pero evidente crecimiento demográfico, no dejó de ser un incentivo para la emigración, estacional o definitiva, orientada tanto a otras regiones de España como a Ultramar.
 
Sobre tales estructuras socio-económicas se erigían las tradicionales instituciones monopolizadas por élites locales de''viejos linajes'' detentadores mayoritarios de la propiedad de la tierra.
 
===== Economía mercantil =====
 
Por contraste, el crecimiento urbano y demográfico que convertiría a [[Santander (España)|Santander]] en la capital del territorio vino de la mano de una floreciente ''economía mercantil'' desarrollada alrededor del puerto desde mediados del [[siglo XVIII]]. Impulsó el aumento sostenido y acelerado de la población, la regresión de las actividades tradicionales, mayor diversificación social y una mejor articulación con la [[Meseta]]. En definitiva una novedosa vertebración del tejido social de la ciudad, que arrumbaba con el tradicional marco [[Feudalismo|feudal]] para configurar un nuevo mundo [[burgués]].
 
Apenas diferenciada de su atrasado entorno rural y agrario durante la primera mitad del la centuria, el despegue se producirá por iniciativa estatal con la apertura del ''camino'' que unirá [[Santander (España)|Santander]] con la [[Meseta]] a través de [[Reinosa]] en [[1753]]. El objetivo era eludir las exenciones fiscales del puerto de [[Bilbao]] para las exportaciones castellanas, canalizándolas a través de [[Santander (España)|Santander]]. Concebida tal arteria comercial en principio para las salidas de lanas hacia [[Europa]], la quiebra de este mercado reorientará el puerto santanderino hacia las exportaciones de granos y harinas castellanas con destino a los protegidos mercados españoles en [[América]], desde donde se importarán productos [[colonia]]les (Reales Decretos de [[1765]] y [[1778]]).
 
El vertiginoso crecimiento de este tránsito mercantil impulsó tanto la expansión urbana y demográfica (de 2.500 a 5.000 habitantes en cincuenta años), como su diversificación social gracias a las nuevas actividades desarrolladas alrededor del [[puerto]].
 
Simultáneamente la antigua villa irá concentrando las instancias de decisión eclesial ([[Obispado]] en [[1754]]), institucional (estatus de [[ciudad]] en [[1755]]) y administrativa ([[Consulado del Mar]] en [[1785]]), transformándose en la ''capital'' política y económica de Cantabria. Sin embargo este espectacular crecimiento no se constituyó en un factor de [[integración]] regional, ya que funcionó de espaldas a los potenciales recursos del territorio, configurando por el contrario un frágil sistema mercantil dependiente de mercados ajenos ([[castellano]] y [[antillano]]) y de una política estatal proteccionista. Tal fragilidad se hará patente cuando las bases de ese florecimiento se vean alteradas, coyunturalmente durante el cambio de centuria y definitivamente en el último tercio del [[siglo XIX]].
 
Sí consolidó en cambio una expansiva y cohesionada [[burguesía]] mercantil formada por comerciantes, navieros, y banqueros que, fusionada con los grandes propietarios rurales ávidos de participar en la nueva fuente de riqueza, se constituirá en la élite rectora de los destinos de la [[provincia]] creada a comienzos del [[XIX]].
 
===== Proyectos de unidad =====
 
Porque, efectivamente, a lo largo de la [[Época Moderna]] [[La Montaña]] había visto crecer una incipiente conciencia de identidad, en discordancia con la [[desvertebración]] de un territorio fragmentado en jurisdicciones (real, señorial, eclesiástica) y modelos administrativos superpuestos y conflictivos: locales (concejo, juntas de valle, alfoces) o pertenecientes a instancias superiores (juntas generales, provincias, merindades), englobadas a su vez en circunscripciones superiores (corregimientos). Así, la falta de unidad política y administrativa se mostraría cada vez más como un obstáculo para el progreso.
 
Esta evidencia impulsará, a lo largo del [[siglo XVIII]], distintas y contradictorias iniciativas encaminadas a superar aquella situación: por un lado ''proyectos unificadores'' planteados desde ámbitos [[tradicional]]es en defensa de sus seculares [[privilegio]]s frente frente al creciente poder del [[Estado]]; por el otro el afán de la [[burguesía]] santanderina en expansión por estructurar un territorio que sustentara la nueva economía mercantil. Esta última será la que finalmente se imponga.
 
Así, el alto grado de autonomía de las pequeñas entidades en que integraban el solar montañés, junto a la carencia de recursos, ahondaba en su debilidad, amenazadas por la expansión administrativa y fiscal del [[absolutismo]] [[Casa de Borbón|borbónico]]; cada día se mostraba más evidente la imposibilidad de afrontar la acumulación de problemas: desde las siempre difíciles comunicaciones hasta las trabas para el ejercicio de la justicia, desde las dificultades para el abastecimiento en épocas duras, hasta las [[leva]]s de soldados, y sobre todo la creciente presión fiscal. Todo ello determinó que se aceleraran los contactos entre villas y valles.
 
Un primer intento unificador partió desde la Junta General del [[Partido de las Cuatro Villas]], como medio de aunar esfuerzos contra la pretensión real de fiscalizar las mercancías importadas. Las [[Ordenanzas]] aprobadas en [[1727]], nunca sancionadas por la [[corona]], pretendían regular el territorio comprendido por el [[Corregimiento de las Cuatro Villas,]] pero el proyecto no llegó a cuajar.
 
Mayor recorrido tuvo el proyecto gestado en torno a las Juntas de la [[Provincia de los Nueve Valles]], conducido por los diputados elegidos a través de los órganos tradicionales de [[autogobierno]].
 
Dos fueron los hechos que catalizaron la culminación del proceso de integración en este segundo intento:
 
* Por un lado el interés colectivo por evitar contribuir a la reconstrucción del [[Puente de Carlos III (Miranda de Ebro)|Puente de Carlos III]] de [[Miranda de Ebro]], según imponía la orden del Intendente de [[Burgos]] de [[11 de julio]] de [[1775]], cuando aquel mismo año había sufrido Cantabria dos tremendas inundaciones: [[20 de junio]] y [[3 de noviembre]].
 
* Por otro la necesidad de hacer frente [[mancomunidad|mancomunadamente]] a la gran cantidad de bandidos que actuaban impunemente en Cantabria, ante la inoperancia de la justicia por la escasez de recursos.
 
Tras la convocatoria enviada por el ''Diputado General de Nueve Valles'' para que acudieran a la Junta que había de celebrarse en [[Puente San Miguel (Reocín)|Puente San Miguel]] el [[21 de marzo]] de [[1777]], las jurisdicciones afectadas por estos y otros males, mandaron a sus respectivos diputados con poderes suficientes para que pudieran decidir el agregarles a la [[Provincia de Nueve Valles]], según decían unos, para unirse y acompañarse, según otros, y en definitiva, para ser unos con los demás, como manifestó el ''Concejo de Pie de Concha''.
 
En aquella Junta General se establecieron las bases y se pusieron en marcha las gestiones que habrían de desembocar el año de [[1778]] en la unidad administrativa y jurisdiccional. Todo ello culminó en el éxito de la Asamblea celebrada en la [[Casa de Juntas de Puente San Miguel]] el [[28 de julio]] de 1778, donde quedó constituida la Provincia de Cantabria, mediante el acto de aprobar las ordenanzas comunes, confeccionadas para aquel fin y previamente discutidas y aprobadas en los concejos de todas las villas, valles y jurisdicciones comprometidas. Eran, además de los Nueve Valles, [[Ribadedeva]], [[Peñamellera]], [[Liébana|Provincia de Liébana]], [[Peñarrubia]], [[Lamasón]], [[Rionansa]], [[San Vicente de la Barquera|Villa de San Vicente de la Barquera]], [[Estrada (Cantabria)|Coto de Estrada]], [[Valdáliga]], [[Santillana del Mar|Villa de Santillana del Mar]], [[Viérnoles|Lugar de Viérnoles]], [[Cartes|Villa de Cartes]] y su jurisdicción, [[Valle de Buelna]], [[Valle de Cieza]], [[Valle de Iguña]] con las villas de San Vicente y Los Llares, [[Pujayo|Villa de Pujayo]], [[Pie de Concha|Villa de Pie de Concha]] y [[Bárcena (Cantabria)|Bárcena]], [[Valle de Anievas]] y [[Valle de Toranzo]].
 
[[Archivo:Cnt-baston.PNG|thumb|250px| {{Leyenda|#FA8072|Partido del Bastón de Laredo (Provincia de Cantabria, entonces perteneciente a Castilla la Vieja)}}
{{Leyenda|#90EE90|Merindad de Campoo (Provincia de Toro, entonces perteneciente al Reino de León).}}]]
Escarmentados por el fallido intento del año [[1727]] el primer objetivo a cubrir consistió en conseguir la aprobación por el rey [[Carlos III de España]] de la unión de todos en una provincia, cuya ratificación la lograrían mediante real provisión el [[22 de noviembre]] de [[1779]].
 
Las veintiocho jurisdicciones que asumieron en primer lugar el empeño de crear la Provincia de Cantabria, postularon con toda claridad su voluntad de que en ella se incluyeran todas las demás que formaban el ''Partido y Bastón de las Cuatro Villas de la Costa''. En consecuencia establecieron toda clase de facilidades para la integración, que podían realizar en cualquier momento que así lo solicitasen, sujetándose a las ordenanzas, con los mismos derechos y deberes de las fundadoras, en el plano de la más estricta igualdad. De este modo se fueron agregando la Abadía de [[Santillana del Mar|Santillana]], los valles de [[Tudanca (Cantabria)|Tudanca]], [[Polaciones (Cantabria)|Polaciones]], [[Herrerías (Cantabria)|Herrerías]], [[Castañeda (Cantabria)|Castañeda]], la Villa de [[Torrelavega]] y su jurisdicción, [[Val de San Vicente]], [[Valle de Carriedo]], [[Tresviso]] y las villas pasiegas de [[La Vega (Vega de Liébana)|La Vega]], [[San Roque de Riomiera|San Roque]] y [[San Pedro (Cantabria)|San Pedro]], así como la Ciudad de [[Santander (España)|Santander]] con su [[Abadía (arquitectura)|Abadía]].
 
A causa de la competencia de [[Laredo (Cantabria)|Laredo]], el [[Ayuntamiento de Santander]], que al comienzo había aceptado la titulación de Cantabria para la provincia creada a principios del [[siglo XIX]], reaccionó después imponiendo que se la denominara con su nombre para que no hubiese duda alguna de cual era su capital. Cuando en [[1821]] la [[Diputación Provincial de Santander|Diputación Provincial]] presentó en las Cortes constitucionales su proyecto definitivo sobre la fijación de los límites de la provincia y de los partidos judiciales, proponiendo la denominación de Provincia de Cantabria, el Ayuntamiento de Santander replicó imponiendo "''que a esta provincia se le conserve el nombre de Santander''".
 
Aun así, muchos periódicos exhibieron en sus cabeceras el nombre de cántabro o Cantabria.
 
===== La provincia de Santander =====
 
[[Santander (España)|Santander]] será a la postre el centro impulsor de una unión provincial auspiciada por el [[Estado]]. La nueva clase burguesa ansiaba el control de la región, para consolidar y extender la nueva ''economía de mercado'' y acabar con los obstáculos que el [[Antiguo Régimen]] oponía a su enriquecimiento. [[Absolutismo]] y [[liberalismo]] actuaron alternativamente como aliados, interesados en los beneficios fiscales.
 
El conflictivo período que siguió a la [[Guerra de la Independencia Española|Guerra de la Independencia]] retrasó considerablemente la constitución estable de la nueva entidad administrativa. La Provincia Marítima de Santander creada en [[1801]], desaparecía en [[1805]], aunque la búsqueda de la unidad provincial no cesó. La promulgación de la [[Constitución de 1812]] abrió la puerta para la creación de una [[diputación provincial]], al igual que su reimplantación en [[1820]], frustrados ambos intentos por la reacción fernandina.
 
La confrontación entre [[absolutismo]] y [[liberalismo]] que desgarró al país durante el primer tercio del siglo retrasó el proyecto hasta [[1833]], cuando la nueva ordenación territorial diseñada por el Ministro de Fomento, [[Javier de Burgos]] incluía la creación de la [[Provincia de Santander (España)|Provincia de Santander]]. Entidad articulada desde [[1835]] mediante Ayuntamientos. Posteriormente, en [[1847]], [[Patricio de la Escosura]], en un intento de regionalizar más la península, promulga un decreto el 29 de septiembre de 1847 por el que se dividía a la península en once Gobiernos Generales, denominando Cantabria al formado por las tres Provincias Vascongadas y Navarra, teniendo la capital en Pamplona, mientras que la provincia de Santander, junto a las de Burgos, Logroño y Soria. queda en el Gobierno General de Burgos, con capital en Burgos.<ref>[http://mpra.ub.uni-muenchen.de/8098/1/MPRA_paper_8098.pdf Public Spending and Fiscal Federalism in Spain. Period 1984-1998 ''Molero, Juan Carlos'']</ref>
El fin de la [[Edad Media]] en el [[siglo XV]] no alterará la situación de desvertebración política y administrativa de Cantabria, compartimentada en villas y valles, realengo y señoríos, costa e interior. El [[siglo XVI]] marcará, además, la crisis de las villas marineras, afectadas por las distorsiones económicas provocadas por las guerras de hegemonía de los [[Austrias]] y por la sucesión de hambrunas y plagas entre finales de la centuria y la primera mitad del [[XVII]]. Por otro lado la introducción desde [[América]] de nuevos productos agrícolas, especialmente el [[maíz]], mejorará la precaria dieta posibilitando una recuperación demográfica que se sostendrá a lo largo del [[XVIII]]. A partir de la apertura del [[Camino de las Harinas]] en [[1753]] [[Santander]], convertida en el puerto de [[Castilla]] hacia [[América]] (Reales Decretos de [[1765]] y [[1778]]), experimentará un fuerte desarrollo alrededor de las actividades comerciales: creación del [[Obispado]] en [[1754]], concesión del título de ciudad en [[1755]], creación del [[Consulado del Mar]] en [[1785]].
 
La nueva unidad administrativa no acababa, sin embargo, con la ''desvertebración'' económica y social que afectaba al territorio cántabro, perpetuándose a lo largo del [[XIX]] una región escindida en dos ámbitos contrastados: el núcleo urbano, costero, [[burgués]] y [[capitalista]] frente a un espacio rural, agrario y tradicional. Las graves carencias educacionales, estructurales y comunicativas constituirán serios obstáculos en la senda de una mejor integración regional.
Los proyectos de unidad de las comarcas cántabras toman fuerza según se aproxima el final de la [[Edad Moderna]], partiendo de dos ámbitos. Uno, tradicional, desde el [[Partido de las Cuatro Villas]] (buscando la defensa de sus exenciones fiscales) o desde la [[Provincia de los Nueve Valles]] ([[1778]]). Otro, vinculado a la burguesía santanderina, será el que triunfe con la Creación de la [[Provincia de Santander]] en [[1801]] y su restauración definitiva en [[1833]] dentro del esquema territorial implantado por [[Javier de Burgos]].
 
=== Siglo XIX ===
{{AP|Siglo XIX en Cantabria}}
[[Archivo:Santander.Estatua.a.la.gloria.del.heroe.jpg|thumb|300px|Estatua erigida en [[Santander (España)|Santander]] a la memoria del capitán de artillería [[Pedro Velarde Santillán]], héroe cántabro de la [[Guerra de la Independencia Española]] muerto durante el [[levantamiento del 2 de mayo]] de [[1808]] en [[Madrid]].]]
El levantamiento contra la invasión napoleónica de [[1808]] va a significar el inicio del colapso del [[Antiguo Régimen]] (absolutismo político, economía feudal y desigualdad jurídica) y el doloroso comienzo de la [[Edad Contemporánea]] en España. Nacía así un convulso [[siglo XIX]] marcado por la pugna del [[liberalismo]] (régimen constitucional, igualdad de derechos y economía de libre mercado) para desmontar las estructuras socioeconómicas y políticas del Antiguo Régimen e integrar un mercado a nivel nacional, frente a la resistencia de los grupos privilegiados –nobleza y clero- y amplias capas de un campesinado apegado a sus tradicionales modos de subsistencia.
 
Cantabria fue un escenario más de esa lucha. Si a comienzos del [[XIX]] era una región abrumadoramente rural en la que se hallaban sólidamente asentadas las estructuras feudales, el liberalismo se introducirá de la mano de la [[burguesía]] mercantil santanderina. Ésta, que había construido su éxito a la sombra del Antiguo Régimen, se inclinará hacia la [[revolución liberal]] cuando aquél se convierta en un lastre para su florecimiento. No obstante, sus convicciones políticas siempre fueron eminentemente pragmáticas, anteponiendo sus intereses económicos a los principios ideológicos.
Durante el [[XIX]] se inician y desarrollan procesos que configurarán la Cantabria contemporánea.
 
De hecho, sus integrantes siempre se movieron entre la necesidad de romper las barreras jurídicas que frenaban su enriquecimiento y el temor a que los cambios se les escaparan de las manos para transformarse en una [[revolución]] popular. Este temor, unido a la debilidad de una burguesía consecuente con una economía poco desarrollada, llevaría al liberalismo cántabro (y español) por la senda de la moderación y el [[pactismo]]. De ese modo, el régimen que finalmente se impuso a partir de [[1833]] fue resultado de un compromiso entre las viejas y nuevas élites sociales (en Cantabria, la oligarquía rural nobiliaria y la burguesía mercantil), configurando un ''Estado de propietarios'' erigido en defensa de sus respectivos intereses.
*Administrativamente se logra la unidad territorial con la formación de la [[Provincia de Santander]]. Ello, no obstante, no acabará con los problemas de desvertebración e incomunicación que afecta a gran parte del territorio.
 
Los damnificados de ese pacto fueron los campesinos, que integraban el grueso de la población cántabra. Era sin duda un conjunto heterogéneo en el que contrastaban las situaciones de pequeños y medianos propietarios, [[aparcero]]s o [[jornalero]]s, lo que influirá en su respuesta ante los nuevos tiempos y su adaptación al capitalismo. Pero para la mayoría de no propietarios, [[labrador]]es de tierras ajenas en condición de [[colono]]s, la extensión de las reglas del libre mercado impuestas por el nuevo régimen iba a serles especialmente perjudicial.
*Económicamente triunfa la economía mercantil santanderina hasta que, en la segunda mitad de la centuria, el declive del comercio antillano lleve a una reorientación productiva: la producción vacuna y la minería antecederán al notable crecimiento industrial del [[siglo XX]].
 
==== El ocaso del Antiguo Régimen ====
*Socialmente es el siglo de la hegemonía [[burguesía|burguesa]], que verá aparecer a una nueva [[clase media]] y a una incipiente [[clase obrera]] con la progresiva introducción de las actividades industriales. Se inicia, además, el despoblamiento de los valles interiores, emigrando la población hacia la costa y los núcleos urbano-industriales ([[bahía de Santander]], cuenca del [[Besaya]], desembocadura del [[Asón]], [[Castro Urdiales]]) y hacia el exterior ([[indiano|indianos]] y [[jándalo|jándalos]]).
{{VT|Guerra de la Independencia en Cantabria}}
 
Ante la noticia del secuestro de la familiar real, retenida por [[Napoleón]] en [[Bayona (Francia)|Bayona]], y frente a la clara actitud invasora de las tropas francesas penetradas en territorio español con la excusa de invadir [[Portugal]], estalla una rebelión en [[Madrid]] el 2 de mayo de [[1808]], en la que destacaron los capitanes [[Daoíz]] y [[Pedro Velarde|Velarde]], este último natural de [[Muriedas]] (Valle de Camargo). Duramente reprimida, el levantamiento popular se extiende por toda la geografía nacional.
*Políticamente se impone el liberalismo dinástico con la consolidación de la Provincia, que logrará un estable funcionamiento del [[turnismo político|turnismo]] durante la [[Restauración borbónica en España|Restauración]] ([[1874]]), gracias a las redes clientelares tejidas por un caciquismo que encuentra un hábitat propicio en el rural y compartimentado espacio cántabro. En los núcleos urbanos se desarrollará un pujante [[republicanismo]] y finalizando el siglo aparecen las primeras organizaciones obreras.
 
En un primer momento las autoridades civiles y religiosas de [[Provincia de Santander (España)|Santander]] permanecieron a la expectativa, optando por la prudencia y el control de la situación frente a un doble temor: el posible castigo francés ante cualquier acción reivindicativa y el miedo a un levantamiento popular incontrolable. Este se produce finalmente el 26 de mayo de [[1808]], por lo cual las autoridades deciden encabezarlo procurando contener los impulsos populares. Se constituye así una ''Junta Suprema Cantábrica'' presidida por el obispo [[Rafael Tomás Menéndez de Luarca y Queipo de Llano|Rafael Tomás Menéndez de Luarca]] -que asumió el título de ''Regente'' de la provincia-, declarado enemigo de la revolución y de las ideas ilustradas. En colaboración con [[Asturias]] se organiza un ''Armamento Cántabro'' dirigido por el coronel Velarde e integrado por 5.000 voluntarios destinados a controlar los accesos de la cordillera. No obstante, la reacción francesa enviada desde [[Burgos]] logra sendas victorias en [[Lantueno]] y [[El Escudo]], tomando [[Santander (España)|Santander]] el 23 de junio, de donde ya habían huido las autoridades y parte de los ciudadanos. Al frente de la alcaldía en tan difícil situación se colocó a Bonifacio Rodríguez de la Guerra, quien hubo de bascular entre el sometimiento a los ocupantes y el intento de templar las represalias; lo cual le acarrearía acusaciones de ''afrancesado'' y traidor tras la guerra.
 
La resistencia guerrillera se extendió a toda la geografía regional, destacando cabecillas como [[Juan López Campillo]] en la zona oriental o [[Juan Díaz Porlier]] ''El Marquesito'', militar de inclinaciones liberales que instaló su base de operaciones en [[Liébana]]; reorganizó las fuerzas del ''Armamento'' bajo la nueva denominación de ''División Cántabra'', incorporando varios regimientos y batallones como los ''Húsares de Cantabria'' ([[caballería]]) o los ''Tiradores de Cantabria'' ([[infantería]]). La lucha ocasionó numerosos combates que costaron terribles pérdidas humanas y materiales. El año crucial fue [[1812]], cuando la retirada de efectivos franceses hacia el frente ruso, una ofensiva guerrillera a escala nacional y la campaña de [[Wellington]] desde [[Portugal]] quebraron el poderío napoleónico, obligando a [[José I]] a abandonar [[Madrid]] y a las tropas de ocupación a replegarse al norte. En Cantabria la base francesa se acantona en [[Santoña]], cuyo carácter casi insular y sus construcciones defensivas la convertirán en un baluarte inexpugnable hasta la retirada francesa en [[1814]], finalizada ya la guerra (hecho que llevó a denominarla “Gibraltar del Cantábrico”). El último acto de guerra en nuestro territorio tuvo lugar el 11 de mayo de [[1813]], cuando las tropas francesas, en su retirada y tras un largo asedio, tomaron [[Castro-Urdiales]] provocando un baño de sangre.
 
El retorno del ''deseado'' Fernando VII tras su sumisa actitud frente a las pretensiones de [[Napoleón]] (extensiva a toda la familia real), significó la restauración absolutista, derogando la [[Constitución de 1812]] y la labor legislativa de las [[Cortes de Cádiz]], e implantando un régimen de marcado carácter represivo. Regresadas a [[Santander (España)|Santander]] las antiguas autoridades, la [[reacción]] encontrará en el obispo Menéndez de Luarca a su mejor representante (la [[Iglesia]] absolutista y ultraortodoxa surgió de la guerra envuelta en un aura de legitimidad). No obstante, poca oposición pudieron hallar los absolutistas en un [[campesinado]] amenazado por el hambre y alejado de las querellas políticas, o en una [[burguesía]] dispersa, arruinada y contemporizadora con el orden social.
 
Pese a ello, el evidente fracaso de la restauración fernandina en asegurar las condiciones que permitían el enriquecimiento de la burguesía santanderina inclinarán a ésta a secundar el alzamiento liberal de [[1820]], iniciado en [[Cádiz]] y propagado a la guarnición militar de [[Santoña]]. El proyecto reformista del [[Trienio Liberal]] ([[1820]]-[[1823]]) fue abortado, sin embargo, por sus propias contradicciones internas y una oposición [[tradicionalista]] apoyada por las monarquías absolutistas europeas. Así, el retorno a la acción guerrillera rural que supuso la proliferación de partidas ''realistas'', de importante presencia en nuestra región, fue seguida de una nueva invasión francesa, la de los ''Cien Mil Hijos de San Luis'', que abolió la Constitución, suprimió el Parlamento y reinstauró los poderes absolutos del monarca. En Cantabria sólo Santoña resistió varios meses, mientras el ex gobernador Quesada regresaba a Santander al frente del autodenominado ''Ejército de la Fe''. La escasa defensa del [[régimen liberal]] se explica por haberse enajenado casi todo el apoyo social que pudo tener en un principio. Si las clases populares se vieron defraudadas por unas medidas que en nada resolvían sus más acuciantes necesidades, los sectores burgueses, asegurados sus negocios, no estaban interesados en reformas democráticas y sí en apoyar cualquier fuerza dispuesta a imponer el ''orden social''.
 
Se iniciaba así el último tramo del reinado de [[Fernando VII]], la [[Ominosa Década]] ([[1823]]-[[1833]]), cuyo principal brazo represor serán los ''voluntarios realistas'', germen de las futuras partidas carlistas. Se constituyó así una ''Brigada de Cantabria''<ref>Este período de la historia cántabra ha sido estudiado y documentado por [[José Simón Cabarga]] en sus obras «Santander en la Guerra de la Independencia» y «Santander en el siglo de los pronunciamientos y las guerras civiles»,</ref> cuerpo paramilitar comandado por [[Bernardino González de Agüero]] e integrado por 7.000 hombres distribuidos en 13 batallones: los de [[Hoznayo]], [[Carriedo]], [[Merodio]] (hoy [[Asturias]]), [[Molledo]], [[Ampuero]], [[Cesto]], [[Soncillo]] (actualmente [[Burgos]]), [[Puente Nansa]], [[Santander (España)|Santander]], [[Toranzo (Vega de Liébana)|Toranzo]], [[Cabezón de la Sal]], [[Cayón]] y [[Mena]] (también en Burgos). Constituyeron la fuerza hegemónica del período, instrumento de la línea más dura del absolutismo y las oligarquías rurales para imponer sus tesis políticas.
 
[[Archivo:Fernando VII.jpg|thumb|250px|''Retrato de Fernando VII''. [[Francisco de Goya]]. [[Museo Municipal de Bellas Artes (Santander)|Museo Municipal de Bellas Artes]], [[Santander (España)|Santander]], (España)]]
 
==== Implantación y crisis del Estado liberal ====
 
En Cantabria la guerra civil estallada tras la muerte del inefable Fernando VII ([[I Guerra Carlista]], [[1833]]-[[1840]]) se hizo sentir con dureza, por la propia división interna que la región sufría. En las zonas rurales la presencia del [[carlismo]] era predominante, por su arraigo en una población agraria, en gran medida desmovilizada políticamente pero apegada a viejos usos y costumbres, sometida a la nobleza rural y muy sensible a los sermones antiliberales del clero. El [[liberalismo]], por su parte, se restringía a algunos núcleos costeros y, esencialmente, a [[Santander (España)|Santander]], donde la burguesía nuevamente se veía impelida a desmontar las barreras jurídicas que el absolutismo imponía a su actividad mercantil, en aquel momento atravesando una coyuntura crítica. Este desgarramiento se verá potenciado por hallarse la región tan próxima a uno de los principales núcleos carlistas: el vasco-navarro. Ello convertía a Cantabria en un frente de guerra.
 
El propio año de [[1833]] vio un potente levantamiento carlista montañés dirigido por el coronel [[Pedro Bárcena]], con el objetivo de tomar la capital (sólo ésta, junto a Castro, Santoña y Laredo, permanecieron fieles a la heredera). En la misma se organizó un ''Batallón de Vecinos Honrados'' que pudo detener la ofensiva carlista en la ''Acción de Vargas'' (3 de noviembre). Ello aseguró el control liberal del territorio, pero no la extinción de las simpatías carlistas alimentadas por la cercanía del frente vizcaíno (desde donde partieron varias expediciones) y la propia incomunicación de la región. Por su parte, la organización carlista montañesa contaba con una ''Junta de Armamento y Defensa'', dos batallones, un hospital en [[Carranza]] y una fábrica de armas en [[Guriezo]].
 
La causa de ''Carlos V'', además de contar con la dirección de los tradicionales grupos privilegiados que veían peligrar su posición social (los ''antiguos linajes''), se alimentaba por su base de un campesinado depauperado que se rebelaba contra un régimen político que no resolvía su situación y que atacaba hábitos tradicionales que aquellas gentes vinculaban a sus modos de vida comunitarios. La amalgama ideológica de tan heterogéneo movimiento la pondrá la [[Iglesia]] más reaccionaria, que igualmente se sentía agredida por un reformismo secularizador.
 
La precariedad del control de la recién creada [[Provincia de Santander (España)|Provincia de Santander]] ([[1833]]) por parte de la burguesía liberal, llevará a ésta a “preparar” las elecciones de los nuevos Ayuntamientos formados en [[1835]] para asegurarse su adhesión, como afirma el propio [[Gobernador civil]] en una carta dirigida al [[Ministerio de Fomento]] en enero de [[1836]]. Se inician así, desde los mismos orígenes del Estado liberal, las prácticas clientelares que asegurarán la pervivencia del sistema, sustituyendo el inmovilismo social –o la oposición abierta- mediante la adulteración y el pucherazo. Se tejen de ese modo redes de intereses que, por toda Cantabria, recaban el apoyo político a los candidatos a cambio de favores administrados por los ''caciques'' locales, movidos más por afinidades personales e intereses particulares que por líneas programáticas de la política nacional. Funcionamiento del sistema liberal [[isabelino]] que continuará, perfeccionado, bajo la [[Restauración]].
 
El fin de la guerra civil tras la derrota carlista en [[Ramales de la Victoria]] a manos del general [[Espartero]] ([[1839]]), iniciará un período de relativa estabilidad gubernamental que posibilitará el crecimiento económico. Para [[Santander (España)|Santander]] significará el fin de la coyuntura crítica que se arrastraba desde finales del XVIII y la continuidad de la prosperidad comercial de la ciudad, alcanzándose el cenit del sistema mercantil a mediados de siglo. Sin embargo esta calma era más aparente que real. La [[Monarquía constitucional]] se sustentaba en las facciones más moderadas del liberalismo, aliadas con los sectores tradicionalistas más pragmáticos (los grandes propietarios que se habían beneficiado de las medidas desamortizadoras). El régimen, por tanto, poseía un carácter híbrido en el que la soberanía era compartida a partes iguales por la [[corona]] y la [[nación]], lo cual confería a la reina poderes considerables en detrimento del [[parlamento]]. Ello, sumado a la existencia de un voto restringido a los grupos más pudientes del país, alejaba la integración de amplias capas de la población en el sistema, en absoluto democrático. Además, la marginación política de los sectores progresistas del liberalismo les llevó a apoyarse en el ejército (pronunciamientos) para acceder al gobierno (como durante el [[Bienio Progresista]], [[1854]]-[[1856]]).
 
En Cantabria, a partir de la década de los 40 se perfilan los grupos o tendencias políticas erigidos en soporte y beneficiarios del nuevo Estado: [[Progresistas]] (entre quienes destacan Flórez Estrada, Arguindegui, Trueba Cosío, José María Orense o Fernández de los Ríos) y [[Moderados]]; estos últimos, de mayor vigor, englobaban a liberales conservadores y antiguos absolutistas, descollando nombres como los de Viluma de la Torre, Montecastro, Hoz o Isla Fernández. Conformaron organizaciones de precaria estructura organizativa, constituyendo grupos locales movidos más por afinidades e intereses que por líneas programáticas, por lo que fue habitual la permeabilidad entre ellos. Mediada la centuria será la [[Unión Liberal]] -ensayo ''centrista''- el partido hegemónico, caracterizado por la estabilidad, la transacción y la "desideologización"; logrará una fuerte implantación y una organización eficiente y poderosa, gracias a su identificación con el grueso de la élites locales y su cultura política clientelar y deferencial.
 
La [[Diputación Provincial]], de limitadas atribuciones, se convirtió en el ámbito político donde dilucidar las tensiones de los grupos de poder.
 
[[Archivo:Picture Fernando Garrido, Elias Reclus, Jose Maria Orense, Aristides Rey y Giuseppi Fanelli.JPG|200px|thumb|Fotografía de comienzos de [[1869]] en [[Madrid]]. De izq. a der. [[Fernando Garrido]], [[Elias Reclus]], [[José María Orense]] (sentado) destacado político demócrata nacido en [[Laredo]] (Cantabria), [[Aristides Rey]] y [[Giuseppi Fanelli]].]]
 
Finalmente, las escasas bases sociales del régimen isabelino irán menguando según avance el reinado, de modo que, cuando estalle la crisis económica en los años [[1860]], confluirán de nuevo aspiraciones populares e intereses burgueses para impulsar reformas democratizadoras que permitan superar la crisis y avanzar por la senda del progreso. En Cantabria la pragmática burguesía de nuevo se tornará “revolucionaria”, apoyando un cambio que aporte soluciones a una economía mercantil que comienza a mostrar síntomas de agotamiento. Además, la carestía y el paro generados por la crisis habían deteriorado notablemente las condiciones de vida de las capas medias y bajas de la población santanderina.
 
La ''Gloriosa Revolución'' se iniciaba en septiembre de [[1868]], con la sublevación de la escuadra al mando del almirante Topete en [[Cádiz]]. Inmediatamente es secundada por la guarnición de [[Santoña]], que apoyó con 400 soldados el levantamiento de [[Santander (España)|Santander]]. Para reprimirlo el gobierno envió una columna de 3.000 soldados al mando del general Calonge, enfrentada a una ciudad defendida por 500 soldados y carabineros junto a 200 paisanos. El avance obligó a la retirada naval de los sublevados, pero la victoria del general Serrano en [[Alcolea]] sentenció el fin del reinado de [[Isabel II]], iniciándose el [[Sexenio Democrático]] ([[1868]]-[[1874]]).
 
Este fue un proyecto reformista apoyado por el liberalismo más progresista y los nuevos grupos demócratas, republicanos y federalistas. Perfilaron un régimen democrático, basado en la libertad política y el [[sufragio universal]] masculino, y cuyo centro debía ser el parlamento, al tiempo que impulsaban medidas liberalizadoras que debían romper los obstáculos al desarrollo económico. En [[Santander (España)|Santander]] despertó un júbilo republicano sustentado en nuevos grupos socio-profesionales (clases medias) surgidos de las actividades económicas desarrolladas alrededor del sector mercantil. En el resto de la región, por el contrario, contó con una escasa adhesión. De hecho, la efervescencia revolucionaria impulsará una reorganización de los tradicionalistas, movilizados en torno a la defensa de la ortodoxia católica frente a la promulgación de la libertad de cultos, a los que se sumarán sectores del liberalismo moderado descontentos con el sesgo “populista” que adquiría la revolución. Así pudieron presentar una candidatura por el distrito de [[Cabuérniga]] en la persona del escritor [[José María de Pereda]], que salió elegido diputado a Cortes en [[1871]].
 
Pese a sus intenciones, el proyecto democrático acabará naufragando. Por un lado sus impulsores no lograron consolidar un sistema político estable, enzarzados desde el principio en todo tipo de disputas que en nada ayudaron a legitimarlo. Esto, sumado a la consecución de la crisis económica y la sensación de caos social, alejó progresivamente a los grupos burgueses, temerosos de que la libertad política abriera la puerta a la revolución social. Además la insurrección en [[Cuba]] hacía peligrar el mercado colonial (fundamental para la economía santanderina), negándose aquellos tanto a una solución pactada como a la liberación de los esclavos.
 
También las bases populares vieron frustradas sus esperanzas de mejora; la escasez de fondos llevó al gobierno a mantener los odiados impuestos por ''consumos'', mientras que la triple guerra a la que tuvo que enfrentarse –colonial, cantonalista y carlista- le obligó a seguir recurriendo al servicio militar por ''quintas'', leva obligatoria para las familias más humildes. Privados de apoyos y carentes de recursos para afrontar sus reformas, las minorías demócratas que sustentaban la frágil [[I República Española|república]] instaurada en [[1873]] no pudieron detener un nuevo pronunciamiento que en diciembre del año siguiente instauraba en el trono a [[Alfonso XII]], hijo de la depuesta reina.
 
==== Hacia la especialización ganadera ====
Fuente de ingresos fundamental para la gran mayoría de la población en los albores del siglo XIX, la '''agricultura''' adolecía de serias carencias que la condenaban a ser un sector volcado en la [[subsistencia]]. Las aldeas que conformaban el paisaje cántabro trabajaban un [[policultivo]] –maíz, alubias, patatas, viñas- dirigido a su propio sustento, de modo que la escasa [[productividad]] de las pequeñas parcelas que las familias debían trabajar les condenaba a sufrir pésimas condiciones de vida. La falta de capital, a su vez, derivaba en una carencia de inversiones que impedía modernizar las explotaciones agrícolas, siendo el agro cántabro incapaz de romper el círculo del [[subdesarrollo]].
 
El atraso en las labores agrícolas, además de por sus carencias tecnológicas, que condenaban a los trabajadores a cultivar la tierra con instrumentos medievales, también se veía inducido por la estructura de la propiedad. Un reparto consecuente con una sociedad profundamente desigual. Mientras más de la mitad de las tierras cultivables se hallaba en manos de un 10% o 15% de la población, las grandes familias señoriales y determinados ''notables'' locales, la mayoría de los habitantes debían conformarse con parcelas mínimas que apenas alcanzaban para su propio sustento.
 
Ese [[minifundismo]] tendía a camuflar la desigual distribución de la riqueza, al tiempo que las reducidas dimensiones de las parcelas significaban un serio obstáculo para mejorar la productividad agraria. Las carencias en las comunicaciones, pésimas dentro de la provincia y prácticamente inexistentes con el exterior, condenando al territorio a la desarticulación y el aislamiento, eran otra piedra más en el camino del [[desarrollo]].
 
Estas características son extensibles a las que sufría otro de los subsectores tradicionales del primario regional: la '''pesca'''. Las pequeñas barcas, de propiedad individual o colectiva, tripuladas por marineros que se repartían el producto ''a la parte'', adolecían de una falta de capital y un atraso tecnológico que condenaba a sus familias a unas más que precarias condiciones de vida.
 
La nueva [[economía de mercado]] que se impone a lo largo del [[XIX]], sin embargo, alcanzará también a la tierra, provocando un ingente traspaso de los títulos de propiedad mediante numerosos contratos de compraventa. Pero ello no significará una alteración de su estructura. Una nueva élite de propietarios se consolidará con el régimen liberal, principalmente burgueses santanderinos y notables locales que adquieren tierras [[Desamortización|desamortizadas]] –propiedades eclesiásticas o municipales puestas en venta por el Estado-, o de agricultores arruinados que no pueden hacer frente a las crecientes deudas que atenazan sus precarias economías domésticas.
 
El paisaje minifundista no se ve alterado; al contrario, se consolida, pero la extensión de la propiedad, acentuada por la práctica de los ''cerramientos'' –la apropiación por particulares de terrenos comunales de los pueblos-, restringe la tradicional práctica del [[colonato]]. Una de las consecuencias inevitables fue la '''emigración''', puesto que la combinación de desigualdad social en el reparto de la tierra y de la debilidad de los otros sectores económicos, imposibilitaba el sostenimiento de una población en crecimiento.
 
Estrategia de supervivencia o complemento de la economía familiar, la [[emigración]] había sido tradicionalmente realizada por miembros de familias más o menos acomodadas que acudían a los mercados castellanos, andaluces o americanos para integrarse en el comercio [[minorista]], las labores artesanales o marineras y el servicio, generando así un circuito transoceánico nutrido por redes familiares (los ''jándalos'' e ''indianos''). A partir de [[1880]] esta emigración se vuelca masivamente hacia [[América]] (Cuba, México, Estados Unidos) alimentada ahora por campesinos pobres (hasta un cuarto de millón llegaron a salir de la provincia antes de la [[Guerra Civil]]), incapaces de hallar su futuro en una economía escasamente desarrollada y huyendo, igualmente, de un [[servicio militar]] que recaía en los jóvenes más pobres del país.
 
La especialización ganadera y la proletarización industrial a partir de [[1900]] no harán sino reforzar esos flujos. Por otro lado, las remesas de dinero que enviaron o trajeron a su vuelta (el 8,86% del [[PIB]] regional en [[1913]]) resultaron fundamentales para salvar muchas economías familiares y permitir a otras el acceso a la propiedad de la tierra; pero igualmente para fomentar innumerables obras sociales, como las casas de salud o las escuelas que proliferaron por toda la región.
 
Las propuestas reformistas chocaron siempre con obstáculos insalvables: la negativa de las clases poderosas a cualquier cambio de estatus, la carencia monetaria y cultural de los agricultores que les impedía afrontar las transformaciones necesarias, un período de convulsiones políticas y sociales que dificultaban cualquier iniciativa global o la perpetua insolvencia financiera del [[Estado]], que le imposibilitaba abordar reformas en profundidad. Ante la inviabilidad de alterar la estructura de propiedad, se impuso la idea de que el único camino habría de ser la especialización productiva y, atendiendo a las características geográficas y climáticas de la región y a la disponibilidad de mano de obra, aquella apuntaba en la línea de la '''especialización ganadera'''.
[[Archivo:Tudancu.JPG|thumb|216px|Toro y vacas tudancos a los pies del [[Pico Mozagro]], [[Mazcuerras]].]]
 
Sin embargo esta posibilidad se enfrentaba, de nuevo, a un obstáculo aparentemente insalvable: la propia miseria de la población agrícola. Sólo la burguesía santanderina, tras un siglo de expansión [[mercantil]], poseía los recursos para ello. No obstante estos eran destinados a las propias actividades comerciales y a otros subsectores que les aseguraran beneficios: la inversión [[ferrocarril|ferroviaria]] o las sociedades financieras y bancarias. La coyuntura que posibilitará una reorientación estratégica en esas inversiones se dará en el último tercio del siglo [[XIX]], de la mano de una [[crisis económica]]. Ésta se presentó con doble faz: como crisis [[agropecuaria]], causada por la llegada de productos alimenticios provenientes de los ''nuevos países'' –EEUU, Argentina, Australia- con los que la producción nacional no podía competir; y como crisis colonial, ya que el mercado cubano estaba siendo absorbido por el gigante norteamericano. La ratificación de esa pérdida vendrá con la guerra de [[1898]] y el fin de los restos imperiales.
 
La burguesía regional reaccionó ante el ocaso de la base de su prosperidad mediante la reorientación inversora, ahora hacia los recursos naturales de la provincia: los yacimientos mineros y la cabaña ganadera. Así, el final de siglo traerá consigo el inicio de la producción vacuna que de manera tan profunda ha marcado la personalidad de Cantabria a lo largo de la última centuria.
 
Si bien es cierto que la inclinación hacia las labores pecuarias ha sido una constante en Cantabria –facilitada por las condiciones naturales y humanas- antes del [[XIX]], aquella no alcanzó verdaderos caracteres de especialización, lastrada por similares obstáculos que la agricultura: reducido tamaño de las explotaciones, carencias técnicas, falta de inversiones debida a la pobreza de los productores... La [[ganadería]] siempre fue un subsector secundario, complementario de las labores agrícolas –animales de tiro, abono, pieles, aportes calóricos, ingresos monetarios-.
 
Con la apertura del ''Camino de Reinosa'' a mediados del siglo [[XVIII]], que conectaba Santander con la meseta castellana, se articulará una vía de crecimiento económico –''el corredor del Besaya''- que, entre otros sectores, potenciará el pecuario. El transporte de mercancías –lanas, granos, harinas- hará necesario un número creciente de animales de tiro, especialización que primero afectará a las comarcas adyacentes al camino.
 
Otro foco de especialización lo hallaremos en tierras pasiegas donde, a la par que se imponía el cierre de los campos –en contraposición a los ''campos abiertos'' habituales en el resto de la región, que posibilitaban el pasto del ganado tras la recolección de las cosechas, pero a costa de provocar daños en el [[terrazgo]]- los ganaderos se especializaban en la cría de [[vacuno]], buscando la comercialización de carne y lácteos. Respecto a éstos últimos, la especie pasiega no sobresalía por su cantidad, pero sí por la calidad de su leche. Se trataba de una incipiente [[economía de mercado]].
 
Sin embargo, el auténtico motor del sector pecuario en Cantabria habrá de ser la demanda urbana. Cruzado el ecuador del siglo [[XIX]], el crecimiento de las ciudades era notorio a nivel nacional; en nuestra región, el de [[Santander (España)|Santander]] era más que evidente, tras más de un siglo de boyante economía mercantil. Ello había generado una importante demanda de productos alimentarios –tampoco debemos olvidar la proximidad de otro importante foco urbano: [[Bilbao]]-. Este mercado pronto hará sentir su fuerza de gravedad sobre las zonas rurales más próximas, impulsando la especialización vacuna, primero cárnica y luego lechera, acelerada por la crisis agraria finisecular y el cambio de estrategia inversora de la burguesía santanderina. A ello colaboró también la importación de especies vacunas foráneas –a destacar la [[vaca frisona|frisona]] holandesa-, mejor orientadas hacia la producción de leche que las autóctonas – [[vaca tudanca|tudanca]]-. Prueba del temprano éxito de esa reorientación es la aparición y pujanza, con el cambio de siglo, de numerosas ferias ganaderas a lo ancho de todo el territorio regional, como las de [[Torrelavega]], [[Solares]] u [[Orejo]].
 
==== Cenit y declive mercantil. El despertar industrial ====
Desde la segunda mitad del siglo [[XVIII]], Santander se había convertido en una especie de gran ''colector mercantil'', exportador de granos y [[harina]]s castellanas e importador de artículos coloniales; en todo caso productos no autóctonos, puesto que Cantabria apenas generaba excedentes exportables. El '''comercio''' santanderino no se constituyó, por tanto, en un factor de integración regional. Sí consolidó una experimentada, pujante y cohesionada burguesía de los negocios formada por comerciantes, navieros, comisionistas y banqueros, élite económica que a su vez se instituirá en élite política y social de la nueva provincia.
 
La economía portuaria configuró, no obstante, un sistema mercantil débil e inseguro, sustentado en tres elementos claves: el control del mercado harinero castellano, el del mercado colonial y una política estatal proteccionista. El sistema pareció quebrar cuando el [[Estado]] borbónico no pudo asegurarlos durante el período crítico sufrido entre [[1793]] y [[1833]]. Sin embargo, pasado éste, el circuito pudo reactivarse, gracias a leyes [[preteccionismo|proteccionistas]] respecto a la importación de granos y harinas, el fomento de la exportación, el aumento de la producción cerealística nacional y el estallido de la guerra carlista que, inutilizado el puerto de Bilbao, hizo converger las mercancías en Santander. Fue, en definitiva, un relanzamiento de la actividad comercial desde las mismas bases estructurales.
[[Archivo:Santander.Isla.Magdalena.jpg|thumbnail|220px|'''[[Península de la Magdalena]]''' con su [[Palacio de la Magdalena|palacio]]. Un símbolo de la próspera burguesía de Santander.]]
 
Su pleno desarrolló se alcanzará mediada la [[centuria]], momento en el que comenzará a mostrar sus debilidades. Por un lado se atenúa el control del mercado [[Antillas|antillano]], ante la competencia norteamericana y el despertar de la conciencia independentista [[cuba]]na. Por otro el núcleo productor castellano pierde importancia, debido a la reestructuración de los flujos comerciales en el interior de la [[Península]] gracias a la expansión ferroviaria. El desarrollo de un nuevo centro productor de cereales en [[La Mancha]] abastecedor de [[Cataluña]] y la pérdida de la capacidad productiva castellana, aquejada de falta de transformaciones estructurales, provocaron el descenso de la demanda harinera a través de Santander.
 
La consecuencia del declive será la obligatoria readaptación de las bases económicas de la prosperidad burguesa. De hecho, el puerto reorientará tanto el horizonte de sus exportaciones, del mercado antillano al europeo, como el producto de las mismas (el incremento de las salidas de minerales alcanzará el 80% del total de las exportaciones en [[1910]], aunque su valor real fuera menor).
 
Así el capital santanderino se reinvirtió en la explotación de la cabaña ganadera vacuna y en la extracción de los recursos mineros de la región. Entre estos destacarán el [[zinc]], localizado en [[Picos de Europa]] y [[Reocín]] y, especialmente, el [[hierro]] de [[Peña Cabarga]], [[Camargo]] y la zona de [[Castro-Urdiales]] (llegando a ser la segunda provincia productora tras Vizcaya). Pese a que en un principio las empresas extractoras se nutrían primordialmente de capital extranjero (francés, belga, inglés), junto al repatriado de las Antillas, y a que la mayor parte del producto se destinó a la exportación fuera de la provincia, no dejó de impulsar beneficios a la economía regional: la expansión ferroviaria, puestos de trabajo, el desarrollo de Torrelavega como núcleo industrial o la cristalización de una red bancaria. Como perjuicios podríamos señalar los reducidos salarios, las pésimas condiciones laborales (incluido el trabajo infantil), el expolio de recursos no renovables o la degradación de amplios espacios naturales. A largo plazo impulsará la moderna '''industrialización''' de la región (''efecto arrastre'').
 
El impacto ecológico de tal desarrollo pronto se hizo de notar, impulsando una transformación del paisaje cántabro de irreversibles consecuencias. La importante [[deforestación]] que a lo largo de la Edad Moderna había sufrido la Cantabria oriental (ferrerías, astilleros, fábricas de cañones, expansión de las praderías), se verá potenciada por el impacto de las explotaciones mineras y los centros industriales (relleno de marismas, contaminación fluvial), la especialización lechera (extensión de pastos a costa de bosques) y la irrupción del [[pino]] y el [[eucalipto]] en detrimento de especies arbóreas autóctonas, por su adecuación para la extracción de pasta de papel. De hecho la mayor parte del espacio arbóreo cántabro es producto de una política sistemática de repoblaciones impulsada sobre todo a partir de la Guerra Civil.
 
El crecimiento económico posibilitó completar una '''red viaria''' provincial que en gran medida ha llegado hasta nuestros días, y que ha influido considerablemente en la caracterización económica y demográfica de la región. Esta red se inició con la apertura del camino de [[Reinosa]] a [[Alar del Rey]] en [[1753]], arteria fundamental para el desarrollo de Santander y que comunicaba Cantabria con la meseta castellana. Ya en el [[XIX]] se ampliará conformando un plano que enlazaba la capital con los centros productivos de [[Castilla]] y el valle del [[Ebro]] (La Rioja), más un camino paralelo al litoral que unía a Santander con los principales núcleos y puertos costeros que integraban el importante comercio de [[cabotaje]].
 
Era una red que se concentraba en la zona central y que carecía de conexiones entre las diferentes arterias, provocando la marginación de amplios espacios del interior. No se trataba, por tanto, de articular las necesidades comunicativas de la región, sino de reforzar el papel de Santander como gran puerto del [[Cantábrico]].
 
La '''red ferroviaria''' construida en la segunda mitad del [[XIX]] no hará sino ahondar en esas características. Así se estableció una vía entre Santander y Alar del Rey, abierta en [[1866]], que venía a completar el camino de las harinas. Otra horizontal, denominada ''Ferrocarril del Cantábrico'', que unía Santander con [[Oviedo]] y [[Bilbao]], ya a finales de siglo. Y el ''Ferrocarril Económico'' entre [[Astillero]] y [[Ontaneda]], proyectado para fomentar el desarrollo minero de la zona e inaugurado en [[1902]]. Se consolidó de ese modo una red en forma de “T” (trazado longitudinal norte-sur y horizontal paralelo a la costa), en principio sirviendo a los intereses de la exportación de minerales y que iba a marcar el posterior desarrollo de Cantabria, consolidando una nueva polarización regional.
 
Por un lado una ''zona central'' (Reinosa-Torrelavega-Santander) de notable desarrollo industrial completada con un ''eje costero'', polos ambos de concentración poblacional y productiva; y por otro numerosos ''valles del interior'' marginados económicamente y condenados a despoblarse por la emigración. Tal situación se reforzará con el crecimiento industrial –y posterior [[desindustrialización]]- del siglo [[XX]].
 
==== Sociedad en evolución ====
Las transformaciones económicas, institucionales y políticas que Cantabria experimentó desde la segunda mitad del siglo [[XVIII]], tuvieron evidentes consecuencias tanto en su estructura y dinámica sociales como en su vida cultural. El sostenido crecimiento de la población llevó a ésta a duplicarse entre [[1752]] y [[1910]], pasando de 138.200 habitantes a 302.956. Consecuentemente la densidad subió de 26 a 52 habitantes por kilómetro cuadrado, aunque no de forma homogénea. Creció la presión demográfica en determinadas zonas (Santander y su entorno, el canal del Besaya, los centros comarcales, algunos núcleos costeros) despoblándose el resto. Un desequilibrio que no hará sino incrementarse hasta la actualidad.
 
El ritmo del [[crecimiento demográfico]] tampoco fue homogéneo, sufriendo evidentes alteraciones: si a lo largo del XVIII el aumento es moderado, en el [[XIX]] se acelera, especialmente en los períodos [[1830]]-[[1860]] y a partir de [[1880]], prolongándose en la siguiente centuria. La deceleración experimentada en las décadas de los sesenta y setenta se explica por las limitaciones que impuso el lento desarrollo de la región: la excesiva presión del trabajo sobre la tierra, sin inversiones que mejoraran la [[productividad]] ni una división del trabajo más racional, se combinó con un creciente impulso de las corrientes migratorias, incidiendo en las tasas de crecimiento demográfico.
 
Los cambios entre la población no fueron sólo cuantitativos. También las [[estructura social|estructuras sociales]] sufrieron importantes alteraciones. A lo largo del [[XIX]] fue desarrollándose una incipiente población urbana alrededor de Santander y su entorno, que contrastaba con la sociedad agraria y rural predominante en el resto de la región. Esta doble faz se mantendrá durante toda la centuria, aunque la extensión de la [[economía de mercado]] al campo y la expansión de una pujante [[cultura urbana]] provocarán la progresiva desintegración de la tradicional [[sociedad rural]].
 
En Santander, la cristalización de esa nueva sociedad vendrá de la mano de la expansión comercial y el crecimiento económico, reforzando y acelerando tanto las anteriores tendencias de aumento demográfico como la [[diversificación social]] y profesional de la población. La cúpula de esa pirámide en desarrollo la formaba una casta de altos comerciantes integrada por los [[capitalista]]s: grandes almaceneros, inversores, financieros, ferroviarios, propietarios... Bajo ellos crecían unas [[clase media|clases medias]] compuestas por artesanos y trabajadores especializados, caracterizados por un nivel de rentas medio-bajo y una evidente inestabilidad social; junto a ellos el funcionariado civil y militar. Destaca asimismo la todavía escasa presencia de ''profesionales libres'', la imparable pérdida de peso de los sectores tradicionales (agricultores, marineros y pescadores) y los primeros indicios de [[proletariado|proletarización]].
 
Respecto al mundo rural y pese a las dificultades documentales existentes a la hora de establecer una clasificación social del agro cántabro, si podemos negar una visión demasiado homogénea o estática de aquella sociedad. Así podríamos distinguir un ''alto campesinado'' integrado por propietarios acomodados que explotaban sus cabezas de ganado en régimen de [[aparcería]]. Un ''medio campesinado'' con tierras suficientes para subsistir en combinación con otras arrendadas a los grandes propietarios. Y un ''bajo campesinado'' compuesto por minifundistas, colonos, aparceros, renteros y jornaleros con dificultades para subsistir, lo que les obligaría a optar por la [[emigración]] estacional o permanente. Aunque en gran medida era una sociedad cerrada, volcada en el [[autoabastecimiento]] y en la que los intercambios comerciales se hallaban poco desarrollados, no dejaba de existir una proporción de la población dedicada a funciones no vinculadas directamente a la tierra. Entre ellos una variada gama de artesanos (canteros, curtidores, carpinteros...) en su mayoría agricultores a tiempo parcial; el funcionariado local; algunos ''profesionales liberales'' (médicos, cirujanos, abogados o escribanos); y comerciantes, caso de taberneros, vendedores ambulantes y transportistas.
 
=== Siglo XX ===
{{AP|Restauración borbónica en Cantabria}}
[[Archivo:Puente viejo.PNG|thumb|300px|El [[Puente de Treto]] une la localidad de [[Adal]] y [[Treto]] ([[Bárcena de Cicero]]) con '''Colindres'''. La polémica que rodeo su construcción provocó la pérdida de la hegemonía política del distrito de Laredo-Castro por parte del Partido Liberal.]]
 
Los cambios iniciados en la anterior centuria se aceleran y profundizan, evolucionando la Provincia hacia lo que será la [[Comunidad Autónoma]] creada en [[1983]].
 
El último cuarto de siglo [[XIX]] se caracterizó, en contraste con el resto de la centuria, por una mayor estabilidad política. Así, el régimen de la '''[[Restauración]]''' inaugurado en [[1874]] tuvo en Cantabria una encarnación especialmente estable: región mayoritariamente rural, la movilización política era escasa, por lo que las redes oligárquicas consolidadas a lo largo de la centuria otorgarían la estabilidad necesaria. Un [[caciquismo]] regional que halló fácil integración en el sistema canovista gracias al carácter burgués-católico de sus elites y a la fragmentada geografía del territorio, compartimentada en numerosos valles aislados.
*Demográficamente se certifica el virtual despoblamiento de los valles y montañas del interior alejadas de los principales núcleos y de las vías de comunicación, concentrándose la población en la costa en y las áreas urbanas.
 
Los partidos monárquicos –[[Partido Conservador|Conservador]] y [[Partido Liberal|Liberal]]- estaban integrados por personalidades y notables locales, sin infraestructuras constantes y que únicamente se movilizaban en períodos electorales. Sólo Santander tenderá a romper ese esquema, debido al amplio apoyo que las opciones republicanas encontraban en una población urbana con mayor concienciación política (opciones no obstante debilitadas por su propia división interna).
 
Electoralmente, la provincia se dividió en una [[Circunscripción]], compuesta por la capital más un amplio entorno rural, y dos [[Distrito electoral|Distritos]], el de [[Cabuérniga]] (occidental) y el de [[Laredo]] (oriental). Elegían en total cinco escaños, de los cuales tres correspondían a la circunscripción y uno a cada distrito. Estos dos se convirtieron en sólidos feudos electorales de los liberales hasta fin de siglo, el occidental controlado, sucesivamente, por [[Federico de la Biesca]] y [[José Garnica]], y el oriental por [[Manuel Eguilior Llaguno]] y su sucesor, [[Francisco Sainz Trápaga]]. Éste último, no obstante, presentó una mayor vitalidad, consecuente con la relativa actividad industrial localizada en [[Castro-Urdiales]] (minería) y Laredo (conservera). De hecho, el distrito acabó pasando a manos conservadoras ([[1903]]) a causa del malestar social generado por el prolongado y problemático proceso de construcción del [[Puente de Treto]] (nudo vital para las comunicaciones orientales y para el tránsito mercantil y de pasajeros desplegado a lo largo de la carretera Santander-Bilbao).
 
La circunscripción, por su parte, resultó ser la más compleja, al configurarse en Santander un comportamiento electoral más democrático, caracterizado por la movilización política de los votantes, una participación libre y consciente en los comicios y un abanico real de opciones ideológicas. Para contrarrestar la fuerza del republicanismo en Santander se la englobó con un amplio número de municipios rurales de la Cantabria central, ahogando las opciones ''no dinásticas'' y asegurando la hegemonía electoral de los conservadores.
 
Desarrollada pues en Cantabria sin obstáculos significativos durante su prolongada existencia, el éxito de la Restauración quedaría patente en la práctica ausencia de violencia política, prueba del modélico funcionamiento del [[pacto dinástico]] (que no de la alternancia). Dinámica engrasada con la escasa ideologización de los partidos, la adscripción personalista dentro de los mismos y la pasividad del electorado. Aun así, donde el favoritismo y el chantaje no alcanzaban se recurría a la coacción a través de alcaldes, guardia civil, empresarios, arrendadores… derivando en un fraude electoral generalizado (el recurso al [[encasillado]] fue habitual). La supeditación económica, social y cultural de la población tenía su corolario en la falta de libertad política.
 
En medio de este paisaje los partidos antisistema apenas lograron más que una presencia testimonial. Por la derecha destacaban [[Carlismo|carlistas]] e [[Integrismo|integristas]], menguada su fuerza por las reconstituidas relaciones entre la Iglesia y el Estado liberal. Por la izquierda los partidos republicanos crecieron gracias a su relevante presencia en Santander y, en menor medida, otros núcleos relativamente desarrollados (lograron un diputado en [[1881]], Martínez Pacheco); pero a partir de la segunda década del siglo XX entraron en declive, lastrados por su falta de unidad ideológica y organizativa, y por el hecho de incidir en las mismas carencias y defectos de los partidos dinásticos: organizaciones de ''notables'' sin bases ni existencia real más allá de los períodos electorales, uso de los mismos métodos caciquiles y redes clientelares –erosionando su capacidad crítica con el sistema- y alejamiento de las demandas y necesidad de los estratos sociales más bajos.
 
Demandas que si serán recogidas por el [[socialismo]] –la [[UGT]] se fundó en la región en [[1888]]-, que sustituirá a los republicanos como principal movimiento a la izquierda del sistema a partir de los años [[1920]], cuando madure el tejido industrial y con el la nueva clase obrera regional.
 
Aunque el sistema continuó funcionando sin grandes alteraciones, la llegada del siglo XX aportó determinadas modificaciones, sobre todo en lo referente a los partidos políticos, que atravesarán un creciente proceso de inestabilidad y división, en consonancia con los problemas que les aquejarán a nivel nacional a partir de la desaparición de sus grandes líderes fundadores.
 
* Así, los conservadores se escindieron en dos grandes grupos: uno, el representante del viejo caciquismo, encabezado por [[José Mª de la Viesca]]; el otro, en alza, de corte regeneracionista (silvelista), dirigido por [[Ramón Fernández Hontoria]].
 
* De mayor calado fue la crisis de los liberales, enfrentados por la sucesión de [[Práxedes Mateo Sagasta y Escolar|Sagasta]] y el asesinato de [[José Canalejas Méndez|Canalejas]], se vieron divididos en Cantabria en diversos grupos personalistas.
 
* Los republicanos, por su parte, intentaron una reorganización con la fundación de la [[Unión Republicana]] (1903), integrada en la Provincia de Santander por federalistas y progresistas, pero no lograron ir más allá del consabido partido de notables sin programa definido.
 
A partir de la [[I Guerra Mundial]] (1914-1918), sin embargo, el sistema entrará en una fase de degradación que, aunque no alcanzará la gravedad crítica de otras zonas del país, si alterará alguno de los factores sobre los que había pivotado la dinámica restauracionista en la Provincia. La causa de tal distorsión respondía a la crisis de representatividad del régimen, evidenciada en el creciente divorcio entre la sociedad civil y los partidos políticos. Si la falta de atención a las demandas más básicas de los estratos inferiores fomentará el crecimiento de la izquierda obrerista (socialista y, en menor medida, [[Anarquismo|anarquista]]), por arriba aumentará la desconfianza de la burguesía regional respecto a la clase política como intermediaria y defensora de sus intereses.
 
Desconfianza azuzada por la escasa influencia de los políticos cántabros en el panorama nacional –consecuente, por otro lado, con la menor entidad de la burguesía santanderina respecto a la de otras regiones-, concretada en la desatención a las principales demandas de ésta: modernización del puerto, [[ferrocarril Santander-Mediterráneo]], beneficios fiscales que contrarrestaran el régimen especial vasco, depresión económica de posguerra y temor a la creciente conflictividad social. La consecuencia será el reforzamiento de la representación política corporativa de los grupos económicos provinciales, plasmada finalmente en el apoyo al golpe de Estado del general [[Miguel Primo de Rivera|Primo de Rivera]] en 1923.
 
En Cantabria la ''' [[Dictadura de Primo de Rivera|Dictadura]]''' (1923-1929) legó algunas novedades políticas. Más allá de la retórica [[Regeneracionismo|regeneracionista]], el nuevo régimen propició el trenzado de una nueva red de caciques superpuesta a la anterior, impulsada por la necesidad de dotar a la Dictadura de una base afín a través de un nuevo [[clientelismo]]. Ello propiciará cierta renovación en las elites regionales, con una mayor presencia de miembros de la burguesía santanderina y el reclutamiento entre las filas de partidos no dinásticos ( [[Antonio Maura|mauristas]] y católicos).
 
En paralelo se experimentará un progresivo incremento de la organización obrera y de la rural, con el crecimiento del sindicalismo y la movilización de la población agraria a través del propagandismo católico –la religión se articuló en una auténtica ideología política-, lo que derivará a partir de [[1931]] en la modernización de la política regional: cristalización de una [[política de masas]], una mayor independencia en los comportamientos del electorado y el perfilado de una incipiente [[cultura democrática]], brutalmente abortada con el golpe militar de [[1936]] y la subsiguiente [[Guerra Civil Española en Cantabria|Guerra Civil]].
 
Se dibujan de esta manera las áreas políticas que estructurarán la dinámica política de la República, con una evidente territorializacion de la derecha y la izquierda:
 
* La ''izquierda'' predominará en las zonas industrializadas y urbanizadas, básicamente el entorno de la bahía de Santander, Torrelavega, el corredor del Besaya hasta Reinosa y algunos puntos de la costa oriental.
 
* La ''derecha'' continuará siendo hegemónica en las áreas rurales, agropecuarias y con un abrumador predominio de la religión y el localismo. Características que dificultaban el cuarteamiento del entramado caciquil.
 
==== La II República ====
{{AP|Segunda República Española en Cantabria}}
{{VT|Años 1930 en Cantabria (Segunda República y Guerra Civil)}}
 
[[Archivo:Escudo de la Segunda Republica en Santander.PNG|thumb|300px|El [[Escudo de la Segunda República Española|escudo de la II República Española]] estaba situado en la '''Plaza del Ayuntamiento''', justo al lado de la estatua ecuestre de Franco. Fue retirado el mismo [[18 de diciembre]] de [[2008]].]]
 
Primera experiencia democrática en España, la [[Segunda República Española|Segunda República]] nació en un contexto muy adverso –el de la [[Gran Depresión]] y el ascenso de los fascismos-, impidiendo su consolidación la confrontación entre dos bloques socio-políticos dispuestos a desbordarla, desde la derecha y la izquierda.
 
Por la ''izquierda'' el proletariado industrial y agrario vio frustradas sus demandas más básicas y acuciantes –condiciones laborales dignas, acceso a la propiedad rural, una elemental seguridad social-, deslizándose hacia posiciones revolucionarias. No obstante siempre presentó serias dificultades para organizar un frente común a causa de las diferencias –ideológicas, estratégicas, tácticas- que enfrentaban a anarquistas, social-revolucionarios, social-demócratas, comunistas.
 
Por la ''derecha'' las clases medias rurales y urbanas, profundamente religiosas, horrorizadas ante las transformaciones sociales y el fantasma de la revolución, se aliaron con la alta burguesía preocupada por las demandas de las clases trabajadoras, el cuestionamiento de su hegemonía política y, en definitiva, la alteración del ''status quo''. Reacción, militarismo y fascismo cristalizaron en una solución autoritaria.
 
En definitiva, durante el crítico período de los años 30 se evidenciaron las fuertes contradicciones y tensiones que el proceso de desarrollo –industrialización, urbanización, proletarización- provocaba en un país aún mayoritariamente rural, agrario y tradicional.
 
En Cantabria, caracterizada mayormente por una baja violencia, la [[Segunda República Española en Cantabria|República]] siguió en su desarrollo un esquema similar, aunque dotado de características propias:
 
* Tras una primera fase de desorientación la '''derecha''' experimentó un proceso de reorganización y fortalecimiento, basculando desde posiciones pragmáticas hacia la hostilidad abierta contra el régimen republicano. Articulando fuerzas políticas dispares alrededor de unos postulados básicos –orden, religión, familia y propiedad-, movilizó a un importante espectro de [[clase media|clases medias]] urbanas y amplias capas del [[campesinado]], sobre las que la Iglesia mantenía una considerable influencia. Se logra así la consolidación de una nueva derecha –[[Agrupación Regional Independiente]], [[Centro Tradicionalista]], [[Unión de Derechas Agrarias]]-, apoyada por sindicatos agrícolas e instituciones religiosas –[[Acción Católica]]- y constituida en la principal fuerza política de la región. Descollarán con ella nuevos líderes como [[Pedro Sainz Rodríguez]] (independiente) o [[José Luis Zamanillo]] (tradicionalista). La [[Falange Española|Falange]], de reducida presencia en la provincia –entre jóvenes de clase media y obrera-, colaboró sobremanera en azuzar la espiral de violencia mediante sus constantes enfrentamientos con las juventudes socialistas, federales o libertarias ([[Manuel Hedilla]] alcanzará gran relevancia durante la guerra como virtual sucesor de José Antonio).
 
* El [[Partido Socialista Obrero Español|Partido Socialista]], fuerza hegemónica de la '''izquierda''' –su principal figura fue [[Bruno Alonso]]-, pugnó entre la necesidad de alianza con los partidos republicanos y la preocupación por diferenciarse programáticamente de estos. Fundado en la región en 1887, en 1931 era la fuerza política mejor organizada, contribuyendo decisivamente al triunfo de las candidaturas antimonárquicas en las elecciones de abril. Si la colaboración con el republicanismo liberal se mantuvo hasta las elecciones a [[Cortes]] constituyentes, a partir de ahí aquella se cuestionó, mostrando su preocupación por la erosión que entre el electorado obrero pudiera provocar la alianza con formaciones burguesas. No obstante la apuesta por colaborar con los republicanos con objeto de estabilizar la República no debió de ser minoritaria, habida cuenta de la facilidad con que se acordó la organización del [[Frente Popular]] de cara a las elecciones de 1936. Por su parte, anarquistas y comunistas fueron siempre fuerzas de escasa presencia en la región.
 
* La incapacidad mostrada por los '''republicanos''' para superar sus diferencias ideológicas y lograr una base centrista y moderada que estabilizara la República. Si los partidos [[Partido Federal|Federal]] y [[Partido Radical|Radical]] representaban la tradición republicana, aparecen en estos años nuevas fuerzas políticas: el [[Partido Radical-Socialista]], la [[Derecha Liberal Republicana]] y la [[Acción Republicana]] de Manuel Azaña –posteriormente [[Izquierda Republicana]]-, dirigida en Cantabria por el antiguo diputado federal [[Ramón Ruiz Rebollo]]. Estas agrupaciones se vieron constantemente devoradas por sucesivas escisiones ([[Partido Republicano Conservador]] de Miguel Maura, [[Partido Radical Socialista Independiente]] de M. Domingo, dos fracciones del Partido Federal). Representando a un 20% del electorado, también se vieron afectadas por la creciente polarización, dividiéndose en formaciones de centro-izquierda y centro-derecha sin reconciliación posible.
 
* En Cantabria esta efervescencia política y sus consecuentes confrontaciones fueron vividas con intensidad por el cuerpo electoral, aunque la violencia se mantuvo a un nivel muy bajo a lo largo del lustro en relación con otras regiones, a excepción de algunos sucesos de poco calado en octubre de [[1934]].
 
* La polarización del espectro político hacia sus extremos y la práctica volatilización del centro, especialmente tras las elecciones de [[1936]], azuzaron la espiral de confrontación a lo largo de la primavera de ese año, desembocando ocasionalmente en episodios sangrientos. Las calles derivaron en un escenario de enfrentamientos que alcanzaron su culminación con el asesinato de [[Luciano Malumbres]], director del diario ''La Región'', a manos de un falangista.
 
De este modo, los procesos electorales durante la República alcanzaron una vitalidad nunca vista anteriormente, consecuencia de la libertad de expresión, la movilización del electorado, el abanico ideológico de las fuerzas en contienda y la organización y dinamismo de las formaciones políticas. Vitalidad e, incluso, virulencia en la confrontación electoral que no derivó, salvo excepciones, en la violencia abierta, caracterizándose las jornadas de votación por la tranquilidad y la ausencia de incidentes de consideración. Respecto a los resultados, si la circunscripción se caracterizó por su sesgo conservador, este no fue abrumador, manteniéndose un cierto equilibrio político entre izquierda y derecha.
 
Fue durante los años de la República cuando se plantearon los primeras iniciativas autonomistas, sustentadas en las posibilidades descentralizadoras que auspiciaba la [[Constitución de 1931]]. Así, en el seno de la [[Diputación Provincial]] se estudiará la posibilidad de elaborar un [[estatuto de autonomía]], llegando a nombrar una comisión preparatoria en julio de 1936. Asimismo, el ''Partido Federal'' elaboró en 1936 un [[Estatuto de Autonomía de Cantabria#Proyecto de Estatuto de 1936|Estatuto de Autonomía para un Estado Federal Cántabro-Castellano]], que no pudo aprobarse por el estallido de la [[Guerra Civil en Cantabria (1936-1937)|Guerra Civil]]. Como consecuencia de la contienda y la marginación subsiguiente de estas tendencias se utilizó menos el nombre de Cantabria, que a nivel oficial quedó relegado a las federaciones deportivas, únicas en las que Cantabria seguía figurando como región.
 
En [[1963]] el presidente de la Diputación Provincial, [[Pedro Escalante y Huidobro]], propuso recuperar el nombre de Cantabria para la [[Provincia de Santander (España)|Provincia de Santander]], de acuerdo con un erudito informe redactado por el cronista [[Tomás Maza Solano]]. A pesar de las gestiones realizadas y del voto afirmativo de los ayuntamientos, la petición no prosperó, sobre todo por la oposición de nuevo del Ayuntamiento de Santander.
 
El [[30 de diciembre]] de [[1981]] concluyó el proceso iniciado en abril de [[1979]] por el Ayuntamiento de [[Cabezón de la Sal]], bajo la presidencia de [[Ambrosio Calzada Hernández]]. Este municipio abrió el proceso previsto en el Artículo 143 de la [[Constitución Española]] que condujo a la Autonomía de Cantabria. Otros 85 ayuntamientos de la región y la Diputación Provincial se sumaron en los meses siguientes a la propuesta aprobada por el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal.
Cantabria basó su autonomía en el precepto constitucional que abría la vía del autogobierno a las "''provincias con entidad regional histórica''".
 
[[Archivo:Santander.Gobierno.de.Cantabria.jpg|thumb|Antigua sede del Gobierno de Cantabria]]
 
La Asamblea Mixta, integrada por los diputados provinciales y los parlamentarios nacionales, inició el [[10 de septiembre]] de [[1979]] los trabajos para la redacción del [[Estatuto de Autonomía de Cantabria|Estatuto de Autonomía]]. Tras la aprobación de éste por las Cortes Generales, el [[15 de diciembre]] de [[1981]], el [[Juan Carlos I|Rey de España]] firmó la correspondiente Ley Orgánica del Estatuto de Autonomía para Cantabria el 30 de diciembre de ese mismo año. De esta forma, la provincia de Santander se desvinculó de Castilla y salió del régimen preautonómico de Castilla y León en el que se encontraba junto con las provincias de [[provincia de Ávila|Ávila]], [[provincia de Burgos|Burgos]], [[provincia de León|León]], [[Provincia de Logroño|Logroño]], [[provincia de Palencia|Palencia]], [[provincia de Salamanca|Salamanca]], [[provincia de Segovia|Segovia]], [[provincia de Soria|Soria]], [[provincia de Valladolid|Valladolid]] y [[provincia de Zamora|Zamora]].
 
El [[20 de febrero]] de [[1982]] se constituyó con carácter provisional la primera Asamblea Regional provisional (hoy Parlamento). A partir de entonces el nombre de Provincia de Santander fue sustituido por el de Cantabria, recuperando así su nombre histórico. Las primeras elecciones autonómicas se celebraron en mayo de [[1983]].
*Económicamente se consolida el desarrollo industrial basado en la producción láctea, la transformación pesquera, la [[química]] y la [[metalurgia]], que alcanza su máxima expresión mediada la centuria, iniciando entonces un lento declive que desemboca en la fuerte crisis y reconversión de los años 70 y 80. Prolongado período crítico que influirá en la compleja estabilización de la Autonomía.
 
En el transcurso de la IV Legislatura ([[1995]]-[[1999]]) entraría en vigor la primera gran reforma del [[Estatuto de Autonomía para Cantabria]], consensuada por todos los grupos parlamentarios.
*Socialmente se experimenta una notable [[proletarización]], creándose un fuerte contraste entre áreas industriales y zonas agrarias que en los años 30 alimentó los enfrentamientos derivados en la [[Guerra Civil]]. La [[desindustrialización]] del último tercio de siglo alteró el perfil socio-profesional de la región, menguando considerablemente la población agraria, reduciendo la obrera e impulsando los [[Sector Terciario|sectores terciarios]]. Desde los años 60, además, se potencia una actividad turística marcada en exceso por la estacionalidad.
 
{{Wikipedia Grabada|Historia_de_Cantabria.ogg}}
*Políticamente arrancan los impulsos democratizadores en el primer tercio de siglo, consolidándose durante la [[II República]], período de intensa actividad política. La imposición de la [[dictadura franquista]] eliminó las organizaciones democráticas y obras, sustentándose el régimen sobre unas remozadas redes caciquiles. La recuperación de la [[democracia]] a partir de [[1975]] –inseparable en Cantabria de la consecución de la [[Autonomía]]- hubo de pervivir, empero, con ese viejo [[caciquismo]] envuelto ahora en el discurso de un indeterminado [[regionalismo]] y sustentado en los vínculos entre clase política y promoción inmobiliaria, forjador de nuevas [[clientelismo político|redes clientelares]]. Política marcada, además, por las tendencias conservadoras reforzadas tras el largo y traumático proceso de desindustrialización.
 
== Gobierno y administración ==